Hablar de las Trabajadoras del Hogar es hablar de cuidados, de confianza, de esencialidad pero también de precariedad laboral, especialmente cuando la trabajadora es mujer migrante.
El 30 de marzo se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, concretamente en España es el día de 518.000 personas que se dedican a este sector, el 88 % son mujeres.
España tiene una importante asignatura pendiente con estas trabajadoras, la ratificación del Convenio nº 189 sobre Trabajo Decente para las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos, aprobado en junio de 2011 por la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo. La no ratificación del convenio supone la vulneración de derechos fundamentales de las trabajadoras y trabajadores, entre ellos el derecho a una prestación económica por desempleo a la cual, a fecha de hoy no tienen acceso.
Pero el 30 de marzo de 2022 se presenta con el horizonte de esta batalla un poco más cerca de ganarla. La sentencia pionera dictada por el titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Vigo ha reconocido el derecho de una trabajadoras del hogar a cobrar el paro tras el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que determina que España discrimina por sexo/género a las trabajadoras del hogar al no permitirles cotizar por desempleo ni acceder a este subsidio.
En esta línea se enmarca la reivindicación histórica del sector: la inclusión del empleo del hogar y de los cuidados dentro de las ocupaciones del Régimen General de la Seguridad Social, actualmente se encuentra en el Régimen Especial de la Seguridad Social de Empleados de Hogar, lo que supone según los/as expertos/as, la configuración del sector del empleo del hogar en España como un ámbito laboral diferenciado de otros sectores económicos, que conforma la idea de ser un trabajo de menor formalidad y con una débil legislación.
Sin embargo, más allá de la responsabilidad del Estado, en el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar también hay que poner el foco en las responsabilidades personales. Porque la principal causa de exclusión e informalidad en las relaciones laborales es la falta de aplicación de las leyes laborales, es decir, la no contratación de las empleadas del hogar. Se estima que el 27% no están contratadas. Desde Déjame que te cuente y las entidades que formamos parte de este proyecto animamos a cuidar a quien nos cuida, a respetar los derechos de las personas trabajadoras del hogar y colaborar para que tengan un trabajo decente y una vida digna.
Trabajadora del hogar migrante
Las mujeres migrantes son las más numerosas dentro del sector de las trabajadoras del hogar. “La relación entre trabajo doméstico y migración laboral internacional femenina se encuentra bien establecida. La creciente demanda de servicio doméstico para hogares es considerada como una de las principales causas de la feminización de la migración laboral que ha venido apreciándose en las últimas décadas”, explican desde la OIT.
La situación administrativa irregular de muchas de las mujeres migrantes las lleva a aceptar un trabajo precario y en condiciones de explotación, sobre todo en el caso de las trabajadoras internas:
“El empleo de hogar se presenta como la puerta de entrada para poder trabajar y obtener un sustento económico en España. Por un lado, supone un punto de partida en España, que puede dar paso a otros sectores laborales, pero a su vez conlleva la ruptura con la trayectoria profesional que habían iniciado en sus países, una dificultad para continuar su cualificación. A pesar de que muchas de las mujeres llegan a España con estudios o profesiones ya consolidadas, la opción más viable para participar del mercado laboral español es el empleo doméstico.
En el caso de la precariedad de las trabajadoras domésticas migrantes se conjugan los factores desfavorables que entraña el marco legislativo de sector con las trabas que impone la Ley de Extranjería, en relación a la obtención de los permisos de trabajo y de residencia.
“Las personas migrantes en situación administrativa que llegan a España sin permiso de trabajo, aunque encuentren un trabajo y la persona empleadora quiera contratarla no podrían hacerlo, ya que la ley exige estar en España de forma continuada durante tres años para, a partir de ahí, empezar a solicitar un permiso para poder trabajar de forma legal. Al no tener permiso de trabajo durante todo ese periodo, no pueden ser aseguradas legalmente y, evidentemente, comienzan a trabajar de forma irregular para poder subsistir”, explican desde el sindicato USO.
Según denuncia la OIT, al igual que otros trabajadores migrantes, las trabajadoras y los trabajadores domésticos migrantes llegan a enfrentarse a situaciones añadidas de vulnerabilidad que derivan en la violación de sus derechos humanos y laborales. Sus puntos vulnerables suelen guardar relación con mecanismos de contratación precarios; la ausencia de mecanismos de asistencia y protección adaptados; el aislamiento social y cultural al que pueden enfrentarse en el país de destino debido a las diferencias lingüísticas y culturales; la falta de información precisa y de conocimiento de las condiciones de empleo con antelación; la falta de cobertura de la legislación laboral y/o de control de su aplicación en el país de destino; y las restricciones a la libertad de circulación y de asociación, entre otras situaciones.
En el caso de las mujeres migrantes empleadas del hogar y de los cuidados se enfrentan a una triple discriminación con base en su género, su condición como migrantes y su clase social:
Esta combinación produce una opresión sobre las mujeres que las dirige hacia el trabajo en el empleo del hogar como una salida ante la indudable necesidad económica, manteniéndolas en una situación de precariedad que les lleva a vivir, en una gran mayoría, experiencias de abuso y de maltrato en sus empleos.
Una lucha de más de 30 años
La lucha por los derechos de las Trabajadoras del Hogar comenzó en América Latina, concretamente en Bogotá (Colombia), en 1988 con la celebración del primer gran Congreso de Trabajadoras del Hogar. En este encuentro se trataron asuntos como la discriminación que sufren las personas que se dedican a este trabajo, la falta de leyes que les amparan, el establecimiento de un pago digno por su labor y el derecho a una protección social por parte de los estados.
En 2011 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó por medio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un tratado histórico donde se creaba un Convenio para asegurar el Trabajo Decente para los Trabajadores/as Domésticos, generando así el primer documento regulatorio de este tipo de actividad económica.
Datos globales del trabajo doméstico según la OIT
De los 75,6 millones de trabajadores domésticos en todo el mundo, el 76,2% son mujeres. Aunque prestan servicios esenciales, los trabajadores domésticos rara vez tienen acceso a derechos y protección. Alrededor del 81% tiene un empleo informal, lo que supone el doble de la proporción de empleo informal entre los demás empleados.
También se enfrentan a algunas de las condiciones de trabajo más duras. Ganan el 56% del salario medio mensual de otros empleados, y tienen más probabilidades que otros trabajadores de trabajar durante muchas o muy pocas horas.
También son vulnerables a la violencia y el acoso, y a las restricciones a la libertad de movimiento. Los trabajadores domésticos informales son especialmente vulnerables. La informalidad en el trabajo doméstico puede atribuirse en parte a las lagunas en las leyes de trabajo y de seguridad social, y en parte a las lagunas en su aplicación.
Imagen: Mujer participante del curso de limpieza de FISAT
Sobre «Déjame que te cuente»
En “Déjame que te cuente” abrazamos el concepto de amor fraterno. Creemos que es importante recuperar este concepto y usarlo en la generación de una comunicación que rompa barreras y muros, que una a las personas, poniendo en valor la diversidad y el encuentro con otras culturas, haciendo de la alegría una herramienta para sembrar más amor.
Gracias a la financiación del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, a través del Fondo Asilo, Migración e Integración, y del Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030, la campaña “Déjame que te cuente” trabaja las narrativas del amor poniendo el foco sobre los colectivos más vulnerables: mujeres, infancia y jóvenes extutelados migrantes.
“Déjame que te cuente” se puede seguir a través de la web y del perfil de instagram creados ex profeso para desarrollar la campaña y donde se compartirán diferentes materiales y recursos. También se puede seguir a través de las cuentas corporativas en redes sociales de la Coordinadora Estatal Plataformas Sociales Salesianas y de las entidades que la forman.