Siguiendo con la reflexión que iniciamos el curso pasado, queremos seguir dando pasos en el acompañamiento de jóvenes en positivo que, con creatividad y audacia, puedan incidir en la realidad desde la identidad cristiana y aportar, desde el compromiso con el Evangelio, al bien común y la transformación de la sociedad.
El liderazgo del Papa Francisco nos orienta e inspira. A la luz de su magisterio, nos comprometemos a abrir caminos de justicia que hagan de la realidad social un espacio con más oportunidades para todos, donde se reconozca la dignidad de todos los seres humanos y se respeten los derechos de todas las personas. Queremos seguir impulsando una mayor conciencia en la sociedad hacia el cuidado de la casa común y abrir espacios responsables y éticos que hagan más sostenible la convivencia entre las diversas comunidades y de éstas con el planeta. Buscamos, en fin, abrir nuevas sendas en el diálogo y la fraternidad universal, trabajando por una sociedad más inclusiva, plural e intercultural en la que el mestizaje sea una riqueza para todos porque todos aportamos al bien común.
CONTEXTO DE LA CAMPAÑA
ARGUMENTARIO
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ABRIMOS CAMINOS CON JÓVENES EN POSITIVO
CAMPAÑA DE INCIDENCIA
Argumentario
Siguiendo con la reflexión que iniciamos el curso pasado, queremos seguir dando pasos en el acompañamiento de jóvenes en positivo que, con creatividad y audacia, puedan incidir en la realidad desde la identidad cristiana y aportar, desde el compromiso con el Evangelio, al bien común y la transformación de la sociedad
Por eso, en este nuevo curso, unidos a todos los salesianos de España, queremos abrir caminos con los jóvenes para que este mundo nuestro sea mejor para todos. El liderazgo del Papa Francisco, reconocido mundialmente por muchos, nos orienta e inspira. A la luz de su magisterio, nos comprometemos a abrir caminos de justicia que hagan de la realidad social un espacio con más oportunidades para todos, donde se reconozca la dignidad de todos los seres humanos y se respeten los derechos de todas las personas. Queremos seguir impulsando una mayor conciencia en la sociedad hacia el cuidado de la casa común y abrir espacios responsables y éticos que hagan más sostenible la convivencia entre las diversas comunidades y de éstas con el planeta. Buscamos, en fin, abrir nuevas sendas en el diálogo y la fraternidad universal, trabajando por una sociedad más inclusiva, plural e intercultural en la que el mestizaje sea una riqueza para todos porque todos aportamos al bien común.
Abrimos caminos en la justicia social
Estamos convencidos del protagonismo y el liderazgo de los jóvenes en una sociedad en cambio. Queremos favorecer, junto a ellos, una transformación social en la que la centralidad de la personas y su dignidad estén por encima de ideologías y partidos. Puede que tenga razón el papa Francisco cuando afirma que “hemos globalizado la indiferencia”. Recuperar nuestra normalidad, aprendiendo de la crisis que vivimos, significaría hacer caer la venda de los ojos para ver el mundo de otra manera. Para no olvidar a los miles de seres humanos que mueren de hambre diariamente en el mundo; para no dejar de ver las guerras que parecen olvidades y los millones de personas que las sufren; para mirar de otra manera a los millones de migrantes, refugiados y desplazados que buscan huir de la miseria y de la persecución; para denunciar la trata de seres humanos y las vejaciones a las que muchas personas se ven sometidas; para no callar ante los abusos de cualquier tipo que pisotean derechos y privan de libertades… Y así podríamos seguir. Lo expresa con dolor, frecuentemente, el Papa Francisco, como en este texto de Fratelli tutti:
En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados (FT 22).
Las consecuencias de la guerra en Ucrania no se han hecho esperar. Una guerra devastadora que se alarga mucho más de lo inicialmente previsto y que está desencadenando una crisis económica mundial, además de la devastadora masacre de millones de vidas humanas y de personas desplazadas que abandonan su tierra huyendo de la destrucción y de la muerte.
Las consecuencias económicas eran previsibles. La guerra no solo afecta a los países implicados, sino al mundo entero y, de modo especial a Europa. Se diría que hemos globalizado el conflicto y, de consecuencia, todas las derivadas de la guerra nos afectan a todos. La crisis económica se siente desde hace meses en la Unión Europea con una inflación desmesurada, el índice de precios al consumo disparado y una crisis energética que afecta a la industria y a la empresa, a la espera de un invierno que toque también los hogares de los ciudadanos, que deberán afrontar el frío con limitaciones de energía y con los precios por las nubes. Como siempre, los más afectados son los más empobrecidos y los hogares más vulnerables. Las respuestas de los gobiernos no pueden ser aisladas y las respuestas consensuadas para proteger a los más desfavorecidos. Pero el fracaso de la Unión Europea, tanto en el ámbito diplomático para frenar la guerra, como en las respuestas unánimes para proteger a la población, parece palpable por muchos discursos grandilocuentes que podamos escuchar en estos meses de crisis.
Por otro lado, la crisis de los desplazados por la guerra de Ucrania se ha venido a sumar, de forma dramática, a la realidad – ya suficientemente sangrante – de refugiados, demandantes de asilo y migrantes que vive Europa desde hace décadas. Discursos populistas sobre las fronteras, los muros y el primero nosotros, hacen su agosto en el caladero de votos de una ciudadanía atemorizada y atenazada por la incertidumbre, mientras – menos mal – una cierta corriente de solidaridad y simpatía, de acogida y de apertura se aben paso a duras penas en un importante sector de la sociedad. Dejo de nuevo la voz a Francisco:
Tanto desde algunos regímenes políticos populistas como desde planteamientos económicos liberales, se sostiene que hay que evitar a toda costa la llegada de personas migrantes. Al mismo tiempo se argumenta que conviene limitar la ayuda a los países pobres, de modo que toquen fondo y decidan tomar medidas de austeridad. No se advierte que, detrás de estas afirmaciones abstractas difíciles de sostener, hay muchas vidas que se desgarran. Muchos escapan de la guerra, de persecuciones, de catástrofes naturales. Otros, con todo derecho, «buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad» (FT 37).
Junto a los jóvenes, queremos ser denuncia de las injusticias, profetas de una realidad nueva que pueda surgir de una mirada diferente sobre el mundo y del compromiso de muchos por leer la realidad poniendo en el centro a la persona.
Abrimos caminos en el cuidado de la casa común
Nuestro compromiso por la justicia va acompañado también por la conciencia creciente de la necesidad de un mayor compromiso también por el cuidado de la casa común. Francisco nos ha animado a ello. Las dos encíclicas sociales, Laudato sì y Fratelli tutti, son toda una declaración de intenciones. Un modo nuevo de situarse en el mundo global y en la vorágine de la crisis que nos azota. El cuidado de la casa común y la búsqueda de la fraternidad se convierten en dos ejes de su magisterio y nos sitúan en medio del mundo como una palabra de esperanza para una humanidad abrumada por la incertidumbre y el malestar. Más allá de la política y de los nuevos modelos geoestratégicos, la propuesta de Francisco apunta al corazón del ser humano, a pensar el mundo de otra manera, a implicar a todas las fuerzas de bien en darle la vuelta a la realidad para cuidar la creación, devolver dignidad a los empobrecidos, a avivar la confianza en la humanidad y amasar un futuro mejor para todos, a superar egoísmos y visiones estrechas de la economía, a replantear las políticas de los poderosos para prestar más atención a la persona y, sobre todo a las más vulnerables.
Para Francisco, el cuidado de la casa común está íntimamente vinculado a un desarrollo sostenible y al cuidado de los empobrecidos. Los jóvenes tienen un papel protagonista en la generación de un mundo nuevo desde estas claves:
El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos (LS 14).
Abrimos caminos en la fraternidad universal
El documento sobre la Hermandad Humana firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al Tayyeb, en Abu Dabi el 4 de febrero de 2019, es un documento de enorme trascendencia que enlaza con la misma tradición iniciada con la Nostra Aetate (decreto sobre el diálogo interreligioso del Concilio Vaticano II) más de cincuenta años atrás. En el documento, leemos:
De estos diálogos fraternos y sinceros que hemos tenido, y del encuentro lleno de esperanza en un futuro luminoso para todos los seres humanos, ha nacido la idea de este «Documento sobre la Fraternidad Humana». Un documento pensado con sinceridad y seriedad para que sea una declaración común de una voluntad buena y leal, de modo que invite a todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y la fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntas, para que sea una guía para las nuevas generaciones hacia una cultura de respeto recíproco, en la comprensión de la inmensa gracia divina que hace hermanos a todos los seres humanos (…) En el nombre de Dios y de todo esto, Al-Azhar al-Sharif —con los musulmanes de Oriente y Occidente—, junto a la Iglesia Católica —con los católicos de Oriente y Occidente—, declaran asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio” (Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi, 4 de febrero de 2019).
En todo el camino recorrido, reconocemos el esfuerzo de la Iglesia en el acercamiento a las religiones no cristianas y la búsqueda sincera del diálogo, el conocimiento recíproco y el compromiso por un mundo mejor desde las claves de la fraternidad, la paz y la justica. En nuestros proyectos pastorales no podemos ignorar este proceso para iluminar los actuales contextos y hemos de saber traducir el camino de la Iglesia en criterios y medios de acción para hacer efectivo cuanto la reflexión eclesial nos ha ofrecido en estas décadas. Los proyectos pastorales de intervención con personas migrantes o desplazados demandantes de asilo deben buscar creativamente nuevas formas de servicio a los más vulnerables para transformar la realidad, erradicar cualquier forma de discriminación y favorecer la inserción social de las personas defendiendo su dignidad y respetando su credo o sensibilidad cultural en la edificación de sociedades libres, democráticas y justas.
OBJETIVOS
- Seguir impulsando en nuestros ambientes una juventud en positivo comprometida y solidaria.
- Favorecer una presencia juvenil más incisiva y significativa, desde el punto de vista del compromiso evangélico, en las entidades sociales en las que participamos.
- Difundir entre la opinión pública un mensaje positivo sobre una realidad juvenil creativa y transformadora.
DESTINATARIOS
- La sociedad española, en general
- Los medios de comunicación y redes
- Las realidades sociales en las que trabajamos y la incidencia política en ellos
JUSTIFICACIÓN
- En comunión con Salesianos España, asumiendo el mismo mensaje pastoral en todo el territorio nacional, queremos profundizar en la dimensión social y política de jóvenes en positivo que abren caminos hacia una sociedad más justa, solidaria, equitativa y con más oportunidades.
- Quisiéramos, en continuidad con el mensaje transmitido el curso pasado, seguir profundizando en el impulso de una juventud comprometida en la transformación social y generadora de cambios, que contribuye a abrir caminos hacia una sociedad mejor.
- Identificados con la persona de Jesús y su mensaje liberador, quisiéramos fortalecer la presencia social de jóvenes en positivo que abren caminos trabajando por la fraternidad universal, la justicia social y el cuidado de la casa común como profecía de un mundo nuevo del que queremos ser protagonistas.
OPINIÓN
Testimonio sobre Voluntariado de Soy Haizea Ramos.
Soy Haizea Ramos de 27 años y vive en Barakaldo ( Bizkaia).
Igualdad | Opinión de Berta Castelló
Berta Castelló de 29 años
JUSTICIA SOCIAL
Protagonismo y el liderazgo de los jóvenes.
Queremos favorecer, junto a ellos, una transformación social en la que la centralidad de la personas y su dignidad estén por encima de ideologías y partidos. Recuperar nuestra normalidad, aprendiendo de la crisis que vivimos. Para no olvidar a los miles de seres humanos que mueren de hambre diariamente en el mundo; para no dejar de ver las guerras que parecen olvidades y los millones de personas que las sufren; para mirar de otra manera a los millones de migrantes, refugiados y desplazados que buscan huir de la miseria y de la persecución; para denunciar la trata de seres humanos y las vejaciones a las que muchas personas se ven sometidas; para no callar ante los abusos de cualquier tipo que pisotean derechos y privan de libertades…
Junto a los jóvenes, queremos ser denuncia de las injusticias, profetas de una realidad nueva que pueda surgir de una mirada diferente sobre el mundo y del compromiso de muchos por leer la realidad poniendo en el centro a la persona.
CUIDADO DE LA CASA COMÚN
Nuestro compromiso por la justicia va acompañado también por la conciencia creciente de la necesidad de un mayor compromiso también por el cuidado de la casa común.
El cuidado de la casa común está íntimamente vinculado a un desarrollo sostenible y al cuidado de los empobrecidos. Los jóvenes tienen un papel protagonista en la generación de un mundo nuevo desde estas claves.
FRATERNIDAD UNIVERSAL
Reconocemos el esfuerzo de la Iglesia en el acercamiento a las religiones no cristianas y la búsqueda sincera del diálogo, el conocimiento recíproco y el compromiso por un mundo mejor desde las claves de la fraternidad, la paz y la justica.
Deben buscar creativamente nuevas formas de servicio a los más vulnerables para transformar la realidad, erradicar cualquier forma de discriminación y favorecer la inserción social de las personas defendiendo su dignidad y respetando su credo o sensibilidad cultural en la edificación de sociedades libres, democráticas y justas.