12 razones, 12 causas… para transmitir la fe

1 septiembre 2007

“Con ser una buena persona basta”. Esa podría ser una rúbrica de nuestra cultura. “Vive y deja vivir”. Algunos creyentes, arrastrados por este sentir, están perdiendo el interés en la comunicación de la fe convencidos de que ahí no reside lo importante. Pero no es cierto. Transmitir la grandeza del Dios de Jesús es una ganancia. Y muchas razones lo avalan:

  1. Por dar a los otros lo mejor. ¿Y qué es lo mejor? Nada es comparable a Dios. La vida está llena de variables (salud/enfermedad, pobreza/riqueza, honor/deshonor, vida/muerte), sólo Dios permanece siempre.
  2. Por construir relaciones sanas. Dios “ordena” todo; es un buen “corrector” (siempre con la misericordia a cuestas) de nuestros excesos (deseo de posesión, indiferencia, violencia…).
  3. Por coherencia. Si somos bautizados, si hemos confirmado nuestra fe, si comulgamos…, será porque lo consideramos importante. Si no fuera así, transmitiríamos a los demás una gran incoherencia.
  4. Por compromiso. No se puede decir “soy de los de Jesús” y sin embargo, actuar por cuenta propia. Ser miembro de la Iglesia, compromete.
  5. Por no echar a perder lo que a su vez he recibido y tiene valor. Nadie puede sustituir mi labor, ni puede realizar la misión que me ha sido encomendada. Los talentos que se tienen, o se invierten en beneficio de los otros, o se pierden.
  6. Por tratar de construir un mundo más justo. El Evangelio es una Buena Noticia. Educar en los valores del Evangelio contribuye a crear personas justas.
  7. Por dar esperanza. La visión materialista ahoga porque pone sus ojos en realidades caducas; la visión cristiana, que trasciende las apariencias, libera.
  8. Por animar a ser “hombres fuertes”, como decía san Pablo (1 Cor 16,23), de aquellos que depositan su absoluta confianza en Dios, fortaleza nuestra (Sal 46,2). La religión cristiana es lo contrario de la “blandenguería”, porque el precio que se paga por un amor que te hace libre es muy alto: marginación, burla, desprecio… la muerte incluida.
  9. Por presentar modelos de vida que merezcan la pena. Mejor parecerse a Francisco de Asís que al líder del último grupo musical de moda. La historia de la Iglesia está plagada de “buena gente”.
  10. Por reconocer y amar nuestras raíces. Quiénes somos, de dónde venimos… tanto en su sentido original (Dios es Creador y Dador de la vida), como histórico (la fe de nuestros padres nos fue a su vez transmitida).
  11. Por crear unión y comunión con otros, más allá de lo biológico.
  12. Por amor y para comunicar la alegría que nace de una forma de amar.

Maria Dolores López Guzmán
Pastoralsj.org

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