1 septiembre 2011

Al igual que los discípulos, también nosotros, hoy, al comenzar este curso, preguntamos al Maestro: ¿Dónde vives? ¿Dónde podemos encontrarnos contigo?… Escuchémosle con atención, pues de su respuesta y de nuestro compromiso dependerá en gran medida el grado de felicidad que alcancemos durante este curso…

Vosotros sois los elegidos. No me preguntéis el motivo;
simplemente sentíos orgullosos de que me haya fijado
en vuestro grupo para entregaros la llave de mi corazón.
Entrad en mi morada, sed bienvenidos.
Las puertas de mi vida estarán siempre abiertas para vosotros…
¡Pasad, hay sitio para todos!
Ninguno, sí, me habéis oído bien, que ninguno quede excluido.
En mi casa, que es la vuestra, la única bandera que se puede
y se debe ondear cada día es la bandera del Amor.
Id siempre tras la verdad y encontraréis la vida,
pues sabed que yo soy el Camino,
la Verdad y la Vida.
Descubrid cada día, cada clase, cada reunión los secretos del Reino…
A vuestro lado he puesto personas que os ayudarán: Vuestros padres,
profesores, catequistas y, muy especialmente, vuestros compañeros más necesitados.
Y cuando el cansancio pueda con vosotros,
cuando la desesperanza o la indiferencia se cuele en vuestro grupo…,
uníos más, haced piña, entre todos (yo incluido) saldremos victoriosos.
Liberaos de tantas ataduras que no os dejan ser libres,
de tantas cerraduras que os alejan de mí… Recordad que cuanto más llena
tengáis la nevera, el ropero y los bolsillos, más vacío tendréis el corazón
Organizad vuestros estudios, vuestros fines de semana,
vuestra agenda contando conmigo.
Ya veréis cómo sacamos tiempo para todo y para todos.
Vigilad, no sea que alguno se quede rezagado
y necesite que aminoréis el paso.
Podría perderse y el grupo ya no sería el mismo sin él.
Encerrad (y después, tirad la llave) al egoísmo,
a la intolerancia, al aparentar, a la prepotencia,
al materialismo, a la violencia…
Reíd, reíd mucho y contagiad a los demás con vuestra sonrisa…
¿Os cuento un secreto? Si hay una palabra
con la que me identifico a las mil maravillas, ésa es: Alegría.
Echad codos y poned corazón en todo lo que hagáis
y encontraréis la llave maestra para entrar en mi vida
y superar todas las pruebas (escritas u orales) a las que seréis sometidos.
Ingresad cada día en la cuenta bancaria de vuestros corazones
los proyectos, los sueños y, sobre todo, las dificultades y desánimos
de vuestros compañeros… Al finalizar el curso, seréis… ¡¡¡multi…felices!!!
Sabed, finalmente, que yo estaré con vosotros durante todo este curso
y el siguiente y el siguiente y… si queréis, si me hacéis un hueco,
si contáis conmigo, todos los días hasta el fin del mundo.

J. M. de Palazuelo

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