19 de marzo, día de San José y para muchos conocido como el día del padre. Ese día en el que nos acordamos de nuestros hombres que tanto nos han enseñado y a los que tanto apreciamos. Todos los anuncios los alaban y exaltan su figura, siempre fuerte, responsable y grandiosa… , sinceramente, todo un reto eso de ser un buen padre. Permitirme que hoy ponga en duda esta imagen que inconscientemente está en nuestra mente y que otros conscientemente metieron allí.
¿De verdad que para ser un buen padre tienen que llevar todo el peso de responsabilidad dentro de una familia?, ¿de verdad que para ser un buen padre tienen que ser tan fuertes como para que no podamos compartir sus preocupaciones y agobios?, ¿de verdad que para ser un buen padre deben trabajar todo el día fuera de casa para que apreciemos sus esfuerzos por la familia? Desde luego, parece que para ser un buen padre los hombres deben ser verdaderos héroes de ciencia ficción y alimentando esta imagen no hacemos más que añadir presión a eso con lo que nadie ha nacido aprendido, que es a ser padres y madres.
Me gustaría que añadiéramos, aunque fuera simbólicamente, una fecha señalada al calendario, el Día del Hijo o de la Hija. Sé que muchos lo han pedido encarecidamente, y que de esta forma alabaríamos nuestras virtudes sí, que también las tenemos por supuesto, pero quizás de esta forma también pondríamos en el punto de mira nuestro papel en la familia y las responsabilidades que a veces se nos escapan. Porque… ¿cómo debe de ser un buen hijo o hija? Como parte de la familia que formamos, tenemos nuestros derechos por supuesto, pero también tenemos unos deberes que van más allá de sacar buenas notas y portarnos bien. Pasa por “arrimar el hombro en casa” como decía mi abuela, que traducido a nuestros días lo entiendo cómo hacer las tareas del hogar con la consciencia de que es mi trabajo también, porque también ensucio y no sólo como buena conducta para poder recibir algo a cambio, ser sensible y empático a los problemas de los padres, estar atento a las necesidades de la familia, o algo tan sencillo como llegar a casa y preguntarle a tus padres qué tal el día.
Porque realmente ser un buen padre es un trabajo muy duro y poco recompensado a veces, quitémosles esa presión sea cual sea su realidad, acerquémonos y apreciemos las grandes personas que hay detrás de esos superhéroes, con sus virtudes y defectos. Porque lo importante para ganar un partido no es el puesto en el que se juegue sino el esfuerzo de cada jugador. ¡Feliz día del padre y feliz día del hijo y la hija!
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