«DOMUND» DE LA HERMANDAD SOLIDARIA

1 octubre 1999

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Proponemos un sencillo esquema para la reflexión y celebración en los grupos de adolescentes y jóvenes con motivo de la jornada del DOMUND. Al hilo del lema de dicha jornada —«Misioneros, hermanos de todos»—, el material gira en torno al tema de una hermandad asentada sobre la solidaridad.
 
 
 
         1  «Misioneros, hermanos de todos»
 
El DOMUND es un invento de este siglo. Lleva celebrándose más de 75 años del mismo. Vamos a terminar una época que, al respecto, se cierra con dos novedades fundamentales: las misioneros laicos y las ONGs participando a su estilo en tareas de misión. Las «misiones», por un lado, ya no son sólo «cosa de curas y monjas»; por otro, tampoco «misionar» se identifica ya con «cuestiones de religión» —y, mucho menos, con la simple idea de «llevar a la fe católica»—.
El lema del DOMUND de este año —«Misioneros, hermanos de todos»— nos sitúa en este nuevo horizonte: una jornada para todos cuantos se sienten hermanados por la solidaridad con la que han de vivir entrelazados todos los seres humanos. Hermandad que, como afirma Juan Pablo II en su mensaje para la jornada, se asienta sobre Dios-Padre que “se ha acercado a cada hombre y le hace capaz de responder” a través del hombre Jesús de Nazaret.
 
Se pregunta el Papa en el mensaje aludido: “¿Qué relación tiene la fe en el Dios vivo y verdadero con la solución de los problemas que atormentan a la humanidad?”. La respuesta es clara: “La comunidad cristiana está llamada a cooperar en el desarrollo y la paz con obras de promoción humana, con instituciones de educación y de formación al servicio de los jóvenes, con la constante denuncia de las opresiones e injusticias de todo tipo”.
 
 
       2 El DOMUND entre los cristianos católicos
 
Según el Anuario Estadístico de la Iglesia Católica, es Brasil el país del mundo con mayor número de católicos bautizados, unos 138 millones; le siguen México con 90 millones, Filipinas con casi 62, después están los 58 millones de Estados Unidos y los 56 de Italia. También es Brasil quien cuenta con más diócesis (262), mientras que curiosamente es Francia quien tiene el mayor número de parroquias (27.862). Italia es la nación que cuenta con más obispos (501), siendo India y Filipinas los países con más vocaciones y, en concreto, seminaristas mayores (9.828 y 7.618, respectivamente).
Pasando a otra cuestión y refiriéndola a España, la generosidad y ayudas entregadas a las misiones, el año pasado, ascendió a un total de 3.400 millones de pesetas, de las que más de 2.500 millones se recaudaron en la jornada del DOMUND.
Por otra parte, España sigue siendo el primer país en el envío de misioneros al mundo, actualmente son unos 30.000 hombres y mujeres repartidos por los todos los continentes.
 
 

3                  EL MILAGRO DE LA SOLIDARIDAD

 
Tras los precedentes datos introductorios, nos proponemos ahora ofrecer unas líneas generales para la reflexión de grupos o para organizar una celebración con motivo del DOMUND[1].
 
 
Testimonios
 
Cuando hablamos de «pobres» refiriéndonos a la gente de Espungabera, en Mozambique, me siento mal. Sí, son pobres en cuanto a cosas materiales. Pero ante ellos, ante esa fuerza interior que les mantiene de pie en su lucha por vivir, soy yo quien me siento pobre. Tengo muchas «cosas» si me comparo con ellos, pero ellos son más ricos en su «ser», en su humanidad, en su sencillez básica. A los sencillos de corazón se dirigen las palabras del Señor y, además, las comprenden mejor.
 
MONTSERRAT ROSET (Mozambique)
 
 
Lo más duro es darte cuenta de que al final sigues siendo diferente a ellos… Luchas por ellos, por ser como ellos, por compartir todo, por entregarlo todo, por aprender su cultura, por tantas cosas que, al final, lo más duro es darte cuenta de que siguen siendo diferente a ellos, que cuando las cosas llegan al límite de los límites siempre hay alguien esperándote al otro lado de la frontera para cobijarte, mientras que esa gente, a la que inevitablemente amas, queda allí, a expensas de la violencia…
[…] Es duro, pero hemos elegido esta vida, que también conlleva ser testigos en medio de la violencia. Nadie busca que le secuestren o tener que salir huyendo a través de la selva, pero son consecuencias lógicas que se derivan de nuestro compromiso y del estar en países de guerra.
 
LUIS PÉREZ-JOSÉ Mª CABALLERO-JOSÉ ÁNGEL AGUIRRE (Sierra Leona)
 
 
Dos historias y actitudes personales
 
He aquí dos historias o parábolas que ponen de manifiesto dos tipos de actitudes frente a los demás. La hermandad teórica requiere una práctica que la confirme.
 
Y nos quedamos tranquilos tomando café
«Como de costumbre, a las once y veinte sonó el timbre de la facultad. Llamaba al recreo. Ese día quise cambiar de bar para tomar el café mañanero. Ya dentro del elegido, eché una ojeada a la prensa. Un señor de avanzada edad, después de pedir el periódico al camarero, iba de un lado para otro hasta que, después de lanzarme unas cuantas miradas secas, yo deposité de nuevo la prensa en la barra. Me entretuve a continuación en ver los anuncios publicitarios que mostraba la TV, al igual que hacían otras personas del bar.
Tras un breve espacio, al otro lado del televisor, un presentador anunciaba el programa que seguía: “Un reportaje sobre el hambre en el mundo”. No me enteré de más, pues el joven camarero, al percatarse de que los clientes habían vuelto la vista hacia otros lugares, decidió cambiar de canal y poner una película que pudiera traer un aliciente más interesante a los clientes.
Por momentos, me vinieron a la mente muchas preguntas para las que no tenía respuesta. Pensaba en cuanto había escuchado en la radio esa mañana llamando a la movilización para protestar por no sé cuántas injusticias y contra este y aquel alto mandatario.
Lo pienso ahora más serenamente y me doy cuenta de que tal vez la clave no la tengan los peces gordos, sino que pasa por el corazón de cada uno de nosotros.
¿Cómo podemos aceptar y tolerar que vivamos cuarenta o cincuenta veces mejor que esos otros hermanos nuestros, muchos de los cuales están muriendo?
Aquél día, sin embargo, seguí tomando tranquilamente el café. Lo mismo hice los días posteriores. De vez en cuando, con todo, me vienen los interrogantes nacidos en el bar» (José Mª Escudero).
 
 
El «milagro» de compartir
«Siempre hay ideas, historias o situaciones de la infancia que se almacenan con especial cariño. Yo tengo varios de esos recuerdos en el mejor algodón de mi memoria, uno de ellos me resulta especialmente entrañable. Os lo voy a contar por si sirve de algo.
Todavía dura en mi paladar y, más allá, en mi conciencia el sabor de ese recuerdo. Es una historia que me contó a los ocho años mi catequista, una señora cincuentona a la que recuerdo porque de su boca escuché por primera vez una palabra fundamental en mi lenguaje, la palabra milagro. Fue a propósito del episodio de la multiplicación de los panes y los peces.
Después de escuchar boquiabierto cómo Jesús se las ingenió para preparar un festín de órdago con cinco panes y dos peces, no puede por menos que prorrumpir en aplausos en compañía del resto de mis compañeros. La catequista nos explicó que lo que había hecho Jesús sin despeinarse se llamaba «milagro». Y que eso de los milagros se repetía cada vez que compartíamos nuestras cosas, incluida la merienda, sobre todo si era «Nocilla». Salí de la iglesia ese día con la intención de dedicarme en cuerpo y alma a la cualificada profesión de realizar prodigios.
A medida que crecía he vuelto a releer con frecuencia ese episodio del Evangelio de Mateo. Siempre sospeché que lo de «hacer milagros» era algo más que una quimera infantil: yo puedo y debo hacer milagros. No es fanfarronería. Todos nosotros tenemos la facultad, como Jesús, de poner en acción esa forma diaria, fiable y duradera de milagro que él instituyó al repartir entre muchos unos cuantos panes y peces: la solidaridad.
Aunque hemos dejado de ser niños, no tenemos por qué dejar de creer en los sueños. ¡Que por fin deje de hablarse de la multiplicación de la miseria y comience el reino de lo posible sin límites…!: la solidaridad, ese milagro doméstico, sólo depende de ti» (Jesús Villegas).
 
 
Reflexión y diálogo
–         Tras la lectura de las testimonios propuestos —u otros semejantes— se pueden comentar las frases, ideas o aspectos que más llamen la atención (¿Quiénes son, de verdad, pobres y quiénes ricos? ¿Por qué somos, pese a todo, «diferentes»…?).
–         A continuación se entregan las dos historias o parábolas que siguen. Tras la lectura personal de ambas y una vez dialogado sobre lo que a cada uno el han dicho, se trataría de dejar claro que hay, al menos, dos posturas claras: «escuchar, ver, pensar… y quedarse tranquilamente tomando el café» o «disponerse a realizar los milagros de que es capaz la solidaridad». Ante ellas, hay que tomar partido: ¿dónde queremos situarnos?, ¿qué supone estar de parte de la solidaridad?, ¿cómo podríamos «poner manos a la obra»?
 
 
No bastan las palabras…
 
Jesús de Nazaret confirma sus palabras con hechos que manifiestan claramente su opción —la de Dios— de vivir para los otros, de ser solidario con aquellas situaciones humanas que suprimen la dignidad y, en definitiva, niegan la vida de las personas.
Además de proponerse diversas citas de la vida de Jesús para analizar lo anterior, se pueden buscar noticias y fotografías en los periódicos, revistas, etc., donde aparezcan situaciones de injusticia, pobreza, insolidaridad… Una vez comentadas, se entrega a cada miembro del grupo una de las citas evangélicas propuestas a continuación (se entrega el texto o simplemente la cita para buscar su contenido en los Evangelios)[2]:
 
n Lc 4,18-21: Actuación de Jesús en favor de los marginados.
n Mc 1,16-20: Unos pescadores distintos…
n Mc 2,13-17: Comida con «gente de mala fama».
n Mc 1,40-45: Debilidad y marginación de los leprosos.
n Mc 5,21-43: Una mujer con hemorragias.
n Mc 2,1-12: Historia de un paralítico.
n Mc 2,23-28: Los «sábados» son para el hombre.
n Mc 6,30-44: Comida para todos.
n Mc 7,31-37: Historia de un sordomudo.
n Mc 10,13-16: Amigo de los niños.
n Mc 11,15-19: Historia de los mercaderes del templo.
n Mc 12,41-44: La limosna de la viuda.
n Jn 8,2-11: Historia de una mujer adúltera.
n Mt 7,1-6: «No juzguéis y nos os juzgarán».
n Lc 7,36-50: Historia de un fariseo y la pecadora.
n Lc 19,1-10: Un hombre llamado Zaqueo.
 
 
n Oración y compromiso
 
–         Amén de poderse representar algunas de las escenas aludidas en el Evangelio, junto a cada una de las noticias, fotos, etc., seleccionadas anteriormente, se coloca la frase de Jesús más apropiada.
–         Con todo ello delante, se prepara un decálogo de la solidaridad y una oración de la solidaridad.
–         Por último, se busca personal y grupalmente concretar todo el proceso con unos compromisos de solidaridad.
 
[1] Las «Obras Misionales Pontificas» ofrecen otros materiales entre los que se puede encontrar una “Guía para la celebración de la Eucaristía” o una «Vigilia de la luz” para preparar el DOMUND 99.
[2] Adaptamos el material que aparece en el libro 6 del «Itinerario de educación en la fe» (Tarea de convivir, Ed. CCS, Madrid 1996, 364-366); allí todo está orientado y culmina con una celebración de la Eucaristía que también puede prepararse como alternativa al esquema que proponemos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]