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- Denominación y constitución
Con el nombre elegido para denominar a esta fundación, «Juan Ciudad», se trata de rendir homenaje y perpetuar la memoria de un hombre profundamente preocupado por las necesidades y sufrimientos de sus semejantes en la Granada del siglo XVI, y destacado por sus obras de caridad, que fue más conocido popularmente como San Juan de Dios.
La Fundación «Juan Ciudad» se constituyó en Madrid el día 7 de Mayo de 1985 mediante escritura pública. Se rige por unos Estatutos de 25 artículos, incluidos en la Escritura. Está promovida por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en España y es una Fundación Docente Privada, configurada como de promoción, según O.M. de 3 de Junio de 1986.
Sin embargo, su funcionamiento como Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD) comenzó con posterioridad, tras escindirse de Prosalus -ONG que en 1985 también había sido promovida por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios-, a raíz de la aprobación de su categoría como ONG por el Consejo Fundacional, reunido en sesión ordinaria, con fecha de 22 de Septiembre de 1991. La Fundación «Juan Ciudad» ONGD comenzó a actuar de forma autónoma el día 1 de Noviembre de 1991[1].
Finalidad y objetivos
Tal como consta en el artículo 4 de los Estatutos, el fin primordial de la Fundación «Juan Ciudad» ONGD es «la investigación, formación, asistencia y cooperación técnica en los campos sanitario y social para el desarrollo humano, la calidad de vida y la mejora de la prevención, asistencia y rehabilitación de las personas que sufren cualquier tipo de enfermedad, alcoholismo, drogadicción, marginación, aislamiento, abandono y pobreza, en España y en el extranjero».
Así, pues, se trata de una ONGD para la promoción de la salud, que apoya la acción sanitaria y social de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, más especialmente en aquellos países del denominado Tercer Mundo o países en vías de desarrollo de África y América Latina, que históricamente han estado vinculados a las provincias españolas de la citada Orden Hospitalaria por tradición y/o por dependencia canónica.
El objetivo principal de la ONGD «Juan Ciudad» es hacer factible una corriente de solidaridad necesaria entre todos los pueblos para caminar hacia un cambio de actitudes e ir transformando las actuales estructuras en cuanto se refiere a la desigual distribución de bienes y servicios. Otros objetivos operativos son:
- Contribuir a la concienciación de la sociedad española y europea de las necesidades del Tercer Mundo, especialmente en el ámbito sanitario.
- Proveer a los Centros Asistenciales de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en África y América Latina de los recursos humanos, técnicos y económicos necesarios dentro de las posibilidades de la Fundación.
- Encauzar hacia organismos públicos y entidades privadas, interesados en el ámbito de la Cooperación Internacional y la Ayuda al Desarrollo, los proyectos sanitarios que sean remitidos por los Centros de la Orden Hospitalaria para proveer una adecuada financiación.
- Colaborar en la Educación para el Desarrollo de los propios pueblos en los que se encuentran arraigados los Centros Asistenciales.
- Impartir la docencia en nuestra sociedad, desarrollada sobre posibles intervenciones sanitarias, tanto preventivas como asistenciales, en los países menos desarrollados.
- Procurar que los Centros de los Hermanos de San Juan de Dios en el Tercer Mundo funcionen a su vez como centros distribuidores y multiplicadores de los recursos que reciben, para que toda su zona de influencia pueda beneficiarse de ellos.
- Ámbito y actividades
Además, para hacer efectiva su presencia dentro de España, cuenta con Delegaciones en aquellas Comunidades Autónomas en las que existen Centros de los Hermanos de San Juan de Dios. En el ámbito internacional, apoya la acción sanitaria y social en los 58 Centros Asistenciales -con capacidad para unas 6.000 camas- con que la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios cuenta en África y América Latina; en estos Centros complementa su actividad solidaria con la de la Asociación Italiana «Con i Fatebenefratelli per i malati lontani».
Desde Junio de 1994 la ONGD «Juan Ciudad» está integrada, como miembro activo, dentro de la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo, de ámbito estatal. Las actividades que desarrolla pueden integrarse dentro de diversas categorías.
3.1. Proyectos
Uno de los principales objetivos de la Fundación es el de encauzar hacia Entidades Públicas y Privadas, relacionadas con la Cooperación internacional y la Ayuda al Desarrollo, los proyectos sanitarios que le son remitidos desde los Centros Asistenciales tutelados por la misma en África y América Latina. Tales proyectos están en relación con programas de prevención, atención materno-infantil, educación en salud primaria, construcción de infraestructuras sanitarias, etc.
Durante 1995, fueron presentados proyectos a 30 convocatorias de organismos e instituciones públicos y/o privados; 21 de ellas se resolvieron con la concesión total o parcial del dinero solicitado. En 1996, han sido 43 las convocatorias a las que se han presentado proyectos; 27 de ellas han sido resueltas a favor de la concesión.
Entre las Entidades públicas a las que se han presentado proyectos o microproyectos se encuentran: la Unión Europea, Comunidades Autónomas (Valencia, Navarra), Ayuntamientos (Madrid, Murcia) y Diputaciones Provinciales (Valladolid, Barcelona). Respecto de las Privadas, pueden destacarse, entre otras: Manos Unidas, Cáritas Española, Alemana e Italiana, Acción Católica (Madrid), Hospitales de San Juan de Dios (Córdoba y Pamplona), etc. Asimismo colaboran con la Fundación otras empresas e instituciones.
3.2. Campañas
Los Centros de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios están ubicados en zonas progresivamente empobrecidas que, cada vez más, requieren de una ayuda exterior que les posibilite una asistencia digna. La ONGD «Juan Ciudad» asume estas necesidades y toma como tarea la de enviar a los Centros de África y América Latina contenedores con ayuda material: medicinas, material clínico, alimentos, productos de higiene, ropa y diversos elementos solicitados expresamente. Estas ayudas son distribuidas con arreglo a las necesidades específicas de cada Centro Asistencial.
Gran parte del material enviado, dentro de esta labor de apoyo a los proyectos, proviene de donaciones y de campañas llevadas a cabo en el territorio español por la Fundación. En 1996, entre otras, se han realizado las siguientes campañas:
– Ayuda Humanitaria para Sierra Leona (St. John of God Hospital de Lunsar, Sierra Leona).
– Campaña de ayuda a Liberia (St. Joseph’s Hospital de Monrovia, Liberia).
– Campaña de recogida de gafas usadas graduadas (C. Médico San Ricardo de Pampuri-Sucre, Bolivia).
– Campaña de Navidad (Hogar Clínica San Juan de Dios de Chiclayo, Perú).
3.3. Voluntariado y educación al desarrollo
Voluntariado Internacional
Se trata de personas que colaboran en los Centros de África y América Latina, en los que se cuenta con un número limitado de plazas. Se da prioridad a trabajadores, colaboradores o voluntarios de los Centros de San Juan de Dios en España. El viaje de ida y vuelta corre a cargo del voluntario interesado; y el alojamiento y manutención es proporcionado por el Centro al que va destinado.
Se requiere formación y experiencia sanitaria, social o psicopedagógica, un periodo mínimo de estancia de tres meses y conocimiento de inglés y/o francés. Frecuentemente, al estar en contacto con la realidad y constatar las necesidades y carencias del lugar en el que desarrollan su voluntariado, informan sobre todo ello y se elaboran proyectos o microproyectos para enviar la ayuda necesaria.
En 1996, ha habido dieciséis voluntarios españoles en Asafo (Ghana), Nguti (Camerún), Sucre y Cochabamba (Bolivia) y Arequipa y Chiclayo (Perú).
Voluntariado en la Sede
Este voluntariado está formado por estudiantes integrados en dos grupos existentes en las dos Sedes que en Madrid tiene la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia de San Juan de Dios (San Rafael y Ciempozuelos). Estos grupos colaboran en diversas actividades que son coordinadas desde la Fundación.
Educación al desarrollo
Mediante la educación al desarrollo, se trata de sensibilizar a la sociedad española sobre las condiciones de vida de los empobrecidos países del Tercer Mundo. Con tal fin, se han llevado a cabo durante 1996 actividades en diferentes ámbitos:
- Presentación de la Fundación y de sus objetivos, actividades y posibilidades de colaboración, a través de ponencias, seminarios y mesas redondas, ante distintos foros.
- Presencia en los medios de comunicación.
- Material audiovisual, biblioteca y documentación.
- Economía y otras cifras
E1 presupuesto anual de la Fundación en 1996 ha alcanzado casi los 225 millones de pesetas. El origen de los ingresos es tanto público (21,6%) como privado (78,4%). Dentro de los ingresos públicos, un 18,08% ha correspondido a aportaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y Diputaciones, y un 3,52% a las de la Unión Europea. En el ámbito de lo privado, las aportaciones de la Orden Hospitalaria han constituido el 60,55%, un 11,28% ha correspondido a cuotas de socios y donaciones, y un 6,57% a ingresos de otro tipo.
De los gastos, aproximadamente un 44% ha sido destinado a proyectos en África, un 11 % a proyectos en América Latina, un 31% a Ayuda Humanitaria y apoyo al sostenimiento de hospitales, un 4% a educación y sensibilización y, por último, un 8% a administración y captación de fondos.
Entre 1995 y 1996, han sido enviados a África y a América Latina un total de 49 contenedores -de una capacidad de 33 metros cúbicos cada uno, con un peso medio de 12.000 Kg. y un valor aproximado por unidad de 6 millones de mesetas-, a destinos tales como Lunsar (Sierra Leona), Monrovia (Liberia), Thies (Senegal), Asafo-Koforidua (Ghana), Nguti y Batibó (Camerún), Lomé (Togo), La Habana (Cuba), Quito (Ecuador) Centros de Perú, Sucre y Cochabamba (Bolivia).
En relación a los materiales enviados, aproximadamente un 40,5% corresponden a productos de higiene hospitalaria, un 23% a alimentos, un 9,5% a materiales sanitarios, un 9,5% a medicinas, un 9,5% a ropa y calzado y, finalmente, un 6% a aparataje hospitalario y otros.
LAS JIRAFAS, EL ODONTÓLOGO Y LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO
Muchas veces me preguntan qué son las ONGD, cómo funcionan, qué quiere decir exactamente la expresión Cooperación al Desarrollo. Normalmente es difícil encontrar ejemplos que puedan aclaramos las ideas. Esto es así porque a las Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) les pasa como a las jirafas, que son animales difíciles de definir cuando no se conocen, pero que cuando uno las ha visto una vez sabe ya perfectamente cómo son.
Recientemente visité una comunidad campesina en Pojpo, pequeña aldea de Bolivia cercana a la ciudad de Sucre, acompañando a un equipo médico que acudía allí por primera vez para atender a las familias de la zona. Entre el personal sanitario había un odontólogo norteamericano voluntario, que sólo hablaba en inglés y que debía atender a niños y adultos que sólo hablaban en quechua, la lengua autóctona.
Para poder entendernos, tuvimos que montar una rueda de intérpretes donde también yo participaba traduciendo del inglés al castellano para que una enfermera, a su vez, lo hiciera del castellano al quechua.
Así, para saber cuál era el diente a extraer o qué era lo que preocupaba a cada persona que se acercaba a la consulta, el odontólogo me preguntaba a mí, yo se lo traducía a la enfermera y ésta al paciente. Y una vez que el paciente explicaba cuál era su problema y dónde le dolía, la enfermera y yo traducíamos la respuesta al médico.
Se puede pensar que era un proceso un poco lento, pero necesario, para que los pacientes pudieran decirnos cuáles eran sus síntomas y para que el odontólogo no se equivocara y sacara algún diente o muela sanos, dejando sin extraer precisamente el causante del dolor.
De forma semejante actúan las ONGD ante los dolores y necesidades de los países empobrecidos. Son traductoras de estas carencias ante países, organismos, instituciones y particulares que, como el odontólogo, quieren dedicar sus esfuerzos, conocimientos y recursos económicos a la cooperación con los países del Sur. Y como normalmente la comunicación directa entre ellos no es posible, las ONGD intervienen para facilitar esa relación y aportar su experiencia.
En esta comunicación siempre será imprescindible la presencia de una organización del Norte -a la que yo representaba en este viaje a Bolivia- y de una organización del país en el que se está trabajando -representada por la enfermera del equipo médico-; ambas organizaciones habrán de trabajar con igualdad de compromisos y responsabilidades. Sólo así se asegura la comprensión real del problema y la formulación de posibles vías de actuación que garanticen el respeto a la persona, a la cultura local y al medio ambiente de la zona.
El verdadero desarrollo sólo se alcanza si, al terminar un proyecto, los beneficios previstos perduran en el tiempo. De ese modo, un pozo sigue proporcionando agua muchos años después de haber sido construido, y una campaña de educación en salud primaria supone la disminución de la mortalidad o, lo que es lo mismo, la vida de muchas personas.
Pero de poco sirve que se excave un pozo o que se construya una escuela o un hospital, si antes no se ha contado con la colaboración de los habitantes de la zona, que, a la larga, son los que deben encargarse del cuidado y explotación de esas infraestructuras. Y la mejor campaña de prevención y educación sanitaria estará condenada al fracaso si no se da cabida a las parteras tradicionales, a los clubes de madres o incluso a los chamanes y brujos, para que aporten sus experiencias y conocimientos, muchas veces milenarios, al proyecto que se quiere realizar.
La cooperación supone actuar en común, sin imposiciones y con sumo respeto a los ritmos vitales de cada pueblo. Sabiendo que todos pueden aportar mucho, y que los modelos europeos no tienen por qué ser válidos en otras latitudes.
De esta manera, se avanza en la consecución de un desarrollo sostenible, o sea, que pueda mantenerse en la zona cuando las organizaciones implicadas se desplacen para actuar en otros lugares; eso provoca efectos multiplicadores y propiciadores de nuevas iniciativas donde ya no es necesaria la presencia de recursos extranjeros.
Es importante señalar, por último, que si creemos en la utopía de un mundo más justo y más humano para todos y pensamos que el camino que seguimos desde las ONGD nos ayuda a conseguirlo, hemos de creer también en la utopía de un futuro donde las ONGD ya no sean necesarias, porque todos los hombres caminen juntos sin que el desarrollo de unos suponga el subdesarrollo de otros.
Por eso, no es bueno crear grandes organizaciones con una base muy sólida y modernos sistemas de gestión, para ser capaces de movilizar mucho dinero y realizar grandes proyectos. No vaya a ser que luego no seamos capaces de desmantelarlas cuando ya no tengan sentido.
Las jirafas pueden aparentar fragilidad en las patas y en el cuello, pero es esa misma morfología la que les permite tener una mayor movilidad, llegar allí donde otros animales no pueden hacerlo y disponer de puntos de vista más elevados para otear el horizonte[2].
TESTIMONIOS
Los verdaderos valores de la vida
Estimados amigos:
El motivo de esta carta no es otro que el de comentaros la felicidad y la alegría que da el trabajo realizado desinteresadamente en favor de quienes más nos necesitan: los pobres y los enfermos. También quiero felicitaras por la labor que estáis haciendo con el voluntariado. Un voluntariado que a veces os puede acarrear problemas, pero que también produce muchos beneficios en las personas que lo ejercitan, en la misma institución y en la sociedad en general.
Cada día me encuentro más contento porque me permitisteis trabajar en Piura (Perú). No por la labor que realicé allí, que lo podía haber hecho cualquier otro, sino por lo positiva que ha sido para mí esta experiencia.
El ejemplo que me dieron quienes allí prestan sus servicios a los enfermos me animó, dándome fuerza y vigor para trabajar por quienes más lo necesitan, afianzando en mí los verdaderos valores de la vida.
Quizás sea un poco petulante hablar de mí, pero lo que sí es cierto es que me ha parecido conveniente deciros esto que siento hacia quienes trabajan por los demás, y ahí estáis vosotros. Es conveniente que sepan por los propios interesados el bien que estáis haciendo a quienes os confían. Voto por el voluntariado, a pesar de los problemas que en algunos casos pueda ocasionar.
JAVIER BELTRÁN, Bilbao (España)
Vivir en la cultura de lo esencial
Soy otra de las afortunadas, de esas personas que, a través de esta ONGD perteneciente a los Hermanos de San Juan de Dios, ha tenido la dicha de conocer la importancia del trabajo que los Hermanos llevan a cabo en Latinoamérica. Concretamente en Sucre (Bolivia), donde varias actividades les ocupan: desde el Instituto Nacional de Psiquiatría, a la Ciudad Joven de San Juan de Dios, o la parroquia del mismo nombre, cuya pastoral, de la mano del P. Joaquín, se centra fundamentalmente en estar al lado de los más desfavorecidos.
En una de las dependencias de dicha parroquia, el Dispensario Médico San Ricardo Pampuri, he pasado el grueso de mi jornada de trabajo. La acogida por parte de los Hermanos y de todo el equipo sanitario, al frente del cual se encuentra el doctor Juan Domingo Castro, no pudo ser mejor. Me enseñaron a ponerme en contacto con los enfermos, de modo que, poco a poco, me iba encontrando más tranquila, creyendo que prestaba algún servicio.
Pasados los primeros asombros, te empiezas a plantear la cuantía de tu aportación. La respuesta que obtienes se centra en dar importancia al hecho mismo de estar allí. Algo tan simple hace que la población perciba que son considerados como personas merecedoras de todo respeto, y que quienes trabajan allí no están sólo realizando una función médica. Entonces te sientes transportado a otro nivel de significado.
Nuestro activismo occidental no capta esos mensajes a la primera. Debemos digerirlos lentamente, como ellos hacen con su mate, para sacar un mayor provecho. Por eso volví allí al verano siguiente. Y una vez fuera de los flashes novedosos, empieza la mente a cuestionarse y el espíritu a mostrarse más receptivo.
Observas que allí desaparece lo superfluo y lo sofisticado. Las condiciones de vida se hacen un poco más duras y uno se encuentra inmerso en la cultura de lo esencial, al estar en contacto con una población que lucha cada día por intentar satisfacer sus necesidades primarias. Ahí está el origen de la sencillez y profundidad de sus mensajes.
La valoración de lo esencial y lo accidental empiezan a desvirtuarse hasta llegar a hacer imposible la conjugación de un pueblo preso de desnutrición, deshidratación y enfermedades parasitarias, con los mensajes electorales de una Europa que aboga por la mejora y perpetuación de su estado de bienestar.
Se produce entonces un cisma en el que uno llega a sentirse culpable de pertenecer a una cultura que no descubre el modo de ser feliz en la opulencia. Mientras, otros intentan sobrevivir en unas circunstancias carenciales importantes, pero en medio de una cultura mucho más humanizada, en la que la esperanza y el compartir son la base de su comportamiento.
Cuando uno conoce esta realidad, llega a amar a los que la viven y a los que, día a día y año tras año, se comprometen, aportando lo que son, en favor de la paz. Al volver, no queda otro remedio que transmitirlo a los demás.
Es así como han surgido dos campañas de ayuda, llevadas a cabo en el Colegio Claret de Aranda de Duero, donde trabajo. Una, destinada a recoger material escolar. Otra, alimentos infantiles. Las dos tuvieron resultados excelentes debido a la buena acogida por, parte de toda la comunidad escolar. El material fue enviado por la Fundación «Juan Ciudad» a Sucre (Bolivia) y a Camagüey (Cuba).
El éxito de estas propuestas y de otras a nivel más personal mantienen mi esperanza, porque me hablan de sensibilidad y compromiso hacia los demás.
No veo a nuestra sociedad carente de valores. Quizás sólo necesite una reestructuración de los mismos, algo desordenados debido a las presiones ejercidas por nuestra cultura del bienestar. Tal vez, tomar parte en esta nueva ordenación sea otra de las muchas posibilidades que tenemos de colaborar en favor de la paz.
FATIMA ÁLVAREZ, Voluntaria en Sucre (Bolivia)
[1] El domicilio social y fiscal de la ONGD «Juan Ciudad» se halla en la calle Herreros de Tejada, 3 – 28016 MADRID (Teléfonos 91-457 55 03 y 457 56 04. Fax 91-345 90 76).
[2] Este texto acerca de «Las jirafas, el odontólogo y la cooperación al desarrollo» es de Luis A. Martín, Coordinador de Proyectos de la ONGD «Fundación Juan Ciudad».[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]