[vc_row][vc_column][vc_column_text]Señor, terrenos todavía las manos llenas de sangre
de las últimas guerras mundiales,
de modo que todavía no todos los pueblos
se las han podido dar unos con otros,
y ahora surgen nuevas guerras de hermanos contra hermanos.
Señor, estamos armados como nunca lo habíamos estado
en siglos anteriores,
y vamos tan cargado de instrumentos de muerte que podemos en un momento incendiar la tierra y destruir quizás hasta la humanidad.
Señor, hemos fomentado el desarrollo y la prosperidad de nuestras industrias colosales y todas ellas destinadas a matar y exterminar
a los hombres, hermanos nuestros. Así hemos establecido el equilibrio cruel de la economía de muchas naciones poderosas
sobre el mercado de las armas a las naciones pobres,
privadas de arados, de escuelas, de hospitales.
Señor, hemos deudo que nazcan en nosotros las ideologías que hacen enemigos a los hombres entre ellos:
el fanatismo revolucionario,
el odio de clase
el orgullo nacionalista,
el exclusivismo racial,
las emulaciones tribales,
los egoísmos comerciales,
los individualismos de la fruición
y de la indiferencia a las necesidades de los demás.
Pablo VI
Esta oración es parte de la Plegaria por la paz, de Pablo VI. A partir de ella podemos orar y trabajar de diversas maneras (Por ejemplo, con ocasión del Día de la No violencia y de la Educación en la Paz, celebrado el 30 de enero, aniversario de la muerte de Gandhi. 0 con ocasión de la Campana contra el Hambre…):
– Reflexionar. ¿Ha cambiado la situación desde hace algunos años? ¿Para bien o para mal?
– Concienciarnos: buscar nuevos datos y noticias que confirman la presencia de esta realidad. – Orar: Primero, con el texto aquí reproducido: después, a partir de los nuevos datos hallados.
– Comprometerse: Concluir cada uno la oración refiriéndose a la implicación personal (Qué puede hacer cada uno). Prepararlo por escrito y orar después en común .
– Actuar: Traducir ese compromiso en líneas de acción.
- Otero
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