[vc_row][vc_column][vc_column_text]Tomamos esta imagen de «La Voz de Galicia» (8.1.97). Ilustraba una noticia sobre la «televisión digital, la revolución que viene» y llevaba este pie: «La oferta de canales será prácticamente ilimitada con la llegada de la televisión digital».
Según los expertos, la televisión digital es la segunda revolución en el mundo de la televisión tras la llegada del color. En síntesis se trata de una gran ampliación de la oferta, que convierte al televidente en programador.
Todo eso cambiará los hábitos de los consumidores, hasta ahora sujetos pasivos y con un mando a distancia como único elemento democrático. Los canales temáticos -dicen- permitirán que el usuario pase de sujeto pasivo a activo, ya que le darán capacidad para elegir aquello que desea ver en cada momento. Pero, pensamos nosotros, el problema sigue: se quedará como mero espectador pasivo, quizás un poco más confuso todavía ante la obligación de elegir entre cien o más canales.
El caso es que la televisión digital ya está aquí y tenemos que responder. Esta imagen puede servimos para ver cómo nos situamos nosotros ante la televisión, sea digital o no, y para comenzar a ser actores críticos en vez de espectadores o consumidores pasivos e incomunicados.
- La imagen en conjunto
– Ver la imagen en conjunto y centrarse en las primeras impresiones: ¿Qué nos dice esa imagen? ¿Qué nos sugiere? ¿Qué nos recuerda? ¿Qué sentimientos nos produce? ¿Qué nos parece lo que representa? ¿A qué la comparamos?
– Escribir una parábola cuya ilustración sea la imagen. Se puede hacer al principio, como motivación, o al final como resumen y síntesis creativa… Después se trabaja con lo que salga.
- Un muro de televisiones
– Centrarse en las televisiones. En este caso forman un muro. Son las nuevas murallas… que nos deslumbran y atraen hasta que nos enganchan ante ellas. ¿Cómo reaccionamos ante ellas?
– Nos parecen buenas porque forman un mundo deslumbrante: lleno de color y en continuo movimiento. Pero se convierten, así apiladas y al¡neadas, en un muro. ¿Qué hay detrás de ese muro? Analizar el contenido de algunos programas de diversas cadenas y descubrir sus intereses comerciales o de otro tipo.
– A la vez son como un espejo de múltiples ojos que miran y desean ser mirados: nos enganchan para que miremos y nos dicen lo que tenemos que mirar… ¿Qué valores se comunican en los programas que en el punto anterior sugerimos analizar? ¿Cómo nos atrapan en sus redes y nos colocan en alguna parte de ese muro…?
– Imaginar que asignan a cada uno tres pantallas de todas las que hay en el muro. En cada una de ellas se puede narrar estos aspectos: lo que cada uno fue, lo que es en realidad y lo que espera ser. Elaborar un pequeños guión (de 15 segundos en total) o seleccionar una imagen fija que lo represente…
- Un mundo de reflejos
– El conjunto de la imagen ofrece un mundo de reflejos en el que las cosas no se ven con claridad. El muro es fragmentado; el suelo es un río -o mar- de reflejos… Solo «el cielo» es negro. Comparar la imagen, así leída, con los fenómenos de lo posmoderno, la fragmentación, la provisional ¡dad, la paradoja y la ironía, lo superficial, la insinuación…
– Nuestra sociedad esta llena también de luces y sombras.. ¿Cómo las presentan los medios? ¿Cómo podrían presentarlas de modo que fueran realmente su espejo?
- El ser humano en la puerta
– Centrarse en la persona. Partir del lugar en que está. ¿Es una puerta? ¿Es él el centro? ¿Qué hay detrás? (Se adivina claridad…)
– Partir de su postura: Estático, sentado pero con poder, pasivo… ¿Qué le pasa? ¿Qué hace? ¿Qué piensa? ¿Qué siente? ¿Cómo se siente?
– No se le ve el rostro: ¿Qué debería hacer para ser persona realmente? ¿Cómo debería hacerlo? Concretar lo que nosotros podemos hacer para que la comunicación no nos incomunique ni nos asombre ni nos llene de sombras… durante esta semana.
Herminio Otero
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