Adolescentes «colgados» del teléfono

1 junio 1997

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El teléfono es un preciado objeto de deseo para numerosos adolescentes. Y supone la ruina y la de­sesperación de muchos padres. El atractivo de co­torrearpor teléfono se expande en edades de 12 a 18 años, aproximadamente. Se trata de adolescen­tes que bloquean durante horas las líneas de sus domicilios. Las reprimendas paternas no suelen re­sultar eficaces más allá de unos días.
 

  • Por teléfono

Mercedes Sánchez-Rau, madre de dos hijas de 14 y de 16 años, relata: «Estás incomunicada, es horrible. Todo el rato sin parar y venga broncas. Llegan del colegio y a colgarse del teléfono. Yo les digo que queden de una vez y se lo cuenten a la ca­ra, pero no. Tiene que ser por teléfono».
 

  • Temas

Los adolescentes colgados al teléfono hablan de lo divino y lo humano: de lo que han hecho ese día, de lo que van a hacer al siguiente, de lo que no han hecho; de la ropa que se van a poner, de lo que le ha dicho uno y otra, de amigas, de amigos, de no­vios, de lo último. «Es para ponemos al día. Sí, es verdad que nos llamamos después de venir del co­legio, pero es que, si no lo hacemos, lo único que hago es ver la tele y entonces me aburro porque es­toy sola. Hablamos un poco de todo»; argumenta N. González, de 17 años.
«Lo hemos hecho todos a una edad en que em­piezas a descubrirlo todo», cuenta E.G. madre de una hija de 12 años, recién incorporada a este ritual. «Pero antes tus padres te reñían y lo dejabas. Ahora no queremos ser unos padres fachas, y quizá no te­nemos cogida la medida y entonces ellos se pasan muchísimo».
 

  • Diálogo entre iguales

La psicología también tiene una explicación. El adolescente empieza a manejar el mundo a través de las palabras: esa edad es la etapa de la vida en la que se comienza a acceder al pensamiento abs­tracto y a las ideologías, «y eso se hace a través de grupos de referencia», afirma Pilar Herreros de Tejada, titular del departamento de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
Además, mediante la comunicación los adoles­centes estrechan lazos. Se trata de un diálogo entre iguales y es difícil que lo puedan tener al mismo ni­vel con sus padres. Comunicarse por teléfono tiene otra ventaja para ellos, añade Herreros de Tejada. «Al no tener a la persona delante, al adolescente le facilita más abordar aspectos más emotivos de la comunicación».
Enma, de 16 años, lo expresa así: «Me cuelgo del teléfono porque necesito estar en contacto perma­nente con mis amigos, que para mí son tan impor­tantes, y el teléfono es como una salida con ellos». Con ciertos amigos habla todos los días. En concre­to, de ningún tema. «Es algo que necesito, es que me sale solo, pero no porque haya algún problema del que hablar. Simplemente es por hablar».
 
 

  • ¿Cosa de chicas?

¿Es una actividad básicamente de chicas? Los chicos «hablan menos, es como que no saben ha­blar por teléfono», observa Enma. Teoría que com­parte, de 16 años: «Yo cuando hablo por teléfono es con chicas, con los chicos es sólo para damos re­cados, ellos son más secos y no siguen la conver­sación. En cambio, la chicas te responden y encima te cuentan su vida».
Los cambios de hábitos también tienen mucho que ver en esta historia. «Hay un acoso tremendo, porque las chicas ahora les llaman mucho a ellos, y en todas las casas es parecido» cuenta la madre de Manel Torres, de 16 años, a quien llaman mucho pero quien también corresponde llamando él.
«El Mundo», 21.7.96

PARA HACER

  1. Analizar este fenómeno en todas sus variantes: necesidad de relación, dificultad en la comunicación, facilidad de la distancia para comunicarse, etc.
  2. Unir estos datos a la Imagen de este mismo número de Cuaderno Joven y trabajar conjuntamente a partir de ella.
  3. Buscar alternativas que ayuden a relacionarse de otra forma. Recordar y comentar la frase: «El telé­fono se ha inventado para acortar las distancias, no para alargar las conversacion

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