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Una sociedad japonesa ha ideado un juego electrónico que recrea la vida de un «animalito virtual» cuya vitalidad depende del trato que reciba de su propietario. El amo deberá educarlo, jugar con él y cuidarlo.
Se llama «Tamagotchi» (Tamago en japonés significa huevo). Una «mascota virtual» que nace, crece y muere (siempre muere) en el interior de una pequeña pantalla de cristal líquido, simulando así la propia vida.
Cabe en el bolsillo.
Tamagotchi sale a la venta por el precio de 2.990 pesetas. Está pensado para niños, especialmente niñas, de 6 a 12 años.
Tamagotchi crea una fuerte dependencia con su propietario en la medida en que solicita cuidados básicos como la comida, el aseo y el juego.
La criatura hace sonar una alarma para llamar la atención de su amo.
Las diversas opciones se ejecutan apretando unos botones insertos en la parte inferior del juego que permiten seleccionar unos iconos. La elección del usuario determinará la evolución, imprevisible, del estado físico y del carácter de su mascota. Como un perro o un gato.
Lo que se pretende con este juego es hacer al niño responsable. «No creo -dice una psicóloga- que se consiga ya que éste es un objetivo que se logra a través de las cosas y actos cotidianos y no encerrando al pequeño en un mundo virtual, irreal, al que nadie más tiene acceso». Y añade:
«El juego puede ser perjudicial para algunos niños -más introvertidos, inseguros y solitarios- ya que les puede crear una dependencia; y que llegue a convertirse en agonía y en sentimiento de culpa, por la muerte de la mascota».
Tamagotchi nace (de un huevo), crece (cambia de aspecto varias veces hasta que llega a la edad adulta) y muere. Los creadores razonan su muerte, que en realidad se corresponde a una etapa del programa informático, diciendo que es un ser de otro planeta al que irremediablemente acaba regresando.
Se puede conocer su edad, peso, nivel de educación (un icono ejecuta la acción de regañar)… De la educación dependerá que crezca y se transforme en una linda mascota cibernética o, por el contrario, en un horripilante alienígena.
Como máximo vive 28 días, aunque su cuidado haya sido impecable. Si no recibe las atenciones apropiadas, puede enfermar y morir. Si se le atiborra de comida y engorda demasiado, tendrá que rebajar kilos practicando el juego de pelota. Un paso en falso y ¡adiós!: aparece una tumba en la pantalla.
Tamagotchi muere siempre y no se reproduce, al menos no antes de morir. Pero después de su muerte el juego no finaliza. Puede recrearse una nueva mascota de rasgos (geométricos) distintos. Y así hasta que la pila de cuarzo de la que se alimenta el juego se agote.
PARA TRABAJAR PERSONALMENTE Y EN GRUPO
- Leer y comentar la noticia.
- La historia de esta macota, ¿qué sugiere como «parábola de vida»? (Necesidades, vida, relaciones, libertad/dependencia, comunicación,educación,vocación…)
- ¿En qué «Palabra de Dios» nos hace pensar lo dicho? (Buscar algún texto bíblico que exprese el «proyecto de Dios». Ejs. Gn. 4, Hc. 2,42-47; 4,32-35; Mt. 6,25-34; Jn. 51-15…)
- Convertir todo en oración y compromiso. (En un ambiente adecuado, rezar en silencio estas frases. Al final puede haber comunicación).
– Soy «invento», creación de Dios-Padre-Amor, de un «Cariño Real»…
– Me siento en manos de Dios…
– Quiero que los demás sean «manos de Dios» para mí..
– Necesito de los demás, de Dios…
– Dios ha puesto en mis manos mi vida y la de muchas personas…
– Me ofrezco a Dios…
– Dios ha puesto en mis manos mi vida y la de muchas personas…
– Dios me escucha, me educa, me cuida…
– Dios me alimenta siempre…
– Dios nunca me deja solo…
– Dios me hace «corazón y manos suyas» …
– Dios pone en mis manos…
– Dios me envía…
– Con tu ayuda, Señor, me comprometo…
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