Tres películas sobre la “Guerra de los Balcanes”

1 marzo 1998

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Desde siempre, el arte y la vida han guardado una ambigua relación, unos lazos de atracción y rechazo connaturales a la propia naturaleza de lo estético que, por añadidura, se estrechan y se complican cuando nos enfrentamos a modos de expresión como el cine, fundados, precisamente, en la reproducción fotográfica de una realidad previa. En el ámbito del séptimo arte, aún a riesgo de pecar de esquemáticos, podemos diferenciar dos actitudes básicas ante este inevitable noviazgo pasional: la de aquellas películas que aluden a la realidad eludiéndolas, escapando de ella median­te la creación de historias y mundos donde triunfa lo funcional o la idealización placentera del tiempo, ya sea presente, pasado o futuro; y la de aquellas otras obras con la mirada dirigida al ojo del hura­cán, al centro mismo del ser humano, en un inten­to de desentrañar el sentido o el sin sentido del existir.
No quiero que se me entienda mal: una película de género (un thriller, una comedia, una pieza de dibujos animados, etc.) puede proponer (es más, propone) de modo simbólico e indirecto, una cier­ta forma de enunciado sobre la vida y el contexto en el que se produce, incluso cuando sus imáge­nes circulen aparentemente por derroteros inapro­piados para tal efecto (ya hemos analizado en esta sección suficientes películas desde esta perspecti­va). Lo que debo constatar es que, puesto que cualquier película supone, consciente o incons­cientemente, por obra o por omisión, una toma de postura ante el aquí y el ahora del mundo, en nuestro caso, preocupados como estamos por la educación, hemos de prestar una atención prefe­rencial a aquellas obras que nazcan con la inten­ción valiente, premeditada y expresa de posicio­narse, de plantarle cara a la vida, de urgar en las entrañas de lo que somos sin acudir a ningún tipo de concesión, subterfugio o importación retórica. La mirada de Ulises, Underground y Before the rain pertenecen a este grupo selecto y descarnado.
La guerra de la antigua Yugoslavia tal vez sea el hecho histórico más sangrante de este fin de si­glo. La naturaleza fratricida del conflicto, la proxi­midad física de la contienda a nuestra propia rea­lidad física y moral (esa quimérica Europa Unida que, sin embargo, se ve distorsionada por el re­pliegue constante a la que la someten los naciona­lismos mal entendidos), la crueldad desatada, su­ficiente para poner en solfa cualquier considera­ción optimista sobre la condición humana: todos estos argumentos y muchos más han hecho del avispero de los Balcanes una durísima prueba del nueve de los pies de barro sobre los que se asienta nuestra civilización.
En torno a estos hechos terribles, el cine euro­peo más reciente ya nos ha proporcionado al me­nos tres obras magnas, todas sugerentes o impla­cables, a un tiempo terribles y bellísimas las tres. Entre las tres destaca, por derecho propio, La mi­rada de Ulises, destinada a convertirse en una de las mejores obras de la década; una indiscutible joya en la que el recorrido a través de esa Europa en descomposición que se extiende más allá de los Balcanes (un director de cine atraviesa Macedo­nia, Bucarets, Belgrado y, finalmente, una Saraje­vo en guerra, a la busca de una película perdida) va acompañado de una aguda reflexión sobre el futuro del cine, sobre la necesidad de que la cáma­ra recupere la inocencia perdida y regrese a la rea­lidad como fuente de inspiración y compromiso.
Underground, del cineasta serbio Emil Kustùri­ca indaga desde dentro en las profundas raíces del conflicto de la ex-Yugoslavia. Para ello se sirve de un lenguaje cinematográfico deformante que es, a la vez, el mejor reflejo de la realidad desquiciada que retrata: la estética de lo absurdo, la constante incursión en el relato de lo grotesco y lo surreal, la suciedad lírica, la violencia y el humor negro se revelan, en este film sorprendente, como los ins­trumentos ideales para expresar la atmósfera exis­tencial terminal de todo un pueblo.
Para el final he dejado Before the rain, a la que probablemente vuelva en otro número de esta re­vista. A través de tres historia que acaban por componer un apasionante relato de tiempo circu­lar, Before the rain trasciende el análisis de una lu­cha étnica particular (el enfrentamiento entre alba­neses y macedonios) para sumergirse desde allí en las profundas y estancadas aguas de la violencia universal, de la violencia como principio rector de las relaciones humanas. La conclusión de Man­chevski no puede ser más certera: La violencia (¿inevitable?) siempre es, por principio, en última instancia, se mire por donde se mire, en cualquier contexto, desmedida y equivocada.

JESÚS VILLEGAS

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