[vc_row][vc_column][vc_column_text]repoblación forestal
Nadie puede valorar y querer aquello que desconoce. Los espacios naturales continuamente son maltratados, muchas son las agresiones que de forma periódica o constante reciben, y de casi todos, debido a la poca concienciación que existe sobre la importancia de los mismos. Por ello, es necesario que desde instituciones educativas se potencien actitudes críticas que lleven a fomentar el respeto hacia la Naturaleza, al ser ésta una fuente de riqueza y vida que pone a nuestra disposición multitud de recursos. Cuando estos recursos, tanto renovables como no renovables, se degradan debido a usos incorrectos y abusivos, se producen situaciones de difícil restauración.
Debemos, pues, proponer actividades que desarrollen la observación de los diferentes elementos que componen la naturaleza y ayuden a comprender mejor nuestro entorno en su globalidad. Proponemos a continuación, con motivo del Día Forestal Mundial (21 de marzo) o para utilizar en la Fiesta del Árbol (26 de marzo), una sencilla actividad en torno a la repoblación forestal.
- Objetivos
Conocer árboles autóctonos de nuestra zona que por incendios, explotación abusiva o contaminación, corren peligro de desaparición y tomar conciencia, a través de una acción concreta, de que podemos contribuir a eliminar los desequilibrios que producen actuaciones desafortunadas.
- Desarrollo
Con la antelación suficiente (al inicio del curso sería el tiempo mejor), se realiza una visita al campo para identificar con ayuda del profesor/a los distintos árboles de nuestro entorno y recolectar hojas y semillas.
Se secan y prensan las hojas entre periódicos para elaborar una fibra donde a través de un trabajo de investigación, por parte del alumno/a figuren datos referentes al árbol, tales como: usos y aprovechamiento, tipo de suelo adecuado para su óptimo desarrollo, referencias que a él se hacen en refranes, literatura, leyendas, canciones, etc.
Como orientación concreta, la ficha del árbol se puede configurar en doble folio. Las semillas se ponen a germinar en un recipiente con drenaje (un envase de yogur con dos agujeros en la base es válido). Para ello se ponen tres capas de espesor semejante.
Primero arena o grava fina, a continuación musgo, encima la semilla y por último se tapa ésta otra vez con musgo, si no hubiese musgo el algodón puede sustituirlo. Se riega para que este húmedo, evitando encharcamiento y agua en exceso. Una vez germinada la semilla, en un recipiente mayor, que puede ser el envase de agua mineral al que se corta la parte superior y se le hacen dos agujeros en la base, se pone tierra y la semilla germinada para que forme un arbolito. La semilla debe ir en la parte superior tapada por una capa fina de tierra. La razón de hacer germinar por separado la semilla es para elaborar una pequeña biografía en la que se pueden anotar las transformaciones observadas en este proceso vigilándolo cada dos días, levantando la última capa de musgo. Lo mismo se deben anotar del arbolillo el crecimiento semanal y otras variaciones detectadas.
Finalmente, coincidiendo con el Día del Árbol se culmina la actividad con una salida al monte donde cada uno busca el sitio que le parece más adecuado para el transplante definitivo de su arbolillo.
ARMINDO DE FRANCISCO Colexio Salesiano de Ourense
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