Me siento escribir un texto para explicar un cartel que hice hace uno meses. Llevo meses pensado en lo que quiero escribir, pero por unas cosas u otras me ha costado sacar tiempo para hacerlo. He imaginado el texto decenas de veces. Así que confiado me pongo delante del ordenador pensando que saldrá de un tirón. Todo está preparado, un poco de agua, de banda sonora “Tommy” de The Who, relajado y con todo el correo contestado. Es domingo así que no hay muchos Whastapp. Sin embargo al escribir las 5 primeras palabras surge la primera duda. El texto dice así; “imagina que eres un niño”. <<¿no debería poner niño o niña? ¿no debería ser políticamente correcto y utilizar el femenino también? >> borro y lo vuelvo a escribir en femenino y continúo escribiendo mi texto pero no estoy nada cómodo. Porque mi historia ya no es mi historia, me he ido a lo que el lector o lectora pensará sobre mí a la hora de leer el texto.
Sin embargo siempre que me imaginé la escena fue con un niño. Tal vez porque sea varón y recuerde mi infancia, tal vez porque solo tenga hermanos varones, o porque ni único sobrino sea un chico. ¿quién sabe? Tal vez es que soy un machista recalcitrante que solo piensa en masculino y por esas cinco palabras estoy en contra de la inclusión, ¿quién sabe?
Siempre he intentado ser una persona respetuosa, en mis textos a veces escribo con el famoso “os as”, pero nunca uso “la @” ni mucho menos la “x”. A veces no. Cuando hablo en público suelo comenzar con un hola a “todos y todas” pero según el discurso va avanzando tiendo a usar el masculino para aligerar. Cuando la audiencia está compuesta mayoritariamente por mujeres tiendo a usar el femenino. Procuro usar mucho la palabra “persona” y nunca uso la palabra “hombre” para referirme al masculino, siempre uso varón y mujer. Pero a la vez que respeto al otro y a la otra pido respeto también por mi uso del lenguaje, esta vez no me sale.
Porque es mi historia, es mi vida y no la voy a cambiar por ser correcto, no quiero. Es mi texto y quiero sentirme a gusto con él y expresar con libertad lo que quiero. No sé si te gustará o no, pero sigo imaginando a un niño dibujando. Así que una vez que me he desahogado escribiendo estas palabras, vuelvo a contar mi historia, aquí te la dejo. Solo espero que te guste y no me juzgues por ello.
Os saludo o saluda afectuosamente
jotallorente. Salesiano
Imagina que eres un niño, de unos 7 años. Estás sentado frente a un papel blanco enorme. Es tan grande que casi no puedes ver más allá. Lleno de ilusión empiezas a pensar qué podrías dibujar. Solo quieres una cosa, llenar de colores ese enorme espacio blanco, impersonal, frío, quieres hacerlo tuyo, quieres darle color. Te han prometido una caja de colores, con todos los colores, no faltará ninguno,… los tendrás todos. <<¡¡Genial!!>>, piensas.
Tu imaginación no para de volar, <<utilizaré este color aquí, este otro allá. Llenaré el papel de soles amarillos y naranjas, de mares turquesa, peces, animales, columpios para todos los niños y niñas del mundo. Habrá espacios verdes para todo el mundo, nadie se quedará sin jugar. Porque todo es para todos. Si tenemos hambre, no pasa nada, pintaré enormes pasteles de fresa de un rojo intenso, y grandes galletas de chocolate crujientes. Incluso sándwiches vegetales para quien no coma carne. Me acordaré de los celiacos y pintaré para ellos gigantes donuts sin gluten llenos de virutas de todos lo colores. Pintaré…>>
Llega el gran momento abres la caja de colores y los lápices no son como esperabas. No están todos los colores, faltan algunos, de otros hay más de uno. No todos tienen el mismo tamaño. Algunos son tan duros que no puede apenas pintar con ellos. Otros por el contrario parecen arena de lo blandos que están. Poco empiezas a entender que no podrás hacer realidad tu sueño. No todos los colores tienen las mismas oportunidades de estar en el papel, no podrán ser protagonistas. El rojo no podrá hacer feliz al que quiere pastel de fresa, el azul del mar estará tan diluido que apenas si se podrá apreciar, no hay colores suficientes para pintar todos los peces y sobran marrones para pintar a los animales terrestres. No sabes qué hacer.
Frustrado piensas en dejarlo todo… tu sueño no puede hacerse realidad… casi te entran ganas de llorar… En plena rabieta una luz llega a tu cabeza, en algún momento alguien te explicó que los colores se pueden mezclar para crear otros. La ilusión vuelve a llenarte y ahora sí que todos valen, mezclas unos con otros, duros con blandos, largos con cortos y todo lo que habías imaginado queda reflejado en el papel. Y feliz te vas a dormir para seguir soñando un mundo el que quepan todos los colores.
Honrados ciudadanos
En clave salesiana hay varias expresiones que nos hacen conscientes de la concepción del ser humano que tenía Don...