Un orache polito
d’esbafadas parolas
mos embolica.
Y toz (os que i creyemos)
pensamos con angunia:
ye a fin u lo empezipio.
Y o treballo cutiano
se torna luita.
(Francho Nagore, Purnas en a zenisa, del poema Com toz os diyas)
Yo también veo,
oigo y leo
palabras que nos envuelven,
que nos rodean,
que envuelven a jóvenes y adolescentes,
en redes, canciones,
en teles, en series.
Y en medio de ambiente agradable
alguien las vende y ofrece
cual tesoro, perla fina
que sí puede
llenar de sentido la vida.
Algunas de esas palabras
las han pervertido,
manipulado,
cambiado el sentido;
no dicen lo que decían:
toda la fuerza que encierran
ha perdido contenido.
Y otras son como humo
de colores que encandilan,
que provocan y despiertan
pasajeras alegrías.
Pero atraen, por bonitas,
por ligeras, por insulsas,
por lo poco que complican.
¿Final o principio?
En todo caso, incentivo:
Habrá que seguir subiendo
a los cerros y colinas,
a las mesas o a las sillas,
y gritar otras palabras,
y hacerlas vida en la vida.
Y habrá que seguir surtiendo
con un sabor de Evangelio
vocablos nuevos y viejos,
para sin tregua y con fe
ayudar a descubrir
eternos valores del Reino.
Pepe Alamán, sdb.