Hannah Montana, Los magos de Waverly Place, Jonas LA, Buena suerte Charlie, Los hermanos Denelly, Esta es mi banda, Zack y Cody, Como hermanos, El club de los pijamas, Hotel, dulce hotel, Carli, Patito feo, Los padrinos, Rebelde, Sunny… Son producciones mayoritariamente estadounidenses de colorista geografía visual, música, mucha carga de merchadising y con unos estereotipos hedonistas, conservadores, narcisistas y superficiales. Los protagonistas son poco dados al esfuerzo, la empatía o la solidaridad. Pero es lo que hay. Y lo hay porque hace tiempo que las cadenas generalistas no proponen otra alternativa.

• Adolescentes olvidados: «El público adolescente está maltratado por la tele y es muy difícil de satisfacer. Pasan sin transición de la animación a Física o Química, porque los preadolescentes no aceptan la cultura del dibujo animado. Estaban olvidados hasta que llegó Disney Channel», argumenta Mari Mar Pons, analista de contenidos televisivos del TAC (Telespectadores Asociados de Cataluña).
• Series cuestionadas: Todas ellas son series cuestionadas por padres, educadores, psicólogos, sociólogos… porque consideran que no son buen referente para la formación integral de los niños. Mª Isabel Menéndez, doctora en Filosofía y Licenciada en Ciencias de la Comunicación, considera que «son series de lectura compleja », ya que la mayoría de ellas eligen un enfoque superficial, excesivamente hedonista e individualista y, por supuesto, con excesivo peso del consumismo. Pero el gran problema «es el sexismo que contienen que, por su elaboración posmoderna, muchas veces pasa desapercibido».
• Series bien hechas: Mercedes Medina, directora del Máster de Gestión de Empresas de Comunicación de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, valora que están muy bien hechas. «Cuentan con personajes muy atractivos, con ritmo, con el anzuelo de los números musicales, canciones pegadizas e historias de relaciones que atraen a los adolescentes». Y subraya que la estética está muy cuidada, «primando los colores vivos y los diseños juveniles muy parecidos a los juegos».
• Padres adolescentes: En lo que si hay coincidencia casi generalizada, es que en estas ficciones los padres no son referentes, ya que son tan, o más, adolescentes que los jóvenes. «La representación de los varones es generalmente débil, noña o torpe. Además son burdos, frívolos y sin fuste», precisa la doctora en Filosofía.
• Personajes y situaciones clonados: El denominador común en las series nominadas en el primer párrafo es tanto la clonación de personajes –estereotipados en la diversión, la fama, el éxito, y la frivolidad– y situaciones –alergia a los estudios, al esfuerzo a asumir responsabilidades– como el diseño de producción (decorados, vestuarios, atrezzo…). «El comportamiento de los jóvenes es sensual; prestan excesiva atención a sus movimientos, al modo en el que van vestidos; en muchos casos, representan a personas de mayor edad que la que tienen», argumenta Mercedes Medina. Y Mar Pons afirma que «son personajes un poco tontos. No tienen trasfondo malo, pero tampoco encumbran valores. Es preferible que vean eso a que se enganchen a los asesinatos de series para adultos o a los talk show que se emiten por la tarde ».
• Seguidas por niños y niñas: Para el presidente de la AUC, lo preocupante es que también son series seguidas por niños y niñas, tanto o más que por adolescentes, y en este caso «sí se expone el público infantil a contenidos poco adecuados para su edad».
• Falta de héroes: Sobre la pérdida de identidad de los adolescentes, Mercedes Medina subraya que «hacen falta héroes que inviten a ser mejores y hacer el bien» y Mª Isabel Menéndez concluye que «no es mejor un estereotipo porque sea castizo si, al final también es un estereotipo».

Extractado de ÁNGEL FERNÁNDEZ

El mundo, 6.1.2011