Decálogo del Padre nuestro
- Orar «Padre nuestro»
es sentirnos hijos y hermanos.
- Hemos aprendido a decir Abbá,
Padre querido, de los labios de Jesús.
- Somos Hijos del Padre
a través de nuestro hermano Jesucristo
- El Padre nos ama más allá
de nuestras debilidades y miserias.
- Dios es Padre que comparte nuestro gozo
y nos acompaña y fortalece
en nuestros sufrimientos.
- No somos amados por ser hijos,
sino que somos hijos por ser amados.
- Rezamos para ser uno con el Padre,
en Jesucristo, por el Espíritu.
- Dios Padre-Madre, que nos da la vida,
es ternura y exigencia.
- Ser hijos de este Padre
implica coherencia y compromiso con su Reino.
- Toda la oración cobra sentido verdadero
precedida de las palabras «Padre nuestro».
Padre nuestro (CLAR)
Padre nuestro, que estás en la tierra,
desvelado por nuestros desvelos.
Hoy tu nombre nos sabe a justicia,
nos sabe a esperanza y a gloria de tu Reino.
Padre nuestro, que estás en la calle,
entre el tráfico, el ruido y los nervios,
que se cumpla, Señor, tu Palabra
lo mismo en la tierra que arriba en el cielo.
Padre nuestro, Padre nuestro,
no eres un Dios que se queda
alegremente en su cielo.
Tú alientas a los que luchan
para que llegue tu Reino.
Padre nuestro, que sudas a diario
en la piel del que arranca el sustento;
que a ninguno nos falte el trabajo,
que el pan es más pan
cuando ha habido un esfuerzo.
Padre nuestro, que no guardas nunca
contra nadie venganza o desprecio,
que te olvidas de ofensas y agravios
y pides que todos también perdonemos.