EXPERIENCIAS DE VIDA EN LA FORMACIÓN PROFESIONAL

1 septiembre 2013

La Formación Profesional es, con el Oratorio-Centro Juvenil, una de las “niñas de los ojos” de la Familia Salesiana, porque lo fue para Don Bosco. Misión Joven ha pedido un testimonio a cuatro salesianos y una Hija de María Auxiliadora sobre lo que representa la Formación Profesional. Nos hablan desde diversas zonas geográficas del territorio español e incluso africano. Leídos en conjunto, sus testimonios muestran una convicción: la intuición de Don Bosco continúa muy viva y funciona educa, humaniza y evangeliza.  ¿Alguien da más?
 
I. la inmersión en la formación profesional (FP) de la pedagogía de DonBosco.
Antonio Suescun
Colegio Salesiano Domingo Savio (Madrid)
 

  1. Introducción.

Se constatan resultados de cambios personales en nuestros jóvenes, en su actitud, en los resultados de aprendizaje, en la inserción laboral, gracias a la inmersión integradora del Sistema Preventivo, catalizador de valores humano-cristianos.
Del análisis en la evolución de la FP y la adaptación de nuestros Centros de FP a los distintos modelos y formas de presentarla en los diversos Sistemas Educativos, comprobamos que el Sistema Educativo de Don Bosco da sentido al compromiso salesiano en la entrega a los jóvenes que acceden a ese nivel educativo, en cualquiera de los modelos. El perfil económico-social hace de los jóvenes que acuden a seguir estudios en la FP, la preferencia de Don Bosco y de su Sistema Educativo para los jóvenes de las clases populares.
Después de muchos estudios, reuniones y consensos, se ha llegado a definir una FP que interrelaciona los subsistemas de la Formación Profesional, la propuesta desde el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (FP inicial) y la ofertada desde el Ministerio de Empleo y Seguridad Social (FP para el empleo, FP continua: de oferta y demanda). El elemento común de ambas ofertas formativas es la unidad de competencia. Esta hace posible la trasmisión de conocimientos y equivalencias formativas. Los títulos vienen refrendados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y los Certificados de Profesionalidad por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Si añadimos las certificaciones de la experiencia laboral, y los certificados de formación formal e informal, tendremos una visión de la FP. Es esta la FP  que se imparte en nuestros centros, haciendo de nuestros centros verdaderos “centros integrados”. (Ley Orgánica 5/2002; RD 1147/2011; RD 1558/2005; RD 1128/2003; RD 395/2007)
 

  1. Afinidad de Don Bosco, a la FP, desde el inicio de su obra.

En su formación, Don Bosco, por necesidades económicas, adquirió una serie de competencias y habilidades que le prepararon para sintonizar y arriesgarse en sus propuestas en favor de los jóvenes más necesitados, creando espacios, talleres de “oficios artesanales,” donde formar profesionalmente a sus muchachos y posibilitarles una digna inserción laboral. La genialidad e intuición de Don Boso no tenían límites.
Como ejemplo de su preparación, adquisición de habilidades e itinerario de aprendizaje, “basta aludir aquí a algunos hechos bastante conocidos: siendo tan solo un muchacho, participa en los trabajos agrícolas de las tierras familiares; estudiante en Chieri, es aprendiz de sastre en la Casa de Roberto Gioanni; “cafetero y licorista” en el bar-pensión de Gioanni Pianta. Durante las vacaciones de verano, en sus años de seminarista, ayuda en las labores del campo y se ejercita en trabajos de carpintería. Ordenado sacerdote, y habiendo iniciado su labor pastoral –de 1841 a 1843-, entra en contacto con muchachos albañiles, pintores y adoquinadores que frecuentan su Oratorio, abierto en la periferia de Turín, en el barrio de Valdocco y Borgo Dora” (J.M. Prellezo, en Las Escuelas Profesionales salesianas, Madrid, CCS, 2012).
 

  1. Con Don Bosco y con los tiempos.

Los avances técnicos y la evolución tecnológica en la empresa son ocasión de análisis permanente en  las Escuelas Profesionales Salesianas. Los distintos modelos de Formación Profesional incorporados en las sucesivas Leyes Educativas han ocasionado variaciones en los aprendizajes, dotación de nuevos equipos y entrenadores didácticos para el proceso de aprendizaje, opciones por las especialidades industriales de máxima inserción laboral y toda actividad que nos acerca a la empresa. La relación con la empresa en toda ocasión y en cualquier modelo de Formación Profesional, siempre ha estado presente, se ha cuidado, colaborado y ha dado la ocasión para el acompañamiento de nuestros jóvenes en su inserción laboral.
Desde la Ley Orgánica de Formación Profesional Industrial de 1955, con la creación del Bachillerato Laboral, la Oficialía (3 años) y la Maestría (2 años) con reválidas incluidas; posteriormente con la integración de la Formación Profesional en el sistema educativo, Ley del 1970, integrando la formación de cultura general (científica y humanística) con una formación específica técnica de una especialidad profesional, FP1 y FP2, y con un FP3 que no se llegó a implantar; con la consolidación de la Formación Profesional moderna y los Subsistemas de FP, LOGSE 1990, con el Grado Medio y Grado Superior y las correspondientes pasarelas; con la entrada en vigor de la LOE denominando la nueva Formación Profesional como: “La Formación Profesional del Sistema Educativo” (formación profesional inicial), relacionada con el Catálogo Nacional de Cualificaciones, además de la Ley Orgánica de lasCualificaciones y de la Formación Profesional y los Decretos que la desarrollan. (Ley 5/2002 y RD 1128/2003).
Merece un apartado especial la Formación Profesional vista desde Europa. En los objetivos del 2020: Mejorar la calidad y la eficacia de la educación y formación profesionales: Aumentar su atractivo y adecuación al mercado laboral; hacer realidad la formación permanente y la movilidad; fomentar la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor; promover la equidad, la cohesión social y la ciudadanía activa. (Objetivos estratégicos, diario oficial C-324 y Comunicado de Brujas 2010, Europa 2011-2020).
Los Salesianos, hemos estado ahí tratando de adecuar, en cada momento, los resultados de aprendizaje en cada uno de los modelos de FP y aplicando el Sistema Preventivo para lograr, siempre, la formación de “honrados ciudadanos y buenos cristianos”. Debemos seguir siendo verdaderos centros de innovación educativa.
 

  1. El Sistema Preventivo y su eficacia en los distintos modelos de la formación profesional.

Referidos al tiempo y a los contenidos curriculares: En principio el tiempo y estancia en el centro salesiano, de 5 cursos, es un componente clave que ayuda al desarrollo de una pedagogía que proclama los valores trascendentes como elemento aglutinador educativo, “educar evangelizando y evangelizar educando”.
El modelo de la FP, cuyo currículo integra saberes científicos, humanísticos y tecnológicos, favorece la aplicación de una pedagogía integradora de valores humano-cristianos (Oficialía y Maestría; FP1 y FP2).
Pero a pesar de todo, y aún reduciendo el tiempo de estancia en el centro salesiano, niveles de 2 cursos con posibles pasarelas, teniendo en cuenta que el modelo de FP, según LOGSE Y LOE es eminentemente teórico-práctico, viendo la evolución y propuesta de otros modelos basados en la eficacia económica, que comparten el desarrollo curricular y la formación con la empresa, debemos ser ingeniosos e intuitivos para hacer posible la aplicación de un Sistema, el Preventivo, con éxito en cualquiera de los modelos, aún observando la dificultad que entraña la organización educativo-pastoral en los nuevos modelos de FP.
La edad del alumnado ha aumentado notablemente y la aplicación del Sistema Preventivo en la componente más trascendental, aquella que da el sabor a toda labor educativa salesiana, hay que reorientarla y objetivarla con posibilidades de alcanzar metas aceptables. El acompañamiento del alumno y alumna a una inserción laboral es clave e indicador para cualquier modelo de calidad, tanto en el número como en la forma de acompañar. El estilo educativo salesiano considera esta acción dentro de las bienaventuranzas evangélicas. Personalizar los procesos educativos es la única acción educativa posible y creíble, con este grupo de jóvenes.
 

  1. El Salesiano Coadjutor en las Escuelas Profesionales Salesianas.

La creatividad de Don Bosco, su genialidad e intuición, le llevaron a experimentar las mejores condiciones, de aprendizaje e inserción laboral, para aquellos jóvenes que acudían a Turín en busca de trabajo ante ofertas laborales de nueva industrialización. Al inicio, con los contratos laborales facilitados por el mismo DonBosco en diálogo con los patronos, después con la creación de sus propios talleres de oficios, cuyo profesorado lo encontró en seglares comprometidos. Pero la verdadera genialidad fue descubrir y crear una figura, la del Salesiano Coadjutor, laico consagrado, salesiano, con vocación de educador, con la vivencia y testimonio de los valores del Sistema Preventivo, capaz de organizar y responsabilizarse, mantener el orden, la disciplina, con la profesionalidad aprendida, testimoniar los valores del Sistema Preventivo, dar el nivel de profesionalidad solicitado por las empresas y acompañar al primer empleo a los alumnos de las Escuelas de Artes y Oficios de entonces, y Profesionales posteriormente. Esta figura fue el alma de los aprendizajes y de cuidar con particular atención a tantos jóvenes que pasaron por el Oratorio. La conexión con las empresas, ya entonces, era habitual y componente importante para dar salida laboral a los jóvenes. El desarrollo e implantación de tantos Centros de FP han tenido como componente esencial a la figura del Salesiano Coadjutor. Podemos afirmar que el Salesiano Coadjutor ha sido, y es, el alma de los Centros de FP. Se ha cuidado su formación salesiana, profesional, pedagógica, con esmero y dedicación. La vocación del laico consagrado abre las puertas de la comunidad a la sociedad y al mundo laboral.
 

  1. La personalización en el proceso de aprendizaje factor principal educativo del Sistema Preventivo.

No descubro nada si afirmo que la estrategia de aplicación del Sistema Preventivo con éxito es la cercanía, la atención personalizada en el proceso de aprendizaje. La aplicación del Sistema Preventivo es fundamental en el aprendizaje de las competencias profesionales, personales y sociales, como formación integral de la persona. La metodología seguida en el proceso de aprendizaje en la FP, facilita la cercanía, la muestra de interés por el alumno y alumna, por su futuro profesional y personal, el testimonio de valores trascendentes, el acompañamiento a una inserción laboral. La programación, evaluación y calificación por competencias es la forma de alcanzar los resultados de aprendizaje.
Cuando un alumno o alumna ve cómo se vuelca el profesor de prácticas, cómo le acompaña en la adquisición de las competencias profesionales, le llega a admirar, le llega a querer, le llega a imitar en sus convicciones, en los valores que testimonia. Y esto sucede con los profesores, seglares y religiosos, entregados a los jóvenes. De ahí la insistencia en la formación permanente del profesorado, en conocer, admirar e imitar a Don Bosco en la aplicación de su Sistema Educativo. Conocer, vivir, testimoniar es fundamental para evaluar  la aplicación de Sistema Preventivo.
Así como en los modelos de Formación profesional que han ido modificándose a lo largo del tiempo hasta la inclusión de la FP en el sistema educativo, que ha sido la Ley que más  ha favorecido la FP, comprobamos que unos, los de mayor integración en el currículo de las asignaturas humanísticas, científicas y tecnológicas, formando una integración de saberes, han favorecido y facilitado la inserción del Sistema Preventivo como componente integradora educativa y personalizadora de los procesos educativos de cada joven.
En el modelo actual, de menor tiempo formativo y con componente curricular de ámbito técnico-práctica, parece un poco más complicado ver los resultados generalizados de la bondad del sistema de Don Bosco. Pero no es así. Con el estilo educativo de Don Bosco, que le viene como anillo al dedo al perfil de alumnado que llega a nuestros Centros, se logran alcanzar los objetivos propios de los valores que nacen del Sistema Preventivo, o sea el lograr que los jóvenes sean “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.
El Modelo de esta FP, de Grado Medio y de Grado Superior, ha dado lugar a organizar la promoción del alumno y alumna, haciendo que la planificación de su formación la realice en cuatro años: dos para el ciclo de grado medio y dos para el ciclo de grado superior (con la prueba de acceso anterior al ciclo de grado superior). En algún caso se da que el alumno que procede de PCPI (Programas de CualificaciónProfesional Inicial), que está diseñado en uno o dos cursos, para obtener el título de la ESO, también siguen su itinerario hacia los ciclos, obteniendo resultados asombrosos. Estos alumnos pueden estar en el centro hasta seis cursos. Esto permite que el estilo educativo salesiano pueda integrarse con mayor eficacia educativa en los procesos de cada alumno o alumna que pasa por nuestros centros.
 

  1. Resultados asombrosos de los valores de una pedagogía al servicio de los jóvenes, la pedagogía salesiana, la de Don Bosco.

Siendo pilares del Sistema Preventivo, la razón, la religión y el amor que hacen sintetizar en una expresión el sistema de Don Bosco: “La educación es cosa del corazón”. El conocimiento del profesorado, con vocación de educador, del Sistema Preventivo le lleva a poner en práctica este sistema con los alumnos que llegan a los distintos niveles educativos de la FP.
Comenzamos por los PCPI, cuyas características generales se pueden representar por: abandono de la escolaridad, falta de autoestima, fracaso en el nivel educativo anterior, desilusión educativa, de promoción, de alcanzar metas y niveles educativos, falta de disciplina y algunos provenientes de prevención, podemos concluir que se presenta un panorama primordial para recuperar la autoestima, el interés por promocionar, la definición de un itinerario educativo, recuperación de la ilusión, del trabajo bien hecho y de resultados positivos. Esto se logra en un porcentaje aceptable, (entre el 45% y 65%). El segundo curso de PCPI (módulos voluntarios), obtienen la titulación de la ESO el 75%.
En el primer trimestre los alumnos y alumnas ya han conectado con el centro, con el interés que muestran los profesores por su formación, por su bienestar, por su persona. Comparan situaciones anteriores con las nuevas sensaciones de atención personalizada y ven con agrado las propuestas de trabajo, de esfuerzo en el estudio, de ilusión ante un posible nuevo itinerario educativo, de recuperación, comprobando los resultados a corto plazo. En alguno de nuestros centros este grupo de alumnos llega a realizar las prácticas en la empresa (FCT) fuera de España, en Europa, obteniendo brillantes resultados en su comportamiento y en la adquisición de las competencias profesionales, personales y sociales.
La orientación, imprescindible en este nivel, apoya las decisiones e itinerarios posteriores de cada muchacho y muchacha, siendo la promoción y definición de los itinerarios educativos personales uno de los objetivos a alcanzar en el tiempo del paso de los alumnos y alumnas por nuestros  centros.
El segundo nivel de FP es el de Grado Medio. Los alumnos y alumnas proceden de la ESO, del primer curso de PCPI y de las pruebas de acceso a los ciclos de Grado Medio. La edad suele oscilar entre los 17 y 20 años, y algunos de mayor edad que quieren obtener titulaciones de este grado. En este nivel, cuyo objetivo principal es el de la inserción laboral, los alumnos van adquiriendo las unidades de competencia que forman cada ciclo formativo. La promoción (80% al 90%), la posibilidad de seguir estudiando en un nivel superior, va calando a medida que transcurre el tiempo y forma parte de su futuro profesional y personal. Así, muchos de nuestros alumnos y alumnas, se preparan para la prueba de acceso a los ciclos de grado superior. Los resultados son brillantes y suelen acceder al grado superior entre el 90% y 95% de los alumnos que se presentan a las pruebas de acceso.
El tercer nivel de FP es el de Grado Superior, que consta de dos cursos (titulan entre el 95% y el 100%). En este nivel la edad cuenta y mucho. Es un reto para el sistema educativo-pastoral llevar a la práctica una educación en valores integrándola con la adquisición de las competencias profesionales. Ya no se trata de orientar a un itinerario de estudios superiores, que también; es fundamental una educación más personalizada, un acompañamiento personal hacia una opción de vida, al descubrimiento vocacional. Este encuentro desde la fe, desde la trascendencia, de la relación con Dios y el hombre; la capacidad de acoger al otro, el respeto, la tolerancia y comprensión; la formulación del proyecto personal; todo ello forma un conjunto que llevado adelante mediante un Sistema Educativo en el que prima el encuentro, la amistad el estilo de familia; que tiene como característica la razón la religión y la amistad, que se propaga con el testimonio de los educadores, hace que los resultados sean de éxito educativo. Es de admirar que con el paso del tiempo, de este corto tiempo de formación de dos cursos, para proclamar que el Sistema Preventivo es un sistema educativo que parece creado para este perfil de alumnado, para alumnos de clase popular y de Formación Profesional. Aún siendo el objetivo de este nivel, principalmente la inserción laboral, hay un grupo de alumnos, entre un 5% y un 10% que finalizan el ciclo que se incorporan a estudios Universitarios con gran éxito.
 

  1. La Formación Profesional como itinerario educativo.

Aunque socialmente, aún en estos tiempos, las familias y los propios alumnos y alumnas quieren seguir el camino del Bachillerato y de la Universidad, por considerar que es un opción de mayor prestigio, aquellos que hacen la experiencia porque no queda otro remedio y se acercan a nuestros centros de FP, en poco tiempo han encontrado su camino más natural, el itinerario más apropiado para ellos y en un centro salesiano con educadores  y profesionales que les acogen, les consideran y les acompañan en su proceso educativo. Pronto notarán que adquieren las competencias profesionales, que en la cercanía asimilan valores salesianos, trascendentes, de participación y corresponsabilidad, de alegría y satisfacción, de recuperación de sus cualidades personales y de entrega generosa a los demás. Se han preparado para una inserción laboral que hace que el empresario valore su formación, la capacidad de aprender, el interés por hacer las cosas bien, demostrar su autonomía; en una palabra: han encontrado a una persona que es  “honrado ciudadano y buen cristiano”.
Integrando en nuestros Centros de FP los subsistemas que configuran este modelo, atendemos a la FP para el empleo, y a la Formación continua de oferta y demanda, formamos profesionales con Certificados de Profesionalidad a unas 30.000 personas. Los centros con Agencias de Colocación fomentan el acompañamiento a una inserción laboral de nuestros jóvenes. La adquisición de competencias, a través de las distintas modalidades formativas favorece la trasmisión y equivalencias de conocimiento.
 

  1. Del nivel de nuestra FP y de la perspectiva futura.

A pesar de los pesares este modelo de FP es de los mejores de Europa. Forma en una polivalencia profesional, dentro de la Familia profesional a la que pertenece cada Ciclo, que el empresario lo tiene en un gran aprecio por su polivalencia, precisamente. La salida profesional, cuando hay ofertas de empleo, es del cien por cien. Aún en estos momentos de crisis un 20% encuentra trabajo, al finalizar sus estudios la FCT, y a lo largo del año llegan a trabajar el 80%. Los alumnos que han tenido la oportunidad de hacer las prácticas en Europa, y precisamente en Alemania, han vuelto orgullosos de la formación adquirida, diferenciada, en nuestras Centros de FP.
Todos los planteamientos educativos que excluyen la posibilidad del funcionamiento de la educación formal, en un sistema educativo en el que se considera que uno de los niveles, el de la Formación Profesional, es un pilar de desarrollo potencial para un País, y que la formación de los jóvenes que optan por esta vía educativa llegan a ser honrados ciudadanos y buenas personas, además de buenos profesionales, están minando la capacidad y desarrollo de las competencias de los jóvenes en aras de una eficacia económica. La riqueza educativa de las personas está, precisamente, en su formación como personas que conviven, en personas que viven los valores trascendentes y sociales, en personas que trazan su proyecto personal, en personas que adquieren las competencias para una inserción profesional.
A sabiendas de que la empresa demanda personas que tengan ilusión por el trabajo y aprendizaje, que se integran en equipos de trabajo, que se adaptan con facilidad a las características de la empresa, que sean responsables y cualificados profesionalmente, la empresa no tiene como misión el educar, aunque pueda participar en un desarrollo curricular. Tampoco tiene por qué tener pedagogos para orientar, ni creadores de aprendizajes innovadores, pues esa misión es del Centro de FP. La integración de valores, por medio del hilo conductor que son las prácticas reforzadas conceptualmente con el soporte tecnológico apropiado, es tarea de la escuela, desde donde se organizan los resultados de aprendizaje. Así el contacto con la empresa es fundamental, cuya estancia del alumnado es proporcional al complemento experimental necesario para que el alumno integre y aplique lo aprendido en el centro educativo. El tiempo que el alumno o alumna pasa en el Centro de FP es clave para asegurar una formación suficiente, por medio de la aplicación de una pedagogía, la de Don Bosco, que es capaz de transformar a las personas implementando en su personalidad los valores propios de la espiritualidad salesiana.
 

  1. Nuestros Centros de FP en red, fortaleza de futuro.

La agrupación de nuestros Centros de Formación Profesionales, en red, nos hace fuertes, nos hace ser significativos en la oferta de la FP y Subsistemas. Dando a este hecho la importancia que tiene, se ha fundado una ASOCIACION SALESIANA PARA LA TENCOLOGÍA E INNOVACIÓN (ASTI), que tiene precisamente esa misión.
ASTI desarrolla su actividad desde el 18 de octubre de 2007, fecha de su constitución. La conforman como fundadores los Centros Salesianos de Madrid, principalmente los centros de Formación Profesional, reglada y no reglada, y como socios todos los centros salesianos de España y todas aquellas empresas que tengan convenios de colaboración con los centros salesianos.
Tiene presencia en toda España disponiendo de una red de Centros de Formación en todas las capitales de España y poblaciones importantes. En la actualidad cuenta con una red de 54 centros de Formación Profesional y otros tantos de Enseñanza Secundaria. En nuestros centros se forman anualmente alrededor de 20.000 jóvenes de Formación Profesional Reglada y 30.000 de la no Reglada.
Estamos presentes a través de la red salesiana de centros en 34 países de Europa con más de 1300 centros de formación, y en el mundo estamos presentes en 128 países de los cinco continentes. Contamos con una gran experiencia en la formación de jóvenes profesionales en todos los continentes, ofreciendo un servicio formativo integral de calidad con una identidad específica salesiana (www.salesianos-madrid.com).
Nuestros centros de formación son lugares donde se respira un ambiente educativo basado en la pedagogía salesiana heredada de Don Bosco, nuestro fundador. Lugares donde se experimentan los siguientes valores: La acogida incondicional a todos los jóvenes; la confianza en los jóvenes, ellos son los protagonistas; la personalización de las relaciones, atendiendo a cada persona y cultura; la construcción de un mundo más solidario, justo y pacífico; el respeto a la vida; el trabajo como derecho y medio de educación, realización personal y mejora permanente de vida; la apertura a los valores del Evangelio; la pertenencia a Europa; el trabajo en red con otras instituciones.
ASTI, representando a nuestros centros de FP, es fuerte y compite con otras instituciones ante organismos de la Administración Pública y Empresas, en las ofertas formativas referentes a la FP para el empleo y para la Formación continua, de oferta y demanda. Además promueve el conocimiento de la FP, siguiendo la estrategia de Europa 2020. Fomenta reuniones, congresos, para valorar las reformas y nuevos modelos de FP, haciendo de ellos lugares educativos salesianos. Se relaciona con empresas para participar en la programación curricular conjunta con los centros de FP. Hace, si cabe, más fuerte nuestra oferta educativa de FP (www.astisalesianos.org).
 
 

  1. Mi visión de la Formación profesional

Txema Errasti
Salesianos Deusto (Bilbao)
Tal vez mi experiencia de la escuela de Formación Profesional (FP) no sea de las más «auténticas», porque mi formación ha sido filosófica-teológica siguiendo mi vocación sacerdotal y del ámbito de Arte, por seguir los derroteros de la creatividad y el diseño; por lo tanto, letras-letras. Pero las circunstancias me han permitido estar enredado durante todos los años de mi vida práctica en centros de FP, siendo profesor de FP en muchos casos y, en algunos de ellos, algo más involucrado por tener que tomar decisiones que afectaban a estas etapas educativas.

  1. La Formación Profesional y su valoración por parte de la sociedad

El colegio en el que actualmente trabajo, Salesianos Deusto, celebra este mismo año el 75 aniversario de su fundación y es un claro ejemplo de los cambios que ha sufrido la FP y los diversos modos como ha sido valorada por la sociedad. En los primeros años del colegio, años 40 y estamos en la posguerra, trabajar era un lujo y la cualificación profesional brillaba por su ausencia. Gracias al denodado esfuerzo de los primeros salesianos de este colegio y al apoyo incondicional de la familia de los fundadores, el 20 de junio de 1943 terminó su aprendizaje la primera promoción de alumnos de 5º curso. Fue el fruto de una colaboración entusiasta entre los hijos de don Bosco y una familia que puso los medios (edificio, equipamiento, comida, becas…) para que estos jóvenes, muchos de ellos huérfanos de la guerra, tuvieran una oportunidad de formación humana, cultural y religiosa. Fue la primera semilla de un centro que empezó a ser reconocido por su estilo y buena educación en el ámbito de la FP.
Esta época me recuerda a la que tuvo que vivir don Bosco junto con sus primeros alumnos en el entorno industrial de Turín: falta de formación para el trabajo y para la vida en los jóvenes demandantes de empleo, necesidad de mano de obra en las empresas y ausencia de una estructura educativa que diera respuesta coherente y con criterios humanos y cristianos. Don Bosco tuvo la clarividencia para «componer elpuzle» con un sistema que dio muy buenos frutos educativos, logró reconocimiento social italiano e internacional y supo darle continuidad de tal modo que hoy mismo sigue siendo fecundo, sigue siendo reconocido y sigue dando continuidad.
Volvemos a Deusto y hablamos de unos años en los que esta etapa educativa, por las necesidades industriales y sociales solicitaba buenos trabajadores y buenos colaboradores en una sociedad que necesitaba recuperarse. Lo mismo se repetía en otras zonas de España. Incluso hasta inicios de los años 70, el entorno industrial estuvo muy necesitado de un alumnado bien preparado en el ámbito industrial. Creo que en estas épocas el colegio salesiano ha sentido muy de cerca su vocación de «formar para la vida» pues, en muchos casos, el alumno escogía la FP por razón vocacional: poder acceder a una cualificación que le permitiera alcanzar un puesto laboral en el que, además de sentirse útil  y constructor de la sociedad, poder permitirse un estilo de vida digno. En este sentido siempre me ha gustado más la expresión inglesa de «Vocational Training» para definir esta etapa de estudios que la nuestra de «Formación Profesional».
Posteriormente, tras diversos cambios en el sistema educativo vigente y la proliferación de Escuelas Universitarias orientadas al ámbito industrial, las etapas de FP de nuestros colegios quedaron en una situación de segunda categoría. Muchos de nosotros hemos vivido la experiencia de ser orientadores de alumnos/as de 8º curso de EGB y en el ambiente se «mascaba» el sofisma de que «los que no valen, van a la Formación Profesional», agravado en algunos casos por el tejido económico más o menos industrial del entorno. Fueron unos años complicados para la Formación Profesional; pero, a pesar de todo, los vivimos con descaro, pues los jóvenes que accedían a nuestros cursos de FP1 y FP2, eran más sencillos y con una mentalidad más dispuesta-abierta a nuestra forma de llegar a ellos: fiesta, presencia, cercanía, actividades extraescolares… La configuración de las materias de estas etapas permitía una incidencia humana-cristiana en la actividad lectiva, de tal modo que, en esos cinco años, el alumno/a  tenía la oportunidad de la reflexión, la comunicación y el crecimiento en su formación integral. La influencia del estilo de don Bosco era palpable y todavía hoy lo podemos evidenciar en tantos antiguos alumnos que añoran aquellos felices años de FP.
Y llegamos a los últimos años en los que, tras nuevos cambios y recambios en el sistema educativo, hemos aterrizado en un diagrama, que se puede describir como «reparto del pastel educativo en parcelas según edad y nivel educativo alcanzado», en el que, con más o menos acierto, se ha pretendido revalorizar la Formación Profesional, dándole un sentido transversal en su vertiente inicial y otra muy específica (dos años en Grado Medio y otros dos en Grado Superior), en la que el alumno/a se prepara para una competencia profesional prefijada por el currículo. Estas etapas más específicas dejan poco lugar para la presencia de una intervención pastoral directa en el aula, de tal modo que la presencia educativo-pastoral salesiana queda mermada y emplazada a una programación que, en muchos casos, puede definirse como casi paralela. El alumnado que accede a estos estudios, sobre todo el de Grado Superior, y por exigencias normativas de acceso, es un alumnadovocacionado, en el sentido de que está informado, sabe a lo que aspira y tiene claras sus pretensiones con vistas al futuro: en la mayoría de los casos quiere acceder a una titulación de FP de dedicación corta y que le capacite para un puesto laboral determinado. Esta elección por unos estudios para la titulación en dos años, unida a que el joven actual, bastante secularizado ya, se siente menos dispuesto a la oferta de una vida basada en valores humanos-cristianos, que son el pilar de nuestra escuela, hace que nuestro esfuerzo educativo-pastoral nos parezca de menor alcance, menos pretencioso… A esto se añade que el alumno accede a la FP con más años que en el sistema educativo anterior, con 16 años a Grado Medio y con 18 años a Grado Superior, con lo que llega con unas actitudes ante la vida bastante definidas, con bastantes prejuicios y, en algunos casos, con posturas de resistencia ante el entorno de valores cristianos. Es más, hablamos de dos años de presencia escolar cuando en realidad en los últimos tres meses el alumno/a está dedicado a la Formación en Centros de Trabajo (prácticas en empresa) que son un acierto para la formación y adecuación al entorno laboral pero, en consecuencia, la presencia educativa en el centro escolar se reduce a unas pocos días de contacto con los educadores.

  1. La Formación Profesional como etapa que «educa para la vida»

En muchas ocasiones hemos sido testigos de cómo el alumno/a con poca motivación por los estudios «se ha reencontrado con lo que quería ser» al iniciar sus estudios de FP. Aquello de «para qué tengo que estudiarlo si yo no me voy a dedicar a esto», pierde sentido cuando el alumno inicia sus estudios de Formación Profesional, antes y ahora. La motivación crece cuando la mayoría de las horas las dedica a habilidades que están directamente orientadas a un puesto laboral concreto. No sólo se trata de que su aprendizaje se lleva a cabo en contacto con equipamientos y herramientas vinculadas al sector laboral que ha escogido, sino de que la metodología que se aplica en FP varía totalmente, hasta el punto de llegar a ser primordial para que el alumno/a alcance la capacitación competencial prevista en el currículo. La metodología educativa aplicada en estas etapas marca la diferencia entre una escuela de FP que «cumple» y la que prepara para la vida.
Hay decisiones metodológicas básicas que se imponen en estas etapas, quedando minimizadas otras por pura lógica: clase práctica ante exposición magistral, trabajo en equipo ante actividad personal, proyectos antes que desarrollo y evaluación memorística… Estas afirmaciones son evidentes, pero hay más camino que recorrer cuando tenemos puesto el punto de mira en lo que nos quieren decir desde la empresa cuando nos reclaman un alumno/a «que sea majo y con actitud, que él ya lo prepara». Nuestros alumnos tienen que conocer, en el sentido de dominar los contenidos, pero además deben saber tomar decisiones, tener iniciativa, exponer y defender su proyecto ante otros, resolver problemas… La escuela de FP tiene que «trabajar» estas competencias con sus alumnos, y en ello estamos cuando incorporamos entornos de aprendizaje en los que deben enfrentarse a la resolución de problemas, a tomar decisiones creativas, a acceder con garantías y espíritu crítico a la información, a trabajar por proyectos… Otras alternativas como la posibilidad de realizar prácticas en otros países, el afianzamiento del alumnado en un idioma extranjero, la colaboración con escuelas de FP de otros países, los nuevos planteamientos educativos que nos llegan desde el Departamento de Educación cuando nos hacen propuestas de formación dual, formación en alternancia… son nuevamente un desafío a nuestra capacidad de respuesta educativa de calidad.
La programación pastoral de nuestra escuela debe abordar su cometido en este entorno educativo, también desde una «metodología para la vida», pues el alumno se encuentra en una disposición «utilitarista», en el sentido de que está pensando en la capacitación y, por ello, demanda que lo que le ofrecemos esté orientado para que le ayude en su próxima situación personal de trabajo y de vida. Más que nunca la elección que debe realizar al término de sus estudios, las decisiones que debe tomar, el sentido de su vida, la presencia de un «Dios que me ayuda a ser mejor para mí y para los demás», cobran sentido y son un reto para nuestra «presencia pastoral» en esta etapas educativas. Al igual que don Bosco intuyó con acierto las decisiones que debía tomar, así nosotros nos vemos inmersos en la necesidad de actuar con inteligencia y proseguir siendo educadores-pastores en nuestra escuela de FP.
 
 
III. Formación profesional, un lugar donde sentirse salesiano
Jordi Lleixà i Jané
Salesianos Terrassa
 
“Ahora los alumnos están sólo un ciclo de dos años. Poca cosa se puede hacer…” Transcribo aquí una de las frases que más tuve que escuchar en el momento de asumir la coordinación de pastoral en una escuela de Formación Profesional. Es fácil comprender que no resultaba muy estimulante y situaba mi trabajo en un mero “hacer lo que se pueda” para que, como mínimo, su experiencia en la escuela la recuerden de manera positiva.
Poco a poco mi experiencia ha ido rebatiendo este derrotismo inicial con el que fui recibido y, después de estos años de trabajo en la Formación Profesional, me atrevo a decir que es una plataforma educativa plenamente salesiana en la cual tiene sentido que estemos implicados como institución haciendo nuestra aportación específica.
 

  1. Plataforma educativa plenamente salesiana

 
Cuando Don Bosco sintió la necesidad de empezar sus talleres lo hacía para dar respuesta a unos jóvenes carentes de formación personal y técnica para afrontar su futuro con garantías. Y lo hacía con la convicción de que cada joven tenía unas cualidades que el educador debía descubrir y activar.
Esta es precisamente una de las grandes potencialidades de la Formación Profesional: a partir de un oficio concreto, activar lo mejor de cada alumno para que puedan labrarse un futuro profesional con garantías. Entrar en los talleres y ver como los alumnos estaban literalmente disfrutando con lo que hacían, o escuchar de unos padres que “por primera vez mi hijo va contento a la escuela”, han hecho darme cuenta de lo importante que es para un joven encontrar el oficio en el cual pueda sentirse útil y a gusto con lo que hace. Esta realidad te impacta más cuando ves trabajar a los alumnos que, por diversas circunstancias, habían quedado fuera del sistema educativo y que, gracias a los programas de cualificación profesional inicial(PCPI), consiguen reencontrar la motivación perdida.
Y a partir de esta experiencia uno también se da cuenta de que los profesores, especialmente los de la parte técnica, se convierten en referentes muy importantes para el joven. Para mí esta es la otra gran potencialidad de la Formación Profesional: la relación que se establece entre alumno y profesor. Aunque en este aspecto tengo la sensación de que no acabamos de ser conscientes de su importancia y de cómo realmente dejamos huella en los jóvenes con los que trabajamos.
Y finalmente quiero destacar que la Formación Profesional se ofrece a personas que están en un momento vital importante, en el que se toman las grandes decisiones que marcan la vida. Pienso que aquí está la clave para pensar la animación pastoral en este campo. Desde un modelo en el que lo importante no son las actividades, sino que la escuela se viva en clave pastoral. En los equipos en que he trabajado nuestra preocupación es que todo lo que pensáramos se insertara con total naturalidad en los objetivos que busca la Formación Profesional. Esta manera de hacer se ha concretado en:
 

  • trabajar la acogida incondicional desde el primer día que entran en la escuela,
  • ofrecer un modelo de profesional y de empresa acorde con la Doctrina Social de la Iglesia,
  • ayudar al joven a plantearse su futuro en clave vocacional y no sólo de salidas profesionales o de ganar más dinero,
  • ayudar a mirar a fondo la vida diaria a través de los buenos días, tutorías y otras iniciativas,
  • proponer actividades (fiestas, excursiones…) donde el pasarlo bien se fundamente en las relaciones personales y no en el consumismo,
  • el movimiento juvenil salesiano y sus diversas actividades como espacio donde desarrollar su vida joven y como plataforma a partir de la cual acompañar procesos de crecimiento en la fe.

 
Cuando uno descubre todas estas potencialidades deja en segundo término el hecho de que los alumnos pasen poco tiempo en la escuela y se centra en dar calidad a este tiempo. Y casi sin quererlo me vienen a la mente rostros concretos de jóvenes que me ratifican en esta convicción de lo importante que ha sido para ellos hacer Formación Profesional en una escuela salesiana.
 

  1. Nuestra aportación específica

Mi presencia en el mundo de la Formación Profesional ha coincidido con un momento de fuerte impulso, a nivel teórico y práctico, de la misma. Administraciones públicas, empresas, sindicatos, centros públicos y privados, estamos trabajando en poner las bases de una Formación Profesional adaptada a la realidad actual y que sea motor de cambio e impulso de la economía. Se habla de integración de los diversos subsistemas (inicial, ocupacional y continua), de formación dual, de flexibilidad, y de nuevos modelos de formación como la semipresencialidad o la formación on line.
En estos nuevos escenarios será importante no perder de vista las razones por las que tiene sentido que los Salesianos estemos en la Formación Profesional, siendo fieles a nuestro estilo educativo. Una cosa es adaptarnos a la realidad actual y otra diferente es aceptar todo lo que nos venga sin pasarle el filtro de nuestro carisma, bajo la amenaza de quedarnos atrás. No se trata de que hagamos todo lo que el amplio mundo de la Formación Profesional permite hacer, sino que hagamos aquello que mejor sabemos hacer.
En este sentido, y siempre desde mi experiencia, me atrevo a presentar cuales pienso que son las claves a la hora de pensar una oferta de Formación Profesional salesiana:

  • Una apuesta clara por la presencialidad. Para nosotros es fundamental la relación del educador con el alumno. Nuestro objetivo no es que la persona domine unos módulos formativos, sino que se convierta en un honrado ciudadano y un buen cristiano.
  • Centrar nuestros esfuerzos en la formación inicial. Nuestra gran riqueza debería ser nuestra pedagogía, no nuestro saber técnico. Debemos estar al día, sí, pero no para ser centros tecnológicos, sino para formar adecuadamente a los jóvenes para un mercado laboral que les exigirá una buena cualificación.
  • Replantear nuestra oferta de familias profesionales. Tenemos configurados nuestros centros con familias muy industriales, y ello es fruto de haber ido dando respuesta a los diversos momentos de nuestra historia. Pero la realidad es que nuestro entorno laboral ha cambiado. Adaptarse no es traicionar nuestra tradición, sino dar respuesta a unos jóvenes que quieren encontrar trabajo en el mundo actual.
  • Una relación más estrecha con las empresas, ya que estas se han de convertir en lugar de formación. Una vez más no nos tiene que preocupar la parte técnica sino el modelo de profesional y de empresa que hay detrás. En este aspecto a mí me ha hecho bien releer los primeros contratos que hizo firmar Don Bosco, un ejemplo maravilloso de su manera de entender la formación del joven.
  • Volcarnos en uno de los retos que más nos cuestionan como educadores: el abandono escolar prematuro. La Formación Profesional es una herramienta privilegiada para la inserción sociolaboral. Pero muchos son los que no llegan debido al fracaso escolar, y a éstos hay que añadirles los que se dan de baja en los ciclos formativos de Grado Medio y abandonan definitivamente el sistema educativo. Pienso que aquí tenemos una de las grandes llamadas que hoy nos hacen los jóvenes. Si Don Bosco puso en juego toda su creatividad para atender a los jóvenes que, habiendo abandonado el campo, vagaban sin rumbo por la ciudad, hoy nos toca a nosotros dar respuesta a todos estos jóvenes que vagan sin rumbo en una sociedad que les ha cerrado todas sus puertas.

 

  1. Conclusión

Es difícil exponer en un espacio tan breve todo lo que ha significado trabajar en la Formación Profesional; pero el mejor resumen, para mí, es afirmar que ha sido un regalo. Durante estos años he podido destinar mis energías a ayudar a muchos jóvenes a construirse un futuro con garantías. Junto con el resto de educadores, hemos podido presentarles, especialmente con nuestra manera de ser y hacer, unos valores que tienen su origen en el Evangelio. Y he podido acompañar, personalmente y en grupo, procesos de crecimiento en la fe que llenan de sentido todo el esfuerzo gastado.
Esta experiencia vivida me reafirma en la convicción que la Formación Profesional es un campo privilegiado de la misión salesiana, en el cual vale la pena que sigamos haciendo nuestra aportación específica.
Y por si queda aún alguien que afirme que en la Formación Profesional actual no se puede hacer nada porque son sólo dos años de la vida del joven, yo les contesto que haremos todo lo posible para que estos dos años sean de los más importantes de su vida.
 

  1. Una vida con jóvenes de Formación Profesional

Auxi Gómez, FMA
Escuelas Salesianas María Auxiliadora (Sevilla-Nervión)
 
Se me ha brindado la oportunidad de relatar mi experiencia como educadora salesiana en Ciclos Formativos y me está resultando muy difícil. De entrada, creo que lo he planteado mal desde el principio, pues son ellos, los alumnos y alumnas de esta etapa, a los que tengo que agradecer que me hayan hecho más amiga, más hermana, más madre. Y estoy pensando en cursos concretos, en chicas y chicos determinados, con sus bonitos rostros y sus fascinantes vidas. Con ellos y entre ellos, he aprendido a ser más Hija de María Auxiliadora, especialmente en este año en que celebro la gran dicha de 25 años de entrega al Señor desde el  servicio a la juventud, alternando mi misión como educadora, durante esos años y en la actualidad,  entre las diversas etapas educativas, Primaria, ESO y Ciclos.
 

  1. Pasado: el descubrimiento

Durante el postulantado –tiempo de preparación al noviciado-, hice la experiencia práctica como profesora en lo que antes se llamaba la Formación Profesional. Y ya en aquellos años descubrí cómo cambian estos chicos y chicas al contacto con nuestro ambiente, cómo se “rehabilitan” o se “recuperan” de un sistema educativo que los ha dejado al margen, de una experiencia educativa que ha diezmado su autoestima y les ha hecho entrar en una espiral de sinsentido, que los maltrata a través de mensajes como: “no vales para nada”, “eres muy torpe”, “no eres capaz de”… Por supuesto, también me he encontrado con chavales que siempre han querido ser lo que son, y se han empeñado en ello aprendiendo una profesión.
Tras esta etapa, hice mi primera profesión como salesiana, continué mis estudios, marché a Roma y de nuevo tuve como destino la Formación Profesional, aunque en aquel momento, con la nueva Ley de Educación (LOGSE), la habían rebautizado como Ciclos Formativos de Grado Medio, en los cuales continué y afiancé mi andadura como educadora.
Esta vez, mi servicio era exclusivo en los Ciclos, además de ser la Coordinadora de los mismos, animaba la Pastoral; esta doble función me brindaba la oportunidad de poder integrar, en un mismo currículo, las competencias profesionales y personales, que el perfil profesional exigía en cada especialización.  ¿No es esto la concreción de lo que D. Bosco quería que fuese el fin de nuestra educación: formar“buenos cristianos y honrados ciudadanos”?
Por entonces,  intentábamos sacar horas para dar Religión, así como para Pastoral sacramental y para tutoría, y fue una delicia constatar cómo sus corazones, poco a poco, se iban abriendo a la Buena Noticia de Jesús y a su mensaje, cómo pedían participar en la vida sacramental del Colegio e incluso algunos solicitaban que se les preparase para recibir el Bautismo. No existe nada más consolador para una educadora salesiana que este tipo de frutos, que son confirmaciones de que nuestra misión educativo-pastoral tiene pleno sentido y vigencia en estos tiempos deincreencia o atonía religiosa.
 

  1. Un presente fecundo

Hoy, después de algunos años de docencia, en otros lugares y en otras presencias, vuelvo a dar clase en Ciclos Formativo de Grado Medio y de Grado Superior. Pero “la clase” que más me gusta dar es “Valores Humanos”. Allí doy, sencillamente, todo lo que sé, transmitiendo y poniendo ante ellos lo que soy, para abrir puertas, crear esperanza y motivar a mis alumnos para que puedan ser lo que están llamados a ser, para que puedan superar los miedos, fracasos y frustraciones que llevan a sus espaldas, y es una gracia de Dios poder constatar y poder decir que muchos mejoran su autoestima, y con ello su rendimiento, creciendo en motivación y deseo de superarse.
Con los mayores de Grado Superior, el grupo de  “Informáticos”, algunos de ellos ya licenciados,  a los que los estragos del paro los ha traído hacia nosotros con el deseo de obtener un título que en el mercado laboral parece tener más posibilidades, hemos  establecido una relación muy positiva y abierta donde se ha podido reflexionar y dialogar sobre el sentido de la vida, la existencia de Dios, las relación de pareja, el Amor, como ellos dicen, con mayúsculas. En algunos momentos, hemos cruzado los umbrales de la evangelización y estas clases se han convertido en catequesis; han ayudado en la Pastoral Escolar, han asistido a las Eucaristías en fiestas salesianas importantes…, lo cual me lleva a preguntarme,  ¿por qué aquí sí y fuera no? Y sin querer me sale espontáneo responder:
 
Porque:
–          Se sienten en casa. El ambiente de familiaridad y sencillez que se respira es cercano y afectuoso. Perciben que nos interesamos por ellos y que para nosotros son importantes.
–          Los tratamos de forma personalizada y esto es consecuencia de lo anterior. Cada uno recibe una respuesta diferente a sus problemas y necesidades y experimentan cómo los escuchamos y acompañamos durante el tiempo que están con nosotros, e incluso con algunos la relación continúa para siempre.
–          El claustro de profesores intenta caminar unido para trabajar por nuestros chavales, siendo modelo de referencia para ellos. En la actualidad el profesorado de ciclos está formado por hombres y mujeres casados -con o sin hijos- o solteros; hay también algún Salesiano Cooperador e Hijas de María Auxiliadora. Somos por tanto, una Comunidad-Claustro, testimonio para ellos de diversas vocaciones y estados en esta nuestra Iglesia.
–          Los preparamos para la vida y desde la vida, enseñándoles una profesión que los capacite para ser buenos profesionales. ¡Y tanto que lo son!

  1. Algunos nombres

Cuánta alegría me da cuando llego a algún negocio, o consulta médica, y escucho: “Sor Uchi ¿se acuerda de mí?”. ¡Qué satisfacción siento cuando veo cómo se han abierto camino en la vida y cuánto nos agradecen lo que hicimos por ellos…! La experiencia nos ha ido corroborando la profunda vivencia de agradecimiento de este alumnado; me emociona realmente el sentir cómo y cuánto valoran ellos lo que no es más que expresión de un carisma, un sentir en cada poro de la piel que ese es mi sitio, que esa es mi misión en la vida, que vivo por y para ellos. Realmente respiran durante su etapa en el Colegio todo lo que he expresado arriba y por ello  se llevan tanto y expresan tanto esa gratitud.
Tendría muchas anécdotas para contar de estos años, pero destaco entre ellas la de una alumna, Virginia, esposa y madre, que ha hecho la experiencia de estudiar en nuestra casa el Ciclo Formativo de Grado Medio de Auxiliar de Enfermería. Necesitaba el título porque en su trabajo se lo exigían. Al principio, se la veía recelosa y deseando que llegase la hora para irse. Se fue metiendo en el ambiente y ya en Navidad, enganchó a su marido para que tocase la guitarra en el coro que se había formado en su clase para cantar un villancico en el acto de Felicitación navideña que cada año celebra la Comunidad Educativa. Ahí no queda la cosa: ha cambiado a su hija del Instituto a nuestro Colegio, pues dice que quiere que haga aquí la ESO, pues el ambiente, la atención personalizada de los profesores y la calidad de la enseñanza la han cautivado.
Y cómo olvidar a Isabel, alumna con espina bífida que jamás ha estado escolarizada. Sus padres temerosos solicitaron si su hija podía venir a estos ciclos pues le habían dicho que sus profesores eran muy humanos. La chica solo podía venir tres horas en la mañana pues no tenía más autonomía. Isabel ha sido una bendición para todos. Son sus compañeros los que la suben a clase en ascensor, pues utiliza silla de ruedas, y son ellos los que se preocupan de bajarla al recreo y volverla a subir. ¡Cuánta calidad humana en nuestros alumnos!, ¡cuánta ternura! Por algo son los preferidos de Don Bosco, por algo Madre Mazzarello lo primero que crea es un taller de costura para niñas.
Quizás el dolor que en estos años he ido guardando en mi corazón es la impotencia ante situaciones difíciles que he compartido con ellos: malos tratos, abusos sexuales, abandonos… y el más doloroso fue el no haber sabido llegar a tiempo para evitar un aborto. Tuvo la confianza para abrirse y compartirlo, pero viví y vivo lo que quizás experimentó Don Bosco cuando acompañó al joven al patíbulo: “Si hubiera tenido antes una mano amiga, un adulto que la hubiera escuchado y acompañado, no habría llegado hasta aquí”. La impotencia y la injusticia se mezclan con la ternura y la responsabilidad de acogerla tal como es, con sus circunstancias, sin juzgarla ni buscar culpables.
 

  1. Futuro: una historia que continúa

Hemos de estar ahí, tenemos el desafío de construir ambientes que acogen y preparan para la vida y desde la vida. Ellos y ellas son los predilectos de Don Bosco y de Madre Mazzarello, son los buenos cristianos y honrados ciudadanos que JuanBosco quería y las mujeres que, desde la libertad,  llevan a cabo con valentía lo que el amor les exige, como diría María Mazzarello hoy.
Por eso, no tenemos más remedio que construir Casas que evangelizan desde la acogida, el ambiente rico en valores humanos, con el testimonio de comunidades educativas que son capaces de mirar la realidad de nuestro mundo, a través de los ojos de Jesús, una mirada optimista, realista, esperanzada y simpática, dónde los jóvenes más necesitados son los protagonistas.
Que el Señor me regale, si es posible, otros 25 años a su servicio para el bien de los jóvenes, mis jóvenes de Ciclos Formativos.
 

  1. NUEVAS FRONTERAS DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL

Ángel Miranda
Salesianos de Urnieta y de Mozambique

  1. Una llamada a la historia

Mozambique, «colonia ultramarina portuguesa», ganó su independencia y sufrió casi 20 años de guerra en el marco de importantes hitos históricos: la revolución portuguesa de “los claveles” en 1974, los acuerdos de Lusaka y el reconocimiento de la independencia en 1984, más de 10 años de guerra civil entre Frelimo y Renamo y, por fin, la firma de la paz por el tratado de Roma el 4 de Octubre de 1992.
Y fue entonces cuando nació una acción continuada de “voluntariado técnico” que este año cumple su 21 aniversario, llena de actuaciones llevadas a cabo por grupos de educadores y profesorado de centros salesianos españoles de FP.
Apenas firmada la paz, la sensibilidad y la experiencia de los salesianos que habían aguantado los casi 20 años de guerra en Mozambique, encabezados por el P. Adolfo Vieira Duro y Valentín de Pablo, en su día expulsado de Mozambique y retornado después de haber sido en España Delegado Nacional de PJ salesiana durante ocho años,  se manifiestan en cuestiones concretas:

  • ¿Cómo escuchar y poner voz a los jóvenes huérfanos de guerra o desmovilizados que han llenado su “mochila” de vida de experiencias de guerra?
  • ¿Qué pasará con cerca de 60.000 jóvenes «empleados” hasta ahora en los dos bandos en lucha? ¿Dónde están? ¿Cuál es su horizonte? ¿Qué podemos hacer nosotros?
  • ¿Cómo apoyar al Gobierno y colaborar con otros organismos internacionales, ONU, OIT, UNICEF, etc. en su labor en favor de esos jóvenes?
  • ¿Tendremos que cambiar nuestra pastoral en Mozambique, dedicada durante estos años en exclusiva a la acción parroquial, para responder a una situación juveniltotalmente nueva!
  • ¿Será posible en un ambiente social y salesiano de penuria absoluta de recursos humanos y materiales, y entre niveles mínimos de calidad educativa y profesional?

¡Muchas más preguntas que respuestas!, en un país donde todo (economía, educación, vida social, agricultura, alimentación, energía, etc.) estaba por hacer, después de años y años de una cultura de “supervivencia bajo mínimos”.

  1. ¿Volver a la Escuela?

Pronto, firmada la paz, el Estado comenzaba a deshacerse de muchas instalaciones educativas, incautadas a la Iglesia durante la revolución, totalmente deterioradas, si no destruidas; un gran número de “hijos de la guerra” abandonados y llegados a la gran ciudad se buscaban la vida viviendo “en” la calle o “de” la calle. El atraso escolar de la población joven era evidente y los índices de escolaridad estaban bajo mínimos tras 20 años de guerra sin maestros ni escuelas.
¿Cómo abrir caminos para jóvenes mayores en busca de trabajo? ¿Primera escolarización? ¿Formación Profesional? ¿Capacitación profesional elemental? Todo tan complejo que ponía en juego el presente, pero mucho más, el futuro, de la presencia salesiana en Mozambique.
El Mozambique salesiano, en aquel momento histórico, era una Delegación de la Provincia Salesiana de Portugal, que comprendía y compartía los mismos interrogantes e inquietudes. Pero tenía un gran hándicap: ¡Portugal había suspendido en la  “revolución de los claveles” la FP en el país y en sus colonias!
La opción por los jóvenes sin trabajo abrió al diálogo y a la búsqueda compartida entre los Salesianos de Mozambique y la Red española de centros de FP en la Escuela de Pamplona que, entre julio y agosto de 1993, inaugura una acción de “voluntariado técnico” novedoso y ágil, abierto a la colaboración de otros centros de la propia Red.
Una experiencia que, ahora, tras ¡21 años!, se centra en una respuesta nueva, diferenciada y actualizada de Formación Profesional reglada,  es decir, en:
 
o        Formación que rompe esquemas educativos y personales “de guerra” y hábitos de simple “supervivencia” en el último país de las listas de bienestar y desarrollo.
o        Profesional en el horizonte de recuperación e instauración de un tejido industrial destruido, inexistente, marcado por situaciones de absoluta pobreza y de carencia de sentido del trabajo.
o        Reglada en un país custodiado por tropas de la ONU, sin Constitución y peor, sin instalaciones, ni maquinaria, ni energía, ni profesorado dotado de mínimos de capacitación tecnológica.
21 años para compartir y generar “conocimiento” apoyados en la utopía, en la esperanza y en  la capacidad salesiana, personal y humana para amar a los jóvenes más pobres.

  1. Un voluntariado técnico

La semilla de esperanza e ilusión compartida había caído en buena tierra. Aquella primera experiencia de voluntariado fructificó, de inmediato, en disponibilidad y apertura solidaria del profesorado y educadores de algunos centros salesianos españoles de FP hacia un compromiso ya “mayor de edad”.
¿El método? Sencillo. Compartir conocimiento, haciendo en Mozambique lo que día a día hace cada uno en su escuela como Directivos, Jefes y Maestros de taller, bibliotecarios, orientadores, profesores de idiomas, de biología, arquitectos, ingenieros, personal de mantenimiento, madres de familia, administradores, monitores de tiempo libre, informáticos, responsables de departamentos escuela-empresa, empresarios, religiosos y seglares, hombres y mujeres, etc. Siempre en acciones de 5 o 6 semanas de dedicación plena a tareas concretas acordadas por quienes permanecen allí cuando llega el ¡adiós! o ¡hasta el año que viene! de los voluntarios.
 

  1. ¿Algunos criterios de acción del voluntariado técnico?

Es evidente que, en 21 años, las cosas han ido cambiando. Sin embargo, podemos sintetizar algunos criterios operativos que han fundamentado esta acción:

  • Períodos de corta duración, durante las vacaciones escolares de verano, 10 de Julio a 25 de Agosto, más o menos. Luego, en varios casos, hay quien se ha reenganchado con planes de voluntariado más estable.
  • La planificación y previsión de los trabajos recae en los responsables de Mozambique. A lo largo de estos años la actividad desarrollada se ha canalizado siempre a la luz de las necesidades locales y las posibilidades acordes con el perfil personal y profesional, en nuestro caso de unos 120 voluntarios, que comparten su vida y acción con las comunidades salesianas, los educadores, las comunidades cristianas de las distintas presencias y, sobre todo, con los jóvenes mozambiqueños.
  • Los resultados se han procurado encuadrar dentro de un plan estratégico local y, así, hoy hablamos de cinco centros de FP reglada con un total de 1500 jóvenes que, de no haber tenido esta oportunidad, en su mayoría se encontrarían ahora en la calle: 3 en el entorno de la capital (Maputo,Matola y Moamba); otro en el centro del país (Inharrime); y otro  en el norte (Matundo-Tete), con más de 100 profesores y educadores, y una oferta formativa diversificada de electromecánica, carpintería, construcción, automovilismo, corte y confección o soldadura, según programas formativos y operativos acordados con el Gobierno,
  • Desde el inicio las acciones del voluntariado técnico se han desarrollado en contacto directo y permanente con los agentes locales interesados en la FP. Hablamos del Gobierno, que considera la Red Salesiana como “parceiro – socio” suyo, los ministerios de Educación, Trabajo y Servicios sociales, el PIREP como organismo de diseño y desarrollo del Sistema o el mundo empresarial. De ahí la creación de una Secretaría Salesiana de FP y un departamento Escuela– Empresa abiertos a la interacción con los estamentos citados y la orientación y acompañamiento de las prácticas en empresas.
  • Al acabar cada año siempre han quedado “deberes para realizar durante el año” asumiendo otras actividades de contacto y apoyo facilitadas por los sistemas actuales de comunicación entre los centros de envío y los receptores.
  • La proyección del trabajo realizado en los centros de envío ha fomentado y  acrecentado la difusión de buenas prácticas y el sentido de solidaridad e internacionalización de sus Comunidades Educativas.
  1. Algunas opciones operativas

Aunque por la gran diversidad de actividades podríamos distinguir fases y subfases, puede comprenderse mejor la cosa si ofrecemos algunas grandes coordenadas mantenidas a lo largo de estos 21 años. En general, podemos decir que siempre se ha hablado de

  • “trabajo”, nunca de visita, aproximación, estudio o simple conocimiento de la realidad africana.
  • dedicación no menor de 40 o 50 horas semanales de trabajo, facilitadas por el clima de la época… Sábado tarde y domingo pueden ofrecer márgenes de distensión, convivencia, participación en celebraciones institucionales o eclesiales, ¡Estamos de vacaciones!
  • una perspectiva fundamental: la FP Reglada, a veces, complementada con ofertas de FP No Reglada sobre todo PARA desmovilizados en los primeros años,
  • un amplio abanico de posibilidades: preparación de programas y prácticas de FP, formación del profesorado, apoyo a su labor, preparación de instalaciones, laboratorios, materiales de prácticas, diseño de dotación tecnológica, etc.
  • fomento del sentido de Red de colaboración y apoyo con otras entidades relacionadas con la F.P.: Escolas Salesianas de Portugal, Ministerios, Embajada y Agencia de Cooperación española, UNICEF, OIT, representación de la UE, y otras ONG’s salesianas: JyD en España, VIS de Italia, Jugend DritteWeltz de Alemania, Jugend eine Weltz de Austria, etc.
  • colaborar también con otras entidades no salesianas, como la Red Pública de FP y su profesorado, otros focos de acción educativa.

 
De ahí la colaboración del voluntariado técnico en acciones de

  • diseño y propuesta de planes de ordenación de la FP oficial reglada y no reglada
  • diseño y montaje de talleres, incluso con penuria de medios y recursos (energía, comunicaciones, elementos técnicos e industriales, personal, etc.)
  • la selección y formación inicial y permanente de profesorado y directivos
  • la preparación de documentación básica como Proyecto educativo, selección de profesorado y alumnos, horarios, Reglamentos internos, gestión administrativa, etc.
  • una FP con Familias Profesionales Técnicas como Corte y confección, informática, etc. más abiertas al mundo femenino
  • la implantación y uso de las TIC’sy sistemas informáticos de gestión en los centros
  • el diseño y preparación de la red informática de gestión documental académica del propio Ministerio de Educación
  • elaboración de informes técnicos sobre otros proyectos de colaboración Gobierno-Empresas u otras entidades o donadores interesados en la FP
  • canalización de ayudas materiales y técnicas de donadores españoles: envíos de maquinaria, materiales didácticos, becas de estudio, etc.

 

  1. Un hito de calidad: el primer Congreso de FP en Mozambique.

Los años pasaban y crecía el aprecio por la FP en un país que partía de cero solo siete años antes. Esto permitía en el 2000, a los 50 años de presencia salesiana en Mozambique,  celebrar el Primer Congreso de FP organizado por la Red Salesiana para impulsar más la “visión” pública del camino realizado.
Bajo el título “Una Formación Profesional para Mozambique” el congreso supuso un paso adelante en la consolidación de la Red Salesiana como portadora de una oferta de FP novedosa, abierta al presente y al futuro del país y a otros estamentos relacionados con la FP, con representaciones de países donantes, organismos transnacionales y empresas.
El análisis de la importancia y los sistemas de FP en el mundo, sus itinerarios y diversificaciones, las competencias personales y profesionales de los agentes, la voz de la Cooperación internacional, de los jóvenes destinatarios, las estrategias y planes del Ministerio y las demandas de los empresarios, motivó algunas conclusiones que hoy se van haciendo vida y resultan claves para las acciones de voluntariado técnico:

  • La importancia de una FP que contribuya al desarrollo económico y social delpaís.
  • La necesidad de más técnicos, mejores técnicos y empleos, en nuevas profesiones y de mayor calidad.
  • El impulso de unas relaciones Escuela-Empresa marcadas por la reciprocidad, la confianza mutua y la reforma de políticas fiscales y organizacionales.
  • La implantación de una FTP para el desarrollo integral de las personas y la creación de hábitos de iniciativanecesarios en el mundo del trabajo.
  • La exigencia del trabajo en “redes de escuelas” fomentando el uso de las TIC’s.
  • El valor añadido por la flexibilidad, la autonomía de gestión y la didáctica participativa de los Centros, a la calidad de la FP

 

  1. El ISDB: Instituto Superior Don Bosco

 
La gran labor desarrollada por las Comunidades educativas salesianas de Mozambique con el apoyo continuo del voluntariado técnico, la vida de los centros, la ampliación de la escolarización obligatoria y las exigencias de una FP adaptada a la rapidísima evolución social y laboral del país, daban importancia primaria a la formación del profesorado, como clave fundamental de una FP de calidad.
Una exigencia tan evidente provocó la constitución, por parte del Gobierno, de una “parceria” con la Red Salesiana de FP y la Agencia Española de Cooperación para la construcción y puesta en marcha de un “Instituto Superior universitario de Formación del profesorado y de gestores de centros de FP”, el ISDB, que desde hace 8 años viene desarrollando programas presenciales y a distancia, de formación de educadores y profesores de FP en las áreas electromecánica, comercial, turismo y agropecuaria.
Esta iniciativa, específica y novedosa en la educación y la FP de todo el mundo, va dando sus primeros frutos al incorporarse a la docencia en centros de FP las 2 primeras promociones de profesores específicos con título de Grado, lo que, si por una parte ha exigido al voluntariado técnico una dimensión académica y tecnológica de nivel universitario, por otra ha supuesto un efecto multiplicador para su aportación a la formación de las futuras generaciones de profesorado de FP del país.
 

  1. Desarrollo y perspectiva de futuro del voluntariado técnico

 
Como eco final de los efectos y perspectivas de futuro del voluntariado técnico, proponemos algunos asertos basados en la experiencia de vida de estos años y en el recuerdo compartido de las aportaciones de los participantes que reconocen en el voluntariado técnico

  • un valor añadido a los educadores participantes al reforzar el sentido vocacional y solidario de su tarea educativa,
  • una magnífica oportunidad de vivir la vocación solidaria y de amor que propone el evangelio para los creyentes y un sentido ético solidario y positivo para todos,
  • la respuesta a necesidades concretas en la dinámica del “tuve hambre y… sed y…”
  • la posibilidad de vivir el compromiso personal y, en su caso, cristiano, sin límite de edad ni de situaciones legales o laborales,
  • la creación de puentes y ámbitos de desarrollo en un mundo cada vez más globalizado aminorando desfases tecnológicos de los países más pobres,
  • una fuente de nuevas perspectivas y de dinámicas de innovación adecuadas a destinatarios y países en vías de desarrollo, que repercute en los centros comprometidos,
  • la generación y desarrollo de una cultura de valores, de equidad, de respeto del medio ambiente, de prevención y de lucha eficaz contra el subdesarrollo y la pobreza de las personas y de los pueblos,
  • un cambio de visión del desarrollo tecnológico desde la perspectiva del desarrollo de las personas y no sólo de la economía,
  • y… más.

¿Una última propuesta? Muchos centros están caminando por estas sendas y crece el número de países que la demandan. ¿Seremos capaces de consolidarlas como nuevas respuestas a la problemática de la globalización y el desarrollo?