PARA QUE LOS JÓVENES PUEDAN ENCONTRARSE CON CRISTO

1 julio 2013

Koldo Gutiérrez, sdb.
Es Delegado Nacional de Pastoral Juvenil de los Salesianos en España y pertenece al Consejo de Redacción de Misión Joven.
 

“La conversión pastoral nos lleva a pasar de una Iglesia ‘reguladora’ de la fe

a una Iglesia ‘transmisora y facilitadora de la fe’” (Cardenal Bergoglio)

 
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO.- El autor hace una presentación general de los antecedentes, desarrollo y conclusiones del Sínodo de octubre de 2012, y luego se centra en comentar la propuesta nº 51 de las 58 presentadas como conclusión del Sínodo; una propuesta que habla de la evangelización de los jóvenes y ofrece un elenco interesante de pistas para la presente y futura Pastoral Juvenil.
 
Escribo este texto seis meses después de la conclusión del Sínodo de los Obispos sobre la ‘Nueva Evangelización para la transmisión de la fe’. En este tiempo hemos vivido acontecimientos importantes y significativos en la vida de la Iglesia. Me refiero en concreto a la renuncia del Papa Benedicto al ministerio petrino, un gesto profético lleno de humildad y de libertad, y a la elección del Papa Francisco, acontecimiento que está generando mucha ilusión y esperanza. El Espíritu dirige a la Iglesia con sorprendente creatividad.
Es cierto que hoy se habla menos sobre la nueva evangelización, pero todo hace pensar que el proyecto sigue adelante. El Papa Francisco está aportando nuevos enfoques, invitándonos a poner a Cristo en el centro de nuestra vida con el Espíritu Santo como principal protagonista de la historia, que transforma a la Iglesia en una comunidad que camina, edifica y confiesa, saliendo de sí misma para ir a las fronteras existenciales de la humanidad.
Las palabras y los gestos van de la mano en la manera de hacer del Papa Francisco. “El anuncio de Pedro y de los Apóstoles no consiste sólo en palabras, sino que la fidelidad a Cristo entra en su vida, que queda transformada, recibe una nueva dirección, y es precisamente con su vida con la que dan testimonio de la fe y del anuncio de Cristo”[1].
En este sentido recojo una intervención del Papa en la última Vigilia de Pentecostés respondiendo a un joven que preguntaba sobre los desafíos que hoy tiene la evangelización: “Diré sólo tres palabras. La primera: Jesús. ¿Qué es lo más importante? Jesús. Si vamos adelante con la organización, con otras cosas, con cosas bellas, pero sin Jesús, no vamos adelante; la cosa no marcha. Jesús es más importante…La segunda palabra es: la oración. Mirar el rostro de Dios, pero sobre todo —y esto está unido a lo que he dicho antes— sentirse mirado. El Señor nos mira: nos mira antes… Y la tercera: el testimonio… La comunicación de la fe se puede hacer sólo con el testimonio, y esto es el amor. No con nuestras ideas, sino con el Evangelio vivido en la propia existencia y que el Espíritu Santo hace vivir dentro de nosotros. Es como una sinergia entre nosotros y el Espíritu Santo, y esto conduce al testimonio. A la Iglesia la llevan adelante los santos, que son precisamente quienes dan este testimonio”[2].
 
Proyecto para este artículo
 
En este artículo me propongo hacer una lectura pastoral de la propuesta número 51, “la juventud y la nueva evangelización”, entregada por los padres sinodales al Papa, junto con otras cincuenta y siete, como conclusiones del Sínodo.
Pero antes hablaré sobre el proceso sinodal, dejándome iluminar por el mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios que, desde mi punto de vista, refleja el espíritu de lo vivido en la asamblea sinodal.
 

  1. Antecedentes, primeros pasos y desarrollo del Sínodo

Como ya he dicho pretendo describir el contexto histórico del proceso sinodal porque puede iluminar el objetivo que me mueve al escribir este artículo. Me propongo ver por qué se eligió el tema de la nueva evangelización, comentar el valor de algunos documentos que sirvieron para su preparación y destacar varias intervenciones en el aula sinodal sobre pastoral juvenil.
En todo Sínodo hay un momento previo (antes), un acontecimiento (durante) y un momento posterior (después). Hoy estamos viviendo el momento posterior a la celebración del Sínodo. ¿Qué paso antes? ¿Cómo se desarrolló el Sínodo?
 
1.1 Antecedentes
Después del Sínodo sobre la Palabra de Dios (2008), y de la Exhortación apostólica Verbum Domini (2010), el “Consejo permanente del Sínodo” preguntó a distintos organismos eclesiales cuál podría ser el tema para la siguiente asamblea. Los temas más destacados en aquella consulta fueron la transmisión de la fe y la educación, temas importantes para toda propuesta pastoral.
En aquellas mismas fechas el Papa Benedicto había creado un nuevo organismo, el “Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización”, y había encomendado a Monseñor Rino Fisichella la organización de dicho consejo. Este consejo nacía con el propósito de impulsar la evangelización especialmente en los países de antigua cristiandad. Se decía que estamos viviendo un tiempo nuevo que pedía un nuevo impulso evangelizador. Además se constataba una crisis de confianza y de credibilidad en la Iglesia que demandaba una nueva forma de ser Iglesia y unos creyentes que sean ante todo testigos.
El ‘Consejo Permanente del Sínodo’, uniendo estos dos procesos, los datos de la consulta y la creación del ‘Consejo pontificio para la nueva evangelización’, propuso como tema del Sínodo: “Una nueva evangelización para la transmisión de la fe”. Con el primero de los núcleos, ‘la evangelización’, se quería hacer una reflexión global sobre la identidad y misión de la Iglesia, y con el segundo núcleo, ‘la transmisión de la fe’, se buscaba focalizar una finalidad concreta.
 
1.2 Primeros pasos
Se siguió el procedimiento habitual: redacción de los ‘lineamenta’, consulta a distintos organismos eclesiales, redacción del ‘instumentum laboris’, celebración del Sínodo, propuestas al Santo Padre.
Quiero destacar la importancia de los ‘lineamenta’, un documento que pronto llamó la atención positivamente. No me parece oportuno presentar este texto porque es muy probable que sea un documento ya conocido por todos; pero sí quiero subrayar tres características del mismo: una atrayente fundamentación teológica, una clara intención pastoral y una propositiva concreción espiritual. Además, desde mi punto de vista, el documento consiguió focalizar con maestría los temas más importantes de la evangelización. Por ejemplo, el documento destaca la importancia que en toda acción pastoral tiene el contexto (escenario), y también subraya con fuerza la categoría del discernimiento (acoger, escuchar, interpretar) que sirve de bisagra a todo el documento.
El texto de los ‘lineamenta’ se entendía bien y conseguía transmitir esperanza. Esto hizo que muchos equipos de pastoral trabajaran animosamente este documento. Está claro que un buen comienzo facilita un buen camino. Creo que se puede afirmar que con los ‘lineamenta’ se aseguró un buen comienzo.
Después de las consultas, donde participaron Conferencias Episcopales, Dicasterios vaticanos, organismos de vida religiosa, universidades, centros de formación, diócesis y comunidades concretas, se redactó el ‘instrumentum laboris’, que en algunas partes mejoró el texto de los ‘lineamenta’ y en otras hizo de aquel documento un texto más complejo. De ahí se pasó a la discusión en el aula sinodal.
 
1.3 En el aula también se habló de los jóvenes
El documento de los ‘lineamenta’ proponía evitar reflexiones sectoralizadas: “La pregunta acerca de la transmisión de la fe, que no es una empresa individualista y solitaria, sino más bien un evento comunitario, eclesial, no debe orientar las respuestas en el sentido de la búsqueda de estrategias comunicativas eficaces y ni siquiera debe centrar la atención analíticamente en los destinatarios, por ejemplo los jóvenes, sino que debe ser formulada como una pregunta que se refiere al sujeto encargado de esta operación espiritual. Debe transformarse en una pregunta de la Iglesia sobre sí misma”[3].
Pero a pesar de esta recomendación, creo que es oportuno ver en qué sentido se ha hablado de los jóvenes en el aula. El tema del Sínodo, ‘una nueva evangelización para la transmisión de la fe’, toca de lleno muchas de las preocupaciones que la pastoral juvenil tiene hoy. Recojo algunos testimonios, aunque debo afirmar que las referencias a los jóvenes han sido constantes de manera directa o indirecta.
En una de las primeras intervenciones, Moseñor Wuerl, relator general del Sínodo, afirmaba que muchos jóvenes alejados de la Iglesia están buscando respuestas a las preguntas perennes inscritas en el corazón humano, y destacaba el camino de búsqueda que están haciendo en concreto muchos jóvenes adultos[4].
En este mismo sentido intervinieron también algunos presidentes de las Conferencias de obispos continentales. Por ejemplo, Monseñor Dew, de Oceanía, afirmaba que “en mucha gente joven vemos una búsqueda sincera, y a veces dolorosa, de un significado y una espiritualidad que tienda un puente entre los valores culturales tradicionales y la exaltación de la era tecnológica”[5].
Los padres sinodales han hablado de muchos temas que hacen referencia a los jóvenes, como por ejemplo las culturas juveniles (Monseñor Ravasi), los jóvenes como primeros destinatarios de la nueva evangelización (Monseñor Bruno Forte), los jóvenes como maestros de humildad, alegría, valentía, comunión… con capacidad de ser artífices del cambio pastoral (Monseñor Rosario Vella), la necesidad de unos pastores que sean guías espirituales de los jóvenes (Don Pascual Chávez), o que sepan ser sus compañeros en las búsquedas de la vida (Hno. Rodríguez Echeverría)… También los padres sinodales han hablado de los jóvenes al reflexionar sobre la educación, la catequesis, la Iniciación Cristiana, la escuela, la familia, la parroquia, la pastoral vocacional, la santidad. Sería prolijo documentar estas intervenciones.
 
1.4 Mensaje al Pueblo de Dios
En la penúltima jornada los padres sinodales presentaron un “mensaje del Sínodo al Pueblo de Dios”. Este texto quiere iluminar la lectura de los documentos sinodales y expresa el espíritu vivido en la asamblea. El número nueve de este mensaje habla de los jóvenes:
“Nos sentimos cercanos a los jóvenes de un modo muy especial, porque son parte relevante del presente y del futuro de la humanidad y de la Iglesia. La mirada de los obispos hacia ellos es todo menos pesimista. Preocupada, sí, pero no pesimista. Preocupada porque justo sobre ellos vienen a confluir los embates más agresivos de estos tiempos; no pesimista, sin embargo, sobre todo porque, lo resaltamos, el amor de Cristo es quien mueve los profundo de la historia y además, porque descubrimos en nuestros jóvenes aspiraciones profundas de autenticidad, de verdad, de libertad, de generosidad, de las cuales estamos convencidos que sólo Cristo puede ser respuesta capaz de saciarlos.
Queremos ayudarles en su búsqueda e invitamos a nuestras comunidades a que, sin reservas, entren en una dinámica de escucha, de diálogo y de propuestas valientes ante la difícil condición juvenil. Para aprovechar y no apagar, la potencia de su entusiasmo. Y para sostener en su favor la justa batalla contra los lugares comunes y las especulaciones interesadas de las fuerzas de este mundo, esforzadas en disipar sus energías y a agotarlas en su propio interés, suprimiendo en ellos cualquier memoria agradecida por el pasado y cualquier planteamiento serio por el futuro.
La nueva evangelización tiene un campo particularmente arduo pero al mismo tiempo apasionante en el mundo de los jóvenes, como muestran no pocas experiencias, desde las más multitudinarias como las Jornadas Mundiales de la Juventud, a aquellas más escondidas pero no menos importantes, como las numerosas y diversas experiencias de espiritualidad, servicio y misión. A los jóvenes les reconocemos un rol activo en la obra de la evangelización, sobre todo en sus ambientes[6].
 
1.5 Valoración global
El Sínodo ha creado mucha expectación y ha generado esperanza. En definitiva, en todo este proceso sinodal destaca con gran vigor la prioridad clara que la evangelización adquiere en el día de hoy.
Para hacer una valoración general del Sínodo me hago eco de las afirmaciones del teólogo italiano Enzo Biemmi en la última Asamblea de AECA, 5-7 de diciembre de 2012, donde dio una conferencia con el título Por una evangelización “nueva”. Relectura crítica de un Sínodo.
Biemmi, como valoración global, afirmaba positivamente que en el Sínodo han resonado con frecuencia dos palabras: humildad y caridad[7].
En el aula algunos obispos y algunos invitados han pedido ser una Iglesia más humilde. Crecemos en humildad cuando somos conscientes de los propios límites y cuando nace en nosotros la convicción de no ser los propietarios del Evangelio, sino sólo sus servidores, y de que el único que abre los corazones es el Espíritu Santo.
La otra palabra que ha resonado en el Sínodo es la palabra caridad. Se ha destacado en este Sínodo una mirada positiva hacia el mundo. Desde mi punto de vista el documento de los ‘lineamenta’ había conseguido esa misma mirada positiva al mundo; además no podemos olvidar que estamos celebrando cincuenta años del inicio del Concilio Vaticano II, que quiso mirar de esta manera a toda la humanidad. Si “tanto ha amado Dios al mundo…” (Juan 3,16) no podemos nosotros no amar este mundo. En este sentido no es extraño que la inculturación haya sido uno de los temas que este Sínodo ha vuelto a poner encima de la mesa de manera prioritaria.
 

  1. Lectura pastoral de la propuesta 51

 
Uno de los objetivos prácticos de todo Sínodo es entregar al Santo Padre algunas conclusiones sobre aquellos puntos que se consideran más importantes sobre el tema tratado y que son fruto del diálogo en el aula. Este documento de propuestas sirve al Papa como orientación para la redacción de la Exhortación apostólica con la que concluye todo Sínodo, un texto que servirá como guía pastoral para toda la Iglesia.
 
2.1 Presentación global de las Propuestas
En esta ocasión se presentaron al Papa cincuenta y ocho propuestas. El Santo Padre pidió, como gesto novedoso con respecto a otros Sínodos, que estas proposiciones fueran publicitadas y conocidas por el Pueblo de Dios.
En estas páginas comentaré la propuesta 51, que habla de los jóvenes, pero creo que es interesante presentar, aunque sea de manera sucinta y en grandes bloques, el conjunto de las 58 propuestas[8].
 
Proposiciones 1-12
Las primeras proposiciones, de la 1 a la 12, tratan sobre la naturaleza de la evangelización, que tiene su fuente en el Dios trinitario, y que la mediación humana de la inculturación hace posible.
En estos números se habla de misión, evangelización, anuncio, diálogo y testimonio. Es interesante la petición de un ‘plan para el anuncio’ y la necesidad de una ‘pastoral misionera de contacto directo’.
 
Proposiciones 13-25
En la segunda parte se presentan los distintos contextos en los que la Iglesia hoy es llamada a evangelizar. De la categoría del contexto (escenario)  hablaban los ‘lineamenta’. En esta parte del texto es donde la mirada positiva al mundo se hace más evidente.
Aquí se proponen muchos temas: los desafíos de nuestro tiempo, la reconciliación, los derechos humanos, la libertad religiosa, los medios de comunicación social, el desarrollo humano, la belleza, los migrantes, la conversión, la santidad y los nuevos evangelizadores, la doctrina social de la Iglesia, las ciudades. Me ha llamado la atención la petición de una ‘teología de la credibilidad’.
 
Proposiciones 26-40
El tercer bloque, proposiciones 26-40, es el más más extenso y lleva como título “las respuestas pastorales a las circunstancias de nuestro tiempo”. Entre estas respuestas se habla de la catequesis (donde adquieren protagonismo la catequesis de adultos y la dimensión mistagógica en todo proceso educativo) y también se habla de la educación.
En este tercer bloque se afirma que el Espíritu Santo es el agente principal de la evangelización y, en este sentido, la evangelización es un proceso espiritual. Se habla de la oración con gran acierto[9].
En estos números se tratan temas diversos: la parroquia, la opción por los pobres, los enfermos, el sacramento de la penitencia, el domingo, la liturgia, el sacramento de la confirmación, la Iniciación Cristiana, la piedad popular.
 
Proposiciones 41-58
El último bloque se dedica a reflexionar sobre el sujeto pastoral, los agentes y los protagonistas de la nueva evangelización. El texto nos vuelve a recordar que la iglesia local es el sujeto de la acción pastoral. En estos números se habla de la identidad de los agentes de pastoral, de retos, de procesos, de responsables. Es decir, nos encontramos con una parte más concreta donde se subraya la necesidad de la comunión eclesial, de la sinergia pastoral, así como la urgencia de una actividad pastoral integral.
Los temas son muchos: la parroquia, los laicos, la familia, el ministerio ordenado, los consagrados, el papel de la mujer en la evangelización, la juventud, el diálogo ecuménico, el diálogo interreligioso, el diálogo con las ciencias, el atrio de los gentiles, la formación de los evangelizadores.
 
2.2 Propuesta 51
Me voy a detener en concreto en la propuesta 51, que lleva por título ‘La juventud y la nueva evangelización’[10].
“En la Nueva Evangelización, los jóvenes no sólo son el futuro sino también el presente (y son don) en la iglesia. No son sólo receptores sino también agentes de evangelización, especialmente con su vida coherente. Los jóvenes están en ese momento de búsqueda de la verdad y del sentido de la vida que solo Jesús, que es la Verdad y que es su amigo, puede ofrecer.
Gracias a cristianos adultos ejemplares, gracias a los santos, especialmente los jóvenes santos, y gracias  de jóvenes  educadores y pastores involucrados, la Iglesia es visible y creíble para los jóvenes.
Dondequiera se hallen, en su familia, la escuela, la comunidad cristiana, es necesario que los evangelizadores encuentren a los jóvenes y pasen tiempo con ellos, que les propongan, que les acompañen en el seguimiento de Jesús, que les orienten para descubrir su vocación en la vida y la iglesia. Mientras que los medios de comunicación influyen de manera significativa en su salud física, emocional, mental y espiritual, la Iglesia, a través de la catequesis y de la pastoral juvenil, se esfuerza por capacitarles y ayudarles a discernir entre el bien y el mal, a escoger los valores del evangelio más que otros valores, a forman sólidas convicciones de fe. La celebración de la Jornada Mundial de la Juventud y el YouCat son instrumentos especiales para una Nueva Evangelización”.
 
2.3 Lectura pastoral de la Propuesta 51
Hago una breve lectura pastoral de esta propuesta porque, a la espera de la Exhortación apostólica que exigirá de nosotros una acogida positiva y una metodología de estudio para ponerla en práctica, quiero ofrecer pistas de reflexión para quienes trabajamos pastoralmente con jóvenes.
 
Los jóvenes son un don
Me ha llamado la atención la redacción de la primera frase de la proposición 51. Parece como si alguien hubiera insistido mucho, incluso parece que se hubiese puesto pesado, para que quedara constancia de que los jóvenes son un don para la iglesia. Los jóvenes son un don, no son un problema o una incomodidad.
Cuando los agentes de pastoral decimos que los jóvenes son un don para la Iglesia estamos diciendo que tenemos mucha suerte de poder dedicarnos a la educación y a la evangelización de los jóvenes; pero también estamos diciendo que tenemos que reconocer con humildad que alguien nos da ese don, el Espíritu, que pide de nosotros disponibilidad y colaboración para la misión juvenil. Por lo tanto no somos propietarios de la misión, y tampoco podemos entender esta como un espacio para desarrollar nuestras cualidades o satisfacer nuestra valía. No es eso, porque si fuera así los jóvenes ya no serían un don sino un medio. El Señor está empeñado en la misión juvenil y busca la manera de llevarla a cabo. Nosotros escuchamos esa llamada, acogemos ese don, y nos ofrecemos como colaboramos en la misión de Dios. Él nos da ese don.
 
Los jóvenes como agentes y destinatarios
El texto habla de los jóvenes como destinatarios y como agentes de pastoral. Es muy probable que esto no nos resulte novedoso y que lo tengamos claro, por lo menos en teoría, desde hace mucho tiempo. Al comentar esta expresión quiero hacer notar que se nos pide atender estos dos dinamismos: el joven como destinatario y el joven como agente de pastoral.
Sabemos que los jóvenes son agentes de pastoral entre sus mismos compañeros o para otros jóvenes. Por eso buscamos implicarlos en la misión, proponerles pequeñas o grandes acciones en favor de los demás, fundamentar sus deseos de entrega, ayudarles a descubrir el valor de la generosidad. Para ello les proponemos progresivos gestos de entrega intentando que maduren poco a poco. Estos gestos de entrega juvenil necesitan acompañamiento porque la entrega en ocasiones se oscurece, las personas se cansan, incluso puede perderse el sentido original de esta entrega. Es necesario acompañar en la entrega y tenemos que reconocer que no siempre encontramos tiempo o medios para este acompañamiento. Deberíamos pensar sobre esto.
Pero los jóvenes también son destinatarios, también aquellos jóvenes que ya tienen asumidos compromisos pastorales, por muy importantes que sean estos compromisos. Solo un evangelizador evangelizado puede evangelizar. Somos seres en proceso y el crecimiento personal no para, siempre está demandando ayudas. Una consecuencia lógica de esta reflexión es preguntarse si estoy acompañando convenientemente en el crecimiento personal o espiritual de cada adolescente, joven, joven adulto, educador, del encargado del proyecto… El error que podemos cometer es pensar que esa persona ya no necesita crecer o que lo único que demanda es formación técnica.
 
La credibilidad del testigo
El testimonio es uno de los conceptos clave para la evangelización. En muchas de las cincuenta y ocho propuestas se unen las palabras ‘evangelio y testimonio’, ‘evangelización y testigo’… El testimonio, tal como lo entiende el documento, no es solo algo que se hace, ‘dar testimonio’, sino que se relaciona prioritariamente con la identidad, ‘ser testigo’.
En esta proposición, en concreto, el testimonio va unido a la credibilidad y a la proximidad. ¿Quién hace que la Iglesia sea creíble? La proposición dice que los cristianos adultos ejemplares, los santos (y especialmente los jóvenes santos), los jóvenes educadores, los pastores involucrados… hacen visible y creíble a la Iglesia. La vida coherente de muchos jóvenes cristianos, verdaderos testigos, hace ver una Iglesia creíble. Podemos afirmar con alegría que muchos de nuestros jóvenes son verdaderos testigos del evangelio. Esto también es teología de la credibilidad.
El otro aspecto del que quiero hablar es el valor de la cercanía y de la proximidad. En la primera parte de las proposiciones se hablaba de la necesidad de una pastoral de contacto directo, afirmando que es necesario un tránsito desde una pastoral de mantenimiento a una pastoral misionera, lo que requiere un proceso de conversión. El Papa Francisco pide a los pastores salir a las periferias y no hacer una pastoral de despacho. Esta es una pastoral de contacto directo.
 
Fotografía del joven
Los padres sinodales saben que las jóvenes generaciones, con sus dificultades y con sus oportunidades, con sus contradicciones y con sus búsquedas, son destinatarios privilegiados de la nueva evangelización. Para poder descubrir estas oportunidades debemos habituarnos a la escucha de los jóvenes, al diálogo, y también a propuestas valientes.
La propuesta 51 presenta una interesante fotografía de los jóvenes. En los debates del aula se vio que los padres sinodales no son ingenuos y que saben que la cultura juvenil presenta también dificultades; pero, en esta propuesta, prefieren apoyarse en las oportunidades, y por eso describen un joven que busca la verdad y el sentido de su vida; esas son oportunidades y puntos de apoyo para toda propuesta pastoral. Dicen, en su propuesta, que solo Cristo pueda dar respuesta en plenitud a esta demanda de verdad y de sentido.
 
Algunas tareas del evangelizador
En esta parte el documento propone algunas tareas para el evangelizador, que pueden llamar la atención por la sencillez de su formulación, pero que realmente hacen que todo proyecto pastoral pueda ser consistente.
El evangelizador debe encontrarse con los jóvenes, pasar tiempo con ellos, proponer la vida cristiana, acompañar y guiar. Cada una de estas acciones puede servirnos para hacer un examen de conciencia en nuestros equipos de pastoral. Dejo la tarea en vuestras manos.
 
Algunas funciones de la Pastoral Juvenil
La proposición 51 elige algunos lugares donde centrar nuestra creatividad y esfuerzos en pastoral juvenil: la escuela, la familia y las comunidades. Tiempo tendremos para ver cómo hacer de estos tres lugares ambientes auténticos de pastoral juvenil. La escuela vuelve a tener protagonismo en la pastoral de la Iglesia; la pastoral juvenil debe buscar sinergias concretas con la pastoral juvenil; la vida de las comunidades habla de la comunión, de la eclesialidad de la fe, de la importancia de la Iglesia local, de revitalizar pastoralmente las parroquias. Sin duda que habrá que volver a pensar qué pastoral juvenil realizar, en estos tiempos deposmodernidad, en cada uno de estos lugares de los que habla la propuesta.
La propuesta 51, de entre las muchas funciones de la pastoral juvenil, destaca para nuestro tiempo: cuidar el lenguaje de los modernos medios de comunicación, atender la búsqueda de sentido, ayudar en el discernimiento, formar en los valores del evangelio, ayudar en la adquisición de sólidas convicciones de fe. Tenemos aquí un sugerente cuadro de funciones pastorales.
 

KOLDO GUTIÉRREZ

[1]http://www.vatican.va/holy_father/francesco/homilies/2013/documents/papa-francesco_20130414_omelia-basilica-san-paolo_sp.html
[2]http://www.vatican.va/holy_father/francesco/speeches/2013/may/documents/papa-francesco_20130518_veglia-pentecoste_sp.html
 
[3] http://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_doc_20110202_lineamenta-xiii-assembly_sp.html
[4] Cf. http://www.vatican.va/news_services/press/sinodo/documents/bollettino_25_xiii-ordinaria-2012/04_spagnolo/b04_04.html#RELACIÓN_ANTERIOR_A_LA_DISCUSIÓN_DEL_RELATOR_GENERAL,_EM._R._CARD._DONALD_WILLIAM_WUERL,_ARZOBISPO_DE_WASHINGTON_(EEUU)_
[5] http://www.vatican.va/news_services/press/sinodo/documents/bollettino_25_xiii-ordinaria-2012/04_spagnolo/b05_04.html#Por_Oceanía:_S._E._R._Mons._John_Atcherley_DEW,_Arzobispo_de_Wellington,_Presidente_de_la_Conferencia_Episcopal,_Presidente_de_la_Federación_de_las_Conferencias_Episcopales_de_Oceanía_(FCBCO)_(NUEVA_ZELANDA)
[6] http://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_doc_20121026_message-synod_sp.html
[7] Cf. Elisa Calderón y José María Pérez, Crónica de las XXI jornadas nacionales de la asociación española de catequetas (AECA). Madrid 5-7 diciembre 2012. El Concilio Vatiicano II y la catequesis, SINITE 161 (2013) 583-593.
[8] Cf. Cesare Bissoli, Dal Sinodo quali indicazioni pper la PG? Una lettura delle Proposizioni, NPG 2 (2013) 6-17.
[9] De esta manera se afirma en la propuesta 36: “Proponemos que la oración se anime y se enseñe desde la infancia. Los niños y jóvenes deben ser educados en la familia y en las escuelas para reconocer la presencia de Dios en sus vidas, para alabarle, darle gracias por los dones recibidos de Él, y pedirle que el Espíritu Santo les guíe”.
[10] http://www.vatican.va/news_services/press/sinodo/documents/bollettino_25_xiii-ordinaria-2012/xx_plurilingue/b33_xx.html#ELENCO_FINALE_DELLE_PROPOSIZIONI

Misión Joven. Número 438_439. Julio-Agosto 2013

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