“De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro,
Jesús se levantó, salió y fue a un lugar solitario
y allí se puso a hacer oración” (Mc 1,35).
“Jesús se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos,
y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles” (Lc 6,12-13).
Cambio en la Iglesia
En Misión Joven, como en otras revistas mensuales, no podemos hacernos eco inmediato de los acontecimientos. Y no lo pretendemos. Sin embargo, no queremos dejar de aludir a los acontecimientos vividos en Roma entre febrero y marzo.
Despedimos con reconocimiento y cariño a Benedicto XVI. Su gesto de renunciar por el bien pastoral de la Iglesia será recordado con admiración, y estamos seguros de que ganará valor evangélico con el paso de los años. A la vez, queremos dar una calurosa bienvenida al papa Francisco, que ha expresado desde el principio su deseo de construir una “Iglesia de los pobres”, “una Iglesia menos autorreferencial y más evangelizadora”, que deje salir a Jesucristo de sus muros y le abra la puerta (cf. Ap 3,20) al mundo, una Iglesia en que los pastores visiten más las periferias existenciales donde se encuentra el pueblo, y “huelan más a oveja”. EnMisión Joven pensamos que la mayoría de los jóvenes del mundo constituyen hoy una de esas periferias existenciales, y por eso agradecemos (¡y tomamos como reto prioritario!) esos primeros mensajes de Francisco.
La oración, tema central de este mes
Con el avance de la mentalidad posmoderna, se ha ido abriendo paso un gusto por el cultivo de la propia interioridad y de cierta recuperación de los místicos occidentales y, más aún, orientales (meditación budistazen, reiki, sufismo…). Resulta interesante consultar, por ejemplo, la obra de Alois M. Haas Viento de lo absoluto ¿Existe una sabiduría mística de la posmodernidad?, editado por Siruela en 2009, para saber a qué nos referimos.
Este nuevo paradigma de la interioridad es una oportunidad pastoral; pero no debemos ser ingenuos. Cada vez hay más personas que desean vivir una espiritualidad sin religiosidad y sin Dios personal. Decía, por ejemplo, el filósofo vienés Ludwig Wittgenstein que “orar es pensar sobre el sentido de la vida”. Es una interesante definición; sin embargo, a los cristianos se nos queda corta: es un primer paso, pero aún no es la oración cristiana, que supone un encuentro con el Dios de Jesús en el Espíritu Santo.
Queremos citar, precisamente, unas palabras del papa Francisco, cuando aún era sólo Cardenal Bergoglio, en 2009, que enfocan perfectamente este riesgo:
“El encuentro con Dios tiene que ir surgiendo desde adentro. Debo ponerme en la presencia de Dios y, ayudado por su Palabra, ir progresando en lo que Él quiera. Lo que está en el fondo de todo esto es la cuestión de la oración, que es uno de los puntos que, en mi opinión, hay que abordar con mayor valentía […].
– ¿Cómo debe ser para usted la experiencia de orar? (preguntan los entrevistadores)
– A mi juicio debe ser, de cierta manera, una experiencia de claudicación, de entrega, donde todo nuestro ser entre en la presencia de Dios. Es allí donde se producirá el diálogo, la escucha, la transformación. Mirar a Dios, pero sobre todo sentirse mirado por Él. En ocasiones la experiencia religiosa en la oración se produce, en mi caso, cuando rezo vocalmente el Rosario o los salmos. O cuando celebro con mucho gozo la Eucaristía. Pero cuando más vivo la experiencia religiosa es en el momento en que me pongo, a tiempo indefinido, delante del sagrario. A veces, me duermo sentado dejándome mirar. Siento como si estuviera en manos de otro, como si Dios me estuviese tomando la mano. Creo que hay que llegar a la alteridad trascendente del Señor, que es Señor de todo, pero que respeta siempre nuestra libertad” (del libro: Sergio Rubin – Francesca Ambrogetti, El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, pp. 50-52).
Jesús como modelo
En realidad, los cristianos tenemos un maestro de oración, el propio Jesús: “En la oración, Jesús vive un contacto ininterrumpido con el Padre para realizar hasta las últimas consecuencias el proyecto de amor por los hombres” (Benedicto XVI, Audiencia del 30 de noviembre de 2011). Recomendamos acudir, para ver un estudio sobre la oración de Jesús, al artículo de Juan José Bartolomé Jesús de Nazaret, orante modelo, maestro de oración, que publicamos en marzo de 2006, y disponible en nuestra web: www.misionjoven.org.
Por supuesto, en la práctica pastoral concreta, al iniciar a la oración, respetaremos los procesos personales. Como decía el poeta León Felipe: “Nadie fue ayer / ni va hoy, / ni irá mañana / hacia Dios / por este mismo camino / que yo voy. / Para cada hombre guarda / un rayo nuevo de luz el sol… / y un camino virgen / Dios”.
Los estudios de este número
– El jesuita José García de Castro Valdés, desde la rica experiencia ignaciana, aborda las raíces antropológicas que predisponen a la oración al ser humano actual.
– El biblista salesiano Xavier Matoses Meseguer nos presenta la oración con y desde la Biblia, teniendo en cuenta los presupuestos culturales de sus autores humanos y la importancia que ha ido recuperando la lectiodivina.
– Por fin, Jesús Manuel García Gutiérrez, salesiano y profesor de espiritualidad en Roma, nos ofrece un práctico Manual de instrucciones para un joven que no tiene ni tiempo ni ganas de rezar.
JESÚS ROJANO MARTÍNEZ
misionjoven@pjs.es