SOL, MAR Y VIENTO

1 marzo 2012

Luca Sanna
 
El proyecto ‘Sol, Mar y Viento’ es una propuesta, en la región italiana de Cerdeña, estructurada en tres ‘Centros de Servicios Educativos’, con iniciativas de inserción socio-laboral para jóvenes de 15 a 29 años. Las iniciativas que desarrolla el proyecto están pensadas para el sector marítimo, turístico y ambiental.
Los jóvenes que participan están viviendo diferentes situaciones problemáticas. Algunos han abandonado el sistema escolar, otros tienen graves dificultades en su contexto social (extranjeros, problemas familiares, ex-toxicodependientes…), y otros viven conflictos y falta de integración del mundo relacional (oposición a las reglas o a las leyes, matones, problemas con la autoridad o con el mundo de los adultos…).
Este proyecto une a algunas entidades salesianas: el Cnos-Fap (Centro nacional de obras Salesianas por la formación profesional) dirigido por Don Simone Indiati, el Oratorio Centro Juvenil Salesiano S. Paolo y el Cospes (Centro de formación y orientación social). La financiación del proyecto es regional, dentro de programas europeos.
 
Equipo educativo y trabajo comunitario
En el núcleo están algunos equipos psico-pedagogicos especializados en el trabajo de calle y en los contextos de exclusión.
Es la calle la dimensión educativa para la misión de este proyecto. La calle no sólo como lugar sin reglas, sino también como oportunidad de contacto con la realidad, y poder así contribuir al  desarrollo personal, de los jóvenes y de los educadores.
Para reforzar el trabajo de comunidad se ha desarrollado una red de contactos y de acuerdos con entidades publicas y privadas que trabajan en la misma área, para ampliar el número de beneficiarios de otras organizaciones, o para generar mayores oportunidades en la orientación de los jóvenes en otros proyectos mas afines a las peculiaridades de cada uno.
 
Metodología
Se inicia con la fase del ‘contacto’ que abarca las actividades de enganche de los jóvenes en los lugares formales e informales del territorio, o de escuchar sus necesidades, sus expectativas y se prepara la acogida en el centro.
Después viene una fase de ‘orientación, ofrecida por educadores, concretada en algunas finalidades como son ayudar a reconstruir la biografía personal del joven, analizar sus expectativas, motivaciones e intereses profesionales, elegir alternativas en razón del sujeto y del entorno, definir la ruta para la inserción socio-laboral con el mismo joven e implementar intervenciones para la reorientación de los jóvenes.
En estos importantes momentos se interesaron más de 300 chavales de toda la región. Después pasamos a una primera selección de aquellos más afines al trabajo en mar, quedando 90 jóvenes que empezaron una pequeña formación previa a una nave escuela.
 
Nave escuela
Queríamos que tuviesen una vivencia real al contexto de trabajo y, al mismo tiempo, que fuese una experiencia llamativa. La nave escuela tenía un gran atractivo y era algo real, no solo metafórico. Elegimos un barco de 1947, construido en madera, movido por tres grandes velas que al tener que ser izadas necesitan de trabajo manual.
Dividimos al grupo de jóvenes en grupos de diez. La estancia en la nave estaba pensada en ciclos de tres días, acompañados por un educador de cada centro. Así empezaron esta aventura a las órdenes del capitán Cesare y de su tripulación de marineros.
 
Actividades
Las actividades en el barco fueron varias: práctica en el uso de las velas, procesos de seguridad, procesos para el mantenimiento de la energía, cuidar la limpieza y la preparación de alimentos cotidianos. Pensar en la elección de los turnos resultaba siempre un desafío, por la seriedad con que se realizaban y, al mismo tiempo, un gran sentido de responsabilidad.
Vivir todas estas actividades, en un contexto de navegación, lejos de los problemas de tierra firme ayuda a sacar fuera lo mejor de cada uno. Cada, conducido por un educador, realizábamos alguna dinámica y juego sobre un tema determinado. Así pudimos trabajar temas tan concretos para ellos como son los prejuicios, la exclusión, las urgencias de los jóvenes. En cada tema se intentaba establecer un proceso de mediación entre compañeros, o trabajar los propios pensamientos y sentimientos, siempre intentando partir de las experiencias vividas.
En el mar hay momento para todo. Pescar y tirarse del barco pueden parecer juegos de chicos, pero el trabajo en grupo necesita también de momentos de descanso, siempre útiles para regresar a los turnos en cocina o a la limpieza de los servicios.
 
Bolsa de trabajo
Al terminar de la experiencia de la nave escuela los participantes tuvieron otra selección, donde treinta jóvenes de toda la isla entraron en una “Bolsa de Trabajo” de 2 meses por 400 euros mensuales en empresas del sector marítimo y turístico.
 
Cursos de formación
Para todos los chicos está garantizada una etapa de formación para obtener las correspondientes licencias y capacitaciones para poder trabajar en el sector maritimo.
La primera es la habilitación ‘gente de mar’ que posibilita trabajar en flotas turísticas y comerciales. Consta de cursos de prevención de incendios, seguridad personal y responsabilidad social, supervivencia y salvamiento, primeros auxilios, natación, remo.
La segunda habilitación es el ‘curso de adquisición de licencia náutica’, y la última es el ‘curso de salvavidas’.
La fase de formación sería inútil si no fuera seguida por un acompañamiento y apoyo en la inserción laboral, donde se incluyen actividades para apoyar a los jóvenes en su desempeño profesional, motivándolos y acompañándolos individualmente en las factorías.
Al final del Proyecto los jóvenes hacen un balance de competencias mediante una evaluación personal y también un balance sobre el futuro del programa.
 
Trabajo en red
Situamos la continuidad de este recurso formativo en la colaboración de las tres entidades. El punto primero lo situamos en el Oratorio, lugar donde se acoge a los chavales mediante la educación en la calle y en los lugares más olvidados. Este trabajo también ha supuesto algunos rechazos, pero desde el Oratorio quiere hacer una pastoral misionera para encontrar y conocer a los jóvenes.
Somos tres asociaciones que sumando esfuerzos, dentro del carisma salesiano, damos más valor al simple trabajo sobre actitudes, creando un ambiente que se preocupa de la totalidad del joven y que abre oportunidades de todos los servicios del territorio, pues seguramente no todos podrían trabajar en el mar. Evitando exclusivismos o envidias podremos ofrecer más alternativas a nuestra juventud.
 
Oportunidad
La palabra clave del proyecto es la palabra ‘oportunidad’. En esta senda, buscando las posibilidades que ofrece la realidad, la formación ha transformado las preguntas en capacitaciones y en un primer contrato de trabajo.
Destacamos también la orientación como un momento de autoanálisis para crear un “Proyecto” de vida.
La experiencia de la nave escuela prueba, en un contexto difícil, que en los jóvenes es posible un cambio de perspectiva sobre el trabajo. Hemos podido ayudar a pasar de lo etéreo de las palabras a vivir una experiencia que saca del aburrimiento cotidiano en las plazas; también hemos podido ayudar a pasar del trabajo ilícito a hacer algo que te hace sentir hábil, fuerte, capaz después de muchas desilusiones y rechazos.
 
Colaboración empresarial
En estos tiempos de crisis no es fácil encontrar empresas dispuestas a encargarse de jóvenes trabajadores sin experiencia, que necesitan de tanto acompañamiento que incluso podría bajar la producción. No tenemos, en esta dificultad, tantas armas para el convencimiento.
La diferencia la encontramos en la motivación que han demostrado los chicos, la sinceridad con la que hablan de las dificultades, la valoración de 18 meses del proyecto. No es fácil la inserción laboral a medio o largo plazo pero el sector turistico y el maritimo ofrecen posibilidades de creación de microempresas que no necesitan de inversión de grandes capitales.
Como veis el proyecto es modesto y concreto. Hemos tenido contacto con 300 jóvenes, una experiencia en la nave escuela para 90, un contrato laboral solo para 30. Pero valoramos las personas encontradas, conocidas, acompañadas y sostenidas, personas que nos han hecho seguir el ejemplo de nuestro Padre y Maestro Don Bosco, quien depositó en los jóvenes no solo un voto de confianza, sino también mucha fe.
 

Luca Sanna