Josep M. Maideu, salesiano en Sabadell
Amigos de Misión Joven:
Me pedís que escriba algunas experiencias de Barcelona, sobre los procesos de confirmación. Por pedir que no quede, pero para responder, un pobre salesiano metido en el pluriempleo pastoral sólo puede ofreceros unas experiencias localizadas en su parroquia, animada por los Salesianos, en una ciudad cercana a Barcelona. Es la parroquia de Sant Oleguer, situada en el sureste de Sabadell, que ahora pertenece a la diócesis de Terrassa. Una comunidad cristiana que está a punto de cumplir 50 años de presencia en el barrio. Como de experiencias se trata y procesos intentamos hacer, esto es lo que puedo explicaros:
LA PARROQUIA COMO COMUNIDAD
Más que hacer cosas, intentamos ser comunidad cristiana y, como venimos diciendo desde hace un tiempo, de referencia, para las fuerzas vivas y creyentes de la Obra salesiana y del barrio.
Intentamos vivir y celebrar nuestra fe más como camino recorrido día a día, fiesta a fiesta, que como espectacular celebración puntual de entrada y salida, como suele darse en bautizos, primeras comuniones, bodas… Quisiéramos hacer de nuestra iglesia la casa de Dios para los que le buscan, le rezan, le sirven en los necesitados, etc., y no tanto un espacio bonito para celebraciones religiosas por el que se pasa antes de ir al festejo familiar y al que no se vuelve hasta la próxima fiesta religioso-laica, poco cristiana.
EL GRUPO DE JÓVENES COMO OPCIÓN
¿A quiénes ofrecemos la Confirmación? ¿A los alumnos de la ESO de nuestro colegio salesiano? ¿A los adolescentes que pasan o se acercan a la parroquia?
Hemos optado, desde hace unos años, sin querer excluir a nadie, por jóvenes adultos que acuden a la parroquia por una serie de razones que nos parecen más propias del Espíritu que les mueve que por la propuesta que pueda hacerles la parroquia: una joven médico que se quiere bautizar porque lleva tiempo planteándoselo, unas chicas que se quieren casar como cristianas y que se preparan durante dos años, etc. Estos bautismos se han hecho en la noche pascual pero, a pesar de la posibilidad de recibir también la Confirmación, hemos optado, de común acuerdo, por prepararla y recibirla después, con otros compañeros/as.
Estos son: el novio de una de estas chicas, un padre joven que al pedir el bautismo para su hija pequeña se interesa por confirmarse él; una catequista que, a pesar de su rodaje cristiano, todavía no había sido confirmada; una joven latinoamericana madre de familia que después de un tiempo de estar aquí y acudir a la parroquia, se interesa por la confirmación; un chico universitario que considera llegado el momento de recibir la Confirmación.
Con estos constituimos un grupo que hemos llamado JAF: Jóvenes adultos en la fe.
LOS ENCUENTROS COMO ITINERARIO
Con este grupo llevamos años reuniéndonos, siendo diversa la participación: se añade uno u otra, alguien no puede venir si no es esporádicamente, etc. Nadie lo ha dejado por no estar a gusto, si no por el horario de trabajo o por compromisos apostólicos (animar un grupo de fe de chavales el mismo día de la semana, a la misma hora).
Además de estos jóvenes, estamos en el grupo una catequista, también joven, que lo coordina y el que os escribe estas líneas, que lo anima.
Nos encontramos un viernes al mes, por la noche, durante una hora o, como máximo una hora y media. Cada tres meses, o según la fecha, acabamos tomando juntos un bocadillo en un bar cercano.
Aunque sea para preparar el bautismo o la confirmación, todos participan en todo porque, de hecho, intentamos caminar juntos en el descubrimiento de la fe cristiana que intentamos vivir como camino y no como lección.
LOS MATERIALES COMO APOYO
Os estaréis preguntado qué hacemos durante nuestros encuentros: prima el tratar, entre todos, alguna cuestión que inquieta a alguien del grupo, alguna pregunta sobre la vida de la Iglesia que algunos van descubriendo, algún tema social que preocupa de verdad. Intentamos no entretenernos en banalidades, sino más bien hacer camino juntos. Lo que importa es el caminar y no tanto lo que se lleva en la mochila (Cf. J.M. Maideu, Caminos para la fe, CCS, Madrid, 2009).
Pero también nos hemos servido de algunos textos que, leídos previamente en casa por capítulos o partes, nos permiten intercambiar y, sobre todo, progresar en nuestro conocimiento de la fe y de la vida cristiana. No hacemos resúmenes o explicaciones, sino que intentamos dialogar sobre lo que plantea o no acaba de plantear un texto determinado.
He aquí algunos libros o documentos que nos han ayudado:
- T. Radcliffe, ¿Qué sentido tiene ser cristiano?, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2007. (Este libro es otra cosacon respecto a los textos más conocidos que se utilizan en las catequesis de adultos).
- J. A. Pagola, Jesús, PPC, Madrid, 2007. (Conocido por todos, el Jesús de Pagola, más allá de las polémicas, sorprende por su sencillez y por la capacidad de acercar los jóvenes a Jesús).
- B. Forte, Recibir la confirmación: ¿Por qué? La Confirmación y la belleza de Dios, en Documents d’Església, n. 937 (2009), pp. 200-204. (Es una carta pastoral de este arzobispo-teólogo italiano que constituye un buen resumen para una preparación inmediata a la recepción del sacramento: ayuda a entenderlo, a vivirlo y a proyectarlo en el después).
- Conferencia episcopal italiana, Carta a los que buscan a Dios, en Documents d’Església, n. 946 (2009), pp. 485-507) y n. 948 (2009), pp.559-568. (Es el documento que estamos utilizando este curso. Esperamos pueda servirnos porque, partiendo de las grandes cuestiones antropológicas y sociales, va proponiendo un resumen-camino de fe cristiana).
EL SACRAMENTO COMO PUNTO FUERTE
Insisto en lo de punto fuerte, porque los sacramentos son para la vida cristiana y no para un momento del ir haciendo de un cristiano/a. Si se consideran punto final de una etapa, su fracaso está asegurado, sin que queramos situarnos en el otro extremo de éxito asegurado, algo impropio de toda acción pastoral, si no constituyen una polarización de itinerario.
Pero sí, en efecto, la celebración del sacramento con la comunidad cristiana (menos numerosa siempre de lo que sería de esperar) y con sus familiares (espectadores curiosos, en su mayoría, de algo que no acaban de entender pero que admiran) deja huella en los que lo reciben.
Todos quisiéramos que esta huella fuera la huella de Dios, pero no siempre es así. Algunos de los que reciben la confirmación comentan: Ha sido bonito, ha estado muy bien, ha tenido una carga simbólica fuerte… ¿Se ha entendido que era sacramento y no sólo símbolo?
Paciencia, mucha paciencia, casi como la que Dios tiene con todos nosotros, porque nuestro devenir cristiano no se hace de puntos finales (si no son los del abandono o de la muerte), sino de muchos puntitos seguidos y algún punto y aparte…
EL DESPUÉS COMO PIEDRA DE TOQUE
En algún momento lo hemos insinuado: lo importante no es recibir la Confirmación sino demostrar con signos de vida cristiana que se sigue y se crece; que hay compromiso de hecho, concreto, palpable…
Si se sigue viniendo al grupo, ya es algo; si se decide llevar un grupo de fe de jóvenes, es más. Si se viene a la iglesia, está bien; si se compromete con el grupo de Cáritas está mejor. Si nos vemos algunas veces, buena señal; si además nos encontramos en las eucaristías dominicales, buena acción.
Y si no se vuelve al grupo o a la comunidad, no hay porque angustiarse, sobre todo cuando se sabe que el no seguir no es por no querer, sino por no poder.
Los caminos de los cristianos sólo Dios los conoce y los acompañantes somos tales si somos capaces de estar al lado, de abrazar cuando se encuentra al que no sigue nuestro camino, sin desesperarnos si la respuesta no es la que pretendíamos (porque con frecuencia somos más pretenciosos en lo humano que pedagogos de la fe).
Uno de los buenos signos del después es abrirse a una experiencia cristiana más amplia, a compartir la fe con otros grupos. Nosotros lo vamos logrando con la aceptación de participar en las llamadas aquí de las Nits a fons (Noches a fondo), encuentros de jóvenes cristianos de nuestra Provincia salesiana para compartir unas horas de oración, silencio, encuentro con el Señor y entre ellos.
EL ESPÍRITU COMO LIBERTAD Y COMPROMISO
La clave de una Confirmación bien entendida, preparada, celebrada y proyectada en el cada día es intentar entender la figura y función del Espíritu Santo en la Comunidad de Dios y en la comunidad cristiana.
Si reconocemos al Espíritu como Dios de la libertad, podremos hacer casi todo a partir de una mentalidad abierta, amplia, disponible… Si le sabemos como fuerza, podremos comprometernos, avanzar, ir hacia… donde Él nos lleve, conscientes que será un espacio no imaginario sino muy real y más allá y más adentro de cualquier imaginación nuestra.
JOSEP M. MAIDEU