Betel. La posada del silencio (Las Palmas de Gran Canaria)

1 diciembre 2008

Felipe Alonso
 
El capítulo 28 del libro del Génesis narra el paso de Jacob por Betel. Jacob llega al anochecer a un lugar desconocido y se dispone a pasar allí la noche. Toma una piedra, se la pone por almohada y se acuesta. En medio de la noche tiene un sueño: ve una rampa plantada en tierra que tocaba con el extremo el cielo. Sobre ella, en pie, estaba el Señor, que lo bendice y le promete darle a él y a su descendencia la tierra en que yace. Cuando Jacob despierta del sueño, no puede menos de exclamar: ¡realmente está el Señor en este lugar y yo no lo sabía!
De este hermoso pasaje bíblico toma nombre esta reciente experiencia de oración preparada para jóvenes y animadores que, al comienzo de este curso, ha puesto en marcha el Secretariado de Juventud de la diócesis de Canaria. Es realmente todavía muy reciente. Se inicia el pasado 24 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria, concretamente en la capilla de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret (calle García Tello, 4 en el barrio Vegueta). Fue inaugurada por el obispo de la diócesis, monseñor Francisco Cases, que animó a los jóvenes presentes al encuentro con la Palabra de Dios y a vivirla con los demás. La experiencia surge desde el camino recorrido hacia el Plan actualizado de pastoral con jóvenes, que en el pasado curso se había trazado como meta: “Caminar hacia un Plan Actualizado de la Pastoral de Juventud en la Diócesis, con el fin de transmitir la fe como propuesta de vida para el joven de hoy, mediante la participación de todos los agentes de pastoral, y seguir potenciando el acompañamiento al conjunto de la Pastoral de Juventud”.Todo ello propició un amplio estudio-diagnóstico de la situación, que desencadena el objetivo que quiere marcar este curso 08-09: “facilitar procesos participativos de formación que fortalezcan la personalización de la fe con los animadores y los jóvenes”.
 
Silencio, oración, acompañamiento
 
Desde la demanda de interioridad sentida por muchos jóvenes, la finalidad de esta experiencia es crear espacios para afianzar una pastoral con jóvenes cimentada en la experiencia de Dios. En este sentido, Betel quiere ser espacio de silencio, oración, acompañamiento, en el que los jóvenes puedan encontrarse consigo mismos y con Dios, como respuesta precisamente a la demanda de interioridad y al deseo de un acompañamiento más personalizado.
La oración tiene una periodicidad semanal. Se realiza los viernes desde las 20 a las 22 horas. Tiene dos momentos bien diferenciados: la primera hora se dedica a  la oración personal, para la que el equipo que la prepara, ofrece materiales apropiados. En este momento se privilegia el silencio, la reflexión personal, el encuentro íntimo con el Señor. Después, durante la segunda hora (de las 21 a las 22), quienes lo desean, pueden participar en la oración compartida con distintos grupos. Al final, se entregan también textos para orar en casa a lo largo de la semana.
 
Uno de los aspectos relevantes de esta experiencia de oración es también su sentido de comunión. En ella, están implicados y comprometidos un amplio conjunto de grupos provenientes de diferentes realidades de la pastoral juvenil. Desde el Secretariado diocesano de Juventud se ha buscado trabajar en red, en equipo. Es animada conjuntamente con Arciprestazgos, Movimientos Juveniles y Congregaciones Religiosas.
El poco tiempo que lleva, no hace posible valorar todavía la experiencia. Las perspectivas abiertas son ciertamente esperanzadoras, si se tiene en cuenta la buena acogida que ha tenido.