LOS JÓVENES ESPAÑOLES Y LAS VIVENCIAS DEL OCIO

1 julio 2007

José Antonio López Ruiz es responsable del Laboratorio de Sociología de la Universidad Pontificia de Comillas. Autor del Informe sobre “Ocio y Tiempo libre” de Jóvenes Españoles 2005.
 
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
Ofrece este estudio una panorámica abierta sobre la vivencia del ocio por parte de los jóvenes. Tiene en cuenta especialmente los abundantes datos estadísticos sobre los jóvenes y los estudios monográficos sobre el ocio, resaltando de forma precisa los datos más significativos. Desde estas vivencias, formula una tipología de los jóvenes según sus preferencias por las distintas actividades de ocio. Sus conclusiones constituyen verdaderos retos para los educadores y agentes de pastoral juvenil.
 
1. Introducción: las dimensiones sociales del ocio
 
Investigar sobre el ocio de los jóvenes implica definir primero el ocio. En tal proceso, ha habido diferentes enfoques y teorías. Unas perspectivas teóricas apuntan a definir el ocio como un tipo de actividad cuyo fin principal es la actividad en sí misma, otras hacen hincapié en que es una forma de “placer legitimado” desde el cual aprendemos, o más bien, nos está permitido aprender, a lograr unas satisfacciones, diversiones o placeres determinados.
Mientras que unos ven el ocio más como una forma de expresión de la libertad de los individuos (es la perspectiva del llamado “ocio humanista”), otros lo ven como un área de actividad restringida y condicionada socialmente, en la que los individuos hacen principalmente aquello que la sociedad les deja hacer desde sus condicionantes económicos y culturales.
A mi modo de ver, es posible reconciliar, o más bien interconectar ambas corrientes explicativas: se puede entender el ocio desde la libertad y la oportunidad, pero también desde la limitación y las estructuras del control social (control frames). En la vivencia del ocio se dan ambas dimensiones al mismo tiempo y el hecho de separarlas es más una cuestión analítica. En el análisis del ocio, las ciencias sociales unas veces hacen más hincapié en el estudio de la forma en que intervienen aspectos de tipo personal (volitivos, psicológicos, etc.) y otras veces estudian los aspectos sociales (económicos, culturales, políticos, etc.), dando lugar a un enfoque más desde el individuo o a un enfoque más desde el grupo y el contexto social.
En todo caso, sea el que fuere el planteamiento teórico de partida, toda investigación sobre el ocio de una forma u otra tiene que partir de tres preguntas fundamentales: ¿qué es el ocio? ¿cuándo se practican las actividades que consideramos ocio? Y ¿dónde se practica ese tipo de actividades? La primera pregunta nos introduce directamente en la dimensión de las vivencias personales y el mundo psicológico, ¿qué es el ocio para los jóvenes españoles hoy en día? Las otras dos, fijan las coordenadas espacio-temporales siempre presentes en la vida social, y, al mismo tiempo, sitúan los hechos que inicialmente podemos ver como “aislados” en un contexto cultural y socio-histórico más amplio.
Salvadas estas necesarias consideraciones teóricas y conceptuales, el ocio se puede abordar como uso de un tiempo (tiempo libre) y también como la realización de un determinado tipo de actividades. Así se ha hecho en numerosas investigaciones, por ser dimensiones relativamente fáciles de “medir” y de “cuantificar”. Definir el ocio como actividad resulta muy apropiado cuando el objetivo es registrar encuestas: se suele ofrecer una lista de actividades inicial, para preguntar por ejemplo por la frecuencia con que se hacen determinadas cosas, las preferencias o el gusto que se tiene por ellas.
Cuando se habla de ocio, para muchos investigadores, el significado y el sentido que se da a la actividad es más importante que lo que se hace en si mismo Se puede observar la vivencia del ocio como un estado mental, caracterizado por un “tipo de actitudes” y una “autopercepción de la vivencia”: concretamente, desde esta segunda perspectiva se identifica el ocio con las vivencias en las que se manifiestan la libertad y la satisfacción personales. A juzgar por los estudios más recientes, como el del Instituto de la Juventud (Informe Juventud en España 2004) y el de la Fundación Santa María (Jóvenes Españoles 2005), los jóvenes españoles parecen bastante satisfechos con sus actividades de ocio y tiempo libre, en ambos estudios existe una gran coincidencia entre las actividades que más les agradan y las que más practican durante ese tiempo libre.
Antes de pasar a comentar algunos de los datos más relevantes de las investigaciones recientes, y sintetizar este primer apartado, cabe decir que para investigar sobre el ocio juvenil no existe una única o mejor definición de referencia para el ocio, sino que todas tienen algún valor y algunas limitaciones. Y por ello parece más adecuado y preciso referirnos a los conceptos tiempo de ocio, experiencias de ocio, actividades relacionadas con el ocio, incluso a juego y diversión, como cualidades de la acción y la experiencia sociales, de ahí el título de vivencias del ocio.
 
2. Los estudios empíricos sobre los jóvenes y el ocio
 
Resulta algo paradójico que junto a la abundancia de datos estadísticos sobre jóvenes se encuentre cierta escasez de encuestas y estudios específicos sobre el ocio y el tiempo libre. Es frecuente encontrar preguntas aisladas sobre ocio en encuestas que abordan temáticas más amplias, como en el caso de las encuestas de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), las encuestas de la Comisión Europea (Eurobarómetros) o las recogidas de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El mismo caso se da incluso en las encuestas específicamente dirigidas a jóvenes, como son las del Instituto de la Juventud (Injuve), la FSM o la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Otras fuentes de información muy útiles, además de las anteriores, son la encuesta de hábitos y prácticas culturales en España (SGAE, Fundación Autor) y algunas estadísticas sobre cultura y ocio que presenta el INE. Tras revisar los datos que ofrecen estas fuentes, cabe reclamar una mayor precisión por parte de los organismos e instituciones públicas que son responsables de las fuentes oficiales de estadísticas, sobre todo teniendo en cuenta la importancia que tiene el seguimiento de las actividades juveniles relacionadas con cultura y ocio.
En el Informe Jóvenes 2005, el valor otorgado al ocio y el tiempo libre ha experimentado un continuo ascenso en la última década: si hace diez años el ocio era bastante o muy importante para un 85% de los jóvenes, en 1999 y en la actualidad lo es para el 92%. Lo cual está en relación, por un lado, con el hecho de que los jóvenes disfrutan de más tiempo libre y, probablemente, más ocio que los adultos; y por otro, con el lugar que ocupa el ocio en la escala de valores de los jóvenes[1].
El ocio está relacionado con la vivencia de la libertad y casi la totalidad de los entrevistados afirma que disponen de suficiente libertad para elegir las diversiones que quieren (87%), aunque hay un 3,4% para los que no es así. Bienestar y ocio están interrelacionados, por tanto para hablar del ocio y la calidad de vida entre los jóvenes no sólo hay que tener en cuenta el entorno físico y social sino también el significado de las experiencias de cada persona. En este sentido la “calidad” del ocio dependerá en parte de si las satisfacciones que reporta colman las necesidades de pertenencia al grupo, las necesidades de individualidad de la persona, bien ambas dimensiones.
Sin contar con el salir con los amigos, que como actividad genérica es algo que hacen todos los jóvenes cotidianamente, lo que más les gusta a los jóvenes es escuchar música (98%), a lo que siguen ver televisión e ir al cine (94%), salir a bares, cafeterías o pubs (93%) y escuchar la radio (90%). En estas cuatro actividades casi la totalidad de los jóvenes está de acuerdo en gustos, componen un gran marco de referencia en el que se dan las otras actividades (véase Tabla 1). Si se comparan las categorías similares del cuestionario de la encuesta deInjuve de 2004 y esta última encuesta, se observa gran coherencia en los datos, como se puede ver en el caso de actividades como escuchar música, ir al cine, leer libros o hacer deporte. Las diferencias, no obstante, pueden deberse más a la diferencia de edades de los jóvenes definidas en sendas muestras, ya que el Injuve parte de una muestra de jóvenes de 15 a 29 años, mientras que la Fundación Santa María incluye jóvenes de 15 a 24 años.
El cine ha adquirido mucha importancia, sin que la mayor oferta televisiva, o la distribución de películas en video y DVD haya menguado la afición de los jóvenes por el cine: es una actividad social y socializadora para los jóvenes, en la que hay también componentes lúdicos y de evasión importantes. Salir a tomar algo a bares, terrazas o pubs es también es casi sinónimo de reunirse con el grupo de amigos o con la pareja, siendo momentos de intercambio social y relaciones.
 
Tabla 1

Actividades practicadas habitualmente (porcentajes)
  1999 2004
Escuchar música (en 1999 “escuchar cintas, compactdisc”) 95% 97%
Ver la televisión 92% 94%
Ir a bares, cafeterías 89% 90%
Oír la radio 90% 87%
Ir al cine 86% 87%
Ir a discotecas 77% 76%
Leer libros 67% 65%
Hacer deporte 70% 64%
Visitar museos, exposiciones 43% 34%
TOTAL: 3.853 3.979

Fuente: Jóvenes Españoles 2005, FSM.
Hay actividades en las que se observa una considerable discordancia entre el gusto o afición y la práctica real que se efectúa de las mismas, mientras que hay todo un grupo de actividades en el que concuerdan gustos y práctica. Hay mayor proximidad entre afinidad y práctica en las ya mencionadas televisión, cine y salir a bares, a las que se suman escuchar la radio, leer y el salir de compras, mientras que las que menos hacen, gustándoles, son: ir a conciertos, estar con su pareja, mantener relaciones sexuales, visitar museos, cuidar animales y practicar alguna actividad de tipo artístico.
Si comparamos las actividades practicadas ahora con los resultados obtenidos en 1999 (Tabla 1), la asistencia a museos ha descendido en este periodo en más de 10 puntos porcentuales, también cayeron, aunque menos, la lectura de libros (-2%) y la escucha de programas de radio (-3%). Las actividades cuya práctica aumenta en mayor medida son ver televisión (+2%), escuchar música (+2%), ir a bares e ir al cine (+1% respectivamente), mientras que el ir a discotecas es algo menos popular (-1%) que hace cinco años.
Un dato bastante alarmante es que los jóvenes ahora hacen menos deporte que en 1999, del 70% de jóvenes que practicaba en 1999 bajamos al 64%. Este porcentaje correspondería a casi 340.000 jóvenes deportistas menos si lo proyectamos sobre el conjunto de población. Si se dice que los jóvenes de ahora tienen menos interés por hacer deporte que por ir a discotecas, salir al cine e ir a conciertos, parece una valoración exagerada, pero no es una valoración sino que son los datos que arroja la encuesta. Por otro lado, a algunos de los chicos y chicas a los que les gusta el deporte (3 de cada 20) no lo practican, lo cual puede indicar cosas distintas, como por ejemplo falta de voluntad para empezar con una práctica deseada, que tienen dificultades para acceder a instalaciones deportivas o, simplemente, que les falta un grupo con el que practicar.
En la lectura, el descenso es de dos puntos porcentuales y el dato es alarmante en igual medida; en compensación, ante la lectura se pierden pocos potenciales lectores; casi todos los que dicen que les gusta lo hacen, en gran medida porque hoy el libro está algo más presente en los hogares y existen más bibliotecas públicas, al crecer la facilidad de acceso a la lectura se facilita mucho que los que quieren leer puedan hacerlo[2]. Lo cual, por comparación, puede estar dando una pista del por qué del bajo índice de práctica deportiva.
En términos generales, se puede decir que ha aumentado recientemente el interés y la práctica de actividades que requieren poco esfuerzo personal y que se puedan hacer con cierta pasividad, como escuchar música, ver TV, el cine, los bares o escuchar radio. En cuanto a las famosas salidas nocturnas de fin de semana, tan propias de los jóvenes en los últimos años, se observa un ascenso en el interés por ir a bares y un descenso en el gusto por las discotecas.
La vida social de los jóvenes y su ocio en buena medida, gira alrededor de los fines de semana. Según los datos del último estudio referido, la mitad de los jóvenes representados sale todos o casi todos los fines de semana (50,1%), aproximadamente una cuarta parte sale con cierta frecuencia (24,4%), mientras que una quinta parte (19,3%) lo hace con poca frecuencia. Desciende sensiblemente el número de jóvenes que sale con mayor asiduidad si comparamos con el estudio de 1999, cayendo nada menos que 14,5 puntos porcentuales. Cabe pensar en la posibilidad de que diversos factores estén influyendo en el inicio de un cambio de estilo en el ocio de fin de semana. Se observa también que los jóvenes que viven en poblaciones pequeñas (menos de 10.000 habitantes) salen más los fines de semana que los de ciudades medianas y grandes. En general, entre los que salen todos los fines de semana hay más hombres que mujeres y más jóvenes con edades entre 18 y 20 años. El perfil del joven más asiduo a la “marcha” del fin de semana es el de un varón menor de 21 años. Parece que los jóvenes a partir de esta edad comienzan en madurar respecto a esa “fiebre” del fin de semana, al menos suavizándola.
Tabla 2

¿Sueles salir por las noches los fines de semana?
  Año 1999 (%)
(N= 3.853)
Año 2004 (%)
(N= 4000)
No salgo nunca de noche 3,7 6,2
Salgo con poca frecuencia 12,8 19,3
Salgo con cierta frecuencia,
como una o dos veces al mes
18,9 24,4
Salgo todos o casi todos los
fines de semana
64,6 50,1
Suma salidas: 96,3
 
93,8
 

Fuente: Jóvenes Españoles 2005, FSM.
Los datos reflejados en la Tabla 2 apuntan hacia una menor frecuencia en las salidas nocturnas que se produce al mismo tiempo que se dilata la duración de las salidas. Los jóvenes en el 2005 salen algo menos a menudo que los de hace cuatro años, pero se quedan más tiempo fuera; el dato aquí es que más del 40% de los que salen el fin de semana regresa después de las 4 de la mañana.
Las razones más importantes para salir son, para los jóvenes, “compartir con los amigos” (65%) y “desconectar de la rutina diaria” (53%). Con respecto al lugar que ocupan las temidas drogas en el ocio del fin de semana, es notorio que para el 68% de los jóvenes de 15 a 24 años, tomar drogas no es una razón importante para salir. Aunque la valoración que hacen los jóvenes de la relación ocio y drogas es más de rechazo que de asociación de estos dos elementos, hay un 11% de los jóvenes que manifiesta que para ellos es muy importante o bastante importante tomar drogas cuando salen; conjunto al que se puede sumar otro 17% para los que es “no muy importante”, sin rechazar cierta aceptación. Estos valores de uso y más que posible abuso de drogas por parte de los jóvenes, unido a los datos sobre consumo de alcohol desde edades muy tempranas concuerdan con las que se manejan desde otras estadísticas e indican que aún queda un largo camino que recorrer en la prevención y tratamiento de estos graves problemas entre los jóvenes.[3] Según los datos de la encuesta, en general los varones tienden más que las féminas a dar importancia al alcohol como razón para salir, a lo que hay que añadir que en general, las mujeres valoran más negativamente la asociación entre drogas y diversión.
Las tecnologías de la información y comunicaciones tienen cada vez más importancia en la configuración del ocio juvenil, el teléfono móvil y el uso de internet han ido introduciéndose más y más en las relaciones cotidianas. Entre los jóvenes, el móvil tiene mucha o bastante importancia para comunicarse con sus amigos para casi el 90% del total (89%), superando en importancia al teléfono fijo (66%) que, en general, es más valorado por las mujeres y por los menores de 18 años. La cultura del móvil y de los mensajes SMS se has extendido deprisa entre los jóvenes españoles[4]. Hay todo un nuevo mercado de actividades y complementos al que sólo se accede a través del móvil: muchos lo utilizan en su tiempo de ocio, para hablar, jugar o intercambiar fotos y música con los amigos. Cada vez más se ve a más jóvenes que sustituyen al reproductor de música digital portátil (desde hace unos los MP3 han sustituido a los clásicos Walkman y Discman de antaño) directamente por el móvil, incluso se usan los móviles como fuente musical compartida, pues los auriculares dejan paso a altavoces integrados con suficiente potencia para hacerse oir en ambientes ruidosos como son el transporte público o las calles. Incluso la melodía elegida como tono de llamada se convierte en seña de identidad o marca de grupo, eligiendo a los cantantes de moda, un estilo de música, bien sonidos discretos o bien sonidos llamativos y estridentes.
Pasando del uso de los móviles al de Internet, destaca junto al dato de que casi el 72% de los entrevistados ha utilizado Internet en algún momento, que aún hay algo más de una cuarta parte de los jóvenes que no la ha utilizado nunca aunque haya oído hablar de la red (26,6%), mientras que sólo un 1% no conoce Internet en absoluto. No obstante, la tónica indica que el uso del ordenador está muy extendido, más del 50% de los jóvenes lo utiliza, ya sea a diario (23%) o algunas veces por semana (29%). Por otro lado, la especialización del mercado de los videojuegos ha favorecido la formación de un perfil de jóvenes que claramente vincula prioritariamente a éstos su tiempo libre (11%)[5].
En torno al consumo de medios de comunicación, televisión, prensa y radio, cuyo análisis es clásico en los estudios sobre jóvenes, se observa de nuevo que los adolescentes tienden a ver más televisión que los que están en torno a 20 años o pasan de esta edad. Una pauta distinta se observa con la radio y prensa, a medida que asciende la edad se escucha más radio y se lee más la prensa; los jóvenes entre los 18 y 20 años son los que más lo hacen. Los tipos de programas preferidos por los jóvenes en la televisión son, con mucho, las películas (65%) y las series españolas (51,6%), que superan por bastante distancia a las series extranjeras (24,6%).
Son más los jóvenes que leen alguna vez el periódico durante la semana (56,5%), que los que no lo leen o leen menos de una vez por semana (42%). Este dato habría que matizarlo en próximos estudios distinguiendo el tipo de periódicos que leen, ya probablemente un porcentaje de lectores alto sólo lee los diarios gratuitos (Qué, 20 Minutos, etc.) y también los deportivos.
Llama la atención al analizar los resultados de la encuesta, que la participación de los jóvenes en asociaciones y grupos es bastante baja: el 81% de los jóvenes no pertenece a ningún tipo de asociación. Entre los que sí participan en alguna, lo más frecuente es que pertenezcan a asociaciones o grupos deportivos (5,6%), grupos artísticos o culturales (4%), organizaciones juveniles (2,6%), asociaciones locales o regionales del tipo peñas y cofradías (2,7%). La participación en asociaciones y organizaciones de carácter benéfico y social se observa tan sólo entre el 2% de los jóvenes entrevistados. Desde el punto de vista del uso del tiempo libre, éste va más destinado a fines individualistas que de participación comunitaria, siendo los jóvenes, en general, menos participativos grupos y asociaciones de lo que se suele pensar, resultando poco comprometidos y altruistas en lo relacionado con las desigualdades sociales o los intereses comunitarios. Hasta donde se ha podido analizar con los datos disponibles, se confirma que la identidad religiosa de los jóvenes influye bastante poco en la configuración de sus preferencias y actividades de ocio, se observa que la homogenización cultural y la oferta de ocio que hacen los medios de comunicación y el mercado del ocio (el ocio cultural y el ocio como consumo) pesan más en las elecciones de los jóvenes que otro tipo de valores, como los que guían las acciones dirigidas por voluntad propia de acuerdo a metas internas y no tanto externas.
 
3. Una tipología de los jóvenes según sus vivencias del ocio
 
A través del análisis se obtuvieron cuatro patrones bien diferenciados entre los jóvenes en lo que a las preferencias por las distintas actividades se refiere. La tipología propuesta distingue tres tipos de jóvenes 1) Activo y dinámico; 2) Con pareja; 3) Con tendencias artísticas y 4) Hogareños y consumidores.
El tipo activo y dinámico se corresponde con el joven de tipo medio, que le gusta salir pero también pasa tiempo en su casa, siendo más probable que no tenga pareja estable que lo contrario. Pasa bastante tiempo en su casa, por ejemplo viendo televisión y vídeo, escuchando música y también leyendo, pero es el que más tiende a salir, ya sea al cine, a bailar o simplemente a tomar algo en bares y “pubs”. Puntúan muy alto, entre sus actividades, también el leer libros, hacer deporte o ir a conciertos y teatros, siendo el grupo de los tres descritos que más hace estas actividades. No les disgustan especialmente los juegos de ordenador o las videoconsolas. En este perfil encajan perfectamente tanto chicos como chicas y estarían representados tras estos rasgos aproximadamente un tercio de los jóvenes. En este perfil entraría en torno al 32% de los jóvenes.
El segundo tipo, los jóvenes con pareja, refleja un tipo de jóvenes para los que lo principal en su tiempo libre y de ocio es estar con su pareja, en lo que se podría entender como una forma de cultivar su relación y expresar su afectividad. En este perfil, aparece asociado a un interés especial por el cuidado del coche. Respecto al significado de esta correlación de interés por la pareja e interés por el coche, no hay que olvidar que para muchos jóvenes el coche es un “espacio propio” que, hasta cierto punto, reemplaza la vivienda propia a la que difícilmente pueden acceder: por ello tiene un significado muy especial para los jóvenes, que se esmeran en adornarlo, en instalar equipos de música de gran calidad o accesorios que lo distingan de otros. En este perfil, el factor edad influye decisivamente; ya que a mayor edad, es mayor el número de jóvenes con pareja, como también lo es el de aquellos que tienen coche. Este tipo de jóvenes puede seguir saliendo con sus antiguas amistades y pandillas, pero su patrón de gustos y preferencias en las actividades les distingue de ellos, porque su vida gira mucho en torno a esa relación de pareja. Este tipo de jóvenes se corresponde con el 10% de los jóvenes entrevistados.
El tercer tipo, el joven con tendencias artísticas, muestra una afinidad con la práctica de la música, la pintura u otras actividades artísticas, es un tipo de joven con interés por la cultura en forma de museos y exposiciones, pero también como teatro y conciertos. Sorprende algo que no puntúen especialmente alto en lectura o escuchar música (no tanto como los salidores por ejemplo, pero sí en escuchar radio. También gustan algo de hacer deporte. Este perfil está asociado en mayor medida a jóvenes de un entorno familiar socioeconómico de tipo medio alto y alto, también más de un entorno académico privado y con una identidad religiosa definida en torno a catolicismo, ya sea más o menos practicante. En este perfil encaja cerca del 9% de los jóvenes.
El perfil de los jóvenes hogareños y consumidores apunta a un tipo de joven muy atraído por los juegos, tanto de ordenador o videoconsola como juegos tradicionales o de mesa. Son jóvenes que pasan más tiempo en sus casas ya que los extravertidos configuran el tipo activo y dinámico, lo cual explica que los “hogareños” sean también los que más frecuencia se dedican a cuidar de animales y mascotas. Dado que entre este tipo de jóvenes aparece una mayor preferencia por la salida de compras, quizás en consonancia con su mayor predisposición a la vida hogareña y familiar, de ahí que se haya incluido el denominador de consumidores. En este último perfil entran casi el 12% de los jóvenes.
La tipología descrita está incluyendo casi el 64% de los jóvenes, el 36% restante son jóvenes que por compartir rasgos de más de uno de estos perfiles, o de ninguno en particular, no quedan representados en esta visión esquemática de la variedad y riqueza social que representan los análisis tipológicos. En la Tabla 3 se puede ver el peso relativo de cada actividad en cada uno de los perfiles, los valores son coeficientes conocidos como cargas factoriales (factor loading) y pueden tomar un valor en -1 y +1. Generalmente se considera que un valor por encima de 0,5 (ya sea de signo positivo o negativo) indica una correlación fuerte entre esa frase y las otras que conforman el factor (en este caso perfil) definido.
 
Tabla 3
Tipos de jóvenes según actividades preferidas: Análisis factorial de componentes principales (Rotación Varimax)

Tipos según componentes principales
Dinámicos y activos Con pareja Con tendencias artísticas Hogareños y consumidores
         
Visitar museos o exposiciones 0,24113 0,05638 0,78500 0,04974
Dar clases de música,
pintura, otras actividades
artísticas por tu cuenta
0,17037 0,03447 0,78325 0,18573
Escuchar música 0,88097 0,09269 0,13584 0,23455
Ver TV 0,8381 0,0859 0,07838 0,21321
Escuchar la radio 0,78694 0,06886 0,19152 0,1572
Ir al cine 0,76291 0,09178 0,02419 0,20415
Ir a bares, cafeterías, pubs 0,76211 0,16656 0,21103 0,11272
Ir a discotecas 0,71203 0,18881 0,02266 0,12384
Hacer deporte 0,66025 0,07962 0,24155 0,12754
Leer libros 0,65715 0,09782 0,23846 0,21769
Ir a conciertos o al teatro 0,59963 0,0416 0,37353 0,16364
Estar con tu pareja 0,19437 0,81842 0,04229 0,1076
Practicar el sexo 0,16822 0,84943 0,03021 0,03195
Jugar con el ordenador,
playstation, otros juegos
electrónicos
0,47161 0,03655 0,08589 0,60606
Jugar con juegos
tradicionales (cartas,
dominó, etc.)
0,44273 0,06003 0,11862 0,66336
Cuidar el coche (limpieza,
arreglos, tunning)
-0,00362 0,55349 0,06005 0,45508
Cuidar animales y mascotas 0,09325 0,24334 0,17379 0,72245
Salir de compras 0,49813 0,03057 0,04319 0,52617
% varianza explicada 32,35257 10,42946 9,17313 11,93415

Fuente: Jóvenes Españoles 2005, FSM. Reelaboración propia
¿Qué dicen los jóvenes sobre lo que piensan sus padres sobre el ocio y el tiempo libre?, más de la mitad opina que sus padres piensan bastante distinto (28,8%) o algo distinto que ellos (28,6%). A éstos se suma el 19% que opina que sus padres piensan muy distinto que ellos en estos temas, junto a ellos tenemos a un 20,8% de los jóvenes que dice que sus padres piensan igual que ellos. Aunque está muy extendido el estereotipo de joven que prolonga la emancipación hasta bien entrada la tercera década de su vida, los datos de la encuesta muestran que hay casi un 10% de los jóvenes que vive sin sus padres; este dato da pie a un interesante análisis en próximos estudios para conocer en qué medida se puede detectar patrones de actividad diferente en lo que respecta al ocio y tiempo libre entre los jóvenes más independientes de la familia, que podemos suponer que en muchos casos serán también los más maduros.
 
Algunas conclusiones
 
Los patrones según los cuales los jóvenes disfrutan del ocio presentan formas bastante homogéneas, sin que se observen diferencias importantes entre ámbitos urbanos o rurales, o entre comunidades autónomas, observándose al mismo tiempo una reducción de las diferencias de género. Algunos de los rasgos definitorios de la experiencia del ocio por parte de los jóvenes, presentados de forma resumida, son los siguientes:
– Los jóvenes hoy salen algo menos que los jóvenes de 1999 pero regresan más tarde.
– Mientras que hay grupos minoritarios que continúan leyendo libros, haciendo deporte, visitando museos y exposiciones de arte, una creciente mayoría no lo hace.
– Aumenta peligrosamente la dedicación a actividades pasivas o sedentarias, como ver televisión o películas, o utilizar juegos electrónicos en el hogar.
– Las creencias religiosas parecen influir de forma bastante moderada en la diferenciación de las actividades de ocio.
– La familia es importante para los jóvenes, pero el ocio lo prefieren vivir independientemente de la misma.
– Las relaciones sociales de los jóvenes, incluyendo aquellas que se despliegan en la práctica del ocio y el uso del tiempo libre, se han transformado sustancialmente debido a las tecnologías de la información y comunicación. El uso intensivo del móvil representa tal vez uno de los mayores cambios en la conducta cotidiana de la población española y particularmente de los jóvenes.
– Los jóvenes del 2005 participan en la globalización cada vez más como consumidores y espectadores, ya que se incrementan los hábitos sedentarios, así como las tendencias relacionadas con el consumo continuado y creciente.
– El consumo invade la autopercepción y, transformado en consumismo, es una tendencia transversal a muchas de las conductas juveniles.
 

JOSÉ ANTONIO LÓPEZ

 
[1] Se hace referencia aquí a datos presentados en el Informe sociológico jóvenes Españoles 2005 realizado para la Fundación Santa María por varios autores, sobre la base empírica de la encuesta a una muestra representativa de 4.000 jóvenes, con edades de 15 a 24 años (González Blasco et al., Madrid, Fundación Santa María 2006). El que suscribe esta colaboración es autor del capítulo sobre “Ocio y Tiempo Libre” en esta publicación, del cual se ha tomado referencia para la redacción de este texto. La serie de estudios sobre jóvenes de la Fundación Santa María se remonta al año 1984, fecha desde la cual se ha publicado un nuevo informe cada cinco años siendo el citado el último de la serie.
[2] Ver el artículo ¿Han perdido los jóvenes la costumbre de leer?; ¿Han desbancado las nuevas tecnologías a la lectura?; ¿Cuáles son los nuevos iconos de la literatura juvenil? Nº 70. Jóvenes y lectura. Septiembre 2005. Coordinador: Lorenzo Navarrete Moreno.
[3] Se puede consultar al respecto el estudio Ocio y tiempo libre, Noche y fin de semana, Consumo de bebidas alcohólicas, Sondeo de opinión y situación de la gente joven 2004 (2ª encuesta). Tablas de Resultados y Conclusiones; también el estudio Jóvenes, Valores drogas, MegíasValenzuela et al. (2004) FAD.
[4] Se puede ampliar información en Jóvenes, relaciones familiares y tecnología de la información y de las comunicaciones Santiago Lorente, Francisco Bernete y Diego Becerril (2004), Instituto de la Juventud, Edición electrónica; también en Comunicación y lenguajes juveniles a través de las TIC Coordinador: Francisco Bernete (2007). Injuve, Edición electrónica; y en Jóvenes y cultura messenger Estudio realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el INJUVE y la Obra Social de Caja Madrid. Coordinador, Ángel J. Gordo López (2006). Edición electrónica y edición papel.
[5] Véase el estudio monográfico Jóvenes y Videojuegos: Espacio, significación y conflictos (FAD) Elena Rodríguez (coordinadora) (2002) Institudo de la Juventud, Edición electrónica y edición papel.