Internet: Un mundo de relaciones

1 junio 2004

Francisco Javier Valiente

 
Fco. Javier Valiente Moreno es Periodista. Delegado de Comunicación Social de la Inspectoría Salesiana de Madrid.
 
SÍNTESIS DEL ARTICULO
Llama la atención cómo miles de usuarios de Internet se están sirviendo de este medio para relacionarse, conocerse. Internet se está convirtiendo en un nuevo lugar de socialización donde las personas interactúan. Especialmente los jóvenes se están apropiando de este medio y, para muchos, es un lugar más donde establecer relaciones. El autor analiza la posibilidad de establecer relaciones interpersonales a través de Internet, centrándose en los canales de chats, muy utilizados por el público juvenil. Después de explicar el funcionamiento y las características técnicas de estas aplicaciones, se ponen de manifiesto aspectos específicos de este tipo de relaciones, como el anonimato y el problema de la identidad, la precariedad de las relaciones o su carácter efímero.
 
Internet se ha convertido en un nuevo espacio social. Las aplicaciones y programas que se han ido desarrollando están favoreciendo la comunicación entre los usuarios. Una comunicación cada vez más interactiva y en la que participan más canales (texto, audio, video). En España cerca del 33% de la población se conecta a la red[1], y ha ido aumentando el número de los que se conectan desde su casa (61’9%). La posibilidad de conexión desde la propia casa favorece el uso de la red para la comunicación interpersonal. Después de la búsqueda de información y del correo electrónico, los chats son el servicio más utilizado. El crecimiento de este servicio está relacionado con el número mayor de usuarios que acceden a la red desde su propia casa.
 
Especialmente los jóvenes están encontrando, en este nuevo medio, una posibilidad para relacionarse. Internet se ha convertido en una gigantesca plaza en la que establecer relaciones, interactuar con otros. Está dejando de ser una anécdota el conocer a parejas que comenzaron su relación en un canal de chat. Pero, ¿cómo funcionan estas aplicaciones? ¿Es posible establecer relaciones interpersonales a través del ordenador? ¿Son una posibilidad o un peligro?
 

  1. La comunicación en línea

 
La comunicación a través de Internet puede clasificarse de dos formas, según el modo como se produzca la comunicación entre los usuarios y el tiempo en el que se produce: sincrónica y asincrónica. En este breve estudio abordaremos, exclusivamente, la comunicación sincrónica o en tiempo real.
 
La comunicación o interacción sincrónica se produce cuando los usuarios intercambian mensajes al mismo tiempo, en tiempo real (on line), y la interacción es simultánea, como en una conversación normal. En este grupo podemos incluir el IRC (Internet relay Chat) o chat, del que nos ocuparemos en este estudio.
 
La interacción asincrónica se produce cuando la comunicación es en tiempo diferido, como sucede en el correo electrónico, los grupos de noticias o foros de discusión. En este tipo de comunicación no es preciso que los usuarios estén presentes cuando se produce. Basta enviar un correo electrónico o dejar un mensaje en un foro de discusión, el receptor del mensaje podrá acceder a él en momento distinto en el que el emisor lo produce.
 

  1. Hablar por los dedos: los chats

 
Los primeros sistemas de comunicación fueron los tablones de anuncios o BBS (Bulletin Board System) que permitieron el nacimiento de las primeras comunidades virtuales. Los usuarios podían intercambiarse mensajes, en tiempo diferido, y enviarlos a los que formaban aquellos grupos y podían acceder a forums abiertos. En 1988, un estudiante de informática finlandés, Jarkko Oikarinen, diseñó el MUT (Multi User Talk) primer sistema que permitía charlar en tiempo real, de forma simultánea. Pero sólo era posible la comunicación entre dos personas. El desarrollo de este programa permitiendo más canales simultáneamente, consintió el nacimiento de las aplicaciones de IRC.
 
Además de redes específicas de chat ( MIRC, IRC-Hispano, DALnet, etc), últimamente se han popularizado los web-chat. Son páginas web que disponen de salas de chat donde los usuarios pueden comunicarse. Y el número de usuarios crece constantemente. Por ejemplo, la red IRC-Hispano, según datos de junio de 2002, alcanza máximos de 40.000 conexiones simultaneas (Mayans : 2002, 25), con un número de 700.000 usuarios diarios. Basta darse una vuelta por los canales de chat de algunas páginas web (ya.com, terra.es, por ejemplo) para comprobar que son miles las personas que, simultáneamente, están conectadas.
 
Es curioso señalar cómo el número de usuarios creció con la Guerra del Golfo y todo el proceso de desmembramiento de la Unión Soviética después de la caída del muro de Berlín. Los canales de chats se convirtieron en lugares donde intercambiar información y comentarios sobre estos acontecimientos. Una información más directa y más teniendo en cuenta las restricciones y manipulación informativas vividas en aquel momento.
 

  •  ¿Cómo funciona un chat?

El chat es un sistema de mensajería instantánea que permite a los usuarios hablar mediante el teclado. Las aplicaciones destinadas a este fin, crean un espacio virtual dividido en salas por temas. Para entrar se exige que el usuario utilice un apodo o nickname. En algunas redes este nick está registrado por el usuario y nadie puede utilizar el mismo nombre. En los canales de web-chat el nick se crea en esa sesión y puede cambiarse cada vez. Ahora van apareciendo canales que permiten registrar, también, el apodo.
 
Los chats se organizan y dividen en salas temáticas (cine, política, sociedad, más de 30, más de 25, amigos, etc) y, en algunas aplicaciones, el usuario puede entrar a varias de estas salas según sus intereses. Una vez dentro de la sala elegida, el usuario puede seguir la conversación que aparece en una ventana central. A uno de los lados de esa ventana aparecen todos los nick de los que, en ese momento, están dentro de la sala. Lo más frecuente es que aparezca una ventana en la parte inferior para escribir lo que nosotros queremos decir y, pulsando la tecla enter, aparecerá en la ventana general para que todos lo puedan leer.
 
En la sala general todos hablan con todos. La conversación va fluyendo y, dependiendo de la habilidad comunicativa de cada uno, se va insertando en el tema del que se trate. Los usuarios pueden no participar y asistir, simplemente, como oyentes, sería mejor, en este caso, decir como lectores. Además de la conversación general, los participantes pueden dirigirse a un solo interlocutor y mantener conversaciones en privado en una ventana distinta de la general.
 

  •  Reglas de cortesía

Al entrar en estos canales, suele aparecer un mensaje invitando a los internautas a seguir unas mínimas reglas de cortesía y urbanidad. Así, por ejemplo, se invita a saludar, a no utilizar insultos o palabras malsonantes y, en general, a evitar todo aquello que pueda molestar. Al mismo tiempo, se hace hincapié en la importancia de respetar todas las opiniones y participar activamente en la conversación.
 
En muchos de los canales de chat existe la figura del moderador que vela para que funcione técnicamente el canal y para que los usuarios cumplan ciertas normas. El anonimato que estas aplicaciones ofrecen, puede dar lugar a insultos o descalificaciones. Esto, en algunas ocasiones, lleva a que ese usuario sea cancelado del chat.
 

  1. Internet: Espacio de socialización

 
Internet se ha convertido en un espacio de interacción social. Hoy se habla del ciberespacio para referirse al espacio virtual (digital) en el que tiene lugar todas las actividades que se realizan a través de la red. Señalando, inmediatamente, que al utilizar el término virtual, no queremos contraponerlo a “real”, sino a físico. Actividades de la vida ordinaria, hoy las hacemos a través del ordenador, utilizando la red. Entre esas actividades, la comunicación mediante el ordenador (CMC en sus siglas en inglés) está generando un tipo alternativo de socialización y de relación interpersonal.
 
Los sistemas de CMC están convirtiendo la red en un lugar social, no sólo un lugar de paso, sino un lugar habitable. Se están constituyendo “no tanto un medio de comunicación como un espacio comunicativo” (Mayans : 2002, 51). Este tipo de sociabilidad, obviamente, no excluye los modos de socialización y relación interpersonales tradicionales, basados en la interacción cara a cara. Más bien, se trata de formas alternativas de interacción social que utilizan un nuevo medio como soporte.
 

  •  ¿Es posible la relación interpersonal en el ciberespacio?

En la relación interpersonal cara a cara, las personas que entran en comunicación comparten un mismo espacio físico. En ese tipo de comunicación entran en juego elementos verbales, no verbales y de proxemia. Palabra, mirada, gestos, mayor o menor cercanía, el tacto, etc, son códigos que forman parte de la comunicación. Dichos elementos se convierten en indicadores. Las personas estamos habituados a descifrarlos. De hecho, el mayor o menor éxito en nuestras relaciones interpersonales se basa, también, en la habilidad para gestionar los distintos códigos que intervienen en la comunicación e interpretarlos de forma adecuada.
 
La característica fundamental de la CMC es que las personas no comparten el mismo espacio físico. Quienes entran en contacto con otros a través de los chats pueden estar en la misma ciudad, o en distintos continentes. La distancia no es, aquí, una barrera. El espacio que se comparte es ese espacio virtual en el que los internautas están insertados. Espacio, por otra parte, que desaparecerá cuando se cierren las aplicaciones o se apague el ordenador.
 
Este puede ser considerado un aspecto positivo en este tipo de relaciones. Las tecnologías de la comunicación, a lo largo de la historia, han ido posibilitando a las personas el poder superar las distancias que las separaban. Los límites impuestos por las dimensiones del espacio y del tiempo, propios de la condición corporal, se han ido debilitando. Para el usuario del chat, la distancia no es un problema. Puede establecer relaciones con gente que se encuentre en otra parte del globo. Los límites serán la lengua o la habilidad técnica para manejar los programas.
 

  •  No bastan las palabras

Para relacionarse con los otros, los usuarios deben teclear lo que en cada caso quieren expresar. La escritura es la base de estas relaciones. Es cierto que, poco a poco, los chats van incluyendo la posibilidad de añadir sonido e, incluso, de poder ver al interlocutor si se dispone de una webcam y el programa apropiado. Pero todavía, es la escritura el código fundamental utilizado. Pero es fácil prever que sonido e imagen serán, pronto, habituales en este tipo de comunicación.
 
La escritura es bastante impersonal, se trata muchas veces de frases hechas, sin completar, resumiendo al máximo lo que se quiere expresar. Pero la ortografía, el estilo empleado, la elección de las palabras, pueden expresar la subjetividad del individuo. La falta de contacto físico ha hecho que se desarrolle todo un código de símbolos para expresar emociones pues, las palabras no bastan. Con los signos disponibles en el teclado, se pueden manifestar sentimientos. Así se utilizan los llamados emoticones, que en algunos programas de chat han sido sustituidos por iconos de caras sonriendo, llorando, guiñando el ojo, besando, etc.
 

  1. Límites y riesgos

 
4.1. El problema de la identidad: el anonimato y la simulación
 
El anonimato es uno de los atractivos que presentan los chats. No se conoce quien es la persona que está detrás de un nick. Al iniciar una conversación en privado se suelen preguntar datos personales, descripciones físicas generales, lugar desde donde se conecta, etc. Muchos de estos datos suelen ser inventados. El usuario del chat puede ofrecer una imagen de sí mismo diferente de la real. El individuo no sólo es autor de lo que escribe, de los mensajes que lanza, sino que es autor de sí mismo, construyendo nuevos yo a través de la interacción social virtual (CARETTI : 2000, 126).
 
En los chats el individuo puede presentarse con una personalidad construida. Este intercambio social anónimo permite jugar con la personalidad y el aspecto físico. Para muchos jóvenes, por ejemplo, esto supone que pueden relacionarse con otros sin tener en cuenta los condicionantes que la presencia física impone. En una sociedad, además, en la que la imagen personal se tiene tan en cuenta y lo físico se valora tanto, aquí la persona se siente más libre. Cuántas veces hemos oído a los jóvenes quejarse de que en demasiadas ocasiones se les juzga por la apariencia física.
 

  •  La seducción del chat

No es de extrañar que muchos se sientan seducidos por el chat, por un medio de relación que les permite conocer a otras personas y darse a conocer sin preocuparse por la apariencia física. Muchos, se sienten fascinados “mostrando caras de su propia persona que, solamente en un contexto sin encuentros visibles, sienten poder desvelar y exaltar” (NARDONE – CAGNONI : 2003, 75).
 
Algunos autores ven, en esta posibilidad de crear diversos tipos de personalidad, un valor de los encuentros virtuales, en el sentido que puede ayudar a conocer los distintos aspectos de la personalidad. Internet sería una especie de laboratorio donde experimentar con la construcción y la reconstrucción del yo en un proceso que permite modelarnos y re-crearnos a nosotros mismos. Además, al no estar condicionados por el aspecto físico y la presencia cara a cara, las conversaciones alcanzan altos niveles de profundidad. No olvidemos que Internet pone en contacto a personas; al otro lado de la pantalla hay una persona con sus sueños, emociones, logros y fracasos. En el chat se comunica también todo esto y puede sorprender la sinceridad que puede alcanzarse.
 

  •  ¿Quién está ahí?

Pero el anonimato puede ser, también, una trampa. Cuando la comunicación se ha centrado entre dos personas y se ha establecido una relación especial, de confianza, incluso de posible relación de pareja, también se busca encontrarse cara a cara con el otro. En el momento del encuentro, en muchas ocasiones sobreviene la desilusión. La otra persona no es como se había imaginado, y no se cumplen las expectativas que se habían creado, por una o por ambas partes. Como señalan Nardone y Cagnoni, “el ilusionado insatisfecho se convierte en desilusionado, el satisfecho que es rechazado se convierte en un deprimido” (2003, 76).
 
Otro aspecto preocupante del anonimato que permite este tipo de comunicación son los casos que lindan con lo delictivo. Adultos que se hacen pasar por menores, por ejemplo, para ganarse la confianza de los más jóvenes y solicitar servicios sexuales. Son aspectos a tener en cuenta y que deben ser considerados como una perversión de la finalidad del medio.
 

  •  El ritual del simulacro

Sin llegar a estos extremos, el anonimato forma parte del ritual de la comunicación en Internet.. Todo tipo de relaciones sociales tienen sus propios rituales y en los chats se asume un cierto grado de simulación. En la sociabilidad virtual se parte del anonimato y de la no presencia física como elementos que posibilitan la relación. Especialmente en los primeros encuentros, hay un acuerdo tácito entre los individuos en participar en ese juego de construcción de la personalidad. Los participantes se convierten en actores que, contando con la cooperación del otro, “intentan construir un escenario que les permita experimentar diversos encuentros sin el compromiso o las consecuencias que, en otro tipo de circunstancias, tales encuentros podrían acarrear” (MORA : 2003).
 
4.2. Insuficiencia del espacio virtual
Es gratificante conocer a otros por la red, establecer amistades, incluso colocar las bases de una posible relación de pareja. Pero llega un momento en que la relación por el chat es insuficiente. Y exige que se continúe la relación fuera del ciberespacio. Muchos canales de chats organizan encuentros (kedadas, en el argot) entre los participantes. En el ciberespacio se han creado grupos de amigos que comparten aficiones y gustos y esa relación se quiere prolongar en el mundo físico.
 
Internet se convertirá en el soporte de esas nuevas amistades y relaciones pues, al tratarse generalmente de personas que no viven cerca, el chat será el punto de encuentro. La intensidad de esas relaciones dependerá del interés que los usuarios manifiesten y que se concretará, además de en las charlas virtuales, en contactos por teléfono o correos electrónicos.
 
La CMC es una posibilidad más a disposición de las personas, pero no puede convertirse en el único medio de relación interpersonal. Puede resultar gratificante, especialmente en edades más jóvenes, construir la persona ideal y presentarse así ante otros. Pero ese “yo creado” no seremos, completamente, nosotros. También la persona tiene sus limitaciones, sus aspectos negativos. La relación interpersonal con el otro no puede basarse en el espejismo de una personalidad perfecta. Aceptar las propias limitaciones y las del otro y los conflictos que pueden surgir, forman parte de la construcción de las relaciones.
 
Las relaciones a través del chat son gratificantes y pueden crear, en algunos, dependencia. El canal de chat puede convertirse en un refugio sobre todo para personas con dificultad de socialización en el mundo físico. Por otra parte, muchas de estas relaciones que se establecen están marcadas por un fuerte carácter efímero y provisional. En los chats se entablan contactos con muchas personas, contactos que duran varios encuentros. Los usuarios van cambiando de nick y de identidad, aparecen y desaparecen, y la relación no continua en el tiempo.
 

  1. Conclusión

 
Con sus luces y sombras, la comunicación a través de Internet se está asentando como una posibilidad más que tienen las personas para relacionarse. Cada vez, más ámbitos de nuestra vida están mediados por el uso de la red; incluso las relaciones interpersonales. Para las nuevas generaciones, que se están habituando a convivir con las nuevas tecnologías de la comunicación, será normal tener sus amigos en el ciberespacio.
 
La red se está convirtiendo en un nuevo espacio de socialización, alternativo a los otros ya existentes. Los canales de chats se presentan como una ocasión, para quien lo desee, de poder entrar en relación con otros. Hay que pensar, no nos hemos detenido en ello, que esos canales de comunicación quieren dar respuestas a distintos intereses de las personas que en ellos participan. Las personas pueden, así, agruparse en comunidades en las que cultivar aspectos diversos de la cultura, la sociedad, la política, etc, también la relaciones interpersonales incluso afectivas.
 
Es necesario, también, educar a los jóvenes en la utilización de este nuevo medio. Habrá que tener en cuenta los posibles riesgos que, como toda creación humana, presenta Internet. Hay que estar en la red pero no estar enredados. Especialmente en casa, los padres tienen que estar atentos al tiempo que pasan sus hijos en Internet y al uso que hacen de ella.
 
Con las debidas cautelas, Internet pone al alcance de todos un amplio abanico de posibilidades de interacción con otros. Por una parte sirve para mantener las relaciones ya existentes y que, por tiempo o por distancia, no podemos cultivar todo lo que quisiéramos. Por otro lado, nos permite el encuentro con personas con las que podemos compartir ciertos intereses, sin importar dónde estemos. Encuentros que pueden posibilitar un intercambio de información y de ideas o, incluso, la colaboración en proyectos y realizaciones comunes. Un nuevo medio y espacio de comunicación que está originando una nueva idea del mundo, un mundo de relaciones.
Bibliografía:
 
CASTELLS M., La galaxia Internet. Reflexiones sobre Internet, empresa y sociedad, Areté, Barcelona, 2001.
 
CANTELMI T. – TALLI M. – DEL MIGLIO C.- D’ANDREA A., La mente in Internet. Psicopatologia delle condotte on-line, Padova, Piccin, 2000.
 
MAYANS J., Género chat o cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio, Gedisa, Barcelona, 2002.
 
MORA B., Rituales de simulación y sociabilidad virtual. Una aproximación a los procesos de construcción de emociones en la Red, en “Textos de la CiberSociedad” en http://cibersociedad.rediris.es/textos
 
NARDONE G. – CAGNONI F., Perversiones en la red. Las patologías de Internet y su tratamiento, RBA, Barcelona, 2003.
 
PARKS M. – FLOYD K., Making friends in Cyberspacer, en “Journal of Computer-Mediated Communication”, vol. 1, n. 4, (2001) en   www.ascusc.org/jcmc/vol1/issue4/parks.html
 
SAIN G., La CMC: Comunicación Mediada por Computadora. Caso BBS, en http://www.hipersociologia.org.ar/papers/gsainsp.htm
 

Francisco Javier Valiente

estudios@misionjoven.org

 
[1] Datos del Estudio General de Medios de febrero-marzo de 2004, en www.aimc.es