Santa María del 2000

1 mayo 1997

Emilio J. Zapatero

“JUBILEO” Y “PROFECÍA”

Nos encontramos en el primer año del trienio de preparación del 2000. María puede ser una buena compañía para que el jubileo sea “tiempo de gracia” y preparemos el 2000 con la “profecía” necesaria. Aquí van algunas pautas para reflexionar y orar con María. 

  1. «Ante el tercer milenio»

La carta apostólica de Juan Pablo 11, Ter­tio Millennio Adveniente (TMA), se inicia con estas palabras: «Mientras se aproxima el ter­cer milenio de la nueva era, el pensamiento se remonta espontáneamente a las palabras del apóstol Pablo: «Al llegar la plenitud de tos tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mu­jer» (Gál 4,4). En efecto, la plenitud de los tiempos se identifica con el misterio de la en­camación del Verbo..”. (TMA 1).

Tras recordamos el papa que -dentro del trienio de preparación del Jubileo del 2000-quiere dedicar particularmente el año 1997 «a la reflexión sobre Cristo» (TMA40), añade: «Ma­ría Santísima, que estará presente de un modo, por así decir, «transversal» a lo largo de toda lafase preparatoria, será contemplada durante este primer año en el misterio de su materni­dad divina ¡En su seno el Verbo se hizo car­ne!» (TMA 43).

  1. María en el Adviento del 2000

Este mes de mayo puede servimos parti­cularmente para preparar, junto a María, la profecía que querernos lleve dentro del año jubilar del 2000. Siguiendo las pistas que ofrece J.C.R Paredes en su Santa María del 2000 (Bac, Ma­drid 1997), proponemos algunas pistas de, re­flexión, acompañadas de oraciones para em­plear en reuniones o celebraciones…

– SANTA MARÍA DE LOS MARGINADOS

María de los marginados,

de aquellos y aquellas

que parecen estar de más

en nuestro mundo,

en nuestra sociedad.

María de las marginados,

¡qué bien los comprendes!

 

Cómo se prolonga

 tu dolor en la historia,

madre soltera incomprendida,

 madre y familiar de ajusticiados,

inmigrante de Egipto,

campesina y mujer de aldea,

marginada en tu hijo marginal,

Jesús, el Crucificado.

¡Qué bien comprendes,

María de los marginados,

a quienes no son alabados,

ni acogidos,

sino vituperados

condenados

y rechazados,

aun en su misma comunidad!

Contágianos  tu compasión,

y seremos buenos samaritanos,

y os seguiremos

a tu Hijo, y a ti, y a tu José,

hasta donde el Reino del Abbá nos lleve,

hasta la cruz y la infamia.

María de los marginados,

de tu kénosis llegas a la exaltación,

a la notoriedad más paradójica de

nuestra historia.

 

Que razón tenías!

¡Ha mirado

la humillación de su sierva!

¡Ensalzó a los humillados!

 

REFLEXIÓN Y DIÁLOGO

  • De los datos sobre María recogidos en el Nuevo Testamento (cf. pp. 52-54 de este mismo número de MJ), ¿cuáles destacarías? ¿Confluyen con el sentido de esta oración?
  • Esta forma de ver a María, ¿nos permite entenderla mejoro peor que mirándola a través de las «imágenes más propias del culto y la veneración» construidas, muchas veces, sin referencias a la Escritura? 

– SANTA MARÍA DEL ASOMBRO

Asombrado me tienes, .

María del Asombro.

El poder del Altísimo

te cubrió con su sombra.

El Espíritu te hizo

taller,

fuente,

seno fecundo y bendito,

cómplice enamorada

de su obra maestra..

Y en un momento de inspiración,

 asombrada,

iluminada, energizada, engendraste al Santo,

 al Hijo del Altísimo,

a tu pequeño Jesús.

Y asombraste a la historia, mujer y madre,

eslabón imprescindible de la Vida

de la Promesa imprevisible

y en ti realizada..

 

Y asombras

a quienes siguen preguntándose

 por qué algo tan nuevo,

tan único,

tan incomprensible,

tan virginal,

madre virgen de Jesús,

el pequeño hijo del Altísimo,

que no de José.

Asómbranos, María,

y acógenos

en la sombra que te envuelve,

Espíritu Santo,

nube luminosa

que te rodea como un manto, y llévanos al corazón

del Misterio

de la Encamación de Dios.

REFLEXIÓN Y DIÁLOGO

  • La vocación de María se comprende dentro de un marco colectivo, ¿en qué medida con­templo mi propia vocación personal -¡con asombro!- como perteneciente a ese conjun­to sinfónico? ¿Siento, como María, la alegría de mi vocación? ¿Soy feliz con mi vocación?
  • ¿He logrado superar esas concepciones superficiales y corrientes sobre la maternidad vir­ginal de María? ¿Comprendo que el modo de maternidad de María tiene mucho que ver con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, de, la Palabra de Dios? ¿Acojo con asombro y medito en mi corazón el significado de la maternidad virginal de María como signo que manifiesta que Dios y su espíritu es la fuente paterno-materna de Jesús?

– MARÍA, LA PRIMERA CRISTIANA

Seguir a Jesús

como tú, María,

 es revestirse de Él,

 ir adquiriendo cada vez más

 un asombro parecido con Él,

 es reproducirlo.

En el admirable itinerario de tu fe

nos enseñaste cómo esperar,

cómo perseverar

-aun en medio

de la incomprensión-,

cómo seguir caminando

 -aun en la noche-.

 

Sí, María,

inicio y madre de nuestra fe,

fundadora

de la comunidad de creyentes,

en ti descubrimos

qué es la felicidad

-fe convertida

en perseverante espera-,

de ti aprendemos

cómo seguir a Jesús,

 el amor y la pasión

dominante de una vida.

 

Tú misma nos configuras con Él,

te haces en nosotros madre suya,

 describes en nosotros sus rasgos.

María del seguimiento,

mira a la Iglesia y sus comunidades.

De ella fuiste fundadora.

Acompáñanos

para ser más diligentes

en el camino de Jesús,

para perder temores

que paralizan,

hacen más lento

el camino de la Iglesia.

REFLEXIÓN Y DIÁLOGO

  • Si trato de representarme a María como seguidora de Jesús, ¿qué rasgos de ella me llama­rían más la atención? ¿Qué imagen de María-madre emerge al considerarla María-discípula?
  • Leyendo Mc 3,1-35, ¿qué rasgos se manifiestan de Jesús, qué actitudes asumen ante Él diferentes grupos de personas? ¿Qué me dice esta escena respecto a la figura de María, su madre?
  • Tener fe se identifica, ante todo, con una relación personal de confianza. María manifestó una confianza absoluta en Dios y también en Jesús. ¿Cuáles son los motivos por los cua­les soy a veces tan incrédulo o incrédula?
  • ¿Reconozco este momento de la Iglesia como la «hora del seguimiento»? ¿Cómo puede y debe configurarse hoy el seguimiento de Jesús en cada forma de vida cristiana? ¿Cómo puedo definir mi modo propio de seguir a Jesús? ¿Cuál es el itinerario de mi fe?