Una asociación de telespectadores ha hecho una encuesta para conocer los gustos televisivos de losadolescentes. La encuesta no tiene gran interés ni por su muestra -muy reducida- ni por sus conclusiones. La más significativa de éstas es la siguiente: la televisión es muy aburrida. Hallazgo que, ciertamente, no justificaba el esfuerzo. Ahora bien, entre las respuestas de los bachilleres hay otro dato que sí llama la atención: pese a que todos dicen que la televisión es muy aburrida, los encuestados pasan delante del televisor unas catorce horas semanales, cifra que además, y por lo que nos dicen otros sondeos, debe ser revisada al alza. O sea, que los adolescentes se aburren voluntariamente más de dos horas al día. Uno se queda perplejo: si la tele es tan aburrida, ¿para qué la ven? ¿Cómo es posible que uno pierda dos horas diarias en un ejercicio que de antemano sabe banal? Ahora unamos este dato a otros sobre el mismo segmento; por ejemplo, un sondeo reciente según el cual los adolescentes españoles duermen una media superior a las nueve horas, a veces hasta diez. Nueve horas de sueño, más dos horas de tele, ya son once horas. A esto hay que sumar las horas de clase: tras la implantación de la ESO,
pongamos que cada adolescente invierte una media de seis horas diarias en el colegio. Eso da un total de diecisiete horas. Añadamos la comida, la cena y el desayuno, con una hora de promedio por cada comida: veinte horas. Como además habrá que estudiar de vez en cuando, añadamos otra media hora. Y dado que, según las encuestas, la actividad preferida de los adolescentes españoles es «ir de copas y no hacer nada», atribuyamos a estas actividades otro par de horas diarias. Pues bien: me pregunto cuándo viven los adolescentes españoles. Entre el cole y la cama se le va la mayor parte del día; y para colmo, dedican un par de horas a aburrirse ante el televisor. ¿Esto es vida? No hace mucho tiempo que los adolescentes eran una especie de furias vitales entregadas al amor, la poesía, el deporte y la rabia de vivir. Los de ahora, por lo que se ve, son entes asténicos que caminan entre un laberinto de enojosas obligaciones y anodinas vocaciones. Lo mismo es por lo de las papillas de cereales, pero me parece que estamos ante un bajón hormonal de la especie. Y la culpa de eso no la tiene la televisión.
JOSÉ JAVIER ESPARZA
Para hacer 1. Comentar antes de nada: ¿Es aburrida la televisión? ¿Cómo «la vive» cada uno? ¿Cuántas horas pasa ante ella a la semana? ¿Qué actitudes tiene? 2. Leer el artículo, aparecido en El Diario Montañés (Santander, 21 de enero de 1998). Comentar lo que nos parece. (Hay muchos puntos: entresacarlo primero y comentar después. 3. Responder a la pregunta que hace el autor: «Si la tele es tan aburrida, ¿para qué la ven (los adolescentes dos horas al día)?». 4. Sacar conclusiones de todo lo que haya salido. |