María Palau Melet
Se acaba de celebrar la Asamblea de Constitución del Movimiento. Hemos sido 600 y pico, y suponemos que 600 y pico serán las experiencias vividas durante los cuatro días en Cheste. Pero se palpa, se comenta, se comparte una sensación unánime: ¡Esto es cosa de todos! Es cosa de todos los que ya estamos y es cosa de muchos que habrá que animar para que se sumen en los próximos años. Por lo tanto, hay que invitar. No, perdón, invitar no, porque esto no es propiedad de unos pocos, ni de los que hace muchos años que están, ni de los que piensan de una u otra manera, esto es propiedad de la Iglesia. Pretendíamos decir que hay que darlo a conocer, que hay que animar a participar, que hay que poner mucho empeño para que muchos se sientan parte,… ¡esto ha de ser cosa de todos!
Bueno, pero tendremos que centrar un poco el tema, ¿no? ¿de qué hablamos? Hablamos de la Asamblea de Constitución del movimiento Acción Católica General. Entre finales de julio y principios de agosto se celebró en Cheste (diócesis de Valencia) la Asamblea de Constitución del movimiento. Empezó allí a caminar Acción Católica General con sus tres sectores: niños, jóvenes y adultos, tras haber sido aprobados sus estatutos en la XCIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española el pasado mes de abril.
Entre los lectores, los habrá conocedores profundos de la Acción Católica, otros que conocen pero ya se pierden cuando entramos en las diferentes modalidades, ambientes y movimientos. Y habrá otros que o bien no han oído nunca hablar de la Acción Católica o simplemente les suena a una cosa de antes. No se trata ahora de hacer una explicación profunda sobre qué es la Acción Católica, en la página web: www.accioncatolicageneral.es y en muchos otros sitios es fácil encontrar información con detalle, tan solo permitidnos esbozar unas sencillas pinceladas para saber por qué y para qué nace este Movimiento.
La Acción Católica no tiene finalidad propia, sino que su finalidad es la misma que la de la Iglesia, es decir, la evangelización, la santificación y la formación cristiana de las conciencias de las personas. En la Acción Católica somos los laicos, los que en las tareas que nos son propias, asumimos la responsabilidad en la dirección de los Movimientos. Otra característica es que trabajamos de manera organizada para la eficacia pastoral y como signo de comunión. Y siempre en colaboración con la jerarquía,
Sintéticamente a eso se refieren las “cuatro notas”, esto es, la seña de identidad de la Acción Católica, establecida en el Concilio Vaticano II. A partir de estas cuatros notas, se organizan diferentes movimientos, ámbitos de actuación, estructuras, metodologías, planes de formación… Sin despreciar la historia y el bagaje de la experiencia, siempre debemos tener claro que las “cuatro notas” son la “esencia” que debe mantenerse y el resto “cuestiones temporales” que si se ve que los tiempos cambian o se encuentran mejores maneras de hacer, pues no hay que tener inconveniente en modificar.
Y así surgió la idea del movimiento Acción Católica General. Había tres movimientos: Junior, MJAC y ACGA, cada uno de ellos dedicado a niños, jóvenes y adultos respectivamente. Sin entrar ahora en detalles, no siempre resultaba fácil el paso de uno movimiento a otro y de ahí nació la idea que ha ido tomando forma con el tiempo y ahora se concreta en este movimiento que acaba de nacer. Acción Católica General, quiere ser un movimiento para toda la vida, sin saltos artificiales, en el que cada uno según su edad y momento vital se sitúe en uno u otro peldaño. Un movimiento nuevo, para un tiempo también nuevo. Este movimiento que ha nacido con la intención de servir más y mejor a esta Iglesia nuestra, quiere ser un cauce de crecimiento para toda la vida. Ofrece un proceso continuado empezando desde la infancia, pasando por la adolescencia, para llegar a la juventud y finalmente a la edad adulta. Un proceso como la vida misma, sin compartimentos estancos ni saltos desajustados, sino que son el mismo fluir de los años y las circunstancias vitales los que van haciéndonos entender que la nuestra ya es otra etapa.
Abriendo Caminos de Esperanza. Este fue el lema que presidió la Asamblea de Constitución del Movimiento. Este será el gran reto de los próximos años:
- Abriendo, porqué no empezamos de cero, sino que llevamos un rico camino a nuestras espaldas. Abriendo, porqué el Evangelio no entiende de puntos finales ni de vidas ya resueltas, sino que siempre nos empuja hacia una continua y constante conversión. Abriendo, seguimos abriendo porqué estamos convencidos de que muchos hoy, muchos niños, muchos jóvenes, muchos adultos, tienen sed de Dios.
- Caminos. Caminos y no camino, porqué Dios no utiliza métodos estándar para llegar a sus hijos. Caminos porque somos simples caminantes que se fían de su Guía. Caminos, con sus subidas y bajadas, con sus sombras y sus ratos soleados, caminos a ratos muy transitados y a ratos bastante vacíos,… pero caminos, signo de que estamos en movimiento, no paralizados.
- De Esperanza, porqué así son los caminos de Dios, no por nuestros méritos, pero si por su Gracia, siempre son caminos de esperanza. De esperanza porque nos ha prometido su amor para siempre, su apoyo para con todos. Una Esperanza que necesita de nuestro corazón enamorado para contagiar a otros, una esperanza que necesita de nuestra conciencia formada para poder dar razones de nuestra fe, una Esperanza que necesita de nuestras manos para ser puesta en práctica.
No compartimos que no son buenos tiempos, ni que nada puede hacerse. Compartimos que andamos un poco desorientados, tratándonos de situar en este mundo nuevo que está emergiendo. Estamos ante el reto más apasionante que puede vivir un apóstol: el de colaborar con el Espíritu a proponer la fe en una cultura nueva, recorriendo caminos nuevos.[1]
El mejor balance será sin duda, que muchos, los que ya están, los que vendrán, los que aparezcan de vez en cuando, los que se sientan cerca,… el mejor balance será que muchos puedan hacer suyas estas palabras:
Entonces Jesús les dijo a los doce: «¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó: «Señor ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos. Y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios». Jn 6, 67–69.
Éste será el mejor síntoma de que algo se ha hecho bien. A por ello.
MARÍA PALAU MELET
ACCIÓN CATÓLICA GENERAL
[1]ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CATEQUETAS (AECA). Hacia un nuevo paradigma de la iniciación cristiana hoy. Ed. PPC, colección DIDAJÉ (2008).