Poco halagüeñas son las estadísticas de los últimos tiempos sobre jóvenes españoles. Entre otras, que desde el 2002 la edad de inicio de consumo de alcohol ha pasado de los 15 a los 13 años. ¿Alguien puede recordar en qué empleaba el tiempo cuando tenía 13 años?
No cabe duda de que todos los niños del mundo rico han apurado las copas de una recién acabada fiesta de adultos o han intentado transgredir las normas establecidas mediante el consumo de algo que les estuviera prohibido. Sin embargo, los límites a los que se ha llegado se revelan preocupantes: la primera causa de muerte entre los jóvenes españoles es el tráfico, y la mayoría de esos accidentes se producen bajo el efecto del alcohol.
Nuevas campañas y leyes intentan paliar el mal. Y está bien que así sea, pero dado que no sólo entre los jóvenes ha aumentado el consumo de alcohol sino que es un fenómeno que afecta a la sociedad en general, ¿no sería hora de que en lugar de normas aplicáramos el sentido común y nos concienciáramos de que estamos gravemente enfermos?
El actual relajamiento moral implica la ausencia de valores y principios –que no de prejuicios–. ¿Quién puede aguantar en estado de sobriedad, por joven que sea, el despropósito apabullante de la programación televisiva, la preocupante actitud del mínimo esfuerzo, la concepción del ser humano como un ente creado sólo para gozar consumiendo? Si seguimos así, en el 2006 los niños empezarán a beber a los 10. Y habrá que comprenderlo, por más que se inventen leyes que lo castiguen y campañas que lo desaconsejen.
Flavia Company, escritora
El Periódico, 30.9.04
Para hacer
- La autora se formula varias preguntas. Responderlas.
- ¿Qué hacemos nosotros? ¿Por qué?
- Ver losdatos de la página anterior y los comentarios de la Opinión. Compararlo con lo que dice FreyBetto (Textos, p. 3).
- Comparar también con las peticiones de los jóvenes a los adultos (Ver página siguiente)
- Ante todo esto, ¿qué podemos hacer? Concretamos cómo.