Animadores voluntarios, voluntarios para la animación

1 enero 2001

LA FORMACIÓN DE LOS VOLUNTARIOS EN LA ANIMACIÓN
 
La formación es algo esencial, tanto en el ámbito de la animación como en el del voluntariado. La presente propuesta junta ambas realidades, ofreciendo algunas pistas para diseñar un proyecto de formación para animadores en el marco del voluntariado. Además y como ejercicio práctico, se presentan una serie de acciones y entidades sostenidas con el trabajo humanitario de diversos y variados voluntarios y voluntarias, para revisar a través de todo ello los procesos de formación.
 
 

  1. Apuntes para una formación de animadores/as-voluntarios

 
La formación es necesaria para aquellos jóvenes que desean desarrollar procesos de solidaridad a través del voluntariado. Mediante la formación se canalizan las intuiciones y opciones que precisan hacerse operativas.
La formación del voluntariado debe ser un proceso constante de transformación en el que el voluntario, con su grupo de acción, dialoga con la realidad, aprende de ella, y sistematiza sus conocimientos, sus hábitos de trabajo y sus habilidades. Al mismo tiempo el voluntario refuerza la constelación de valores inicial que le ha llevado a planteamientos humanitarios. Formación para el voluntariado significa profundización de actitudes para hacer posible la «transformación de la realidad».
Varias son las áreas de trabajo en las que se debe centrar las actividades formativas el voluntariado:
 
Hechos de vida, conceptos y principios
La formación del voluntario debe facilitar métodos concretos para analizar los hechos de vida, especialmente aquellos que hacen referencia a los problemas sociales más acuciantes de nuestra sociedad y de la juventud.
No puede quedarse tan sólo en el sentimiento que produce el contemplar los problemas concretos. Hay que dar un paso más, estructurando esos problemas con una metodología adecuada: Conceptualizar los problemas e integrarlos en estructuras de pensamiento solidarias y promocionales, que tengan la justicia y la participación social como eje fundamental. Todo ello proporcionará una serie de «saberes» que serán el soporte cognitivo del voluntario social.
En concreto y sumariamente:
¡ Conocimiento del entramado social, sus problemas, desigualdades, posibilidades…
¡ Conocimiento del territorio de la intervención social, con todo su entorno.
¡ Conocimiento del contexto o institución desde la que desarrolla su acción, así como sus métodos de análisis.
¡ Conocimiento de medios y técnicas psico-sociales para sistematizar el perfil observado de los destinatarios.
¡ Conocimiento de aquellos factores sociológicos y económicos que generan problemas sociales.
 
Procedimientos
El voluntariado busca intervenir y transformar la realidad. Ello no se hace desde la mera conceptualización. Se requiere una adecuada instrumentación; unas destrezas, técnicas y habilidades que habilitan al voluntario para enfrentarse con los problemas reales.
Concretando:
¡ Adquirir hábitos de participación.
¡ Poseer una instrumentación adecuada de técnicas que le permitan ejercer su actividad de forma eficaz.
¡ Conocer los métodos para elaborar proyectos generales, concretándolos en programas más específicos y desarrollándolos en programaciones.
¡ Adquirir los recursos necesarios para animar y dinamizar el entramado juvenil y social.
¡ Poseer técnicas de relación interpersonal y de dinámica de grupos.
Valores
La educación e inteririorización de valores es fundamental en el proceso de formación del voluntariado. El voluntario ordena de tal forma su constelación de valores que considera como prioritarias determinadas actitudes encaminadas a hacer de la solidaridad, la promoción, la relación interpersonal, la justicia… elementos más apetecibles que su propio beneficio material o comodidad.
Concretando:
¡ Poseer una visión crítica y selectiva de la realidad.
¡ Desarrollar la coherencia entre opciones ideológicas y acciones concretas
¡ Poseer una visión positiva del ser humano y sus capacidades
¡ Tener una visión objetiva de la realidad circundante y de las posibilidades de transformación de la misma.
¡ Profundizar y clarificar sus motivaciones para ser voluntario.
¡ Progresar en el sentido de gratuidad y responsabilidad.
¡ Madurar en la austeridad como alternativa a una sociedad de consumo.
¡ Valorar la justicia y el desarrollo, la promoción y la solidaridad como caminos de transformación de la realidad.
 
Una formación para el voluntariado debe desarrollar el siguiente proceso:
¡ Partir de la inicial sensibilidad del voluntario hacia el compromiso solidario, aunque éstas se hallen todavía en el nivel de las ideas y no se hayan concretado en acciones operativas.
¡ Dotar al voluntario de conceptos y destrezas adecuados para canalizar sus opciones, facilitando acciones voluntarias concretas y graduales
¡ Facilitar la reflexión después de las acciones, a fin de que éstas refuercen la opción, integrando la autoevaluación de las experiencias vividas como formación continuada.
 
 

  1. Breve mirada retrospectiva sobre la formación de los Animadores

 
A pesar de la evolución que ha tenido el concepto de Animación, hasta hace tan sólo algunos años, el animador juvenil respondía al siguiente estereotipo. «Animador Juvenil: Persona joven dotada de una cierta formación adquirida fundamentalmente por experiencia y una serie de «trucos del oficio» recibidos por ósmosis, a fuerza de trabajar en campamentos y actividades de Tiempo Libre de fin de semana. El Animador Juvenil, en fin, era una persona vocacionada, dotada de paciencia, entusiasmo y coraje para atender a los niños y jóvenes.
En este contexto coexistían tres enfoques formativos que se daban en mayor o menor medida, y que incluso se relacionaban entre ellos.
 
Enfoque «artesanal»
Según esta primera tendencia, el animador/a se forma en dos vertientes: Trucos del oficio y dimensión vocacional. Todo depende de la observación, la experiencia y la adhesión voluntaria. No hay lugar para la investigación sistemática. La formación, entendida de este modo, funciona como si se tratara de un antiguo oficio artesanal transmitido de padres a hijos. Este estilo formativo ha funcionado durante muchos años.
 
Enfoque «activista»
En este segundo estilo formativo privan los aspectos técnicos orientados a la producción de actividades. El animador es entendido como persona que debe ocupar el Tiempo Libre de sus destinatarios. Para ello se le dota de un amplio repertorio de recursos capaces de generar las más diversas actividades. Difícilmente se entiende la animación como proceso educativo que debe incluir aspectos éticos y una sólida educación en valores. En este modelo, los aspectos reflexivos suelen quedar en un segundo plano, cuando no desaparecer por completo.
 
Enfoque «reflexivo»
Este tercer enfoque no sólo ofrece técnicas y procedimientos, sino que ayuda a los animadores a tener criterios de valor sobre la tarea que desempeñan. El animador juvenil no es tan sólo una persona que hace, sino también una persona que piensa y reflexiona de forma sistemática. El animador adquiere criterios de valor sobre la tarea que desempeña.
 
El «enfoque reflexivo» ofrece muchas posibilidades para estructurar un proceso formativo adecuado. Pero la irrupción del Voluntariado debe llevarnos a seguir realizando replanteamientos formativos para responder tanto a las necesidades del animador voluntario como a los destinatarios que hallará en el desarrollo de su actividad.
 
 

  1. Formación de animadores desde la plataforma del Voluntariado

 
El creciente incremento del Voluntariado y la profundización realizada sobre la figura del Animador han dado como resultado una figura cargada de nuevos matices: El «Animador Voluntario», o lo que es lo mismo, un tipo de Voluntario comprometido con tareas de animación.
Estos nuevos matices repercuten directamente en la formación de los Animadores Voluntarios y de los Voluntarios para la animación. A continuación se ofrecen algunas pistas para diseñar un proyecto de formación para animadores en el marco del voluntariado.
 
3.1. El «equipo», punto de referencia ineludible
 
Tanto el Voluntariado como la Animación son tareas a realizar en equipo. Difícilmente se puede comprender la figura del Voluntario que trabaja aisladamente. El grupo de acción solidario no es tan sólo un método de trabajo, sino también es forma de vida. Algo similar ocurre con la figura del animador, quien entendido como educador, deberá formar parte de una comunidad educativa de referencia. El equipo de Animadores Voluntarios elimina tendencias tendencias negativas tales como:
 
¡ El individualismo, como tendencia a vivir la opción de ser animador de forma subjeti­va, sin necesidad de someterla a la verificación de una comunidad educativa, ser animador/voluntario «por libre».
¡ En segundo lugar, la fragmentación o sectorialidad, como tendencia a vivir sepa­radamente las dimensiones educativas, o dando la primacía a una en menoscabo de otras. Es conveniente desarrollar un estilo educativo integral, que abarque la globalidad de la persona.
¡ En tercer lugar mitiga el peligro de confundir «animación» con «ocupación del tiempo libre». La ocupación del Tiempo Libre hace referencia a actividades que entretienen; la Animación busca un desarrollo global de nuestros destinatarios, en profunda integración con la comunidad territorial, barrio, pueblo o ciudad.
 
El equipo de animadores debe ser una auténtica comunidad educativa que ayude a la verificación pedagógica desde la interdisciplinariedad. El equipo de animadores se manifiesta en varios aspectos:
 
¡ El equipo de animadores posee una estructura visible que facilita: la relación entre las personas, un estilo de acogida, una propuesta común de valores esenciales… Todo ello contribuye a crear un ambiente rico en valores compartidos por todos.
¡ El equipo de animadores acompaña la vida de los niños y jóvenes, fortaleciendo las opciones educativas fundamentales mediante el testimonio y la coherencia, vividos hacia dentro de la Asociación y hacia fuera.
¡ El equipo de animadores ofrece espacios de actividad a los destinatarios para expresar las intuiciones educativas que animan el proyecto educativo.
¡ El equipo de animadores ofrece a los jóvenes espacios de participación y responsabilidad facilitando el «protagonismo juvenil»
¡ El equipo de animadores estructura procesos de formación inicial y continuada para todos sus miembros.
3.2. La persona del «animador voluntario»: Identidad y formación
El animador es un pilar fundamental sobre el que se apoyan los procesos educativos que plantea la animación. La animación juvenil pide siempre la presencia de un animador vocacionado que, en nombre del equipo educativo, anima y da vida al proceso integral de crecimiento.
En esta tarea no sólo cuenta el deseo o impulso vocacional; es importante canalizar este impulso con técnicas pedagógicamente válidas, que tengan en cuenta la psi­cología de los destinatarios, su relación con el entorno sociológico, la didáctica más adecuada para ayudar a crecer en todas las dimensiones de la persona, las novedades tecnológicas y culturales que va incorporando la sociedad…
Todo ello pide que el animador voluntario sea una persona, en continuo proceso de re­flexión y maduración, enviado a educar proponiendo valores profundos, con unos medios eficaces, a unos destinatarios situados en una historia concreta.
 
Esta definición contiene varios núcleos esenciales que configuran el perfil del ani­mador:
¡ Madurez humana e identidad persona (Ser).
¡ Conocimiento de los núcleos educativos fundamentales (Saber).
¡ Técnicas y recursos para realizar la tarea educativa (Saber hacer).
 
El ser, el saber y el saber-hacer del animador voluntario se vive de forma global. Es un proceso desarrollado al uníso­no. No se trata de afianzar primero una estructura humana madura, para luego dotarle de los recursos técnicos necesarios o de conocimientos teóricos. El pro­ceso ha de ser unitario y global, garantizando una maduración armónica en todos los aspectos enunciados.
Metodológicamente los presentamos separados para comprender mejor su contenido y significado.
 
El ser del animador voluntario: madurez personal
La actuales líneas filosóficas y antropológicas presentan a la persona humana en proceso de maduración continua. Por eso no existe el animador ideal, con una personalidad hecha y madura, sino el animador en ca­mino, en proceso de crecimiento. A pesar de lo difuso que resulta el tema de la maduración humana, es posible delimi­tar unos criterios mínimos que orientan sobre el grado de madurez humana del animador voluntario, como persona llamada a relacionarse positivamente consigo mismo, con los demás y con el entorno.
 
¡ Relación positiva consigo mismo
Los procesos formativos del animador voluntario tenderán a facilitar el desarrollo de un tipo de persona con una densidad personal que le permita compaginar los elementos propios del voluntariado y de animador/educador.
Algunos rasgos para potenciar en su crecimiento personal:
ú Posee una estructuración adecuada de las propias ideas y opiniones.
ú Tiene formada y asumida una cierta jerarquía de valores.
ú Conoce los propios sentimientos y sabe situarse ante ellos.
ú Acepta de forma positiva la propia corporalidad y carácter, las situaciones per­sonales vividas anteriormente, la propia familia y el grupo humano de referen­cia, el entorno cultural e histórico en que vive.
ú Posee capacidad de entrega, evitando posturas narcisistas o intere­sadas.
ú Es capaz de expresarse y comunicar sus vivencias interiores.
ú Ha adquirido un control adecuado de los propias emociones y afectos.
ú Posee capacidad de trabajo, esfuerzo y sentido de la gratuidad.
ú Percibe los problemas de los destinatarios: educativos, de marginación o exclusión, relacionales… y sabe situarse ante ellos de forma realista.
 
¡ Relación positiva con los demás
Ello implica facilitar el desarrollo de una persona que:
ú Acepta a cada uno como es, favoreciendo actitudes de apertura y confianza re­cíprocas.
ú Posee una visión adecuada de los demás, valorándolos en lo positivo.
ú Es comprensiva y flexible, evitando posturas rígidas, intolerantes o descalifica­doras.
ú Adquiere capacidad de donación gratuita.
ú Se muestra solidario con quienes tienen más problemas y menos oportunidades.
ú Asume el compromiso por transformar la realidad social.
ú Ayuda a los miembros del grupo a descubrir y leer la propia vida y la historia en profundidad, ahondando aquellos valores que dan peso específico a la persona humana.
ú Acoge incondicionalmente a todos los miembros del grupo, evitando generar cualquier tipo de marginación.
 
¡ Relación positiva con el medio
Ello conlleva ir formando un tipo de persona que:
ú Conoce el propio entorno con sus posibilidades y dificultades.
ú Conoce los rasgos fundamentales de la cultura actual.
ú Sabe situarse de forma crítica y constructiva en la historia que le ha tocado vivir.
ú Detecta problemas sociales y ofrece soluciones realistas y concretas.
ú Participa responsablemente de los grandes problemas y logros de la humanidad.
ú Posee una visión crítica y selectiva ante la multitud de ofertas que recibe de la sociedad.
ú Formula soluciones alternativas a las grandes cuestiones actuales.
Saber y saber hacer: persona con medios y recursos eficaces
El animador voluntario busca la forma y los medios más idóneos para desarrollar procesos educativos integrales, que abarcan todas las dimensiones de la persona humana, evitando quedarse en difusas opciones personales que no se concretan en tecnologías adecuadas:
Entre estos medios cabe destacar:
¡ El recurso de las ciencias que facilitan el conocimiento de los destinatarios: psicología, pedagogía, sociología… Entendidas no como anécdotas superficiales, sino aprendidas en su profundidad.
¡ Técnicas de animación de grupo: cómo llevar las reuniones, dinámica de gru­pos, relaciones interpersonales, acompañamiento personal, entrevista…
¡ Recurso constante a las ciencias que facilitan una animación comprometida que va más allá de la mera ocupación del tiempo libre.
¡ Los recursos didácticos de una pedagogía activa y creativa: que tiene en cuen­ta el mundo audiovisual, las técnicas de comunicación y expresión, la pedagogía a través de la acción y la experiencia, el aprendizaje significativo, técnicas de evaluación…
¡ Utilización de la narración y el símbolo para expresar los valores profundos que mueven a la persona humana, más allá de las actividades que realiza.
 
Breve reseña bibliografía
¡ J. GARCÍA ROCA, Solidaridad y Voluntariado, Sal Terrae, Santander 1994.
¡ P. BESNARD, El animador sociocultural, Grup Dissabte, Valencia 1990.
¡ JM. PUIG-J. TIRLLA, La pedagogía del Ocio, Laertes 1987.
¡ G. ALDO ELLENA, Manuale de Animazione Socioculturale, Abelle, Torino 1989.
¡ AA.VV., El papel del Voluntariado en España, hoy, Ministerio A. Sociales, Madrid 1987.
¡ ESCUELA «DON BOSCO», Propuesta Educativa (Promanuscrito, Valencia 1991).
 
 

REVISIÓN DE LA FORMACIÓN: EJERCICIO PRÁCTICO

 
A continuación se presenta una serie de acciones y entidades sostenidas con el trabajo humanitario de diversos y variados voluntarios y voluntarias. Son actividades desarrolladas en diversas partes del mundo, encaminadas a paliar un amplio abanico de dificultades.
 
Tras leerlas detenidamente:
¡ Diseñar el perfil de cada uno de los voluntarios que aparecen.
¡ Valores que se resaltan en cada uno de los casos
¡ Procesos formativos que debieron seguir para desarrollar tales actuaciones: 1/Elementos de formación humana; 2/Elementos de formación técnica.
 
Los hijos de nadie q
El orfanato Home Kisito se alza junto a la catedral de Ouagadougou, capital de Burkina Faso, un pequeño país africano situado entre el Sahara y el Golfo de Guinea. Un portón metálico aísla a 61 niños de mirada oxidada del trajín circulatorio de una ciudad salpicada, aquí a allá, de carteles que hablan de Sida vinculando su prevención a la fidelidad conyugal.
Home Kisito acoge niños sin hogar desde 1965. Hasta hace poco se trataba, en su mayoría, de críos abandonados por sus padres por motivos puramente económicos. En Burkina Faso, donde comen cinco no comen seis. Pero desde 1985 comenzaron a llamar a sus puertas para entregarles pequeños con otros problemas: huérfanos del Sida abandonados a la suerte que Home Kisito pueda brindarles, por el rechazo social que genera un mal que ni siquiera se nombra porque es tabú hasta el punto de que en todo el país se la conoce simplemente como «la maladie», es decir, la enfermedad.
La maladie está resquebrajando los cimientos de la tradicional solidaridad familiar africana. «Es un pena, pero nuestra solidaridad está tendiendo a desaparecer», constata Augustine Tabsoba, directora de Home Kisito y coordinadora de los voluntarios que colaboran con su organización. «Hay niños que son abandonados porque son seropositivos. Cuando los padres han padecido una larga enfermedad acompañada de diarrea se dice que han muerto del Sida y entonces», añade, «los niños son abandonados y vienen a parar aquí o se convierten en niños de la calle. Algunos están bien. Otros llegan a Home Kisito enfermos y generalmente no pasan del primer año de edad». «La labor de los voluntarios es admirable; sin su colaboración sería imposible mantener este centro».
Fuente: MEDICUS MUNDI
 
Hijos de la calle q
Cada día son asesinados cuatro niños de la calle en Brasil. Millones de meninos de rua, niños y niñas de la calle, pululan por las ciudades brasileñas. Trabajan, trafican, roban y se prostituyen a los extranjeros por unos dólares, son detenidos, golpeados, violados y asesinados. El Movimiento Nacional de «Meninos e Meninas de Rua» denuncia la marginación y el olvido que sufren y trabajo con los más desfavorecidos.
No tienen casa ni familia ni derechos. A veces, ni siquiera tienen una existencia oficial. Los meninos de rua, de Brasil son niños y niñas para los que la calle se ha convertido en la cuna, el lugar de trabajo, el techo y, tantísimas veces, también en el cementerio. El hambre, la prostitución, los golpes, las detenciones y en muchos casos, la muerte violenta a manos de grupos extremistas, sicarios pagados o de la propia policía, son el pan de cada día de varios millones de niños brasileños.
«El caso típico es el niño huérfano sin vínculos familiares», explica Tess Alves, coordinadora del Movimento Nacional de Meninos e Meninas de Rúa en Fortaleza, una de las ciudades más importantes del nordeste de Brasil. «A veces tienen una madre que trabaja como prostituta, o un padre que suele ser alcohólico o drogadicto». Las calles de esta bonita ciudad costera albergan durante el día a unos diecisiete mil niños, de los que un sesenta por ciento no tiene otro techo que las marquesinas de los centros comerciales o alguna ruina donde dormir. «Lo peor de todo es la desidia y la pasividad de la gente», opina Tess Alves. «Cuando un niño es golpeado en plena calle por un policía, todos se asoman para mirar, pero nadie hace nada. Es como si los niños no existieran».
El Movimiento lleva ya diez años trabajando con los meninos. Fundado en 1985, se dedica a tareas de educación, sensibilización y denuncia. «Intentamos demostrar que los meninos son niños como todos y que tienen los mismos derechos», explica Alves. Los veinticinco voluntarios que componen el grupo de Fortaleza cuentan con un centro de apoyo donde los niños pueden acudir para pedir consejo, aprender a leer o simplemente recibir el calor humano de lo educadores. Son hombres y mujeres que salen a diario a la calle para hablar con los niños, acompañarlos al hospital —de otra manera, no serían atendidos— y motivarlos para que cambien las aceras por las pequeñas aulas del centro, donde se imparten clases de alfabetización por la mañana y talleres de teatro, música o circo por la tarde.
Fuente: MEDICUS MUNDI
 
Defender los derechos humanos q
La primera consecuencia de la violencia que vive Colombia son sus víctimas. Se estima que en los últimos 10 años han muerto 20.000 miembros de organizaciones sociales. Los voluntarios de INTERMÓN colaboran en proyectos de prevención de esta violencia y de apoyo a abogados que asesoran y defienden los derechos humanos.
Estos voluntarios apoyan al Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo cuya principal labor es «asesorar sobre los derechos fundamentales, entablar un diálogo con el Gobierno para que se respeten estos derechos y defender los intereses de las víctimas», comenta Eduardo Carreño, uno de los abogados del colectivo. «En Colombia —continúa— son habituales los casos como el del profesor Santos Mendivelso, miembro de un sindicato docente que fue asesinado en Turmerqué, en la región de Boyacá.
Fuente: INTERMÓN
 
Evitar la marginación de los jóvenes q
Veyula es una comunidad cercana a Dodoma, la capital política de Tanzania, en la región más árida del país. La mayoría de la población se dedica a la agricultura pero el rendimiento de la tierra es escaso. Se hace necesario diversificar las fuentes de ingresos de la población, por ello, el Centro Técnico Rural de Veyula ha apostado por crear un taller de carpintería.
Al taller de carpintería del Centro Técnico Rural de Veyula, apoyado por voluntarios de Intermón desde hace cuatro años, acuden jóvenes con problemas familiares, que han estado viviendo en la calle o que han sido pequeños delincuentes. Ezekiel Ndahani, de 20 años, es uno de estos jóvenes.
Al morir su madre y ante la dificultad de afrontar su educación, su padre le inscribió en el taller de carpintería. Continúa viviendo en casa de su padre, pero pasa la mayor parte del tiempo con sus compañeros en el taller. «Discutía con frecuencia con mi padre y ésa fue la razón por la que decidió que debía invertir mejor mi tiempo y dedicarme a aprender un oficio. Llevo cuatro años aquí y creo que el año próximo podré instalar mi propio taller en algún pueblo cercano a Dodoma. He aprendido a construir marcos para puertas y ventanas, techos, banquetas y otros muebles.»
Elías Makonga y Dominic Mnyam-Bugwe son los responsables de este proyecto; ellos dirigen el taller de carpintería y también un taller de costura. «Decidimos impulsar estas actividades para crear nuevas iniciativas que reporten ingresos a los jóvenes puesto que muchas veces las familias no tienen suficientes recursos. Ello provoca tensiones y puede conllevar la marginación de los adolescentes».
Fuente: INTERMÓN
Un médico nepalés ha devuelto la vista a miles de personas en el Tíbet  q
Al menos en una ocasión, el doctor Sanduk Ruit, un oftalmólogo nepalés de gran prestigio, pudo saborear el fruto de su trabajo. Fue hace cuatro años. Camino del célebre monasterio tibetano de Ganden, se alojaba en un hotelito de Metagonga, a cuatro horas al este de Lhasa. Una mujer de unos cuarenta años, bien vestida, se le acercó para hacerle entrega de los obsequios tradicionales: la kadha (un pañuelo blanco) y el chhurpi (queso seco). Dos años antes, había sido operada por el doctor Ruit. Sufría de ceguera total causada por una catarata, afección que se traduce en una opacificación del cristalino y que puede ser de origen senil o congénita. En esa época vivía en condiciones degradantes, pues su marido la había abandonado cuando perdió totalmente la vista. Con la operación todo cambió: no sólo había recuperado la vista, sino también su dignidad y un cierto confort material. Explicó al doctor que vivía de nuevo con su familia.
Ruit, que hoy tiene 45 años, ha realizado más de 20.000 operaciones de catarata en los últimos quince años. La técnica de las implantaciones constituye un auténtico don del cielo para el Tíbet, pues el relieve sumamente elevado del Tíbet facilita la exposición a los rayos ultravioleta, peligrosa para los ojos.
El doctor Ruit siempre sintió fascinación por el Tíbet, que sus antepasados habían abandonado tres siglos antes para instalarse en el este de Nepal. Puso los pies por primera vez en el «techo del mundo» en 1994, invitado por una organización no gubernamental, el Fondo de Desarrollo del Tíbet, y gracias a la ayuda financiera del Rotary Club de Nueva Zelanda.
Fuente: UNESCO
 
Estrellas después de la lluvia q
En China, con su solo empeño, una madre funda una escuela especializada y abre un horizonte para los niños autistas. Cuando Tian Huiping descubrió que su hijo Taotao era autista, sintió que el mundo se le derrumbaba encima. En una ciudad tan populosa como Chungking, su médico no había visto nunca un caso de autismo y no era capaz de brindarle ayuda. Tian tampoco podía dirigirse a un servicio comunitario o gubernamental, porque China es un país donde aún hoy no se puede hablar en público de las discapacidades, que apenas se estudian y casi no se tratan. Ocho años después de descubrir la enfermedad de Taotao, Tian ha conseguido encontrar el medio de ayudar a su hijo y además abrir un horizonte de esperanza para estos enfermos al crear la primera y de momento única escuela del país para niños autistas.
Hacer de la Escuela de las Estrellas y la Lluvia para niños autistas lo que hoy ha llegado a ser exigió inventiva a raudales para conseguir fondos, pero también una voluntad de hierro para mantenerse a flote cuando las peores amenazas se cernían sobre su misión. «La gente me pregunta por qué gastamos tanto tiempo y dinero si no hay curación posible. Trato de explicarles que si logramos que esos niños progresen, tendrán una vida mejor», afirma Tian.
Fuente: UNESCO
 
La gramática de la reconciliación q
La Comunidad de «Sant’Egidio» ha puesto su experiencia en la lucha contra la miseria al servicio de la mediación y de la solución de conflictos en países en guerra. Gracias al aprendizaje de una comunicación paciente con pobres y necesitados, basada en la amistad, la Comunidad logró entrar en contacto con un jefe de guerrilla que llevaba años recluido en un lugar recóndito de África, sacarlo de su aislamiento y convencerlo de que diera prioridad a la negociación política y no al combate.
«La Iglesia es la casa de todos y, más particularmente, de los pobres», había declarado el Papa Juan XXIII, promotor de su apertura al mundo, consagrada por el Concilio Vaticano II. En 1968, unos estudiantes católicos decidieron fundar un movimiento que no fuera una ONG, sino una comunidad cristiana en cuyo seno practicar la religión y vivir el Evangelio por medio de un compromiso personal con los pobres fueran una misma cosa.
A través de la acción, la Comunidad ha aprendido también la paciencia. Cuando un ministro de Relaciones Exteriores de un país importante viaja para actuar como mediador, tiene contados los días y la mediación tiene que dar algún fruto: debido a la presión de la opinión pública o a la inminencia de las elecciones no puede correr el riesgo de un fracaso que afectaría a su credibilidad. Pero ¿cómo se puede pretender resolver en tres meses conflictos que duran decenios? Los miembros de estas comunidades no se fijan una fecha límite. Las negociaciones de paz se iniciaron al mismo tiempo en Angola y Mozambique. Muchos decían al mediador: «Pierde usted su tiempo y nos hace perder el nuestro». Efectivamente las discusiones fueron largas: once sesiones de encuentros a lo largo de 27 meses, de junio de 1990 a octubre de 1992, sobre todo porque, como el mediador se consideraba un «aficionado», no se descuidó el menor detalle. Hoy el acuerdo de paz en Mozambique se mantiene, y la guerra, por desgracia, sigue causando estragos en Angola.
Fuente: UNESCO
 
Los estudiantes descalzos q
Saber local e iniciativa comunitaria son la clave del éxito de este proyecto que da a miles de jóvenes rurales la posibilidad de encontrar un empleo. Hace más de treinta años una terrible hambruna costó la vida a miles de personas en el estado de Bihar, en la India. Frente a esta tragedia, Sanjit Bunker Roy tomó una decisión que sellaría su destino: emprender proyectos en el campo y no en la ciudad; en la base, con los habitantes de las aldeas, y no en los niveles superiores de la administración.
Desde que en 1972 fundara un centro de investigación y de acción sociales, Roy vive en Tilonia, aldea rural del Rajastán, uno de los estados más vastos, áridos y pobres de la India. Fundó «La escuela de los descalzos»; una red de centros escolares adaptado a las necesidades rurales. Ha formado a dos generaciones de habitantes del lugar que no tenían ningún diploma escolar. Se han convertido en trabajadores sociales, especialistas en energía solar, mecánicos o maestros. Más de 100.000 personas en 110 aldeas tienen ahora acceso al agua potable, a la educación, a la atención médica y al mercado del empleo.
Muchachos del campo, que no tenían ninguna posibilidad de encontrar trabajo, se ocupan de la instalación y el mantenimiento de equipos solares, construyen depósitos de agua potable y bombas manuales. Artesanos jóvenes perfeccionan las técnicas ancestrales en talleres especializados. Unos 3.000 menores, de los cuales 60% son niñas, cuidan el ganado y ayudan a sus padres durante el día y siguen cursos vespertinos impartidos por lugareños que rara vez han asistido a la escuela más de ocho años. Unos 150 establecimientos vespertinos funcionan hoy en la región de Tilonia.
Fuente: UNESCO