Ante el tiempo libre y los nuevos espacios de ocio de los jóvenes

1 julio 2007

El advenimiento de la sociedad de consumo de masas y sus normas de felicidad individualista han representado un papel esencial: el evangelio del trabajo ha sido destronado por la valorización social del bienestar, del ocio y del tiempo libre, las aspiraciones colectivas se han orientado masivamente hacia los bienes materiales, las vacaciones, la reducción del tiempo de trabajo.

(G. Lipovetsky)

          Devolver al trabajo su sentido profundo y, al mismo tiempo, dar un significado constructivo y personalizante al tiempo libro, representa hoy una tarea social en la que los creyentes estamos implicados, y a la que también la acción educativa y pastoral puede contribuir en gran manera.
 
Las sociedades industriales actualmente tienden a restringir el tiempo de trabajo y a ampliar, en cambio, el tiempo de ocio. El tiempo libre ha dejado de ser un tiempo vacío y sin significado, y tiende a ser un momento esencial en la vida humana. Puede convertirse en un espacio de libertad donde el individuo encuentra la ocasión para recuperarse física y mentalmente, realizando sus capacidades. Así lo sienten especialmente los jóvenes, que ven el ocio muy unido al bienestar, a la calidad de vida, a la experiencia de libertad.
 
En el pasado, la praxis cristiana desconfiaba del ocio; el valor que cotizaba era el trabajo. En realidad, hasta hace muy poco, el ocio se entendía simplemente como un conjunto de actividades complementarias, funcionales, o simplemente marginales al trabajo. El trabajo era el valor central, y el ocio se legitimaba como una actividad encaminada a recuperar las energías necesarias para el trabajo. Hoy se vislumbra una mentalidad muy diferente, que abre al quehacer educativo y a la acción pastoral nuevos horizontes en el empeño de liberar al ser humano y encaminarlo a su realización integral.
 
Ante este nuevo horizonte del tiempo libre, especialmente ante los nuevos espacios abiertos al tiempo de ocio de los jóvenes, Mision Joven quiere ofrecer una reflexión positiva que ayude a situarse educativa y pastoralmente en las nuevas situaciones.
 
Abordamos la cuestión desde tres perspectivas complementarias. José Antonio López Ruiz lo hace desde la perspectiva sociológica. Ofrece la realidad: lo que el ocio es y significa en la vida de los jóvenes. Percibimos con claridad en su estudio cómo descienden algunas manifestaciones tradicionales (visita a museos, lectura, radio, práctica de deportes, discotecas) y, en cambio, cómo se incrementan otras (bares, cine, conciertos, TV); y, especialmente, es posible apreciar que el ocio de los jóvenes gira sobre todo en torno al fin de semana, la noche alcanza una importancia muy grande, y es configurado cada vez más por las tecnologías de la información y  comunicación (Internet, teléfono móvil).
 
Josep Oriol Pujol contempla el ocio desde la perspectiva educativa para subrayar que, en estos momentos, acompañar a adolescentes y jóvenes en sus espacios de ocio constituye uno de los grandes retos de la Iglesia. Pensamos que es necesario acoger y reflexionar esta llamada en la acción pastoral, sobre todo, si tenemos en cuenta, como nos recuerda el mismo J. Oriol Pujol, que el elemento fundamental y el reto principal de toda relación educativa es siempre la figura del educador. Esta perspectiva educativa es compartida también porJesús Villegas en su estudio sobre una cuestión muy concreta: el cine que ven los jóvenes, estudio sobre sus preferencias cinematográficas en los diferentes géneros.
 
Es necesario mantener muy viva la referencia educativa en los animadores y agentes de pastoral; y es necesario llegar también a ofrecer plataformas educativas válidas para el tiempo libre de los jóvenes. Rosendo Soler, Delegado Nacional de la Pastoral Juvenil Salesiana, recogiendo la reflexión conjunta de los organismos pertinentes, propone y analiza la validez de una plataforma concreta: el Centro Juvenil, como ámbito educativo que pone en el centro la atención a la persona misma de los jóvenes, estando, creando lazos, recreando la vida, implicando y comprometiendo, proponiendo valores, y todo ello, a partir de una metodología de participación, encuentro y relación interpersonal.
 
Esta reflexión y orientación pastoral viene acompañada en esta ocasión por un amplio abanico de experiencias realizadas en distintos ámbitos y estructuras: colegios, parroquias, centros juveniles, voluntariado. Se refieren todas a nuevas posibilidades de educación en el tiempo libre, en los nuevos espacios de ocio de los jóvenes. Se trata de experiencias sobre trabajo con emigrantes, taller de astronomía realizado preferentemente en la noche, organización deportiva, animación educativa de la noche del viernes, música, trabajo social. Su presentación tiene siempre la intención de dar a conocer lo que se hace, para alentar la creatividad y crear nuevas experiencias que puedan responder a las necesidades e inquietudes de tantos jóvenes.
 

EUGENIO ALBURQUERQUE