Creo que la vida es buena,
la que experimenté, la que experimento,
la del «a pesar de todo»,
la que besa por sorpresa,
la que guarda las espaldas,
la que cita desde las cosas tan sencillas
y en las horas más calladas.
Creo en los hombres como son…
en todos con los que marché y marcho por la vida,
confesando el amor como artículo de fe.
Creo en la acción…
la acción que es pensamiento, saber,
curiosidad, palabra y pluma,
tareas, mando… y la poesía.
Creo en las «causas» humanas…
la de la justicia y libertad para todos,
según estructura socialista,
compartiendo entonces el llanto, la rabia y la lucha
con los hombres del pueblo.
Creo en el sentido de los fracasos,
en el de las perplejidades, la impotencia y el mal,
en el de la vulgaridad, el egoísmo, el cansancio,
en el de la depresión, el absurdo y la náusea,
en «mis retiradas mil», y en la muerte tan callando.
Creo con otra fe, que ya no es mía del todo,
creo en Jesús de Nazaret, Señor y hermano,
su muerte y su victoria, su vida aquí y ahora,
su mensaje liberador, su llamada exigente,
su profecía cifrada… y en Él.
Creo en Dios Padre, y en su don, el Espíritu,
por Jesús y según su palabra,
creo en la alianza jurada y la promesa.
J. Mª LLANOS, SJ
¡En el bufet del Señor!
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