Cadena de supermercados «Suena tu vida»

1 abril 2001

[vc_row][vc_column][vc_column_text]OTRAS OFERTAS DE VIDA
 
Estos materiales presentan un centro comercial. El agente publicitario invita a toda persona inquieta que desea buscar pautas para elegir opciones de vida, a visitar este supermercado de la cadena «Suena tu vida». Se ofrecen aquí unas particulares «ofertas de temporada». Los trabajadores de la empresa están a disposición de todos para aclarar las dudas sobre las cosas inesperadas que se pueden encontrar: crecimiento de la esperanza y, una vez abandonado el supermercado, paz y felicidad.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Año 2001, una realidad inunda a nuestra sociedad: la gran sequía de sentido de la vida y la gran riada de pasotismo entre unos jóvenes, con la exclusiva ilusión del fin de semana —para ellos es un instrumento de ruptura: no tienen muchos puntos de fricción con sus padres, no pueden romper por cuestiones políticas, ni ideales, así que eligen la noche como modo de diferenciarse de los adultos, poniéndose y olvidándose de todo—. Y vamos perdiendo sobre ellos convocatoria, atracción… Por ejemplo, a la mayoría de los jóvenes les repatea todo lo relacionado con la Iglesia, lo religioso y similar.
Estamos inmersos en una sociedad donde los valores es están transformando, donde es más fácil canjear un kilo de Felicidad por una pastilla de stardusto dos u ocho por noche, para conseguirla con mayor facilidad; donde es más fácil hacer un botellón para olvidarte de los problemas que nos da miedo afrontar, en lugar de comprar unos puñaditos de coraje para afrontar y torear a la vida con elegancia y soltura, o elegir dos kilos de amistad y perdón para la competencia en los trabajos, el individualismo y la soledad.
¿Hacia donde queremos caminar hoy? ¿Qué le podemos ofrecer a esta sociedad que va evolucionando hacia otros tiempos? ¿A costa de qué? En este momento, ¿dónde pueden buscar los jóvenes aquellas notas para formar melodías con su vida? ¿Qué herramientas ofrecerles para que sepan dar sentido y valor a sus vidas?
¡Asómate a nuestra tienda! Y verás lo que encontró un joven como tú. Él nos cuenta su experiencia. «Este joven, un día, caminando por la vida vio este cartel que acompaña el texto». Continúa con nosotros…

 
 
 
 


¿No sabes hacia donde ir?
¿Sabes cual es tu proyecto
de vida?
¿Y el sentido que le das?
 
                   VEN, ASÓMATE
A NUESTRA TIENDA Y…
HALLARÁS TODO TIPO DE
HERRAMIENTAS
 
¡   Destino
¡   Proyecto de libertad
¡   Decisión
¡   Seducción de valores
¡   Proyecto de vida
¡   ¿Qué, cómo, cuándo…?
¡  ¿Dónde, con quién…?
 
Si quieres más información
Continúa con nosotros…
 
 
 
CÓMO QUIERES QUE «SUENE TU VIDA»
 
Tras encontrarme con aquel cartel, apunté la dirección y me puse en camino para ver la tienda, sólo por curiosidad. Cuando me aproximé, la puerta se abrió y sin darme cuenta ya había entrado. Vi un grupo de señores bien trajeados y con corbata… Estaban por todos lados. Uno me dio una canasta y me dijo: «Amigo, compra con cuidado. Todo lo que un hombre precisa está en la tienda. Y lo que Usted no pueda cargar, mañana puede volver sin problemas».
         A lo largo de la visita a la tienda este Señor me iba explicando las cosas que yo escogía, qué eran, para qué servían, con qué problemas yo me encontraba…, verdaderamente sabía lo que decía y en realidad estuvo entonando todo el tiempo con mi ritmo.
 
 

  1. Destino, libertad y fe       

 
— Primero tomaré algo del Destino. ¿Somos realmente libres? ¿O tal vez nuestra condición es la de seres llevados por la fuerza del destino? ¿Existe el destino o recurrimos a esa noción para explicar lo inexplicable? ¿Podemos decir que el discernir sobre la vida es un fenómeno humano que acontece a todos los seres humanos o sólo a algunos?
— Con todas estas preguntas vi que la Libertad estaba en el mismo estante y la cogí. — «Ya sabes, las grandes decisiones más que tomarlas, nos toman, nos empujan y, a veces, hablamos de eso, de empujón porque de lo contrario no tomaríamos la decisión; pero quien la toma es el destino, la libertad».
— Mientras él continuó hablando en un descuido cogí un o dos paquetes de Fe. — «Pasar por la experiencia del destino es muy positiva, entonces descubrirás la gracia de un destino de amor  y saber que todo está destinado para la mayor gloria de Dios y del ser humano».
Hay cosas que son totalmente impredecibles, se puede pensar que van a ser de una manera u otra se puede ver más o menos la orientación, pero no se puede llegar a saber del todo lo que va a pasar. Dentro de este mundo de complejidad: ¿qué es la libertad? Será la llamada que sentimos dentro a ser lo que todavía no somos y a responder a ello. Después de toda esta complejidad descubrimos un ansia de ser algo. Un deseo de ser algo que todavía no eres…
— «¿Sientes el afán de ser algo en la vida? Si tú estás aquí es porque crees que a través de este medio puedes llegar a ser algo que todavía no eres. Deberías de tener claro que serás libre en la medida que aceptes el diseño hecho sobre ti, es la capacidad de asumir y de tomar la realidad que has recibido y tomarla con responsabilidad».
 
El criterio de la libertad es la capacidad que tienes de hacer tuya la realidad. Entonces cuando ya aceptes por el destino lo que has recibido y lo hagas tuyo, así todo lo que has recibido por el destino lo asumes como tuyo: SÍ, QUIERO SER ESTE QUE SOY, quiero ser así. Serás libre. Por eso la persona libre es aquella que puede actuar desde un núcleo interno, desde el que puede acoger la realidad, puede modificar su realidad a base creatividad y de transformarse a sí mismo. Se suele decir que lo más importante del ser humano, aunque no tenga libertad externa es tener la libertad interior, la capacidad dentro de un mismo espacio de poder ser uno mismo.
 
 

  1. Decisión

 
— No había caído en la cuenta ¡Qué verdad! Continué visitando la tienda y más adelante vi a la decisión. De eso se precisa a donde quiera que vayamos.
— «La vida se podría definir como una trama de decisiones. Si yo te contará… ¡siempre tengo que estar decidiendo!: qué hago, dónde voy, cómo empiezo el día, cómo lo concluyo… Amigo, es que decidir es una de las condiciones del ser humano y a veces uno de las tragedias, porque hay personas a las que les cuesta mucho decidir. Decidirse no es un problema, es entrar dentro del mundo de la complejidad, es entrar en medio de una situación que es como un torrente. Creo que te entiendo, a ti no te cuesta decidirte sino el sacrificio que haces al dejar aquello que abandonas».
— ¡Qué cierto! Siento ante todo la dureza, el esfuerzo de aquello que abandono.
Pero la decisión, a veces, te exige elegir un camino y abandonar otros, y claro está, una decisión tiene repercusiones en la vida, porque tiene sus consecuencias.
 
— «¡Ojo! ¡Ten cuidado! La decisión puede tener reacciones inadecuadas: unas de tipo fobia (la persona se paraliza, tiene miedo al riesgo, a quedar mal con unos por optar por otros, entonces quisieran optar por un estado en el que elegir todo, pero no se puede elegir todo… Hay que arriesgarse y aventurarse, la decisión nunca se da con absoluta certeza), y otras de tipo frenesí (éstas entran en los errores, en los descalabros… y luego hay que tomar nuevas decisiones para quitar las otras, y decisiones con-tra decisiones; al final es el caos)».
— Entonces, ¿cómo valorar las decisiones? ¿De qué depende la calidad de ellas?
— «Depende de los valores y de las consecuencias. Para ello te aconsejo: 1/ Observar la realidad; 2/ Seguir un proceso de discernimiento; 3/ Arriesgarse.
En esto consiste la libertad, no solo en la capacidad de autoposesión sino de riesgo; pero esa decisión, con el tiempo, puede llevar a otras decisiones. Toda decisión intuye, de alguna manera, un futuro más o menos inmediato. Quien decide bien, ha de ser capaz de prever».
 
 

  1. Los valores

 
— En el siguiente estante cogí unas cajas de Valores. — «Mira, chaval, nuestra libertad necesita motivos que la movilicen. Y lo que la moviliza es el MUNDO DE LOS VALORES. El mundo que nos rodea es un mundo, como dijo Bernanos, Gracia. Todo es gracia, estamos rodeados de ella, está envuelto. Por nuestra fe, podemos decir que hay más gracia que pecado.
En nuestra vida tenemos que descubrir que no somos necesarios, que somos un ser que podía haber sido y no ha sido, sin embargo, es; deberíamos de dejar de vanagloriarnos y dar gracias por la razón de ser de la propia vida. Soy por esta existencia tan casual. No somos necesarios para nadie, somos sustituibles, siempre. A partir de ahí, viene la experiencia, por un lado, de todo es gracia o, por otro lado, la del sin sentido. Ten claro que absolutamente nadie, nadie es necesario».
 
— Entonces, ¿quién soy yo? ¿Somos seres para la eternidad? ¿Adquirimos el ser necesario para la eternidad o no?
— «Pensar en nuestra razón de ser nos lleva a preguntarnos por nuestra vida. Comenzamos con una gran riqueza: programas y posibilidades existentes dentro de nosotros; podríamos llegar a grandes niveles. Pero siempre somos por debajo de lo que en realidad podríamos llegar a ser; esto también es gracia.
Gracia son ciertos acontecimientos que nos suceden en la vida. Nuestra vida nos lleva a dar gracia, tenemos que leer nuestra propia vida como una historia de salvación, leer nuestra vida como la historia de aquellos que se sienten agraciados y que han recibido cosas gratis, sin esperarlo. Lo importante ha sido aquello que se nos ha revelado en el momento menos esperado».
 
— ¿Qué ocurre con toda esta realidad de gracia? — «Que quien mejor y más libre actúa es aquel que se mueve a través de la gracia. Por esto la gracia es creativa y la desgracia es lo contrario, nos coarta el ámbito de la libertad. La gracia activa la libertad y nos lleva a la creatividad.
En estrecha relación con el tema de la libertad despertada por la gracia, está el tema de los valores. ¿Qué es la gracia? Pues los valores que llegan a nuestra propia vida. SIN VALORES NO HAY VOCACIÓN, sin el descubrimiento de unos valores, no hay sentido».
— Bueno, sí, yo he cogido esto de los valores, porque queda bien; pero ¿qué son los valores? Hablan todos de la escala de valores. ¿Eso tiene relación con LO QUE ES PARA MÍ LO MÁS VALIOSO?
— «Hay un gran mundo de valores, y no tenemos la misma escala ninguno. Depende de las culturas, las personas. Lo valioso depende del ojo con que se mire. Una realidad tiene valor en la medida que alguien lo valora. El valor no se ofrece como un objeto. Se valora desde lo que se nos ofrece, nos apasionamos por ella, desde lo que nos comprometemos con ese valor así será de valioso. Cuando descubrimos su mirada, su luz, su pasión. Esto nos hace valioso. Desde el valor se valora, desde la desvalorización se pierde el sentido, el valor se pierde dependiendo de sus críticas».
 
— «Gracias al valor, las realidades son sobresalientes. Nosotros, los seres humanos, TENEMOS LA CAPACIDAD DE HACER SOBRESALIENTES A TODOS Y A TODAS LAS REALIADES. Cuando uno descubre un valor se entrega sin esperar nada a cambio. Dentro de este universo de valores, la realidad más valiosa es la PERSONA HUMANA, en ella se objetivan los valores».
— Entonces, según lo que dices, allá donde haya un ser humano hay una preferencia por encima de todas las otras, ¿no?
— «Exacto, cada persona tiene en sí un valor original, nuevo, inédito. Las personas se convierten para los demás en interpelaciones, gracias en sus valores. ¿Cuál es la persona que más os valora? Pues aquella que da más gloria a Dios por ti. Y es aquí donde alguien te muestra que eres imprescindible, sobresaliente. Cada persona es una llamada, alguien que interpela. Hay valores que nos llaman por nuestro nombre».
 
 

  1. Vocación y proyecto de vida

 
— ¿Esto último tiene relación con la vocación, verdad? Dime, pues, ¿qué es vocación?
— «Responder a la llamada de los valores de las personas. Este tipo de llamada sólo puede venir de una persona que encarna un valor, las llamadas más sublimes vienen a través de las personas, la llamada suprema es aquella persona que encarna el supremo valor».
— Un momento que me estoy perdiendo, ¿el supremo valor? Esto es…
— «Alberoni dice que cuando uno se enamora, lo hace del infinito, del más allá. Detrás de lo valioso descubres los valores, el valor de los valores. Por eso hay llamadas que se convierten en valores imprescindibles, por los cuales una persona sería capaz de dar la vida. Hay realidades tan valiosas que hasta dan la vida, descubren un valor eterno y esa realidad tan valiosa son las Personas. ¿Comprendes ahora?
— Sí, sí, continua por favor. Me estás diciendo que detrás de los valores está Dios, y yo elijo un valor por lo que me ha atraído, y esta atracción es tan grande que al final me tengo que dar cuenta que era Dios. ¿Cómo saberlo? ¿Esto no será eso que llaman proyecto de vida?
 
— «Creo que lo estás captando, ¡y pensabas que no tenías herramientas! Pues tienes más de las que te imaginas. Continúo. Este carácter absoluto de la llamada de unos valores tienen en la amabilidad de Dios y en su atractivo irresistible su causa más profunda, por eso el que se siente llamado estará inquieto hasta que no identifique aquella realidad personal, aquella persona divina que le llama. Dios nos atrae a nuestra manera, según nuestra escala de valores (a través del deporte, la música…). La vocación es eso, una experiencia de seducción personal de realidades increíbles».
— Un momento en esa estantería hay dos cosas muy importantes, voy a cogerlas. Cogía dos tarjetas para llamar y, claro es, no pude dejar de lado la Gracia pues verdaderamente ella estaba en todo lugar.
— «Bien haces, repón tu móvil, porque los valores son una llamada y siempre tienes que estar preparado para recibirla cuando menos te lo esperas. Pero toda llamada tiene una respuesta. Bien lo sabes tú; la rabia que da tener una llamada perdida en el móvil, y más aún si te aparece como anónimo. ¡Ojo! Esta llamada la recibirás así, anónimamente, y necesitarás de todos tus sentidos. Atento».
 
— Cuándo me han hablado de proyecto ¿se referían a esto?
— «La respuesta a una llamada es un proyecto. La llamada del valor es el ejercicio, es la sensibilidad que te ponen en acto que te hace ejercitar. Por consiguiente los valores no solamente llaman, sino que la persona se ve implicada y entonces ya está dando respuesta; ésta es un proyecto. El proyecto es la posibilidad de lanzarte hacia el futuro. Es una imagen de lo que quieres ser. ¿Qué imagen quieres ofrecer?».
— Nunca me he parado a pensar en eso.
— «Un proyecto tiene una escala de valores. ¿Te acuerdas lo que hablábamos hace un momento? Lo primero es hacer tu escala, y desde este punto de vista responder al proyecto. Hablar de valores no conlleva a hablar de Dios. ¿Cuándo el atractivo de los valores y su respuesta nos lleva a una vocación teológica? Cuando detrás se transparenta el valor Supremo, el REINO DE DIOS».
 
 

  1. Elegidos para el Reino

 
— No vayas tan deprisa, ¿el Reino de Dios? ¿Eso no tenía que ver con Jesús el Nazareno?
— «Sí, pero también con nosotros. Él vino a trasmitirnos estos valores del Reino.
— Cuéntame.
— «El mundo de los valores se convierte en valores transparentes, cuando transparenta el valor supremo. Los valores terrenos son como iconos, su atractivo procede de algo que está detrás, del valor de los valores. Es cierto que este valor de los valores no atrae de la misma manera a todos. Todo depende de la mirada y de la contemplación de la realidad. Hace falta cambiarse a sí mismo para ver las cosas con luz, ver la transparencia en cada una de ellas. Cuándo no se ve esa transparencia, hacer un proyecto es imposible o armarlo sin seguridad».
— Una pregunta: ¿Qué da la fidelidad a un proyecto, cuando uno no descubre un valor que sea como una roca firme que todo lo mantiene y da consistencia?
— Casi nada. Hoy en día cada uno va haciendo proyectos según las circunstancias, y estos son relativos; cuando no hay un punto de consistencia, cuando no hay un valor de los valores detrás, entonces la persona vive en el mundo de la relatividad, y así es como vivimos… relativamente. Estamos en una sociedad donde resuenan muchos los valores, pero cada uno le damos distintas respuestas, unas pueden ser auténticas u otras falsas.
 
— Ahora lo comprendo: tanta relatividad que verdaderamente no tenemos nada, no tenemos un pilar. Voy a volver a la estantería anterior para coger unas bolsas de Fuerza y Coraje para que me ayuden a seguir la carrera con una buena base.
En estos momentos mi canasta se está llenando, pero recuerdo que preciso un poco de Bendición y no olvido tampoco la Salvación. Anda, ¡la salvación es gratis!; pues voy a coger más, en abundancia, la necesito realmente, para salvarnos ambos. Respecto a este tema de la bendición o de la salvación —gratis, además—, me puedes hablar, no lo entiendo. ¿Qué es eso de ser elegidos y creados a imagen de Dios?
— «Desde el comienzo de tu visita hemos hablado de destino, libertad, vocación. Pues la revelación humana nos trasmite aquello que nos ha sido dado como revelación de Dios. La Biblia habla también de elección. La primera respuesta sobre la vocación viene expresada en el Antiguo Testamento como elección. “El pueblo de Dios es elegido”.
— ¿Cómo entiende Israel esa elección?
— «El pueblo de Israel sabe que ha sido una elección sin merecimiento; sin haberla pedido, Dios lo ha consagrado, formándolo en un pueblo consagrado».
 
— ¿Cómo elige a este pueblo?
— «Pues sacándolo de la esclavitud, liberándolo del sometimiento… Dios elige a su pueblo porque quiere que tenga libertad, que tenga su propio gobierno, su tierra.
— ¿Cómo es la liberación de Egipto?
— «Dios toma la iniciativa; el pueblo sólo tiene que dejarse hacer, caminar,… Dios lo sacia, lo guía, lo lleva, lo orienta. Esto quiere significar que la elección es redención, y ésta es totalmente gratuita y para todos».
— ¿Porqué Dios nos ha elegido?
— «En el Deuteronomio (7, 7-8) se nos da la explicación: “Por el amor que se os tiene”. Se fijó y fija en nosotros “por puro amor” y no hay más motivos. Por ello Dios comienza a revelarse a ese pueblo (ha revelado estas cosas a los sencillos)».
 
 

  1. Jesús de Nazaret, modelo de ser humano

 
— Continúa, continúa.
— «Los primeros cristianos tenían también una honda experiencia de la elección; sabían y reconocían ante todo que eran un pueblo elegido. Jesús de Nazaret había puesto su mirada de forma especial en los marginados, pecadores, extranjeros. Y no en los buenos judíos (Gracias Padre, rezaba Jesús, porque has ocultado estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla). Esta lógica de la elección parece que va repitiendo lo mismo que en el AT».
— Según lo que dices, los elegidos son los humildes.
— «Esto ocurre cuando Dios va llamando a todos, pero es rechazado por los más importante del pueblo; sólo le responden los humildes».
— A quien sigo sin comprender es a Dios: ¿Qué pretendía Dios al crear al hombre a su imagen y semejanza? ¿Cuál es la imagen semejante a Dios?
— «Dios dice hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. La imagen y semejanza es Jesús. Por lo tanto, hagamos al ser humano a imagen y semejanza de Jesús. Ese es el proyecto de la creación. En y desde Jesús, todos somos elegidos, llamados. No obstante, quien de hecho acoge esta el pueblo de los humildes y los que quieren entrar en el pueblo de los humildes. Dios elige, pero también quiere ser elegido, por lo que, cuando la elección no encuentra respuesta, Dios no se impone, no obliga a nadie a aceptar.
 
— Pero, ¿cuál es el modelo en el cual Dios se fija para crear al ser humano?
— «Jesús es el modelo de la humanidad. Por consiguiente, la llamada de Dios a todo ser humano es para reproducir los rasgos de su hijo de Jesús. La imagen de Dios, que es Jesús, está presente tanto en el hombre como en la mujer, es la imagen del Dios invisible y la imagen del ser humano». Dios nos predestinó para reproducir los rasgos de su Hijo, ese es el designio de Dios para nosotros».
— Fui a la caja, vi el Valor Supremo, ¡tanto me habían hablado de él que no podía pasar de largo!, tenía que llevarme un poco, pues había descubierto lo importante que era y que cuando saliese de la tienda volvería a no pocos de mis errores, de mis pecados…
— «Para que lo entiendas, a pesar de mi insistencia en lo del Valor Supremo. Tiene que ver mucho con Jesús. Atento y lo verás. Desde nuestra fe: “Todo ha sido creado en Jesús”. Y Jesús llama a algunos personas para que le sigan más de cerca. ¿Por qué lo hacen quienes le siguen? No por él, sino por el Reino de Dios».
 
— Otra vez sales eso del Reino que parece ser muy importante y valioso…
— «Jesús, por así decirlo, no va de líder carismático; quiere que le sigan, pero por el Reino. De lo que Jesús habla no es tanto de su propia persona, habla siempre del Reino de Dios. Éste y su justicia es lo único necesario; por eso Jesús está al servicio del Reino de Dios y quienes le siguen deben estar dispuestos a lo mismo».
— Verdaderamente era un tío legal; ¡qué sencillez y humildad! Me gusta.
— «Jesús llamó a algunos porque sintió que su misión debía vivirla en comunidad, que no podía presentarse aislado. Cuando comienza su misión, Jesús tiene la iniciativa de llamar a algunas personas para formar su propia comunidad (Venid conmigo y los haré pescadores de hombres)».
— Cada vez me gusta más el asunto, sobre todo, vivirlo en comunidad. Y es que en nuestro sociedad estamos viviendo en una inmensa soledad.
 
— «A eso vino Jesús, a socializar su propia misión; por eso llamaba a la gente. Cuando empieza su misión, Jesús tiene la iniciativa de llamar a algunas personas para formar comunidad. Lo valioso es el valor que Jesús daba a las personas: lo importante es la PERSONA HUMANA. Y Jesús no deja de llamar, lo hace a unos y a otras, quiere que en su Iglesia cada uno tenga su llamada y su vocación particular. Ahora te preguntarás ¿para qué la llamada de Jesús?».
— Tu mismo lo has dicho, ¿para qué?
— Para lo único necesario, para construir el REINO DE DIOS. Cuando uno encuentra este valor, todo lo demás pierde su razón de ser; cuando habla de tomar la propia cruz y seguir, está planteando un proyecto de vida maravilloso, atractivo como el valor que más».
— ¿Qué? No sé, no sé…
— No te preocupes, por la dificultad inicial. Jesús decía: “No temáis, venid a mí los que estáis preocupados y agobiados”. Mira, cuando Dios habla de negarse, de tomar la cruz y negarse a sí mismo, no se refiere a otra cosa que negar dentro de uno lo que le impide llegar al Reino.
 
— «En fin, se trata de algo parecido a cuando alguien te dice, si quieres obtener el título de entrenador de fútbol, prepárate, tendrás que tomar tu cruz y negarte a ti mismo (todo aquello que te lo impida). ¿Porqué? Pues porque habrá veces que te apetecerá darte un paseo, irte de viaje, hacer otras cosas y sin embargo tendrás que someterte a la disciplina de practicar todos los días, entrenar muchísimo.
Negarse a sí mismo quiere decir no tomarse en consideración a causa del valor que uno ha elegido, que uno ha encontrado, como diciendo: “me entrego totalmente al valor, no reconociéndome a mí mismo en aquello que me impide ponerme al servicio del valor”. Para ser más rotundo, Jesús llegó a decir: Quien pierda su vida la ganará».
— Hay una cosa que no entiendo con lo de tomar la cruz: ¿no tenemos ya bastantes cruces en la vida?
— «No, eso no es; tomar la cruz es ser coherente. Jesús fue coherente con el seguimiento al Padre, hasta la muerte. El cargar con su cruz hace referencia a la coherencia que uno tenga con su vida».
 
— «La vida de Jesús le implicó una cruz, esa forma de vida le implicó que le cargarán con una cruz, pero solo al final, por ser coherente, y por ser COHERENTE no la eludió. La cruz llega como consecuencia de una vida de seguimiento. Y esto dice Jesús: “cuando llegue la cruz, no desistas, no las rehuyas, no te resistas”. Esto es lo que ocurre cuando una persona busca un gran valor, todo lo demás queda en segundo lugar. Esto es parecido a la parábola del hombre que compró un campo para obtener el tesoro, primero se desprende y luego lo compró».
— Sí, sí me acuerdo.
— «El seguimiento a Jesús es una pérdida que luego se convierte en ganancia. Esperar a recibir mucho más».
— ¿Qué pasó cuando Jesús murió? ¿Por qué la perdida de una persona desmantela a cualquiera?
— «Los primeros momentos fueron duros, de crisis, de dudas, de volver al lugar de origen. Pero Jesús resucitó, y después de su muerte siguió, se hizo presente a sus discípulos. Y continuará con todos cuantos construyen el Reino de la justicia, de la paz, de la igualdad… Todos lo relatos de apariciones son relatos donde se reanuda una relación que se había roto».
 
 

  1. Seguidores de Jesús

 
— ¡Qué interesante! Voy a continuar sino se ve van a hacer las mil y una. A la derecha del pasillo, en un libro estaba escrito «RECETAS: Cómo saber que has sido llamado y a qué te llama Dios». Busqué al Señor que hasta entonces me estaba acompañando, explicando todo, y le dije: Necesito saberlo, ¿qué me puede decir sobre estas recetas? ¿Las pueda leer antes de llevármelas?
— «¿Te ha sorprendido? Pero eso no es motivo para que le eches cara y las leas aquí; atrévete y llévatelas sin más.
Cuando decimos que Dios llama al pueblo, esa llamada es ciertamente importante, pero lo que el ser humano quiere es ser llamado personalmente, particularmente. Porque cada ser humano es un ser único. El hecho de sentir experiencias de llamada es importantísimo para darnos cuenta que somos seres únicos, de ahí también que tengamos que cargar con la propia soledad».
— Ya lo decía yo; pero eso de la soledad nos la da la vida también gratis, sin cogerla, ni quererla.
— «Céntrate, ahora no es a eso a lo que me refiero. Aludo a una característica de la llamada: necesitamos ser llamados por nuestro nombren; saber que no hay otro ser como yo. El ser humano no puede quedar satisfecho con una mera convocatoria general, a la cual pueden acudir muchas personas, sino que necesitamos ser llamados por nuestro propio nombre».
 
— «Intuimos que no hay un camino igual para todos los seres humanos, sino que cada ser tiene su propio camino, que cada ser tiene su originalidad y nadie está llamado a repetir la vida de nadie. Incluso cuando hablamos de seguimiento de Jesús, no lo podemos hacer en el sentido de que “yo tengo que reproducir en mí los rasgos de Jesús”, sino que Jesús tiene que ayudarme a ser yo mismo, porque así es como Jesús se convierte en un liberador, sino sería alguien que me obliga a ser como él. El hablar del seguimiento de Jesús como necesidad que tengo de ser como él, es estar negando la necesidad que tengo de ser yo mismo». (Silencio).
— «En fin, creo que necesitas descubrir con qué forma de vida sintonizas».
— ¡Toma ya!, para eso he entrado precisamente en el super; necesito encontrar mis sintonías.
— «El ser humano tiene una identidad compleja. Esto tiene mucho que ver con la vocación. Nunca una persona es llamada al monocultivo, sino que somos llamados a desarrollar la ecología del yo complejo. Así nos preguntamos: ¿hay más de una vocación? ¿Cuántas vocaciones tenemos? Y uno podría decir: pues yo tengo una vocación compleja, no una vocación única. Hay que realizarse en muchas dimensiones de nuestra vocación. El tema de la vocación particular compleja necesita ser desarrollada, porque no hay derecho a que estrechen el camino a una persona».
 
— «En las recetas encontrarás una que dice: Cómo describir tu vocación. Y te da las pautas que siguen; tú tendrás que escribir lo que te pida para hallarla»:
 
¡ Anotar y releer tu historia.
¡ Descubrir y poner nombre a lo que has visto, oído y sentido. Anotando la acción de Dios en tu vida.
¡ Tu reacción: estremecimiento, temor, alegrías, huidas…
¡ Los contenidos: ¿Qué te pide? ¿Qué deseas ser? (político, médico, deportista, ingeniero, maestro, seguidor de Jesús…).
¡ Te reacción ante estos deseos e historia.
¡ Hacer tu «Proyecto de Vida».
¡ Manos a la obra, con coherencia y principios.
 
 

  1. Concretar el «proyecto de vida»

 
— Ufff, esto verdaderamente es un gran trabajo. Vale, lo haré. Y después, ¿qué?
— «Hacer camino, y éste se hace al andar».
— Me pregunto: ¿Cómo es posible que después de 2.000 o 2.500 años un texto bíblico me pueda llamar hoy? ¿Cómo es posible que esa voz que hoy escucho haya sido escrita hace tantísimo tiempo? ¿Cómo es posible que esos textos puedan tener tal fuerza para arrancar a las personas de su propia ocupación y seguir llamando?
— «Muy buenas preguntas. Quizá algún día comprendamos el secreto de la prehistoria de nuestra historia, pero se comprende perfectamente en la Iglesia. Esa prehistoria se hace mi historia en el momento en que percibimos la voz del que nos llama. Es el momento mágico del descubrimiento de nuestra propia vocación. Esto lo podemos comprender cuando vemos el proceso de una persona antes de descubrir la vocación y cuando ya la ha descubierto.
El descubrimiento de la llamada se verifica en medio de un mar de inquietudes y de dudas, porque este es un momento que está pidiendo abandonar algo y elegir algo. Ya uno no es solo y únicamente el elegido, sino también el que tiene que elegir. Eres elegido para elegir. La elección te hace optar y tener unas preferencias.
Como decía Adré : “Siempre me resultó intolerable la necesidad de elegir. Escoger me parecía no tanto elegir, cuanto rechazar lo que no elegía”. En toda elección hay que sacrificar algo. ¿No crees que es complicado?».
 
— Claro, claro, dentro de cada uno de nosotros tenemos resistencias y consistencias a la hora de elegir.
— En ese momento, me pregunto: ¿Esto que elijo podré aguantarlo toda mi vida? ¿Encontrará en mí la consistencia suficiente como para poder ser un valor toda mi vida? Las dudas e inquietudes no desaparecen.
— «La clave está aquí. Lo importante es sentirse llamado y estar en un lugar con vocación. En el proyecto de vida…».
— ¡El proyecto de vida!, me parecen palabras mayores.
— «Verás, en primer lugar esta la capacidad que tiene una persona para tomar la conciencia de haber sido llamada. Hay quien descubre una parte de su vocación y quien la descubre totalmente. En un segundo momento, está la conciencia de la problemática de la elección. Hay que integrar la vocación en la propia vida. Al descubrir algo que da sentido a la vida, entonces hay que integrarlo en una vida que hasta ahora no contaba con eso.
No basta con tener vocación sino ser vocación. Pasar del tener algo al serlo. Cuando yo tengo vocación de médico, por ejemplo, tengo que ser médico».
— Pero, no sé cómo asumir mi vocación, unificarla con mi propia vida presente  por osmosis sin dolor; lo hago combatiendo, luchando, viviendo un proceso dialéctico.
 
— «Es lo normal, eso no es lo preocupante. El tercer momento es la elección. Hay que llegar a afirmar la vocación en la propia vida».
— Bien, por supuesto, pero ¿cómo?
— «Según la experiencia, hay tres caminos para descubrir la vocación. La intuición, la reflexión y la imaginación».
— Y todo esto, yo solo; ¡qué va! Es imposible.
— «No, por eso el acompañamiento vocacional es precioso, porque hace que la persona recorra en compañía todo este camino. Cuando una vocación llega a la intuición-reflexión-imaginación, podemos decir que esa vocación se está consolidando, que ha pasado una gran prueba y se ha visto que tiene el visor de ser una vocación real.
Antes de finalizar, quiero recordarte que en todo camino se encuentran dificultades, momentos muy difíciles e incluso grandes crisis, pero se pasan. No tengas miedo, las crisis hay que saber entenderlas y discernirlas. “No temáis, repetía Jesús a sus discípulos».
— Muchas veces me digo: quién me manda a mí complicarme la vida, tan bien que podría estar.
— «Claro, no te la complicas y a la vez ves que no estás tranquilo, que andas inquieto, como ciego y sin saber adónde ir. Y hasta llegamos a somatizar los conflictos. La verdadera maduración vocacional exige recorrer los caminos y descubrir aspectos novedosos, teniendo experiencias nuevas dentro de la vocación».
 
— Creo que ha sido interesante el hacer la compra de mi vida junto a ti; espero volver a verte pronto. Creo que ha sido un auténtico compañero. Gracias.
Antes de marcharme, cogí las últimas cosillas en la estantería última: la Música y la Plegaria, estaban al lado. Después pregunté al de la derecha: — ¿Cuánto debo? — Sonrió y dijo: Un hombre llamado Jesús de Nazaret pagó tu cuenta hace mucho, mucho tiempo atrás. Vete, ponte en sus manos y hallarás tu proyecto, pues… “todo lo que pidieras en tu plegaria con fe, lo recibirás” (Mt 21,22). Y marché sonriente para comenzar a hacer camino.
 
 
El desarrollo del material debe prepararse cuidadosamente. Un buen modo sería el indicado en la propia «historia». Se trataría, además de estudiar el contenido para adaptarlo al grupo de jóvenes, de organizar una sala como si se tratara de un gran supermercado, donde están colocados numerosos productos para poder comprar la «personalidad», el «desarrollo de la vida», la «vocación», el «proyecto», etc. Una vez que cada cual selecciona sus productos, habría que explicar las razones de la selección, dialogar sobre ello, etc.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]