Carta a los jóvenes

1 junio 1999

Queridos jóvenes:
 
Necesito deciros cuánto os admiro, compadezco y me avergüenzo, por el mundo que os hemos dejado. ¿Cómo no tropezar, caer o romperse la crisma? Sí, mea culpa, por la parte que me corresponde.
Por tanta ceguera colectiva.
Por tanto aplaudir las ansiadas libertades, sin ver que nos iban atando a vicios esclavi­zantes.
Por dejarnos envilecer, masivamente, desde todos los ángulos.
Por no discernir que el consumo os consume y que mejor que «tener» es «ser».
Por dejar que os compliquen la vida con el sexo, robándoos años de irrepetible niñez, sin haceros comprender que mayores lo seréis ya siempre.
Por no enseñaros que no es más limpio el que más lava, sino el que menos ensucia.
Por corear a tanto genio «innovador» que ha llegado a lo esperpéntico, en cualquiera de las seis Bellas Artes.
Por consentir que en el idioma se empleen, más que las comas, los tacos, las obscenidades y hasta las blasfemias.
Por tolerar que el Derecho se tuerza, con leyes que amparan vuestra irresponsabilidad, ha­ciéndoos «evasión», en lugar de «proyecto».
Por ser más exigentes con nuestros honorarios que cumplidores con nuestros horarios y rendimiento.
Por no exigir un mínimo de buena intención y dignidad en todo lo que a vosotros va di­rigido, por todos los medios de comunicación, sin omitir las canciones, a veces tan degra­dantes.
Por creer, con la mejor intención, sin duda, que dándoos el confort que nosotros no tuvi­mos, éramos mejores padres, olvidando que nuestras atenciones anímicas y afectivas, nues­tra presencia y amor, no se suplen con todo el oro del mundo. «Darse», no «dar».
Sobre todo perdón y más perdón por dejaros creer que el AMOR se puede hacer, como los churros… Eso merece otra carta.
Dispensadnos tantos errores: No sois culpables de nada, en todo caso, víctimas de todo.
 

MANOLITA PUJADÁS «Alandar», Diciembre 98

 

PARA HACER
1. ¿Estamos de acuerdo con lo que se dice en la carta? ¿En qué si y en qué no?
2. Un adulto pide perdón (mea culpa) por su responsabilidad en la situación en que se en­cuentran los jóvenes. ¿Cuál sería la carta que cada uno escribiría desde el joven que sufre las consecuencias, pero como si lo escribiera un adulto?
3. Pero quien tiene que tomar el destino en propia mano es cada uno… ¿Cómo actuar para que no seas verdad lo que se dice en la carta?
4. Resumir todo: escribir una carta de contestación a ésta.

 

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