Carta de los Reyes

1 diciembre 1999

Hemos leído todas las cartas de este año. Nos ha sorprendido y nos ha conmovido ver que todos estáis pidiendo lo mismo. Y hemos decidido que sí, que lo tendréis. Os traemos la libertad.
¿Una libertad plena y total? No, porque no existe libertad completa y total: cabe conquistarla un poco cada día e ir mejorándola siempre.
El año 1999 tendréis libertad, pero id haciéndoos a la idea desde ahora de que en la situación alcanzada también encontraréis falta de libertad.
Mirad también que la libertad es un juguete muy caro y muy delicado. Un juguete, podríamos decir, con el que no se puede jugar. Mejor: más que un juguete es un instrumento, una herramienta, un estado del espíritu, una forma de ser.
No quisiéramos que se os deshaga entre los dedos. Por eso, os aconsejamos que os atengáis a este manual de instrucciones para que podáis poner en funcionamiento la libertad que os regalamos:
 
–   No se os ocurra usarla para romperla en la cabeza de los demás.
–   No la destripéis para ver qué hay dentro.
–   No le tengáis miedo, y por eso intentad usadla desde ahora.
–   No os canséis de ella a los cuatro días, como ha ocurrido otras veces con otros juguetes que habéis tenido.
–   No permitáis que nadie os la robe.
–   Dejad que juegue con ella todo el que quiera.
–   No estropeéis la que también llevaremos a otros.
–   No la pongáis en manos de inexpertos.
–   No pongáis dentro de su caja otras cosas que no son la libertad. No la confundáis.
–   No la guardéis escondida, pensando que se desgasta al usarla.
–   Haced que rinda lo más que podáis.
–   No le quitéis ninguna pieza, ya que sólo funciona entera.
–   Dadle buen trato y haced que os dure.
 
Si sabéis jugar con ella como se debe, el año que viene os traeremos más.
 

Melchor, Gaspar y Baltasar

 

Para hacer 

1.  Esta carta la hemos tomado de la Agenda 1999–2000 de los Colegios del «Amor de Dios» y puede servir para centrarnos en el tema de la libertad, especialmente con adolescentes. Se puede trabajar con ella: leerla, imaginar cuál sería la carta de petición, ver qué otras recomendaciones podrían dar, concretar las dificultades para llevar a cabo éstas, etc.
2.  A la vez puede servir como modelo para elaborar otras o llevar a cabo diversas actividades sobre algún tema concreto. Todos seguimos pidiendo cosas a los Reyes. Por eso se podrá aprovechar simbólicamente el hecho de «la carta» para centrarnos en los temas que nos interesen. En este caso se puede seguir este proceso:
–        El educador propone centrarse en un tema.
–        Escribir la carta a los Reyes sobre ese tema.
–        Revisar esa carta: ver qué pedimos, qué deberíamos pedir…
–        Escribir la respuesta que los Reyes nos darían.
3. El proceso anterior puede hacerse de forma compartida:
–        Cada uno escribe una carta.
–        Se recogen y se vuelven a repartir aleatoriamente.
–        Se lee la carta y se responde como si fueran los Reyes quienes escriben.
–        Vuelve la carta y la respuesta a quien la escribió.
–        Se comenta todo lo que ha salido.
4. La petición puede hacerse colectivamente (todo el grupo). La respuesta también será colectiva. (O pueden hacerse dos grupos: cada uno responde a la carta del otro). Al final se han de concretar acciones para llevar a cabo.

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