Cartas a Dios

1 abril 2012

Oscar et la dame rose, 2009. Dirección: Eric-Emmanuel Schmitt. Guion: Eric-Emmannuel Schmitt; basado en su novela Oscar y la dama de rosa.
“Fue un éxito inesperado y arrollador. Inesperado, porque trata de un tema tabú; el de la enfermedad de un niño, y de su muerte, de manera inexorable. Al escribirlo – por una necesidad interna –, me decía a mí mismo: ‘Si hay un libro mío que el público puede rechazar, es éste.’ Y sin embargo fue completamente lo contrario. “Oscar y la Dama de Rosa” cambió totalmente mi carrera. Me convertí en un autor. Esta historia llegó al corazón de la gente. Los primeros en leerlo fueron los médicos que lo compraron por docenas, para dárselo a su personal en las clínicas o a determinados pacientes. Este libro, que no es de contenido médico, recibió insólitamente un premio de la Academia de Medicina al considerar que Oscar y la Dama de Rosa contribuía a la humanización del hospital y ayudaba a comprender la situación de la persona enferma. El segundo camino hacia el éxito fue a través de los jóvenes. Niños de la edad de Oscar, de 10 años, empezaron a leerlo y a recomendárselo entre ellos, y después se lo dieron a sus padres y abuelos. Como resultado de ello, el libro pasó a ser transgeneracional. Permaneció durante 160 semanas en la lista de los libros más vendidos. Y ha sido traducido a unos 40 idiomas, y se reimprime continuamente.»
El título original alude a los dos protagonistas de la narración: un niño de diez años, Oscar, enfermo de leucemia; una mujer antipática y deslenguada, Rosa, que intenta sacar adelante un negocio casero de pizzas. Dos mundos ajenos que, aparentemente, nada tienen en común y que van a colisionar accidentalmente en el hospital.
«Lo que me hizo decidirme por completo fue darme cuenta de que la película no solo contaría la historia de Oscar, sino también la de la dama vestida de rosa, mientras que el libro sólo trata del punto de vista del niño. La película generaría así las mismas emociones básicas que la versión escrita, pero añadiría algo más: la andadura de la dama vestida de rosa.
¿Cómo afronta alguien ir cada día a un hospital infantil? ¿Cómo soporta uno lo insoportable? ¿Cómo encuentras dentro de ti la fuerza para ayudar a otros, para creer en la vida cuando no va a durar? No quería que la dama de rosa fuera una santa: está viva, no carece de sexualidad, tiene problemas financieros, igual que cualquier persona. Y no está “enmendando” un error que se reproche haber cometido.
El niño le revelará a sí misma cómo es. Esta historia de amor va en dos direcciones: Rose cambia la vida de Oscar, Oscar cambia la vida de Rose. Este chico le hace descubrir que tiene un don para la reflexión, para acompañar, que tiene en su interior un caudal insospechado de generosidad. De hecho, ella renace. Al mismo tiempo, ella le ayuda a él a morir. Cuando me di cuenta de ello, me dije que merecía la pena hacerlo.»
Antonio Mercero, en Planta 4ª (2003), se había adentrado en las vidas de unos adolescentes –Miguel Ángel, Izan, Dani y Jorge- mientras jugaban, atendían a las visitas y se enfrentaban al mal en otro hospital.
La traducción española, Cartas a Dios, se refiere a un tercer protagonista, cuya presencia es requerida y anhelada para tratar de entender y superar una situación que desborda las propias fuerzas.
«No puedo afirmar que la religión sea una certeza, pero creo que sienta bien, que ayuda bien. Puede que la religión sea concebida, recibida para ayudar a atravesar la existencia, para dar un sentido a lo que nos ocurre, al nacimiento, a la muerte, a la enfermedad, al amor… Es necesario respetar la espiritualidad que nos ofrece la trascendencia, porque si pensamos que la vida es sólo una agitación de moléculas, algo accidental, algo puramente material, no hay ningún valor fundamental que ayude a abordar todos los aspectos de la existencia. Lo esencial es mantenerse fiel a unos valores como los judeocristianos. Se puede ser ateo, no tener fe, pero usar esos resortes para afrontar la vida, ya que sin ellos la soportaríamos más que vivirla. Creo definitivamente que la religión puede ayudar a intensificar la vida, y a atravesar esos momentos dolorosos. A Oscar le ayuda mandar cartas a Dios, le sienta bien, aunque no crea en Él. Es un personaje hecho por adultos y escribir esos mensajes le ayudan a vaciarse un poco de furia, de cólera, de distinguir lo que es esencial; le hace más reflexivo, más altruista. Esta meditación le beneficia; aunque Dios no exista, a él le viene bien. Hay una frase del poeta Víctor Hugo que dice ‘Dios está por hacer’, es decir, que somos nosotros los que tenemos que fabricar, que construir ese Dios. Aunque Dios fuera sólo lo mejor del hombre, a mí ya me parece bastante. Yo creo que es algo más, pero aunque exclusivamente fuera ese mínimo, yo creo que habría que hacer a Dios con urgencia.”
Pistas para la reflexión

  1. ¿Cuál es la situación inicial de Oscar y de Rosa? ¿Por qué se encuentran? ¿Cómo son las primeras relaciones? ¿Cómo van evolucionando posteriormente? ¿Qué supone cada uno de ellos en el otro? ¿Qué perciben los demás?
  2. ¿Cómo es la vida de Oscar y de los protagonistas de Planta 4ª en el hospital: enfermedades, esperas, miedos, diversiones, compañías, búsquedas, esperanzas? ¿Hemos estado alguna vez en uno? ¿Qué huella nos ha dejado?
  3. ¿Por qué el título Cartas a Dios? ¿Cómo se lo imaginan Oscar y Rosa? ¿Qué esperan? ¿Y nosotros, qué escribiríamos a Dios?

Augusto Fernández

 
 

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