“Celda 211” (2009). Dirección: Daniel Monzón. Guión: Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón, basado en la novela de Francisco Pérez Gandul. Actores: Luis Tosar (Malamadre), Alberto Ammann (Juan Oliver), Antonio Resines (Utrilla), Marta Etura (Elena), Carlos Bardem (Apache), Manuel Morón (Almansa), Luis Zahera (Releches), Vicente Romero (Tachuela), Fernando Soto (Armando), Manolo Solo (director de la cárcel). |
¿Una película española que aborda el género carcelario y no desmerece al ser comparada con otras? “Fuimos más veces a la cárcel a hablar con ellos. Estuvimos en un programa de radio que hacían. Todo ello sirvió para que nos fuéramos hablando de tú a tú. A medida que charlábamos nos íbamos dando cuenta de que la cárcel refleja la sociedad de fuera, sólo que condensada. Por ejemplo, hoy en la cárcel se encuentran emigrantes de diferentes nacionalidades igual que ocurre en cualquier ciudad. La estructura de poder también está allí dentro. A medida que Jorge y yo escribíamos el guión comprendíamos que el guión se convertía en una fábula, una especie de parábola sobre el mundo de fuera, pero bajo el microcosmos de una cárcel. Hubo un preso ruso muy ingenioso que cuando le decíamos: “Oye, lo que pasa en una cárcel es parecido a lo que ocurre fuera” contestaba: “Sí, exacto; así lo he podido observar yo que he pasado por muchas cárceles; mirad, el mundo de la cárcel es el mundo de fuera en MP3.” Esa frase se me ha quedado muy fijada. La película es una tragedia contada desde un filme de género, de aventuras, pero existe verdaderamente ese trasfondo sociopolítico que indicáis. Me interesa en cuanto está allí pero no en primer plano.” (Daniel Monzón, guionista)
La tensión dentro de los muros de la prisión y el estallido brutal de la violencia fue abordado en Brute Force(1947) de Jules Dassin –con Burt Lancaster y Hume Cronyn–, en La última fortaleza (2001) de Rod Lurie –con Robert Redford y James Gandolfin– o en la serie televisiva Prison Break (2005 – 2009) de Paul Scheuring –con Dominic Purcell y Amaury Nolasco–.
“Leí la novela en una noche, no pude parar la lectura. Me dije: aquí hay una película estupenda. Terminé de leer la novela, no pude dormirme, tal era el impacto que me había producido. Di vueltas y vueltas y llegué a la conclusión de que quería hacer la película. No me lo podía creer. Era un regalo. Un material de partida muy interesante. Lo que tiene la película de la novela es su estructura, al menos una cierta estructura; también los giros, los nombres y las situaciones de los personajes. Lo que no tiene que ver nada con la novela es el último acto. O sea, el final. También los diálogos son distintos. No hay ninguno de la novela. La película está totalmente redialogada. Y llena de cosas que Jorge Guerricaechevarria, que es coautor del guión, y yo sacamos de la realidad.“ (Daniel Monzón)
Un funcionario, Juan Oliver, se presenta anticipadamente y se ve engullido por la vorágine que todo lo arrastra. Un líder, Malamadre, acostumbrado a dictar las normas implacables que rigen la vida de los presos. El violento Utrilla y la preocupada Elena, envueltos en un enfrentamiento inesperado. Un director indeciso y un mediador sin poder. Presos políticos y delincuentes comunes. Confidentes sin escrúpulos. Manipulación informativa y la violencia desatada.
“Fui al gimnasio para mantener un aspecto más rudo y salvaje y luego fue un trabajo de meses de documentación. La idea era construir a Malamadre de modo que impresionara y una vez le vieras, dijeras: “Coño, este tipo no mola” A medida que íbamos a centros de visita y charlábamos con reclusos, veíamos cómo se mantienen las jerarquías en la prisión. Algunos mantienen el aspecto amenazador. Viven en un estado de paranoia, incluso. En una visita que hicimos a un centro estuvimos tres horas de bis a bis con un preso histórico y nos resumió muy bien aquel ambiente. Nos dijo: “La psicosis es el estado natural de las cosas aquí dentro”. Nos explicó que ser el jefe de la cárcel te mantiene en un estado de alerta continua y desconfianza absoluta hacia todo lo que te rodea… Malamadre es un tipo con un código moral muy férreo. Quizá le importa poco la vida humana y dejar a un tipo muerto o vivo pero el por qué hacerlo o no sí le importa. Él mataría por alguna razón concreta pero no por cualquier cosa. En el fondo Malamadre es un ser humano como todos. De eso no nos podemos escapar. Podemos ser muy malos o muy buenos pero todo el mundo tiene un corazón. Él no está exento de esto y tiene aprecio por cierta gente. En la película establece una relación de amistad con Juan Oliver (Calzones). Está un poco quemado de todo lo que ha vivido durante 20 años encerrado y decide organizar un motín para liarla parda. Calzones es lo único puro que hay a su alrededor. Malamadre está harto de los que le rodean y para él Calzones es una esperanza de mantener algo puro.” (Luis Tosar)
Pistas para la reflexión
- ¿Cómo se presenta el mundo carcelario en Brute Force, La última fortaleza, Prison Break y Celda 211: ambientes, personajes, relaciones entre ellos, problemas y subterfugios, deseos y planes?
- ¿Qué aporta el protagonismo de Juan Oliver al tratamiento narrativo? ¿Cómo va evolucionando su actitud a lo largo de la historia? ¿A qué se debe? ¿En qué momento inicia un camino sin retorno?
- ¿Cómo ejerce su liderazgo Malamadre? ¿Con qué seguidores incondicionales cuenta? ¿En qué criterios de conducta se basa? ¿Cómo se relaciona con Juan Oliver?
- ¿Cómo afrontan el motín las autoridades? ¿Qué estrategias siguen? ¿Cómo explican la matanza?