[vc_row][vc_column][vc_column_text]– Ambientación
En el frontal del altar colocamos un póster de la Virgen. A sus pies, las letras que forman la palabra María (varias veces cada letra, en función del número de participantes). Por otro lado, adornamos las paredes de la sala o capilla con frases del Evangelio que hagan referencia al tema. Podemos tomarlas de Mc 1,18-25; Mt 2,10-11; Lc 1,26-56; Jn 19,25-27.
– Desarrollo de la celebración
– Monición de entrada
El mes de mayo está dedicado a la Virgen María. Sobre esta mujer se ha dicho y se ha escrito mucho. Los cristianos la hemos representado en cuadros y esculturas, la hemos cubierto con joyas y ropajes, pero hemos corrido el riesgo de olvidar sus cualidades humanas. Esas cualidades, que iremos descubriendo en esta celebración, son las que realmente la engrandecen.
– Canto: “Tantas veces en la vida”
– Lectura del Evangelio. Lc 1,26-38 (Anunciación)
– Momentos de reflexión
Pueden servir de pauta estas preguntas: ¿Qué cualidades de María sobresalen en este texto del Evangelio y en las frases que adornan la capilla? ¿Cuales admiro más? ¿En qué medida comparto yo esas cualidades? ¿En qué he de cambiar para adquirir esas cualidades?
Terminado el momento de silencio, cada uno espontáneamente irá tomando una letra de las que dejamos al pie del altar y comunicando la respuesta a alguna de esas preguntas. A medida que los asistentes van interviniendo, colocarán esas letras en la pared para formar varias veces la palabra María.
– Magníficat
Entre otras cosas, podemos destacar antes de iniciarlo (rezado o cantado): se trata de una oración de acción de gracias que nos empuja a anunciar las maravillas del Señor.
– Canto final. «Gracias, Madre, por tu presencia»
Francisco Pérez Polo
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¡En el bufet del Señor!
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