El Adviento es un tiempo de profunda esperanza y de atenta vigilancia. El Señor está a punto de llegar, pasará por nuestras vidas y, si nosotros se lo permitimos, hará morada en nuestros corazones…
Amiga, amigo, te invito, durante estos días de preparación al nacimiento del Niño Dios, a convertirte en su centinela. De esta manera descubrirás cómo y por dónde viene y podrás hacerle un hueco en tu vida y en tu corazón. Tan sólo tienes que escoger un buen puesto de observación… Te presento, a modo de decálogo, diez lugares privilegiados para divisar al Señor y poder salir a su encuentro:
1. Pupitre. Por tu colegio, instituto o universidad, Jesús va a pasar, Jesús está pasando… Observa bien a tu alrededor; en especial fíjate en tus compañeros más necesitados (el que está pasando por una mala temporada, el que se encuentra solo, el que viene de lejos…). Cada uno de ellos es una pista privilegiada para encontrarte con el Señor.
2. Puesto de trabajo. O qué pensabas, que Jesús se pasaba todo el día “tumbado a la bartola.” ¡Qué equivocado estás! Él se pasa ocho horas (cuando no tiene que doblar) trabajando a tu lado… No, no se trata del jefe, ni mucho menos… ¡Sigue buscando!
3. Fregadero. Si llegas a tu casa exigiendo el plato sobre la mesa, la cama hecha o la paga del fin de semana, corres el riesgo de no percibir la presencia de Dios. Entre los pucheros, platos sucios que lavar, bolsas de basura que tirar o moqueta que aspirar también anda el Señor.
4. Ascensor, escaleras. Bajando de tu casa camino del cole o del trabajo, subiendo a tu hogar después de una larga jornada de trabajo…, Dios se convierte en tu vecino. Si vas a lo tuyo, si apenas conoces a tu comunidad vecinal, Dios elegirá para establecer su morada otro piso, otro número y otra letra.
5. Autobús, metro… Da igual la forma en que te desplaces: en coche, en bus o andando, Dios se va a acercar a ti. Quítate los cascos de la incredulidad e indiferencia y te llevarás una gratísima sorpresa.
6. Zona de fiesta. Ya sea en el banco del parque o en la plataforma de la disco… Dios es alegría, es buen rollo (nada de borrachera o felicidad adulterada). A su lado, si percibes su presencia, lo pasarás en grande.
7. Internet, redes sociales. Por la red, Dios también viene. Fíjate bien en aquellos contactos, hermanos internautas, que, a unos metros o a miles de kilómetros, te necesitan o tienen algo que decirte.
8. Lugar de oración. En un banco de tu parroquia, en el rincón favorito de tu casa, en la arboleda a la que acudes de vez en cuando…, Dios va a pasar, estate atento, dale el stop. En ocasiones (y esta es una de ellas) es bueno que Dios se ocupe de tus cosas, mientras tú estás vigilante y te ocupas de las suyas.
9. Corazón. En el silencio de tu corazón Dios no falla. Deja de pasear en torno a tu ombligo, a tu ego, a tus preocupaciones y sube unos centímetros a la garita de tu corazón. ¡Te encontrarás, cara a cara y corazón con corazón, con Él!
10. ____________________ Este último punto del decálogo está reservado para ti. Ojalá que este año puedas completarlo al ver venir al Señor, sentir su presencia amorosa y compartir con tus hermanos la enorme dicha de descubrir al Señor haciendo morada en tu corazón y caminando a tu lado para siempre.
J. M. de Palazuelo