Que la Sagrada Biblia siga siendo un tesoro para la Iglesia y para todo cristiano:
en el estudio atento de la Palabra encontraremos alimento y fuerza
para llevar a cabo cada día nuestra misión.
¡Tomemos este Libro en nuestras manos! Recibámoslo del Señor
que lo ofrece continuamente por medio de su Iglesia.
JUAN PABLO II, La Iglesia en Europa, 65.
Recuerda el Vaticano II que la Iglesia ha dado siempre gran importancia ala Biblia. Desde los primeros siglos, ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo; la ha considerado siempre como norma suprema de su fe, alimento del alma y fuente viva y perenne de vida espiritual (cf DV 21). En la exhortación apostólica La Iglesia en Europa, Juan Pablo II, para relanzar la evangelización en nuestro viejo continente, invita especialmente a los pastores a tomar el Libro en la manos, a recibirlo del Señor, a devorarlo y gustarlo, porque así “estaremos rebosantes de esperanza y capaces de comunicarla a cada hombre y mujer que encontramos en el nuestro camino” (n. 65).
Si la fe del cristiano encuentra su base y alimento en la SagradaEscritura, también la fe de los jóvenes ha de nutrirse de la Palabra de Dios; y consiguientemente, los educadores de la fe tenemos que ser capaces de señalar y orientar el camino de la fe de los jóvenes desde la Biblia. Es necesario, pues, que en la acción pastoral nos centremos en la Palabra; que ayudemos a los jóvenes a acudir a la Biblia, a leerla, a confrontar, analizar y revisar con la Palabra de Dios la propia vida, a rezar con la Biblia, porque sólo así, desde el conocimiento de la Escritura, pueden llegar al conocimiento de Cristo. La pastoral con jóvenes implica realmente una pedagogía de acercamiento a la SagradaEscritura.
Este es el marco de referencia en que se sitúa este número de MisionJoven. Intentamos una reflexión en profundidad sobre la importancia de la Bibliaen la pastoral juvenil, al mismo tiempo que queremos ofrecer un conjunto de materiales y experiencias significativas que puedan ayudar a los agentes de pastoral a guiar y acompañar a los jóvenes a leer la Biblia según Cristo, y a leer, conocer y amar a Cristo según la Biblia.
Cesare Bissoli subraya cómo la fe juvenil encuentra una orientación indispensable en la Sagrada Escritura; es como una brújula que indica el camino a seguir. Por ello, es importante abrir y profundizar este camino, acompañando a los jóvenes en la lectura bíblica, recorriendo el sendero marcado y animado por la fe de la Iglesia, de la cual, la lectio divina es su figura más emblemática.
En la lectio divina, como dinamismo espiritual, como personalización asidua y sistemática de la Escritura, como método de acercamiento al texto bíblico, como oración y meditación de la palabra de Dios, se detiene especialmente Jordi Latorre. Nos ofrece una rica selección de posibles metodologías y, sobre todo, sugiere una programación general de lecturas para usar de forma sistemática en las sesiones personales o grupales, tanto por parte de los jóvenes como de los propios animadores. Él mismo presenta algunos ejemplos prácticos en la sección de Materiales.
Juan José Bartolomé, de manera concreta, propone el evangelio de Marcos como vademecum para la formación del discípulo de Cristo, subrayando cómo la presentación evangélica de Jesús edifica la vida cristiana, porque, efectivamente el ser cristiano viene necesariamente determinado por el ser de Cristo, y el vivir cristiano por su propio vivir. Con profundidad y perspicacia hace emerger los elementos esenciales que conforman la pedagogía del discipulado de Jesús: el reino de Dios como único motivo, la convivencia permanente comoopción metodológica, y la aceptación de su destino personal como objetivo ometa final.
La comunidad cristiana es comunidad del Libro. En la Biblia ve expresada su experiencia creyente de forma insuperable. Por eso, el acercamiento a la Biblia supone adentrarse en el corazón mismo de la experiencia de la fe cristiana. En ella, la comunidad escucha la Palabra de su Dios y oye su voluntad; y a través de ella, pasa su conversión a Dios. Si la acción pastoral quiere orientar y acompañar el proceso de fe de los jóvenes, conformándolos como cristianos, necesita realmente volverse a la Biblia, centrarse en la Palabra. Sientre comunidad cristiana y Escritura existe una vinculación íntima y estrecha, ha de haberla también entre Escritura y pastoral. Porque la Biblia, Palabra de Dios, es también Palabra de la Iglesia. Creada, acogida y transmitida por la comunidad, la Palabra de Dios, para mantenerse viva y vivificante, sigue necesitando comunidades que la acojan y transmitan, que vivan de ella y para ella.
EUGENIO ALBURQUERQUE