Centros Juveniles Salesianos: una propuesta concreta

1 marzo 1998

VICENTE MONTESINOS ES EL PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN DE CENTROS JUVENILES «DON BOSCO» DE ESPAÑA.
 
 
Síntesis del Artículo:
El autor analiza la realidad y futuro de los Centros Juveniles Salesianos como propuesta concreta de intervención social y política en el mundo de los jóvenes, situada en un horizonte educativo concreto y con una estructura peculiar. La confederación de todas las federaciones de centros, unida a la apertura y colaboración con otros grupos y organismos oficiales, marcan el futuro del servicio a los jóvenes que identifica la propuesta.
 
 
 
1 Juventud y sociedad
 
Abrimos el artículo con unas breves reflexiones acerca de la realidad de los jóvenes, la acción política y la animación socio-cultural de cara a esa situación.
 
 
1.1. Jóvenes españoles hoy
 
 
La sociedad española, como el resto de sociedades desarrolladas, presenta un complejo panorama en lo que respecta al proceso de inserción de los jóvenes en la vida social activa: el camino entre la dependencia familiar de origen y la plena independencia sufre no pocos atascos a lo largo de su discurrir.
Así, todas las facetas que deberían entenderse normales (trabajo, estudios, vivienda, relaciones, economía, tiempo libre, familia, etc.) se convierten muchas veces en pesados eslabones de una cadena que llamamos juventud.
 
Siguiendo el Informe Juventud en España que publica el Instituto de la Juventud podemos afirmar que la experiencia laboral de los jóvenes suele ser de gran precariedad. En cuanto a los estudios, el principio de igualdad de oportunidades, que se cumple bastante satisfactoriamente en los primeros niveles de enseñanza, no actúa de igual modo en los estudios superiores.
En cuanto a la economía de los jóvenes, y lo que este aspecto afecta a la dependencia-independencia económicas de la familia, cabe decir que casi cuatro de cada diez jóvenes desean seguir viviendo como están. El resto preferirían otras alternativas que por motivos fundamentalmente económicos quedan fuera de sus posibilidades.
Por lo que respecta al Tiempo Libre, los jóvenes siguen teniendo como actividad más importante salir con sus amigos, seguida de cerca por ver la televisión y quedando muy lejos el tiempo destinado a otras prácticas más desarrolladas. De esta forma, los jóvenes españoles no difieren demasiado de los europeos en cuanto a tendencias asociativas, ubicándose en posiciones intermedias dentro de la franja mediterránea. Así, algo más de un 35% de los jóvenes españoles se encuentran asociados en entidades deportivas, culturales, religiosas, estudiantiles y recreativas. Sólo tres de cada cien jóvenes se hallan afiliados a un partido político o a un sindicato.
 
 
1.2. ¿Políticas de juventud?
 
 
 
A nadie le escapa que llamamos políticas de juventud a un conjunto de prácticas que se hallan en la conciencia social, pero que pocas veces se aplican de forma coherente y estructurada. La visión adulta de la sociedad juvenil y los estereotipos presentados por las instituciones públicas, los medios de comunicación y la publicidad, ayudan poco a la puesta en práctica de una verdadera «Política Integral de Juventud», que -desde mi punto de vista- debería basarse en:
 
¾ Favorecer la emancipación de la juventud mediante el logro de la autonomía personal, la integración social y la independencia económica.
¾ Fomentar entre los/as jóvenes la solidaridad y la tolerancia, propiciando a su vez la igualdad de oportunidades y de trato.
¾ Prevenir los riesgos a los que está expuesta la juventud.
¾ Promover el respeto al medio ambiente, los hábitos de vida saludable, un uso formativo del ocio y el tiempo libre, y en general, la calidad de vida de la juventud.
¾ Posibilitar la participación social y política de la juventud en todo aquello que le concierne.
 
Cubriendo estos cinco objetivos -que, por otra parte, se han escrito reiteradas veces en los programas electorales de uno y otro signo- se atacarían directamente las necesidades reales de la juventud y de la propia sociedad.
 
 
1.3. La animación socio-cultural de los jóvenes: nuestro camino
 
De esta modo, la animación juvenil se presenta como un forma de hacer política de juventud -así la entendemos-, frente a aquellos que utilizan el término animación referido únicamente a un montón de actividades. La animación como actividad recreativo-lúdica, como remedio contra el aburrimiento y como simple dinámica de grupo, se supera con una animación entendida como estilo de vida y como modelo formativo, tendente a preparar al joven -desde una educación integral- para una sociedad que necesita de jóvenes comprometidos y constructores. Aunque, antes de nada, han de sentirse insertos en ella y realizados como personas.
 
Así, la animación es una respuesta a los desafíos culturales que la sociedad lanza a los que tenemos responsabilidad educativa; quiere y debe ser una respuesta a las grandes crisis. Algunas actividades de animación no potencian el amor a la vida, ya que no apuntan a la liberación de las personas, sino a la posterior sumisión al ciclo de producción y consumo dentro del sistema económico y social.
Es aquí donde nos adentramos en el ámbito de la política de juventud. No se trata de orientar a los jóvenes a vivir aparte de la sociedad, sino de animarles a insertarse en ella y transformarla desde unos valores coherentes y liberadores. En este sentido, la educación de las personas es un denominador común de la animación, que mira al crecimiento del joven desde su autonomía y libertad.
 
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la animación se halla en la encrucijada entre la socialización, la inculturación y la educación. Ahí se ocupa de los procesos a través de los cuales los individuos de una sociedad adquieren las modalidades y comportamientos que permiten una mayor o menor pertenencia y participación en la vida social.
La crisis de la identidad socio-cultural y la dificultad de interacción entre el mundo individual del joven y su sistema social nos presentan el fundamental desafío cultural del mundo juvenil de hoy al que hay que dar respuesta. Es aquí donde colocamos la respuesta de la animación socio-cultural del joven, comenzando como decíamos desde el amor a la vida: desde el mundo de sufrimiento, en el que se sumerge el ser humano, se busca el amor a la vida. ¿Es posible esto hoy, especialmente en una cultura que sigue como argumento el placer, el individualismo y el crecimiento frenético a costa de otros?
 
Creemos que sí, que es posible. La animación intenta hacer sitio a una propuesta de hombre y de amor por la vida que se deje provocar por el escándalo del sufrimiento del hombre y por la pobreza de recursos humanos para combatirla.
Con esta idea de fondo presentamos la propuesta concreta de animación de los Centros Juveniles Salesianos como proyecto educativo, que hace al joven ser artífice de su vida y del destino del mundo en el que vive.
 
 
 
2  Centros Juveniles Salesianos: la esencia de su propuesta
 
 
En este contexto juvenil, que cambia y evoluciona con un ritmo más rápido del que podía parecer, surgen las asociaciones juveniles salesianas en los últimos veinte años. En su proceso evolutivo, desde la ocupación del tiempo libre hasta la animación juvenil, han desarrollado y aplicando una propuesta concreta de educación integral de los jóvenes.
Los Centros Juveniles Salesianos son plataformas de participación juvenil y de inserción en los barrios. En la década de los 80 se organizan en Federaciones autonómicas y a partir de 1991 en la Confederación de Centros Juveniles «Don Bosco» de España; actualmente reúne a casi 200 asociaciones. Desde ella realizamos esta reflexión, sin olvidar, no obstante, que no todos los Centros Juveniles Salesianos de España se hallan dentro de estas estructuras superiores.
 
Basándonos en el documento La propuesta educativa de los oratorios y centros juveniles salesianos ofrecemos a continuación unas líneas maestras de la propuesta educativa de estas entidades juveniles, que no por haber sido y ser eminentemente claras y útiles, deben parar la reflexión y adaptación a los nuevos tiempos.
 
2.1. El Centro Juvenil Salesiano como entidad de educación en el Tiempo Libre
 
En el contexto citado, esta reflexión educativa acerca de nuestra propuesta surge teniendo en cuenta la necesidad de considerar en profundidad la realidad del tiempo libre, cada vez más creciente en nuestra sociedad y, por tanto, más importante en la construcción de la personalidad del joven.
Se trata de una propuesta educativa integral, activa y liberadora que abarca a toda la persona del joven y de la joven, para hacerles capaces de ser protagonistas de su propio crecimiento. Como verdadera educación, supone una clara intencionalidad, con fines y objetivos determinados: una propuesta de valores, un itinerario gradual, a la medida de los
jóvenes, y una comunidad educativa que vive y da testimonio de los valores que ofrece.
 
De esta forma, los Centros Juveniles Salesianos parten de la libre iniciativa de los jóvenes y de instituciones con inquietud educativa, respondiendo a los intereses de los propios jóvenes. Son, en definitiva, centros de iniciación, promoción y participación democráticas, abiertos a la sociedad y preparadores de jóvenes que conozcan, valoren, y en su caso, transformen, las diversas maneras de pensar y de hacer en nuestra sociedad pluralista. Dada la importante función social que los Centros Juveniles Salesianos cumplen, tienen el derecho y el deber de ocupar un espacio en el contexto social y de exigir a la sociedad los apoyos jurídicos y económicos necesarios para desarrollar su labor y garantizar su continuidad.
Así, los Centros Juveniles Salesianos, inspirándose en la intuición y experiencia educativa de Don Bosco y en su Sistema Preventivo, se configuran en la sociedad actual como auténticos «Centros de Juventud» abiertos a todos los jóvenes de una zona, con una propuesta educativa concreta realizada preferentemente desde el Tiempo Libre. Son, en definitiva, ambientes de vida joven y de experiencia cristiana; se presentan como espacios de animación de la cultura juvenil y popular, de proyección de un mayor compromiso en la vida personal, familiar y social de sus miembros.
 
 
2.2. Las opciones de nuestra propuesta
 
La propuesta educativa de los Centros Juveniles Salesianos, como espacios de animación juvenil y participación social, privilegia una serie de opciones que podemos resumir en las siguientes.
 
 
Una educación centrada en la persona
 
La persona es el punto central de nuestra propuesta educativa. Desde ella se intenta tener una visión positiva del joven y de sus capacidades y acoger a cada joven tal y como es, con sus problemas, esperanzas y expectativas.
Para ello, en la tarea educativa se acentúan: la creación de un ambiente de confianza entre jóvenes y animadores, la aceptación de sí por parte del joven, su integración en el propio ambiente, su espíritu crítico, su crecimiento en libertad y con la capacidad de dirigir su propia vida, la maduración de su propia afectividad, su creatividad y capacidad de vivir con alegría, hacer fiesta, celebrar la vida y ser felices y abiertos a la esperanza.
 
Una educación que se inserta en la sociedad y la transforma
 
Por eso trabajamos, en nuestro contexto social más próximo, por una sociedad que sea una auténtica comunidad humana y solidaria, que facilite a todos los medios necesarios para su desarrollo integral y para una vida digna, que ponga sus estructuras al servicio del hombre, que reconozca el pluralismo político y el ejercicio democrático de las libertades, que promueva la paz y el respeto entre los pueblos y que tome conciencia de los sectores marginados, promoviendo iniciativas para solucionar cualquier tipo de opresión y discriminación personal o colectiva.
En esta línea, desde los Centros Juveniles Salesianos, valoramos la necesidad de no cerrarnos en nosotros mismos como un eje educativo transversal; a diferencia de otros movimientos y grupos que, dentro y fuera de la Iglesia y teniendo unos valores básicos positivos y constructores, los viven con cierto carácter de exclusividad y no propios de una sociedad que consideran lejana.
 
La participación en los contextos cada vez más amplios del barrio, la ciudad o el país, desde un compromiso activo y crítico frente a las realidades sociales que vivimos, es acentuada y llevada a la práctica en casi la totalidad de Centros Juveniles Salesianos de España, en todas las Federaciones autonómicas y en la Confederación estatal. Es por ello que se trabaja en colaboración y participación con las administraciones públicas (independientemente de su signo político), con los servicios sociales municipales, autonómicos y estatales, con las juntas municipales de barrio o zona, con los consejos de juventud locales, autonómicos y estatal y con el resto de entidades sociales de los barrios.
 
Una educación que se fundamenta en la fe y en los valores evangélicos
 
El amor, la confianza y el optimismo con que miramos nuestra vida joven cobran sentido en la entrega radical de Jesús a los hombres y en la vida nueva que inaugura. Por ello, la nuestra es una propuesta cristiana de educación en el tiempo libre.
Pero la fe es una llamada a la libertad del hombre. Por eso la propuesta religiosa, entre nosotros, tiene siempre el carácter de oferta y posibilidad, que orienta el hacer y vivir de los animadores, comprometidos en nuestro proyecto. Los jóvenes encuentran en nuestros Centros un ambiente de libertad y acogida, amplia e incondicional para con  todos.
 
Una educación según el estilo de Don Bosco
 
 
 
Nos inspiramos en la experiencia de Don Bosco y nos basamos en su estilo educativo. Algunas de las características fundamentales de aquella experiencia que configuró un «estilo» particular: promover experiencias positivas de bien, tratar de responder a las aspiraciones y necesidades de los jóvenes, crear un ambiente educativo como vehículo de valores -tales como la alegría, la entrega, el servicio y la solidaridad-, y acoger a cada uno incondicionalmente.
 
 
2.3. Nuestro estilo educativo y nuestra organización
 
Todo el grupo de adolescentes y jóvenes que nos encontramos en cada uno de los Centros Juveniles Salesianos formamos una Comunidad Educativa Juvenil, siendo a la vez protagonistas y destinatarios de su proyecto educativo. Se trata así de una familia animada por jóvenes y salesiano/as, todos corresponsables y protagonistas de una misma experiencia educativa, viviendo la realidad juvenil con los jóvenes, abriendo espacios para vivir y comprometerse en el mundo juvenil.
En este contexto, la línea organizativa básica, que siempre hemos querido potenciar, y que no por sabida hay que dejar de recordar, es el protagonismo juvenil. Los jóvenes constituyen el centro de la vida de la comunidad educativa, de sus opciones y propuestas. Los jóvenes, siguiendo a Don Bosco, están llamados a ser responsables y protagonistas de su propio crecimiento y a participar activamente. Por eso, todos los cauces de participación están abiertos principal y fundamentalmente a los jóvenes, que coordinan y dirigen de esta manera:
 
¾ La organización de las actividades, que han de ser expresión de los intereses e inquietudes de los muchachos y jóvenes.
¾ Las asambleas, juntas directivas, equipos de animadores, grupos de trabajo y resto de órganos de trabajo y dirección en los Centros.
¾ El diálogo e intercambio sobre la vida del Centro Juvenil y los acontecimientos del barrio, en los grupos, con los animadores y con el resto de compañeros.
¾ La representación del Centro Juvenil en los organismos de participación social en lo que se está presente.
 
No obstante, bajo estas líneas maestras, cada Centro Juvenil a lo largo de la geografía estatal asume el modelo de organización y participación más adecuado a su realidad y a su zona.
Todo este trabajo es posible gracias al papel de los animadores y animadoras, que dan vida al proyecto del Centro Juvenil y asumen, desde su propia juventud, la propuesta educativa del Centro Juvenil.
 
El animador en nuestro ambiente no dirige o enseña, sino que camina con los jóvenes, descubre con ellos y propone nuevas metas de superación. En la última década, todos los Centros Juveniles, coordinados por las diversas Federaciones y Delegaciones de Pastoral de las distintas Provincias, han asumido planes integrales de formación para los animadores, que se benefician de un elaborado proyecto de preparación humana, técnica y cristiana desde donde realizar su labor con calidad y coherencia. No obstante, aún no está todo hecho y no está ausente el peligro de quedarnos anclados en estructuras formativas arcaicas, poco modernas y no abiertas a la realidad social cambiante; combatir la inercia que pueda fijarnos ahí debe ser el reto de todos los ambientes y Centros Juveniles de España. Sólo así seremos capaces de seguir preparando animadores y animadoras capaces de responder a las necesidades de los jóvenes a puertas del siglo XXI.
 
Otro punto clave en nuestro estilo organizativo es la inserción de nuestras asociaciones en las zonas. Por su carácter abierto y misionero, el Centro Juvenil Salesiano asume el rostro típico de una plataforma educativa y pastoral de un ambiente de barrio. Pretende ser una verdadera «casa de juventud» abierta a los jóvenes más necesitados del barrio. Salir al encuentro de aquellos jóvenes del barrio que no se acercan espontáneamente (la conocida animación de calle), es otro de los recorridos a potenciar. Por otro lado, la clave e instrumentos básicos de la acción vienen marcados por la relación y apertura a movimientos realmente comprometido con la zona y la integración en los proyectos pastorales de las parroquias y obras salesianas, desde la autonomía de la entidad, pero en profunda colaboración.
Por último, y en lo que respecta a la organización concreta, adoptamos una organización sencilla y corresponsable, dirigida por la propuesta educativa, los estatutos de la asociación y el proyecto educativo-pastoral del centro. De esta forma, la propuesta de fondo viene dada por nuestro estilo salesiano. La organización es la de cualquier asociación juvenil democrática, con los órganos de participación y dirección que la legislación prevee.
 
 
 
3  La Confederación «Don Bosco»:
una realidad en crecimiento y proyectada hacia el futuro
 
Los Centros Juveniles, coordinados por los equipos de pastoral salesiana, pronto fueron creando estructuras de coordinación asociativa que, en cada región autonómica, han ido formando las Federaciones de Centros Juveniles, dedicadas al servicio de los jóvenes en colaboración con las distintas Provincias Salesianas.
Esta creciente realidad de coordinación y trabajo en común llega a su punto álgido en 1991, cuando nace la Confederación de Centros Juveniles «Don Bosco» de España, que reúne a las diversas Federaciones autonómicas, creando modelos de participación común y haciendo cada vez más que la voz de los Centros Juveniles Salesianos de España sea una y fuerte, para poder transmitir significativamente a la sociedad nuestro mensaje y nuestra propuesta.
 
Desde las primeras Federaciones, que fundaron la Confederación estatal, hasta las ocho federaciones que hoy la componen, en los último siete años se ha ido trazando un camino de crecimiento y consolidación de nuestra entidad. Contamos ahora con un movimiento vivo en la sociedad juvenil estatal, reconocido y apoyado por las instituciones públicas y con mucho que aportar. Aunque no hemos de olvidar que el camino sigue abierto y que otras realidades autonómicas están a punto de hacer crecer el número de nuestros miembros.
La Confederación ha ido intentando ser vehículo de unión y fortalecimiento de los Centros Juveniles Salesianos, al igual que trasladar a la sociedad estatal nuestro estilo y nuestra propuesta, buscando recursos estructurales y económicos para dar consistencia a los casi 200 Centros Juveniles Salesianos que la componen. Abierta a la sociedad y en colaboración con cualquier entidad social, política o cultural que trabaje a favor de los jóvenes sin intereses particulares, se ha ido consolidando como una entidad moderna, abierta a los nuevos tiempos y creadora de caminos de trabajo en común.
 
El nuevo Consejo Permanente que dirige el destino de la entidad desde noviembre de 1997, recogiendo la inestimable labor de nuestros predecesores, intenta crear un nuevo estilo de trabajo adaptado a los tiempos cambiantes, que podríamos resumir en las siguientes líneas maestras, referidas a la propuesta de acción juvenil y de creación de una verdadera política de juventud:
 
ÆHabiendo conseguido un elevado nivel de reconocimiento en el panorama público estatal, una de cuyas traducciones es la creciente cuantía de las ayudas públicas recibidas, y sin dejar de seguir trabajando en este importante campo, pretendemos retomar el pulso a lo que en puridad son nuestras principales finalidades: ofrecer un servicio cualificado de prevención y educación en el Tiempo Libre, animación juvenil y desarrollo cultural, aglutinando los esfuerzos de todos nuestros Centros para llevarlos al mayor número de jóvenes. Pretendemos asumir, de este modo: 1/ Las necesidades más urgentes y promover un intercambio de inquietudes, materiales y experiencias entre las Federaciones para conseguir mejorar los objetivos comunes; 2/ La coordinación, promoción y apoyo de todas las iniciativas y actividades que las Federaciones propongan de acuerdo a sus finalidades. En definitiva, acercar más la Confederación a la realidad de los Centros locales, convirtiéndola en una verdadera entidad al servicio de los voluntarios juveniles y manteniéndola siempre como plataforma de apoyo y trabajo común para todas nuestras asociaciones.
 
Æ Por otra parte, ha de ser también nuestro objetivo primordial el seguir incrementando las relaciones con otras entidades que se dedican a trabajar con los jóvenes, incentivando nuestra labor de representación e interlocución con los organismos públicos. La mayor implicación en el Consejo de la Juventud de España, que ya es una realidad, es uno de los exponentes máximos de esta idea; así como la estrecha colaboración con el Instituto de la Juventud de España y con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Consolidando nuestra proyección en la vida pública española logramos beneficiar a nuestros jóvenes destinatarios, fin último de nuestra acción.
 
Æ Todo esto sin olvidar la importancia de seguir adaptando la utopía del mensaje de Don Bosco a los nuevos tiempos, para seguir siendo útiles a los jóvenes y creadores de futuro y esperanza.
 
En definitiva, la Confederación de Centros Juveniles «Don Bosco» de España y las Federaciones autonómicas no son más que estructuras de apoyo y fomento de la labor de nuestros Centros Juveniles, en los que verdaderamente se halla el trabajo real y diario, a pie de calle, a pie de barrio. Y todo ello, porque creemos, como hemos ido analizando a lo largo de este artículo, que se puede hacer mucho por la sociedad juvenil española y que, desde nuestras realidades, se están llevando adelante cientos de proyectos de enorme importancia para el crecimiento personal y social de los jóvenes, para la prevención de problemas sociales, para la integración de los jóvenes en la sociedad y, en definitiva, para la construcción de una sociedad más justa y más fraterna.
 
Si somos capaces, en cada lugar de España donde nos encontramos, de creernos que esto es mucho más que ocupar el tiempo libre o que los miles y miles de jóvenes con los que tratamos necesitan de iniciativas de vida para construirse como personas y para construir una sociedad mejor, seremos capaces de llevar a la sociedad, a diario, nuestra voz, nuestro esfuerzo y nuestro trabajo.
 
 
Vicente Montesinos