Nacido en Salamanca hace 19 años, Chema entró en contacto con la Casa Salesiana del barrio de Pizarrales cuando tenía 12 años. Así me lo cuenta cuando recordamos sus inicios salesianos: “Dicen que Dios utiliza la casualidad como disfraz más bonito, y así fue conmigo; entré por casualidad en el cole de Piza al iniciar la ESO, comencé yendo al centro juvenil y todo aquello acabó siendo mi casa y el centro de mi vida”.
Chema se describe con tres adjetivos: paciente, alegre y asertivo. Está cursando el segundo año del Grado en Humanidades. En un descanso entre examen y examen me asegura que, desde que comprendió lo que significaba el centro juvenil para él, su vida dio un giro absoluto: “Quise comenzar a educar con 16 años, casi sin querer, y el deporte me ofreció una oportunidad privilegiada. El centro juvenil y el fútbol sala fueron espacios fuertes de crecimiento para mí, como cristiano y como persona: con mis grupos, mi oración y mi proyecto de vida”.
El pasado verano pudimos compartir el CampoBosco en la tierra santa salesiana junto a otros 650 jóvenes, salesianos y salesianas de España y Portugal. “Durante aquellos días, tan cerca de Don Bosco, sentí con fuerza la llamada que Dios, con tanto amor, me hizo tocando mi corazón. Recuerdo aquel 4 de agosto en Valdocco… ¡Me atreví a confiar! A veces es necesario hacerlo”.
Chema se incorporó a nuestra Casa de Orientación Vocacional de Carabanchel (Madrid) al inicio de este curso, y el pasado 26 de enero ha iniciado el Prenoviciado: “Un tiempo –me confiesa– para seguir confiando en Él, en lo que día a día me pide en mi corazón: escuchando las necesidades de los jóvenes de mi entorno y dando gracias por sentirme amado y acompañado en mi vida; porque escuchar lo que Dios te pide te cambia la vida”.
Xabier Camino Sáez, SDB
Coordinador de Animación Vocacional SSM
(Artículo publicado en el Boletín Salesiano de España, febrero 2019)