CÓMO SER JOVEN HOY EN DÍA…

1 junio 2005

y no quedar como un “pringao”

 
–         Hacer un botellón con los amigos y decir “basta ya” después de la segunda o tercera cerveza.
–         Hablar de los padres delante de la pandilla, refiriéndose a ellos como papá o mamá y no como viejos, carrozas u otras expresiones similares.
–         Celebrar el cumpleaños a la antigua usanza, con unos pinchos y una gran tarta (velas incluidas) descartando la famosísima barra libre.
–         Ir de excursión con los de clase y amenizar el viaje animando a los compañeros a contar chistes o a cantar canciones dejando los discman para otra ocasión.
–         Llegar a los 16 sin haberse “estrenado” con el sexo opuesto.
–         Hacerse la cama, poner la mesa, lavar los platos, coserse un botón… sin recurrir “a los servicios de la chacha”.
–         Salir de fiesta sin enseñar la tanga o el slip.
–         Acabar la jornada “echando una parrafada” con Jesús.
–         Ayudar a cruzar un paso de cebra a una persona mayor.
–         Sobrevivir una semana a estar con el móvil apagado sin que el mundo se venga encima.
–         Salir un domingo por la tarde de paseo con los padres, sin mirar a todos los lados atemorizado de encontrarse a alguno de los colegas.
–         Apuntarse a un grupo juvenil, a una parroquia, a una ONG… sin tener que ocultárselo a los amigos.
–         Ignorar por completo, delante del grupo, quién se ha divorciado en la serie del miércoles noche o quién ha sido nominado en Gran Hermano.
–         Sustituir los cubatas o las cervezas por zumos o refrescos sin sentirse un bicho raro.
–         Escribir cartas de amor a la novia, a pesar de que es del mismo barrio o estudia en el mismo instituto.
–         Felicitar a los compañeros de clase con un tirón de orejas y con un regalo adquirido en “la tienda de todo a cien”.
–         “Pasar la resaca” del sábado noche levantándose temprano para ir de pesca, “dejando tirado” el hermoso sillón del salón o la magnífica TV con canal digital.
–         “Transgredir” el horario impuesto por los padres y en lugar de llegar a las 12, aparecer a las 11 por sentirse cansado, con dolor de cabeza o simplemente por no tener ganas de continuar “hasta que el cuerpo aguante”.
–         Quedar uno solo en clase y no asistir a una manifestación por tener ideas propias y no opinar lo que el resto de la clase.
–         Declararse amigo de Jesús, de los curas, de la Iglesia… sin dejar que el color rojo “haga de las suyas”.

José María Escudero

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