Contrapunto social

1 marzo 1997

DESCUBRIR LA REALIDAD: DESCUBRIR LA VIDA DE LAS PERSONAS

Ofrecemos esta experiencia de las Comunidades de Adsis que trata de descubrir la verda­dera realidad a la que fácilmente nos hacemos ciegos: las desigualdades sociales y, en defi­nitiva, la injusticia que rodea la vida de muchas personas.
 
 
Para descubrir hoy la estrella guiadora,
 habrá que mirar hacia los marginados
y excluidos del mundo entero
 
Antonio Gala
 
Un día le pregunté a un señor mayor dón­de estaba la calle Ancha, porque la ciudad era nueva para mí. Me dijo que llevaba toda la vi da viviendo en la ciudad pero que, aunque ha­bía oído muchas veces el nombre de esa calle, nunca había pasado por ella, y lamenta­blemente no podía decirme dónde estaba. Me quedé defraudada pero, al doblar la primera es­quina, comprobé sorprendida que el letrero de la calle decía: «Calle Ancha».
Mucha gente pasa por las cosas sin detener­se y pasa por la gente y por sus problemas co­mo sin prestar atención; supongo que no quie­ren complicarse la vida. A nosotros también nos sucede que pasamos muchas veces de la realidad y caminamos por la vida como ciegos, sordos y mudos. Qué verdad es aquello de que «ojos que no ven, corazón que no siente».
Así nos vamos fabricando nuestro propio mundo conocido de lugares, relaciones, traba­jo y diversiones, que con el tiempo se convier­te en el único mundo que pensamos que exis­te. Pero la realidad está ahí por mucho que mi­remos a otra parte, con esos rincones de la ciu­dad donde se anega el sufrimiento, con aque­llas pálidas ventanas tras las que se oculta la miseria, la soledad, la violencia.
En verano, muchos jóvenes buscan que su ceguera no se cure, y se lo montan en viajes exóticos y hasta solidarios para disfrutar como desconocidos del desconocimiento de la reali­dad. Es patético repasar algunos álbumes de fotos en los que puede verse en primer plano a fornidos y playeros jóvenes europeos y, al fon­do, un paisaje natural maravilloso en el que se
incrustan varios negritos miserables, como pa­ra dar más realismo y colorido a la imagen.
Sin embargo, también hay jóvenes que no gustan de esas frivolidades y amnesias de hu­manidad y tratan de hacer de su tiempo libre un libre ejercicio de solidaridad. Por desgracia, hoy son los menos, pero afortunadamente son los más humanos y los que nos hacen abrigar la esperanza de una nueva historia.
En esta especie de corriente cálida se sitúa la experiencia de Contrapunto Social, que no consiste en salir en verano hacia alguna parte, sino que es el intento de entrar más al fondo de las cosas para ver, oír, tocar, sentir, como lo hace la gente real de nuestros pueblos y ciu­dades.
 
Queremos descubrir y padecer los escan­dalosos contrapuntos sociales que se dan en­tre nosotros, en nuestras propias narices, para ver si después tenemos estómago como para olvidarnos de ellos.
Queremos ser nosotros mismos contrapunto que, a través de apuestas concretas y sencillas, pongan color a la monotonía gris que nos ven­den cada día aquellos que comercian con los sueños de la gente, con sus trabajos, con sus viviendas, con sus estómagos.
Durante quince días recorreremos un camino exterior e interior que nos permitirá medir nues­tro nivel real de humanidad, al comprobar di­rectamente las condiciones de vida, costum­bres, necesidades, de diversos grupos urbanos y rurales que, como un mosaico multicultural y económico, pintan el rostro de nuestra socie­dad. El propio paisaje castellano, labrado y des­gastado por los siglos, está conformado como un contrapunto natural de inhóspitos mares de seco cereal y frondosas riberas verdes, recios fríos y calores sofocantes, pueblos medievales y modernas ciudades.
Cada día buscaremos la sombra y el agua, trabajaremos por el pan, nos uniremos en la di­ficultad y en la necesidad como quien sabe que le va la vida en ello. Habrá de todo. También la fiesta y la alegría de los auténticos compañe­ros y supongo que alguna que otra pena. También Jesús, el Moreno, se ha apuntado a esta experiencia, como a él le gusta, como uno más; a compartir el Pan y la Palabra alentando los cansancios y urgiendo a la solidaridad.
 

  1. Motivación

En estos últimos años la Iglesia en Casti­lla y varios organismos públicos han promovi­do una exposición denominada «Las Edades del hombre» en las principales catedrales de la región. Una de las fases de la exposición lleva el título de Contrapunto, y es una especie de síntesis y recopilación de las anteriores.
Contrapunto quiere indicar que se presen­tan obras de arte antiguo, junto a obras mo­dernas, para percibir ese contraste que cons­tituye la propia realidad en la que convivimos con estilos, tiempos, materiales diversos. De esta forma se accede a una visión trenzada de la realidad de nuestra cultura.
Nos parece que esta idea es muy sugeren­te si la aplicamos, no ya a las obras de arte, si­no a las situaciones socioeconómicas de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Debe­mos posibilitar en los jóvenes, entre otras co­sas, el desembarco en la realidad-real, que es compleja y está compuesta por contrapuntos sociales, económicos, culturales, que la expli­can y la acercan no sólo para el análisis teóri­co sino para el contacto efectivo.
Creemos que una experiencia de contrapun­to social puede ayudar a los jóvenes que se acercan a nuestros grupos a interrogarse so­bre la realidad y sobre su propia vida, y abrirse así a la necesidad de dar una respuesta soli­daria y fraterna.
 

  1. Ideas fuerza

Las ideas-fuerza de esta experiencia son las siguientes: Contrapunto, Itinerancia e Identificación. Contrapunto social, descubierto desde la vivencia concreta y no sobre el papel. Itine­rancia, como camino y proceso de abajamiento solidario hasta recorrer los caminos de los po­bres. Identificación con las personas y grupos que sufren la marginación y la exclusión social, reconociendo en ellos a Jesús de Nazaret.
Se trata, por tanto, de convivir y experimen­tar durante unos días las diversas situaciones sociales que constituyen nuestra sociedad, ha­ciendo el itinerario descendente desde la so­breabundancia hasta la marginación, identifi­cándonos con los colectivos marginados, re­conociendo en ellos al Jesús Paciente, joven y pobre, viviente en el hombre oprimido.
Pensamos que una de las claves de esta ex­periencia de contrapunto social está, no tanto en los colectivos que conozcamos o en los lugares que visitemos, sino en las dinámicas y experien­cias concretas a realizar y en el formato que lo­gremos diseñar, de modo que los jóvenes que realicen esa experiencia vivan en propia carne las situaciones de injusticia y desigualdad que con­forman los contrapuntos sociales. Estas situa­ciones son la realidad de la que parte nuestra vo­cación Adsis y que es la base pedagógica-ex­periencial que queremos transmitir a los jóvenes.
Observamos que en los procesos y experien­cias que se vienen diseñando en estos últimos años se da una sobreabundancia de elementos reflexivo-formativos por encima de los aspectos activo-experienciales. De ahí que esta iniciativa que proponemos quiera poner el acento en la experiencia, que implique directamente al joven en su propia vida concreta, desde la comida has­ta la vivienda, para que experimente en sí mismo la vida real y sufrida de los pobres.
 

  1. Objetivos y estrategias

* General
Propiciar unas situaciones en las que los jó­venes puedan experimentar las desigualda­des sociales y sus causas, de modo que se in­terroguen y comprometan su vida desde una fe liberadora.
 
* Específicos
– Conocer la realidad sostenida sobre la in­justicia estructural.
– Sentir y vivenciar las situaciones y condi­ciones concretas en las que viven los di­versos grupos sociales que componen la sociedad actual.
– Remover la conciencia y el estómago apli­cando un estilo de vida durante la expe­riencia, acorde al lugar y a las personas con las que convivamos.
– Contar con los otros jóvenes para trabajar en equipo.
– Descubrir la presencia de Jesús y formular, desde el lugar de la experiencia, los com­promisos y proyectos a los él nos mueva.
 
* Estrategias
Dividimos la experiencia en cuatro fases:
La primera, con una duración aproximada de tres días, se sitúa en una zona residencial de Salamanca (Urbanización Valdelagua).
La segunda es una ruta de Salamanca has­ta Valladolid a lo largo de cinco o seis días, ca­minando, comiendo y durmiendo en el cam­po, ofreciendo nuestro trabajo para ganamos el pan de cada día.
La tercera se sitúa en Valladolid, en donde estamos en la calle descubriendo a la gente sin techo, procurando identificamos -si es posi­ble- con ellos, conociendo su vida, sus traba­jos, sus necesidades, sus alegrías.
Por fin, la cuarta, un día dedicado a la eva­luación y encuentro de grupo.
Se trata de vivir en esos días las mismas si­tuaciones de la gente y de los lugares en los que estemos; por tanto, las dinámicas se ajus­tarán en las diversas etapas de la experiencia a las necesidades de esa circunstancia.
 

  1. Desarrollo

Primera fase: ¡Qué bien vivimos! En la tierra de la provisión

  • Acogida y presentación del Contrapunto social. Búsqueda de un símbolo de esta experiencia itinerante.
  • Vivir y disfrutar. ¡Qué sensación de vivir! Pasar unos días tomando el sol en la piscina, jugando al tenis, squash, baloncesto, ir de copas por la noche, etc.
  • Revisión de la primera fase y motivación de la segunda.

 
*Segunda fase: Peregrinos por tierras de Castilla: su tierra, su gente, sus esperanzas
Cinco o seis días de itinerancia, haciendo de 23 a 30 km. diarios, según el trayecto: Pitiegua, Pe­droso de la Armuña, Tarazona, El Campillo, Matapozuelos, Vana de Cega, Valladolid. El día trans­curre de la siguiente manera:
 
6,00:             Despertar y desayuno.
6,30:    Salida y camino.
12,00:  Llegada al pueblo y búsqueda de trabajo y comida.
14,30: Descanso o trabajo, si no se ha conseguido por la mañana Diálogo con la gente del pueblo.
18,30:             Encuentro del grupo. Dinámica o juego.
19,30:             Revisión del día. Oración o Eucaristía
20,30: Cena.
22,00: Descanso.
 
*Tercera fase: ¡Y no nos darnos cuenta! La trastienda de las ciudades y sus tribus

  • Búscate la vida y conoce a las tribus urbanas. Invita a alguien a comer.
  • Nos juntamos para comentar la experiencia y cenar juntos; quedamos en el barrio de las Deli­cias al lado del Benito Meni, junto a las chabolas.
  • Conocemos la ciudad y a los sin techo en la noche. Vivimos sus destinos.
  • Invitamos o nos añadimos a sus gentes a la hora de buscar la comida, el trabajo, el techo.
  • Nos reunimos todos en el parque de losPajarillos.Cenamos y comentamos la experiencia. Es­ta noche dormimos todos juntos. Nos acogen en los Salesianos, en el centro de los Pajarillos (Valladolid). Allí nos comunican el trabajo que ellos realizan en el barrio y nos ayudan a tomar conciencia de la situación de la población gitana que habita este barro y de los jóvenes que van en busca de droga al barrio.

 
* Cuarta fase: La experiencia nos marca y la compartimos
Día de encuentro, diálogo y despedida.
 
Padre nuestro,
que estás en los voraces calabozos
y en las celdas vigiladas de los presos.

Que estás donde los hombres de hoy esperan

 la promesa cotidiana de tu Reino.
Donde lloran o sueñan, trabajan o conspiran
los solos, los incultos, los hambrientos.
Donde el odio se combate y se supera
por el gozo del perdón y del encuentro.
Donde luchan los libres y los fuertes
contra el diablo del mal y sus enredos.
Que estás donde entre hermanos te decimos.
¡Padre nuestro!