CONVOCAR: DON BOSCO Y LAS VOCACIONES

1 enero 2011

Óscar Bartolomé
Coordinador Inspectorial de Pastoral Vocacional
Salesianos León
 
Con este número de Misión Joven ve la luz un nuevo apartado titulado Convocar que  aparecerá a lo largo de todo el año 2011. Pretende ser un espacio en el que se compartan reflexiones y experiencias sobre la animación vocacional. La intención es que sea una sección práctica y que pueda ofrecer pistas y sugerencias de actividades concretas a los diferentes agentes de pastoral. Obviamente este carácter eminentemente práctico no es exclusivo, ya que es difícil ofrecer cómos que funcionen en todos los casos, más bien la idea es ofrecer sugerencias y pistas que iluminen la práctica concreta. También tenemos la intención de compartir experiencias que en distintos lugares de nuestra geografía se están realizando y que creemos que pueden ser interesantes para el trabajo vocacional. Compartiremos algunas experiencias que creemos que pueden ser significativas a nivel vocacional.
 

  1. Don Bosco y las vocaciones

Sin más, comenzamos este primer número que sale en el mes de enero presentando cómo fue el trabajo vocacional de Don Bosco, o mejor, cómo cuidó Don Bosco las vocaciones en su época para desde ahí ofrecer una serie de pistas concretas para nuestro trabajo pastoral, pensando sobre todo en los ambientes salesianos, pero desde la convicción de que muchas de estas pistas pueden ser útiles para otros grupos de Iglesia.
 
El Señor llama sin forzar al llamado
Don Bosco era consciente de que el Señor llama sin forzar al llamado. Éste permanece siempre libre para responder a la llamada o para rechazarla. Don Bosco en el libro de oración destinado a sus jóvenes indicaba que Dios ha destinado a cada uno a una condición de vida y le ha dado las gracias necesarias para llevarla a cabo. Por lo tanto en la época y en la mentalidad de Don Bosco estaba claro que cada persona se sentía en la obligación de responder a «su» llamada. Cada uno tenía que empeñarse en conseguir descubrir ese proyecto, ese sueño que el Señor tenía para él. De esta elección dependía  el futuro de cada persona concreta.
Don Bosco, desde los albores de la Congregación, seguirá los principios propuestos por San Alfonso María de Ligorio, que van en la línea anteriormente expuesta. Por lo tanto, encontrar el camino que Dios tiene para cada uno es una exigencia fundamental de la pedagogía y de la misión pastoral de Don Bosco. Encontrando el camino de cada uno, se encontrará la «propia realización personal», la «máxima felicidad», llegando así a la «salvación».
Si éste es el planteamiento que Don Bosco tenía sobre las vocaciones, ese será el modo con que se lo plantee a sus muchachos y desde ahí será desde donde se puedan entender todos sus mensajes y sus intervenciones educativo-evangelizadoras.
Otro aspecto a tener en cuenta en esta mentalidad del siglo XIX, y que Don Bosco hace suya, es que la llamada a la vida religiosa es una llamada a una «vida de perfección». Era vista como un don especial del Señor al que había que responder con generosidad y con perseverancia. La persona que recibía esta llamada no podía sino responder con prontitud a la misma. La persona que había recibido una vocación de este tipo está llamada a cuidar y conservar ese estado de vida con toda clase de detalles: oración, recogimiento, reflexión y meditación… Esto que Don Bosco vivirá en sus años de formación, lo inculcará también a sus muchachos.
Éste fue el modo en el que Don Bosco entendió la vocación y la vida religiosa. Éste será el planteamiento recogido en las Constituciones Salesianas y que los salesianos siguieron aplicando hasta el 1960, aproximadamente.
 
Las mediaciones de la Experiencia de Dios
Demos un paso, si hacemos un rápido repaso a lo que fue la vida de Don Bosco, sobre todo a su camino vocacional y a su trabajo por las vocaciones, nos daremos cuenta de algunas claves que nos pueden iluminar nuestro trabajo pastoral cotidiano.
Don Bosco, desde muy pequeño, tiene una experiencia de Dios que le va a marcar toda su vida. Tiene a su lado una persona, su madre, que le va introduciendo, con la sabiduría de las mujeres sencillas, en la vida de fe. Una vida en la que Dios está siempre presente, en los momentos buenos y en los dolorosos, por ejemplo, desde la muerte de su padre con apenas dos años.
Gran importancia tienen los sacerdotes con los que Don Bosco entrará desde muy pequeño en contacto. Descubrirá en ellos un estilo de vida a seguir, un estilo de vida que le atrae. Es un estilo de vida que ya intuye para él desde el sueño de los nueve años, siendo más o menos consciente de ello. Pero desde muy pronto se da cuenta de que quiere hacerlo con un estilo concreto, desde la cercanía y el afecto. Si son importantes los sacerdotes, también van a ser muy importantes las amistades que Don Bosco cultiva en su estancia en el seminario de Chieri. Recordemos la buena influencia de la amistad íntima y profunda con Comollo. Parece claro que Don Bosco tuvo muy claro desde su más tierna infancia que las buenas o malas amistades determinan el camino que cada uno sigue en la vida.
 
Dejase orientar
En el camino vocacional de Don Bosco, como en otros caminos, no será todo un camino de rosas. Las dudas y las dificultades estarán presentes en su proceso de maduración y decisión vocacional. Los sueños, y podríamos decir que incluso las pesadillas, atormentaron a Juan Bosco que, a pesar de las dificultades económicas, optará por el camino más complicado: entrar en el seminario en lugar de entrar en una Congregación religiosa con la seguridad que ésta le suponía.
Después de sus años de estudio le vuelven a rondar las dudas, las dificultades. Se pregunta una y otra vez cuál será su misión, en dónde deberá llevar a cabo su tarea pastoral. Una vez más su vida está marcada por la indecisión, la incertidumbre, la preocupación por responder con acierto a lo que el Señor le pide y no a sus propios intereses. Una vez más tendrá que dejarse orientar. Don Cafasso, diestro guía y director espiritual, será en más de una ocasión el que iluminará el camino tenebroso y oscuro en el que se encuentra Don Bosco.
Ya sacerdote comienza su trabajo pastoral y su preocupación por las vocaciones será constante. Don Bosco ayudará a descubrir y cultivar vocaciones para el seguimiento del Señor. Las obras educativas salesianas intentarán ayudar al niño y al joven a descubrir esa llamada que el Señor les hace.
El cuidado de las vocaciones sacerdotales y la vocación a la vida consagrada se traducen, siguiendo la tradición de Don Bosco, en el proponer una buena dirección espiritual y crear espacios en los que las semillas de vocación existentes puedan germinar.
Don Bosco, hijo de su tiempo y convencido de la importancia de construir el reino de Dios y hacer un mundo mejor, va a trabajar sin descanso a favor de las vocaciones con la intención de dar una respuesta concreta a la situación en la que se encuentra. Don Bosco busca apoyo en sacerdotes, primero y en laicos después para llevar a cabo su obra a favor de los jóvenes.
 
Ambiente educativo
En el Oratorio de Valdocco se creará un ambiente favorable en el que las vocaciones puedan cultivarse y cada quien pueda responder al proyecto que el Señor tiene para él. Serán muy importantes las «compañías», pensemos que la mayoría de los primeros salesianos surgieron de estos grupos.
Don Bosco desde los primeros años de su trabajo pastoral se preocupa por el cuidado de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Se preocupará por otras familias religiosas, como los rosminianos, barnabitas, filipenses o el Cottolengo. Acogerá en el Oratorio de Valdocco a religiosos y seminaristas para que puedan seguir su proceso de formación cuando las circunstancias en algunas diócesis no son nada halagüeñas.
Don Bosco también se ocupa de las vocaciones religiosas femeninas. Entre otras congregaciones tiene relación con las Nobles Oblatas, con las Damas del Sagrado Corazón, con las Hermanas de la Misericordia y con las Compañeras fieles de Jesús. Y dedicará sus mejores esfuerzos y algunos de sus primeros salesianos para acompañar y orientar a las Hijas de María Auxiliadora en los inicios de su Congregación.
No serán pocos los esfuerzos que Don Bosco haga para acoger en su Oratorio a seminaristas de distintas diócesis del norte de Italia, llegando incluso a hacerse cargo del seminario de Giaveno entre los años 1860-1862 y después del seminario menor de Mirabello. También podríamos hablar de su preocupación por las casas o seminarios para la formación de las vocaciones tardías. En fin, podemos decir que su objetivo era aquel de ofrecer, a aquellas personas que se sentían llamadas por el Señor, todos los medios posibles para que cada uno pudiera responder a la llamada  recibida.
En todo este trabajo pastoral a favor de las vocaciones Don Bosco se siente trabajador de la Iglesia. Su sentido de Iglesia es muy amplio y queda claro en las ideas que hemos presentado más arriba. Para Don Bosco todos los que ayuden a los jóvenes a descubrir el proyecto que Dios tiene para ellos son pocos.
 
Testamento espiritual
Podríamos acabar este sencillo y rápido recorrido en el que hemos ido entresacando algunos elementos importantes del trabajo por las vocaciones que llevó a cabo Don Bosco citando unas palabras que Don Bosco dejó escritas en su Testamento espiritual: «Recordemos que regalamos un tesoro a la Iglesia cuando procuramos una buena vocación: que esta vocación o este sacerdote vaya a la diócesis, o a las misiones o a una casa religiosa, no importa. Es siempre un gran tesoro que se regala a la Iglesia de Jesucristo».
 

  1. Algunas claves o pistas para la animación vocacional

Después de esta reflexión sobre Don Bosco y las vocaciones, conscientes de no ser exhaustivos, ofrecemos algunas pistas o claves, desde la experiencia salesiana, para la animación vocacional. Una vez más, están extraídas de la experiencia salesiana, pero pueden ser útiles para otros grupos eclesiales.
 
Don Bosco y los Ejercicios espirituales
Don Bosco fue capaz de proponer a sus muchachos Ejercicios Espirituales
Nosotros, siguiendo su estilo, podemos seguir proponiendo a los jóvenes que son más sensibles y más receptivos al tema religioso momentos de reflexión y oración. Tendremos que buscar las formas más adecuadas para ayudarles a entrar en sí mismos y descubrir el proyecto que Dios tiene para cada uno de ellos.
 
Don Bosco y el Sacramento de la reconciliación
Don Bosco fue capaz de hacer del sacramento de la reconciliación un espacio y un momento privilegiado para dirigir y para acompañar a los niños y jóvenes en su proceso de maduración en la fe.
Nosotros, siguiendo su estilo, podemos cuidar de una manera especial el sacramento de la reconciliación como espacio en el que, aquellos jóvenes que se acerquen, se sientan valorados por lo que son y encuentren en el sacerdote una persona con una fuerte experiencia de Dios y con una buena capacidad para iluminarles en su camino de discernimiento y de crecimiento en la vida y en la vida de fe.
 
Capacidad de adaptación a los jóvenes
Don Bosco fue capaz de adaptarse a cada uno de los chicos con los que se encontraban. No hizo lo mismo camino con Miguel Rua, que con Domingo Savio o con Miguel Magone. Para cada uno tuvo una frase, un gesto… que marcaría su camino.
Nosotros, siguiendo su estilo, estamos invitados a cuidar los procesos, a hacernos presentes en la vida de cada joven para acompañar lo que cada uno va viviendo siendo conscientes de que cada uno ha hecho un recorrido en su vida y tiene unas inquietudes y unas necesidades.
 
La sabiduría del día a día
Don Bosco utilizó, con gran habilidad, los momentos del día a día para orientar e iluminar el camino de los jóvenes. Las buenas noches o las palabras al oído fueron dos «técnicas» muy utilizadas por él.
Nosotros, siguiendo su estilo, podemos aprovechar cualquier momento para dirigir una buena palabra a un muchacho o muchacha concreto. Estamos invitados a aprovechar todos los momentos en los que tenemos que hablar a los jóvenes para ser especialmente cuidadosos en los mensajes que lanzamos. Aprovechemos estas ocasiones siendo propositivos e invitando a llevar a cabo acciones que impliquen compromiso y exijan darse a los demás. Quizás hoy sea interesante estar presentes en las distintos «espacios virtuales» en los que los jóvenes pasan parte de su tiempo. La «palabra al oído» del siglo XXI quizás pueda llegar a muchos jóvenes por facebook, tuenti…
 
Unir por el bien de la juventud
Don Bosco fue capaz de aprovechar al máximo las «fuerzas vivas» que tenía a su alrededor para trabajar a favor de los jóvenes. Todas las personas que estaban en el Oratorio tenían una función en la educación y evangelización de los jóvenes.
Nosotros, siguiendo su estilo, somos conscientes de que la educación y la evangelización son tarea en grupo o «en red», como decimos en nuestros días. Uno sólo, no puede. Tenemos que hacer todo lo posible para que en nuestras comunidades educativas, en nuestras parroquias, en todos nuestros ambientes esté presente esa conciencia de formar parte todos de la misma Iglesia de Jesucristo.
 
Sabiduría de proponer grandes metas
Don Bosco fue capaz de proponer a los jóvenes que veía con mejores aptitudes que se implicasen y comprometiesen en tareas de animación a favor de los más pequeños, que se comprometiesen en tareas de «voluntariado», como diríamos hoy.
Nosotros, siguiendo su estilo, estamos invitados a seguir proponiendo a los jóvenes y probablemente también a los niños, experiencias de servicio, de gratuidad… Será desde aquí desde donde surjan personas que se quieran entregar con más radicalidad a los otros.
 
Don Bosco estudió, trabajó… por los jóvenes
Don Bosco estudió para sus muchachos, trabajó por ellos, pateó las calles de Turín pidiendo para ellos, en definitiva, optó por ellos dejando atrás otras opciones más interesantes que se le presentaron en su vida. Fue un testigo “del amor de Dios hacia los jóvenes”.
Nosotros, siguiendo su estilo, podemos sentirnos invitados a vivir una vida profundamente enraizada en Dios para desde ahí ofrecer a los jóvenes: tiempo y energías, propuestas y actividades formativas y educativas, momentos de celebración y oración, momentos de fiesta y encuentro. Desde aquí plantearnos deberemos replantearnos nuestra pastoral. Desde aquí toda nuestra creatividad merece la pena ser derrochada. Desde aquí podremos ser testigos auténticos.
 
Rezar con los jóvenes
Don Bosco rezaba con sus muchachos. También los primeros salesianos oraban con los chicos. En alguna ocasión llegaron a criticar este modo de oración, al igual que otras muchas acciones de Don Bosco. Eran poco «dignas» de personas que habían optado por el sacerdocio o la vida religiosa.
Nosotros, siguiendo su estilo, nos sentimos invitados a rezar con los jóvenes, por difíciles que sean las circunstancias, nos sentimos invitados a ofrecer a los jóvenes momentos y espacios para la oración y la reflexión, pero momentos acompañados. No estaría mal que nuestras comunidades de religiosos siguiesen estando abiertas. No estaría mal que nosotros como religiosos participásemos en los momentos de oración que tienen nuestros niños y jóvenes.
 
Resistente a las adversidades
Don Bosco no se desesperó, no se desanimó cuando hizo propuestas y los chicos, incluso los que habían estado más cerca de él, no le siguieron.
Nosotros, siguiendo su estilo, nos sentimos llamamos a hacer propuestas explícitas de una opción por la vida religiosa o el sacerdocio a los jóvenes que están más cercanos a nosotros, que viven la espiritualidad juvenil salesiana con empeño. No nos desanimamos si hay muchos que nos dicen que no es su camino. La propuesta siempre tiene que estar ahí. Cada joven es libre para optar por un camino o por otro, pero nosotros tenemos que ofrecer posibilidades, abrir caminos, sugerir itinerarios… Habrá unos que «pasen» de nuestras propuestas, habrá otros que «decidan quedarse con Don Bosco» y lo harán de muy diversas formas.
 
Importancia del estar acompañados
De la vida y de la experiencia del mismo Don Bosco descubrimos la importancia que tiene el estar acompañados, el dejarse orientar en la vida, el saber tener personas que en los momentos de duda puedan iluminar el camino de la persona que está en proceso de búsqueda.
Nosotros, siguiendo su estilo, estamos invitados a lo largo de toda nuestra vida, como apóstoles de los jóvenes, a tener una persona que nos guíe en el camino de crecimiento a nivel humano y espiritual y, por lo tanto, nos sentiremos obligados a invitar a los jóvenes a que tengan a su lado personas que les orienten y que les guíen.
 
Miembro activo de la Iglesia universal
Don Bosco no se preocupó solamente por las vocaciones a la vida salesiana. Se sentía miembro activo y parte viva de la Iglesia universal.
Nosotros, siguiendo su estilo, no podemos encerrarnos en nuestras casas o con «nuestros jóvenes», quizás, hoy más que nunca ,es necesario mostrar al mundo entero nuestro sentido de comunión y de apertura. Si educamos para que cada uno descubra su proyecto, será más fácil hacerlo en compañía de otros. En la Iglesia todos tenemos cabida, puede ser positivo que nos involucremos en las actividades pastorales y vocacionales que se realizan a nivel diocesano o intercongregacional aportando nuestra identidad y nuestra riqueza carismática. En tiempos de crisis probablemente lo más sensato es aunar esfuerzos y unificar fuerzas.
 
Ambiente educativo propicio
Don Bosco supo crear en el Oratorio de Valdocco un ambiente propicio para el cuidado de las vocaciones, un ambiente en el que florecieron grandes santos.
Nosotros, siguiendo su estilo, estamos invitados a crear en nuestras obras ambientes en los que la cultura vocacional tenga cabida, en los que no suene extraño el poder optar por un estado de vida u otro. Para esto solemos llevar a cabo muchas actividades, desde la presentación de figuras significativas de santos y santas, hasta campañas vocacionales… Todo con el objetivo de crear un clima favorable a las propuestas vocacionales. Todo lo que hagamos en este sentido será poco.
 
Favorecer la vida de los grupos
Don Bosco supo proponer y acompañar a los jóvenes del Oratorio grupos de oración, de reflexión, de búsqueda para profundizar en su vida cristiana. De ahí surgieron grandes personalidades que marcaron el comienzo de la Congragación Salesiana.
Nosotros, siguiendo su estilo, nos sentimos llamados a seguir ofreciendo a nuestros jóvenes espacios, grupos formativos, de reflexión, donde compartir vida y oración. Grupos en los que se puedan compartir inquietudes, preocupaciones, en los que se puedan compartir vivencias y experiencias fuertes…
 

  1. Experiencias fuertes en clave vocacional

 
Campobosco
¡Donde nacen los sueños! ¡Vuestro sueño nos da vida! Nuestra fiesta tiene sentido. Son los títulos de los tres últimos Campoboscos. Como se puede observar en los títulos, estos encuentros invitan a «vivir la vida con sentido» o a «dar sentido a lo que vivimos», invitan a «soñar», invitan a «descubrir el sueño hecho realidad de Don Bosco y Madre Mazzarello», invitan a «ir al lugar en el que nacieron algunos sueños hace años», invitan… eso es invitan. Por lo tanto, son llamadas, «invitaciones gratuitas». El Señor nos llama, nos invita a responder a una vocación. Como toda invitación está en nosotros acceder a ella o no. Por esto, creemos que el Campobosco puede ser una experiencia fuerte a nivel vocacional.
 
¿Qué es un Campobosco?
Un Campobosco es un encuentro de jóvenes del movimiento juvenil salesiano de varios países en los que se reflexiona sobre las figuras de Don Bosco y Madre Mazzarello. Este encuentro tiene momentos de oración, de celebración, de fiesta, de reflexión, de comunicación, de grupo… Es una experiencia en la que los jóvenes pueden compartir vida con otros jóvenes de su misma edad y con jóvenes que están viviendo en unas circunstancias parecidas.
 
¿Cuándo comenzaron estos encuentros?
El primer Campobosco se celebró en Mohernando (Guadalajara) en 1981. Nació con ocasión del primer centenario de la llegada de los salesianos a España. Se pensó en él como la forma de participación de los jóvenes, especialmente de los animadores de grupos, en los acontecimientos del centenario. La experiencia del Campobosco pareció tan interesante que se estableció que cada año se organizaría a nivel inspectorial y cada dos años, a nivel estatal. El tercer Campobosco se celebró en Italia en 1986, con el objetivo de devolver a Don Bosco la visita que había hecho a Barcelona un siglo antes. Desde ese momento se decide que el Campobosco Nacional se realizaría visitando los lugares salesianos, con una periodicidad de tres años. Por lo tanto, desde hace casi tres décadas se viene realizando a nivel estatal la experiencia del Campobosco.
 
¿Por qué puede ser un momento fuerte a nivel vocacional?

  1. Porque puede ser un buen momento para escuchar el mensaje del Señor y dejar que su palabra cale en nuestro corazón. El ambiente ayuda.
  2. Porque los jóvenes van al encuentro del Señor iluminados por la experiencia de fe de Don Bosco y de María Mazzarello, para hacer una experiencia de salesianidad, recorriendo los lugares geográficos donde ellos vivieron y comenzaron sus obras educativas. Los lugares también hablan.
  3. Porque los jóvenes se pueden dejar sorprender por Dios en la contemplación de los sueños de Don Bosco y Madre Mazzarello hechos realidad, para proyectar su vida como cristianos en la sociedad en la que viven. Los sueños e hacen realidad.
  4. Porque los jóvenes pueden tener unos días tranquilos para la oración, para la interioridad y para la celebración. La necesidad de silencio es algo apremiante.
  5. Porque los jóvenes pueden tener a su lado de personas que les acompañen y les orienten en su vida cotidiana. Los jóvenes necesitan guías que caminen con ellos.
  6. Porque es una experiencia que se vive en compañía de otros muchos jóvenes con unas inquietudes semejantes. Unos animan a otros.
  7. Porque merece la pena hacer una pausa en nuestras vidas, independientemente de la edad que tengamos, para plantearnos con seriedad lo que está siendo nuestra vida y poder confrontarla con lo que fue la vida de otras personas que vivieron antes que nosotros y se plantearon seguir con radicalidad el mensaje de Jesús de Nazaret con un estilo determinado. Las pausas son necesarias para coger energías para continuar el camino.
  8. Porque hay jóvenes que en sus lugares de origen se están cuestionando su opción de vida y quieren vivir la experiencia de la fe. Ver cómo lo vivieron Don Bosco y Madre Mazzarello en sus mismos lugares puede ser un revulsivo para animarse y dar el paso definitivo a la vocación. Las opciones hay que madurarlas.
  9. Porque a lo largo de estos días hay muchas llamadas y muchas invitaciones a preguntarse qué proyecto queremos seguir en nuestras vidas. La vida nos ofrece muchas posibilidades, nosotros somos los que elegimos.

 
¿Qué habría que tener en cuenta para que fuese una experiencia rica?
Sería interesante que los participantes hubiesen participado en algún Campobosco Inspectorial, que tienen un formato más sencillo y que suelen ser de un fin de semana. Esta experiencia puede ser un buen momento para tener contacto con otros jóvenes con las mismas inquietudes, para poder un primer acercamiento a la figura de Don Bosco o Madre Mazzarello, para tener momentos de oración y reflexión, para…
Antes de participar en el Campobosco Nacional, que suele tener una duración de diez días, sería bueno tener alguna dinámica o algún encuentro de preparación. Es conveniente situar a los jóvenes que van a hacer esta experiencia. Puede ser muy interesante prepararse a distintos niveles para que la vivencias de esos días sea lo más productiva posible.
Después del Campobosco sería muy bueno tener algún momento en el que poder compartir a nivel local lo que ha supuesto la experiencia, sería bueno que algún testimonio de alguna de las personas que ha participado en el encuentro pudiese tener algún eco en alguna web o algún blog… para que las buenas experiencias llegan al mayor número posible de personas. Sería bueno que si a partir del encuentro en algún joven surge alguna inquietud vocacional se pueda acompañar convenientemente.
 
Otras propuestas
Sin tener que ir al país o el lugar donde nació un fundador o fundadora, se pueden crear itinerarios o actividades relacionadas con los momentos más importantes de la vida de un  fundador o fundadora para posibilitar que los jóvenes se puedan meter en la piel de esa persona que hizo una opción concreta por el Señor.
Si el fundador o fundador o un santo o santa ha estado en una ciudad determinada se puede hacer el recorrido que hizo esa persona destacando los momentos más significativos en su estancia en dicha ciudad.
 
 
 
Cf. F. DESRAMAUT, Spiritualità salesiana. Cento parole chive, LAS, Roma, 2001, 651-656. Término «Vocazione».
Cf. F. Jiménez, Aproximación a Don Bosco, CCS, Madrid, 1994, 159-228. En el capítulo 7 de este libro, titulado «Don Bosco y la formación de vocaciones eclesiásticas y religiosas», F. Jiménez presenta un estudio más detallado de cómo fue el trabajo de Don Bosco a favor de las vocaciones con ejemplos, textos de cartas y cifras concretas, que nosotros aquí no tomamos en consideración porque excede el límite de esta breve introducción. Puede ser una lectura interesante para quien quiera conocer algo más de este tema.