Creo en Dios con rostro de mujer

1 marzo 1998

Creo en Dios nuestra madre, creadora del cielo y de la tierra. Creo en Dios, gestor de la mujer a imagen y semejanza suya.
Creo en Dios de la vida, con rostro de mujer embarazada de nueva creación, de un nuevo cielo y una nueva tierra. Creo en Dios, Padre y Madre, portadores de ternura y de perdón, fortaleza y esperanza para todos los pobres. Creo en la palabra y fuerza de vida,
existente don Dios desde el origen mismo de la vida, pues la quiso en abundancia y plenitud.
Creemos en Dios Padre y Madre, Espíritu de vida, dador de ternura y resistencia, audacia y solidaridad. Creo en la audacia de las mujeres,
que en la historia de Israel: Judith, Esther, María, levantaron su mano para enfrentar al opresor. Creo en la mujer para quien la defensa de la vida, es el fin supremo y justificador de su lucha.
Creo en la mujer, generadora de vida, fuerza y fermento de transformación. Creo en la Iglesia de los pobres,
en su potencial de santidad, capaz de humanizar, democratizar y unificar la fe de los pueblos. Creo en Dios Padre y Madre, Espíritu de Vida, dador de ternura y resistencia,
audacia y solidaridad.

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