¿Cuánto comes?

1 marzo 2000

A fin de cuentas, comemos para sobrevivir. O, al menos, así debería ser. Por el contrario, sobre todo en los últimos decenios, se come… y se llena el estómago por motivos totalmente diversos: para suplir la carencia de afecto, para afrontar situaciones difíciles, para combatir el ansia o la depresión; y se podría alargar mucho más esa lista. Ese modo de actuar provoca consecuencias conocidas por todos: ¡estamos más llenitos! Los expertos nos advierten que comemos mal, que no tenemos una relación sana con la comida. ¿Te sucede a ti algo de eso? Descúbrelo respondiendo sinceramente al test.
 
1           Prefieres comer:
C       Solo.
A        Con la familia.
B        Con los amigos.
 
2       No consigues resistirte ante:
B        Un plato de pasta condimentado como a ti te gusta.
C       Un dulce.
A        Una fruta o verdura del tiempo.
 
3       Las patatas fritas:
B        Son deliciosas, ¡una pasada!
A        No te gustan demasiado.
C       Las acompañas siempre con mayonesa y ketchup.
 
4       Debes afrontar una situación difícil:
C       Algo te impulsa a comer más de lo normal.
A        Te quedas sin apetito.
B        Tomas algún dulce.
 
5       En una fiesta tomas del buffet:
C       Todo lo que consigues meter en el plato.
B        Un poco de todo.
A        Sólo lo que te gusta.
 
6          ¿Cuántas veces al día abres el frigorífico?
B        Una o dos veces, a lo sumo.
C       A todas horas.
A        Sólo a la hora de las comidas.
 
7       Estás invitado y te ofrecen pastelitos:
C       Los aceptas con gusto.
B        Los rechazas, pero te habría gustado probarlos.
A        Los rechazas, dando gracias.
 
8       ¿Has seguido alguna vez un régimen?
C       Sí, pero no has conseguido terminarlo.
B          Consideras que no te hace falta.
A        Lo haces de cuando en cuando para estar en forma.
 
9       Cuando te miras al espejo te encuentras:
A        En gran forma.
C       Rellenito.
B        Depende del humor que tengas.
 
10     A un local de comida rápida («McDonalds», etc.):
C       Vas con frecuencia.
A        No entrarías, aunque te lo pagaran.
B        Vas alguna vez, cuando sales con los amigos.
 
11     Por la tarde tomas la merienda:
C       Siempre, no puede faltar para continuar en forma.
A        Nunca, no tomas nada fuera de las comidas.
B        Depende del tiempo que tengas.

 Corrección e Interpretación

 

Mayoría de C: ¡Slimer!   

            ¿Recuerdas quién es Slimer? Es el ectoplasma verde de la película Ghostbuster, que come, sin parar, todo lo que es comestible. O sea, cuando te dejas vencer por la gula te comportas, más o menos, como él. Comes para distraerte, para afrontar mejor algunas situaciones, para alejar una insatisfacción y hasta para ocupar el tiempo, cuando no tienes nada que hacer. ¿Y cómo te sientes después? ¿Solucionas algo llenando el estómago? Sí, eso te permite seguir pasando y matar el tiempo. La dieta la debe organizar tu cabeza, convenciéndose de que comer te hace bien, pero que hacerlo de modo exagerado te perjudica y no soluciona nada.
 

           Mayoría de B: El gusto en su punto justo

          Cuando estás en la mesa no desprecias ni el probar los platos ni el gustarlos…, ¡todo lo contrario! Sin embargo, más que goloso, eres un aficionado a la buena cocina. Aunque, a veces, cedes y abusas de la comida para superar cambios de humor. Sabes que después no te encontrarás mejor, pero no hallas una alternativa mejor a una ración de pizza, a un bocadillo, a un dulce. Pon a prueba tu voluntad y, en vez de abrir el frigo, piensa en la causa que te provoca dificultad.
 

           Mayoría de A: Comer para vivir, no vivir para comer

          Este es, en resumen, tu lema. Evidentemente, la buena mesa y el alimento en general no te atraen. Comes, ciertamente, pero sólo lo que es suficiente. Más aún, si debieras escoger entre un trozo de tarta con varias capas de crema y nata y una manzana, elegirías… la manzana. ¡Y haces bien! Eres el orgullo de los especialistas en dietética. Sabes que comiendo desordenadamente no se resuelve ningún problema existencial, pero no digas que no tienes ningún plato preferido que nadie te impediría probar. Eso no se lo creería nadie.
 

Mª T. BROT, Dimensioni Nuove (Noviembre, 1999), 60.

 

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