- ¡Buenos días, amigo! Podía empezar diciendo: ¡Hoy va a ser un gran día! o ¡Hoy voy a vivir como si fuera mi último día!… Pues no, ni una cosa ni la otra… Simplemente hoy va a ser otro día… eso sí, hoy, si tú quieres, vas a descubrir algo muy especial que Dios tiene preparado especialmente para ti… ¿Te apuntas?
- Empieza estirándote a tus anchas… Bueno, más que estirándote, sacudiéndote… Sí, como me oyes, como si tu cuerpo estuviera recibiendo una descarga eléctrica… A ver si de esta manera haces caer al niño que duerme en tu interior.
- ¡Eh! ¿Dónde vas? ¿A lavarte? Espera un poco. Hoy vas a comenzar el aseo quitándote las legañas del corazón… ¿Que cómo…? Pues muy facilito, renuncia a tu ego por unos minutos (“Es que se me hace tarde, la que me espera en el trabajo, este dolor no se me pasa…”). Recuerda: sólo renunciando a tu yo, dejarás espacio a tu felicidad.
- ¿Qué te estás poniendo nervioso..,? Eso es bueno, muy bueno. Nos empeñamos en tenerlo todo bajo control, en “domesticarlo” todo, incluso a Dios y, claro, nos perdemos los “encantos salvajes” de la vida.
- Tantos nervios acumulados, tanta tensión incontrolada, para qué… ¿Te acuerdas de tus años de niño? (Si realmente has hecho correctamente el primer paso, te acordarás). ¿Recuerdas el día de Reyes? ¡Cuánta ilusión, verdad!… No te preocupes, esa actitud expectante es la que tienes que incorporar a tu vida.
- ¡Hoy estás de enhorabuena! Hoy vas a recibir un hermoso regalo (hoy y todos y cada uno de los días que tú quieras). ¡Prepárate! ¿Ya?… ¡No, por Dios! Con esa cara hasta el regalo se va a asustar… ¡Eso es! Ahora mejor.
- Salta de la cama y corre a tu corazón. Dios te está esperando con un “peazo paquete.” No te comas el coco pensando cómo agradecerle el obsequio… Ya tendrás tiempo a lo largo del día.
- Dios sabe que pensar sobre el pasado o preocuparse en exceso por el futuro, nos priva del presente… Por eso hoy Dios te regala las próximas 24 horas. ¡Aprovéchalas! Y te aseguro que no tendrás tiempo para lamentarte por el ayer ni para obsesionarte por el mañana.
- Ah, se me olvidaba, al salir de casa mira a tu alrededor y verás la cantidad de regalos que Dios hoy va a seguir poniendo a tu alcance… ¿Que cómo identificarlos…? Te daré una pista: la mayoría se mueven y no vienen con envoltorio.
- En cuanto al último punto, es todo tuyo. Esta noche antes de acostarte, intenta darle forma. Pregúntate por el regalo que Dios te ha hecho… ¿Has “jugado” tanto con él que estás a punto de mandarlo al trastero?… Si es así ¡Felicidades!… Dios mañana te va a regalar otro, más grande, más bonito. Dios, si tú quieres, sólo si tú lo deseas, te sorprenderá de nuevo…
José María Escudero