- Por cada cinco minutos que uses para abrir la boca y decir lo que piensas, usa diez para abrir los oídos y escuchar lo que piensa el otro.
- Por cada cinco minutos que uses para colgarte medallas, usa diez para compartirlas con el otro.
- Por cada cinco minutos que uses para regodearte de tu felicidad, usa diez para disfrutarla con el otro.
- Por cada cinco minutos que uses para trabajar en tus objetivos,
usa diez para hacer tuyos los propósitos del otro.
- Por cada cinco minutos que uses para reclamar tus derechos,
usa diez para no olvidar tus deberes con el otro.
- Por cada cinco minutos que uses para autocompadecerte de tu problema,
usa diez para poner solución a las dificultades del otro.
- Por cada cinco minutos que uses para convencerte de que la razón la llevas tú,
dedica diez para descubrir la parte de razón que también lleva el otro.
- Por cada cinco minutos que uses para “sacar a relucir” tus talentos,
usa diez para invertirlos en el corazón del otro.
- Por cada cinco minutos que uses para cargar con tu cruz,
usa diez para arrimar hombro y corazón en las cargas del otro.
- Por cada cinco minutos que uses para hablar de Dios al otro,
usa diez para hablar del otro a Dios.
J. M. de Palazuelo