1.En el voluntariado necesitamos descubrir la complejidad de los procesos sociales. Los problemas sociales tienen la forma de una tela de araña. Precisamos una buena información.
2.El voluntariado sólo tiene sentido cuando no pierde de vista el horizonte de la emancipación; es necesario dar ternura a un enfermo terminal, o acoger a una persona que lucha contra una adicción, pero ello debe ser un paso más en la búsqueda de soluciones a las causas de la marginalidad y del sufrimiento.
3.La acción solidaria es una opción libre con una triple aspiración: la estima de sí mismo, la solidaridad con los demás y el compromiso por una sociedad justa.
4.El voluntariado no es una coartada para desmantelar los compromisos del Estado, sino más bien para reclamarlos. Si nuestra presencia voluntaria es,en algún momento, un pretexto para que la Administración se retire o reduzca sus esfuerzos, el voluntariado habrá entrado en zona de peligro.
5.La acción voluntaria es como una orquesta a la que debemos exigirle coordinación, coherencia y concentración de esfuerzos. La fragmentación no conduce a nada: en el equipo cada cual juega en su propio lugar colaborando con el resto en función de la partida.
- El voluntario ha de tener competencia humana ,y calidad técnica. La buena voluntad no basta .Si, por ignorancia o por incompetencia, hicieramos sufrir a una persona frágil, aunque fuese con la mejor intención, sólo lograríamos aumentar su impotencia y su marginalidad.
7.El voluntario ha de ganar espacios en las clases populares. No puede ser una institución que interesé sólo a las clases medias, ni a quienes les sobra el tiempo. Más bien responde al ejercicio de la ciudadanía que se responsabiliza de los asuntos que afectan a todos.
8.El voluntariado estima al profesional de la acción social y buscará siempre la complementariedad. Pero, por eso mismo, no podemos convertirnos en auxiliares ni en correa de transmisión, sino que defendemos el espacio de libertad y de acción que nos es propio.
9.En el voluntariado necesitamos hoy disciplinar nuestra acción. Las mejores iniciativas se pierden por incapacidad de someterlas a un programa, a unos objetivos, a un método, a unos plazos a una dedicación seria, a una evaluación
… La buena intención es un camino viable si hay disciplina: si no la hay, es un fracaso.
10.La, acción voluntaria requiere reciprocidad. No se orienta simplemente a la asistencia o ayuda al otro , sino al crecimiento de ambos. La estima del otro sólo exige la acogida, sino que además espera una respuesta análoga
PARA HACER
1.En el número anterior de Cuaderno joven hablábamos de los voluntarios en las secciones de «Opinión» y «Oración». Volvemos sobre ello con este decálogo que tomamos de Militante (296, febrero 1997). Aparece firmado por Esteban Tabares, aunque los puntos han sido elaborados desde la acción y la experiencia por un amplio grupo de voluntarios y voluntarias. Son sugerencias para abrir el camino. ¿Qué nos dicen?
2.El 5 de diciembre se celebra el Día Internacional del Voluntario. Puede ser una buena ocasión para difundir este decálogo y dialogar a partir de él. Habrá que recordar que el voluntariado radical y maduro recorre un itinerario que nace del altruismo, pasa por la solidaridad, asume la ciudadanía y culmina en la responsabilidad personal. La raíz originaria del compromiso a favor de los demás es el altruismo (laico o religioso) que pone en acción el hondo sentimiento de la compasión (padecer con el otro, sentir con él, quedar afectado). ¿Cómo andamos en todo esto?